jueves, 31 de marzo de 2011

No hay negocio como el de la guerra

Asia Times Online

Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens

Mentira, hipocresía y programas secretos. De eso no habló el presidente de EE.UU., Barack Obama, cuando explicó su doctrina libia a EE.UU. y al mundo. La mente se aturde con tantos agujeros negros que engullen esta espléndida guerrita que no es una guerra (una “acción militar, limitada en el tiempo, limitada en su alcance”, según la Casa Blanca), combinada con la incapacidad del pensamiento progresista de condenar, al mismo tiempo, la inclemencia del régimen de Gadafi y los bombardeos “humanitarios” anglo-franceses-estadounidenses. 
 
La Resolución 1973 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas ha funcionado como un caballo de Troya, al permitir que el consorcio anglo-francés-estadounidense –y la OTAN– se convirtieran en la fuerza aérea de la ONU en apoyo a un levantamiento armado. Aparte de no tener nada que ver con la protección de civiles, esta acción es absolutamente ilegal según el derecho internacional. La fase final incorporada, como ya lo saben incluso niños africanos desnutridos, pero que nunca ha sido reconocida, es el cambio de régimen.

El teniente general Charles Bouchard de Canadá, comandante de la OTAN para Libia, podrá insistir todo lo que quiera en que la misión sólo se propone proteger civiles. Pero esos “civiles inocentes” que operan tanques y disparan Kalashnikovs como parte de un salvaje montón variopinto son en realidad soldados en una guerra civil, y el enfoque debe ser si la OTAN seguirá siendo desde ahora su fuerza aérea, siguiendo los pasos del consorcio anglo-francés-estadounidense. A propósito, la “coalición de los dispuestos” que combate contra Libia consiste únicamente en 12 de los 28 miembros de la OTAN más Qatar. No tiene absolutamente nada que ver con una “comunidad internacional”.

El veredicto final sobre la zona de exclusión aérea acordada por la ONU tendrá que esperar a la emergencia de un gobierno “rebelde” y al final de la guerra civil (si termina pronto). Entonces será posible analizar cómo se llegó a justificar el disparo de Tomahawks y los bombardeos; por qué se "protegió" a los civiles de Cirenaica mientras se atacaba a los de Trípoli con Tomahawks; qué tipo de grupo abigarrado de “rebeldes” era “salvado”; si todo el asunto fue legal para comenzar; cómo la resolución fue una cobertura para cambio de régimen; cómo el amorío entre los “revolucionarios” libios y Occidente podría terminar en un sangriento divorcio (recordad Afganistán); y qué protagonistas occidentales se pueden beneficiar inmensamente de la riqueza de una nueva Libia unificada (o balcanizada).

Por el momento por lo menos, es fácil identificar a los logreros:

El Pentágono

El jerarca del Pentágono Robert Gates dijo este fin de semana, manteniendo una cara seria, que sólo hay tres regímenes opresivos en todo Medio Oriente: Irán, Siria y Libia. El Pentágono está eliminando al eslabón débil, Libia. Los otros fueron siempre partes cruciales de la lista de eliminación de los malvados de los neoconservadores. Arabia Saudí, Yemen, Bahréin, etc., son modelos de democracia. 

En cuando a esta guerra “ahora la ves, ahora no la ves”, el Pentágono se las arregla para librarla no una vez, sino dos. Comenzó con Africom establecido bajo el gobierno de George W Bush, reforzado con Obama y rechazado por numerosos gobiernos africanos, eruditos y organizaciones de derechos humanos. Ahora la guerra pasa a la OTAN, que es esencialmente la dirección del Pentágono sobre sus acólitos europeos.

Es la primera guerra africana de Africom, realizada hasta ahora por el general Carter Ham desde su cuartel en el no tan africano Stuttgart. Africom, como lo describe Horace Campbell, profesor de estudios estadounidenses africanos y de ciencias políticas en la Universidad Syracuse, es un engaño: “fundamentalmente es una fachada para contratistas militares de EE.UU. como Dyncorp, MPRI y KBR que operan en África. Los planificadores militares estadounidenses que se benefician con la puerta giratoria de la privatización de la guerra están deleitados por la oportunidad de otorgar credibilidad a Africom bajo la fachada de la intervención en Libia.”

Los Tomahawks de Africom también alcanzan –metafóricamente– a la Unión Africana (UA) que, a diferencia de la Liga Árabe, no puede ser comprada fácilmente por Occidente. Las petromonarquías del Golfo Árabe aclamaron todas el bombardeo, pero no Egipto y Túnez. Sólo cinco países africanos no están subordinados a Africom; Libia es uno de ellos, junto con Sudán, Costa de Marfil, Eritrea y Zimbabue.

OTAN

El plan general de la OTAN es controlar el Mediterráneo como un lago de la OTAN. Desde esta “óptica” (jerga del Pentágono) el Mediterráneo es infinitamente más importante actualmente como teatro de operaciones bélicas que AfPak.

Solo tres de las 20 naciones del Mediterráneo no son miembros plenos de la OTAN o aliados de sus programas de “cooperación”: Libia, el Líbano y Siria. Que no quepa la menor duda: ahora le toca a Siria. El Líbano ya está sometido a un bloqueo de la OTAN desde 2006. Ahora también se aplica un bloqueo a Libia. EE.UU. –a través de la OTAN– está a punto de lograr la cuadratura del círculo.

Arabia Saudí

Perfecto. El rey Abdullah se libra de su eterno enemigo Gadafi. La Casa de Saud –a su abyecta menera característica– hace lo imposible por beneficiar a Occidente. La atención de la opinión pública mundial es desviada de la invasión de Bahréin por los saudíes para aplastar un movimiento de protesta pacífico pro democracia.

La Casa de Saud vendió la ficción de que “la Liga Árabe” en su conjunto votó por una zona de exclusión aérea. Es mentira: de 22 miembros, sólo hubo 11 presentes en la votación; seis son miembros del Consejo de Cooperación del Golfo (GCC), en el cual Arabia Saudí es el mandamás. La Casa de Saud sólo necesitó presionar a tres más. Siria y Argelia estaban en contra. Traducción: Sólo nueve de los 22 países árabes votaron por la zona de exclusión aérea.

Ahora Arabia Saudí incluso puede ordenar al jefe del GCC, Abdulrahman al-Attiyah, que diga con cara seria: “el sistema libio ha perdido su legitimidad”. En cuando a la “legítima” Casa de Saud y los al-Khalifa en Bahréin, alguien debiera incorporarlos al Salón de la Fama Humanitaria.

Qatar

Los anfitriones de la Copa del Mundo de Fútbol de 2022 son expertos en cerrar un negocio. Sus Mirage ayudan a bombardear Libia mientras Doha se prepara para vender el petróleo de Libia oriental. Qatar se convirtió rápidamente en la primera nación árabe en reconocer a los “rebeldes” libios como único gobierno legítimo del país sólo un día después de asegurarse el negocio de la venta del petróleo.

Los ‘rebeldes’

A pesar de todas las dignas aspiraciones democráticas del movimiento juvenil libio, sucede que el grupo de oposición más organizado es el Frente Nacional por la Salvación de Libia –financiado durante años por la Casa de Saud, la CIA y los servicios de inteligencia franceses-. El “Consejo Nacional de Transición Interino” rebelde es poco más que el buen Frente Nacional más unos pocos desertores militares. Es la elite de los “civiles inocentes” que la “coalición” está “protegiendo”.

En el momento justo, el “Consejo Nacional de Transición Interino” consiguió un nuevo ministro de Finanzas, el economista educado en EE.UU. Ali Tarhouni. Reveló que un grupo de países occidentales les dio crédito respaldado por el fondo soberano de Libia y los británicos les permitieron tener acceso a 1.100 millones de dólares de los fondos de Gadafi. Esto significa que el consorcio anglo-francés-estadounidense –y ahora la OTAN– sólo tendrán que pagar las bombas. En cuanto a timos bélicos éste es invaluable; Occidente utiliza el propio dinero de Libia para financiar a un montón de rebeldes oportunistas libios para combatir al gobierno libio. Y para colmo los estadounidenses, británicos y franceses sienten el amor por todos esos bombardeos. Los neoconservadores deben estarse pateando: ¿por qué al ex secretario adjunto de defensa de EE.UU., Paul Wolfowitz, no se le ocurrió algo semejante para Iraq 2003?

Los franceses

Oh la la, esto podría ser material para una novela de Proust. La principal pasarela de primavera en París es el desfile de modas del presidente Nicolas Sarkozy –un modelo de zona de exclusión aérea con accesorios de ataques aéreos Mirage/Rafale-. Este desfile de modas fue ideado por Nouri Mesmari, ex jefe de protocolo de Gadafi, quien desertó a Francia en octubre de 2010. El servicio secreto italiano filtró a medios noticiosos seleccionados cómo lo hizo. El papel de la DGSE, el servicio secreto francés, lo ha explicado más o menos en el sitio pagado en la web Maghreb Confidential

Esencialmente el coq au vin de la revuelta en Bengasi había estado hirviendo a fuego lento desde noviembre de 2010. Los cocineros fueron Mesmari, el coronel de la fuerza aérea Abdullah Gehani y el servicio secreto francés. A Mesmari le llamaban “el WikiLeak libio”, porque virtualmente reveló todos los secretos militares de Gadafi. Sarkozy lo adoró –furioso porque Gadafi había anulado jugosos contratos para comprar Rafales (para reemplazar sus Mirage que ahora se bombardean) y plantas francesas de energía nuclear.

Eso explica por qué Sarkozy se ha mostrado tan agresivo para presentarse como el nuevo libertador árabe, fue el primer dirigente de una potencia europea que reconoció a los “rebeldes” (para molestia de muchos en la Unión Europea) y fue el primero que bombardeó a las fuerzas de Gadafi.

Esto deja al desnudo el papel del desvergonzado filósofo y especialista del autobombo, Bernard Henri-Levy, quien ahora se vanagloria frenéticamente en los medios del mundo de que llamó a Sarkozy desde Bengasi y despertó su vena humanitaria. O Levy es un mentecato o es una conveniente guinda “intelectual” agregada al pastel de bombas prefabricado.

El terminator Sarkozy es incontenible. Acaba de advertir a todos y cada uno de los gobernantes árabes que se enfrentarán a bombardeos al estilo de Libia si reprimen a los manifestantes. Incluso dijo que “el próximo” es el de la Costa de Marfil. Exceptuando, claro está, a Bahréin y Yemen. En cuanto a EE.UU., de nuevo está apoyando un golpe militar (no funcionó con Omar “Jeque al-Tortura” Suleimán en Egipto, tal vez funcione en Libia).

Al-Qaida

Y vuelve a aparecer el tan conveniente espantajo. El consorcio anglo-francés-estadounidense –y ahora la OTAN– están (de nuevo) combatiendo junto a al-Qaida, representado por al-Qaida en el Magreb (AQM).

El dirigente rebelde libio Abdel-Hakim al-Hasidi –quien combatió junto a los talibanes en Afganistán– confirmó ampliamente a los medios italianos que reclutó personalmente a “unos 25” yihadistas del área de Derna en Libia oriental para combatir contra EE.UU. en Iraq; “ahora están en las primeras líneas en Adjabiya".

Esto después de que el presidente de Chad, Idriss Deby, subrayara que AQM había atacado arsenales militares en Cirenaica y que ahora posee bastantes misiles tierra-aire. A principios de marzo, AQM apoyó públicamente a los “rebeldes”. El fantasma de Osama bin Laden debe de estar sonriendo de oreja a oreja; una vez más consigue que el Pentágono haga su trabajo.

Los privatizadores del agua

Es posible que poca gente en Occidente sepa que Libia –junto con Egipto– se encuentra sobre el Sistema Acuífero de Piedra Arenisca de Nubia; es decir, un océano de agua fresca extremadamente valiosa. De modo que sí, esta guerra “ahora la ves ahora no la ves” es una guerra crucial por el agua. El control del acuífero es invaluable, como el “rescate” de valiosos recursos naturales de los “salvajes”.

Este Ductistán del Agua –enterrado en lo profundo del desierto a lo largo de 4.000 kilómetros– es el Gran Proyecto Fluvial Hecho por el Hombre (GMMRP) que Gadafi construyó por 25.000 millones de dólares sin pedir un solo centavo al FMI o al Banco Mundial (¡qué pésimo ejemplo para el mundo en desarrollo!). El GMMRP provee a Trípoli, Bengasi y a toda la costa libia. Los científicos calculan que la cantidad de agua es el equivalente al agua que fluye por el Nilo en 200 años.

Hay que comparar esto con las denominadas tres hermanas –Veolia (antes Vivendi), Suez Ondeo (antes Generale des Eaux) y Saur– las compañías francesas que controlan más de un 40% del mercado mundial del agua. Todos los ojos deben concentrarse imperativamente en si se bombardean estos acueductos son bombardeados. Un panorama extremadamente posible es que si lo son, los jugosos contratos “de reconstrucción” beneficiarán a Francia. Será el paso final para privatizar toda esa agua, por el momento gratuita. De la doctrina del shock a la doctrina del agua.

Bueno, ha sido sólo una breve lista de logreros. Nadie sabe quién acabará obteniendo el petróleo, y el gas natural. Mientras tanto el espectáculo (de los bombardeos) tiene que continuar. No hay negocio como el de la guerra.

Pepe Escobar es autor de “Globalistan: How the Globalized World is Dissolving into Liquid War” (Nimble Books, 2007) y “Red Zone Blues: a snapshot of Baghdad during the surge”. Su último libro es “Obama does Globalistan” (Nimble Books, 2009). Puede contactarse con él en: pepeasia@yahoo.com.

Fuente: Rebelion.org

Cazas franceses destruyen almacén de municiones y base antiaérea en Libia

Cazas franceses destruyen almacén de municiones y base antiaérea en Libia

Cazas franceses lanzaron bombas y destruyeron anoche un almacén de municiones a 30 kilómetros de Trípoli y un sistema de defensa antiaérea a 20 kilómetros de la ciudad de Sirte, comunicó hoy el Ministerio de Defensa de Francia.

En las operaciones participaron cazas Rafale y Mirage de la Fuerza Aérea y aviones de asalto embarcados Super Etendard de la Marina de Guerra de Francia, señaló Defensa.

Anteriormente, los rebeldes libios informaron que aviones franceses  asestaron golpes hoy contra el distrito de la ciudad de Ras Lanuf, del que las tropas gubernamentales desplazaron esta la mañana a los insurgentes.

El Ministerio de Defensa de Francia no ofreció ningunos comentarios al respecto. Señaló que además de realizar bombardeos cerca de Trípoli y de Sirte, la Fuerza Aérea francesa junto con la aviación de Qatar cumplía la misión de garantía de la zona de exclusión aérea sobre Libia.

Desde mediados de febrero en Libia se desarrollan protestas, cuyos participantes exigen la renuncia de Gadafi, quien lleva en el poder más de 40 años. Las manifestaciones desembocaron en choques armados entre las fuerzas gubernamentales y los rebeldes. Organizaciones internacionales informan de miles de víctimas mortales. Las autoridades libias lo niegan.

El 17 de marzo, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas aprobó una resolución que autorizaba imponer una zona de exclusión aérea sobre Libia y preveía la posibilidad de realizar una operación militar extranjera para defender a la población contra las tropas de Muamar Gadafi. La operación “Odisea del amanecer”, en que participan 13 países, incluidos Gran Bretaña, Francia, EEUU, Canadá, Bélgica, Italia, España y Dinamarca, comenzó el 19 de marzo. El  27 de marzo, la OTAN asumió oficialmente el mando de la operación militar de la coalición en Libia.

Fuente: RIA Novosti

Kadafi no se rinde y la OTAN ya estudia armar a los rebeldes

Tras un par de días sin bombardeos aéreos aliados, las tropas del dictador reconquistaron dos ciudades petroleras sobre el Mediterráneo. EEUU, Francia e Inglaterra ya discuten una ayuda militar a los insurgentes.

jueves, 31 de marzo de 2011

Kadafi no se rinde y la OTAN ya estudia armar a los rebeldes
Un grupo de insurgentes huye hacia el este de Ras Lanuf, a bordo de sus camionetas 4 x 4 artilladas. (AFP)

Fuentes: El Mundo de España y Agencia AFP

Tras pronunciarse Francia y EEUU, ahora Inglaterra -el tercer país que lidera la operación internacional contra las fuerzas de Kadafi- también dice que "no excluye" suministrar armas a los insurgentes, según afirmó ayer el premier David Cameron ante el Parlamento de su país.

"No lo excluimos, pero no hemos tomado la decisión de hacerlo", manifestó Cameron en respuesta a una pregunta sobre la posición de Londres en torno a la eventual medida.

Por su parte, el líder rebelde libio Younés Abdelghaim, blandiendo un fusil Kalashnikov y una bandera francesa, pidió: "Queremos dos cosas. Que los aviones bombardeen los tanques y la artillería pesada de Kadafi y que los aliados nos den las armas para que podamos luchar".

Sin embargo, la cuestión divide todavía a la comunidad internacional. El jefe de la diplomacia gala, Alain Juppé -que el martes se mostró dispuesto a discutir con los aliados una ayuda militar a los rebeldes- reconocía que se trata de un asunto no contemplado en la resolución 1973 de Naciones Unidas.

El martes, a su turno, el propio presidente Barak Obama afirmaba: "No hemos tomado la decisión, pero no la descartamos".

El petróleo en juego

En el terreno, ayer la coalición bombardeó posiciones de las tropas leales a Kadafi, las que, no obstante, lograron reconquistar la terminal petrolera de Ras Lanuf, obligando a los rebeldes a replegarse hacia el Este.

Poco antes de la 15 hora GMT, la coalición llevó a cabo un ataque aéreo contra las fuerzas de Kadafi al oeste de Ajdabiya. A varios kilómetros de la ciudad, una enorme bola de fuego de varias decenas de metros se elevaba hacia el cielo, seguida de una inmensa columna de humo negro. El ataque llenó de alegría a un centenar de rebeldes congregados en la puerta oeste de Ajdabiya.

Los insurgentes habían pedido con insistencia ayuda a la coalición internacional, cuya ausencia de ataques fortaleció a las fuerzas de Kadafi, que ayer por la mañana se apoderaron del puerto petrolero de Ras Lanuf y progresaban hacia Brega, a unos 80 km al oeste de Ajdabiya. Es más, según fuentes rebeldes, Brega habría caído en manos del ejército gubernamental por la tarde.

Ras Lanuf, a 370 km al oeste de Bengasi, bastión rebelde en el Este, estaba en poder de los insurgentes desde el 27 de marzo.

Más al oeste, en Misrata, las tropas leales a Kadafi llevaron a cabo ayer una ofensiva con tanques y cohetes, un día después de un ataque que, según la rebelión y un médico, se cobró 18 vidas.

Durante los dos últimos días las fuerzas del régimen lograron detener el avance rebelde en un primer momento y luego invertir la situación a su favor.

Por eso, los insurgentes pedían la reanudación de los ataques aéreos internacionales en la carretera de Sirte, ciudad natal del coronel Kadafi, interrumpidos durante dos días.

Estas operaciones aéreas lanzadas el 19 de marzo con la autorización de la ONU son esenciales para la progresión de los rebeldes, mal equipados con relación a las fuerzas de Kadafi.

Un portavoz de los rebeldes libios negó categóricamente que haya miembros de Al Qaeda en sus filas. "No tenemos a esta organización en Libia porque su cultura es diferente a la nuestra", declaró el coronel Ahmad Bani a la prensa en Bengasi

El jefe militar de la OTAN afirmó, no obstante, el martes que la Alianza detectó "señales" de la posible presencia de militantes de Al Qaeda o del movimiento chiita libanés Hezbolá entre los rebeldes.

En el poder desde hace 42 años, Kadafi se enfrenta a un movimiento de revuelta desde el 15 de febrero, al que acusa de actuar por cuenta de Al Qaeda, y se niega a dimitir. 

Dimitió el canciller libio

AFP

Apenas llegado sorpresivamente a la capital británica, el ministro de Relaciones Exteriores libio, Musa Kusa, anunció su dimisión. Musa Kusa había partido ayer por la tarde desde Túnez con rumbo a Europa, tras una corta y misteriosa visita de 48 horas al primer país, presentada oficialmente como "privada", según la agencia oficial tunecina TAP.

Musa Kusa, acompañado de Abdelati Laabidi, viceministro de Asuntos Europeos, entró el lunes en Túnez por carretera, a través del puesto fronterizo de Ras Jadir. A partir de ahí se perdió su rastro. Inicialmente se creyó que el ministro estaba en Túnez, pero la agencia oficial tunecina anunció que pasó dos días en un hotel de Djerba, y que partió a Londres, sin especificar el motivo de su visita. Una fuente del ministerio tunecino de Relaciones Exteriores había asegurado el lunes que el canciller libio no tendría "ningún contacto con el gobierno provisional tunecino".
Jefe de los servicios de inteligencia desde 1994, Musa Kusa, de 59 años, era el hombre fuerte de los comités revolucionarios, espina dorsal del régimen libio, y uno de los hombres de confianza de Kadafi. 

Uganda le ofrece asilo

Por Godfrey Olukya - Especial de la Agencia AP

La lista de países, incluidos Venezuela y Nicaragua, donde se ha mencionado que Kadafi podría pasar un exilio tranquilo, es ahora mucho menor que hace años, debido a las sanciones económicas de varias naciones y un posible juicio en la Corte Penal Internacional.

El depuesto dictador de Uganda, Idi Amín, encontró primero refugio en Libia y finalmente en Arabia Saudí en 1980, donde vivió en una villa propia con compañía femenina, comida y bebida.
Ese tipo de buena vida pudiera no ser para Kadafi.

En un giro del destino, Uganda anunció ayer que aceptaría al gobernante libio, y se convirtió en el primer país que pública y voluntariamente le ofrece refugio.

Otras naciones en la lista de posibles puntos de llegada son las africanas Chad, Mali, Níger, Eritrea y Sudán.

El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, quien tiene una larga amistad con Kadafi y ha propuesto una mediación en el conflicto, dijo ayer que habló recientemente con el líder libio y que éste no desea buscar refugio en un tercer país.

Cuba y Nicaragua han expresado abierto apoyo a Kadafi. Debido a que el líder libio tiene un ego enorme, sería más posible que vaya a uno de esos países en lugar de una nación africana más pequeña como Eritrea.

Uganda también podría aceptar a Kadafi debido a que el presidente Yoweri Museveni pertenece, al igual que el libio, a la vieja guardia de líderes africanos. Museveni ha estado en el poder durante 25 años, aunque ganó la reelección en febrero, en señal de genuino apoyo. 

Fuente: Los Andes Online
31 de Marzo de 2011
 
Empresa de YPF construirá buques y plataformas offshore
El acuerdo, firmado entre Odebrecht, AESA (propiedad de YPF) y Tandanor, prevé la construcción de los primeros buques para la producción flotante, almacenamiento y descarga de hidrocarburos y plataformas de exploración y producción de hidrocarburos en la Argentina. La inversión inicial es de U$S50 millones.
 
por Infobae.com
 

  El acuerdo prevé la construcción de buques para la producción flotante, almacenamiento y descarga de hidrocarburos.
 

Odebrecht, AESA (propiedad de YPF) y Tandanor rubricaron un convenio para la construcción de los primeros buques y plataformas de exploración y producción de hidrocarburos en la Argentina. La inversión inicial es de U$S50 millones.

El acuerdo prevé la construcción de buques para la producción flotante, almacenamiento y descarga de hidrocarburos (unidades  FPSO–floating, production, storage and offloading) y de plataformas de exploración y producción de petróleo en altamar con una inversión inicial total que alcanzará los 50 millones de dólares.

Esta se destinada básicamente a la adecuación de instalaciones del astillero para este tipo de embarcaciones de gran envergadura.

Este emprendimiento conjunto generará fuentes laborales para aproximadamente 800 personas en forma directa y otras 2000 en forma indirecta, entre proveedores y contratistas.

La firma del acuerdo se realizó en la Ciudad de Buenos Aires y participaron del encuentro el ministro de Defensa, Arturo Puricelli; la ministra de Seguridad, Nilda Garré, el CEO de YPF, Sebastián Eskenazi, y las autoridades de las tres empresas: Flavio Faria, de Odebrecht; Pablo Fernitz de AESA y Mario Nallib Fadel de Tandanor.

También estuvieron presentes otras autoridades de YPF, AESA, Tandanor y Odebrecht.

Trayectoria de las compañías

La experiencia de Odebrecht en la construcción de este tipo de unidades permitirá asegurar la implementación de los máximos estándares de ingeniería y construcción, asegurando la seguridad, calidad y plazos de entrega que demanda la industria del petróleo offshore a nivel internacional.

AESA, una empresa de YPF, gerenciará la fabricación y montaje de los equipos y módulos de proceso que requieren los FPSOs y plataformas de última generación.

El astillero Tandanor, uno de los mayores en Sudamérica, aportará las amplias y modernas instalaciones que posee en el Complejo Industrial Naval Argentino (CINAR), en el puerto de Buenos Aires, y la experiencia de sus ingenieros navales en la construcción de distintos tipos de embarcaciones.

Las grandes cuencas de hidrocarburos descubiertas en los últimos años en aguas profundas de Sudamérica han generado una demanda de instalaciones offshore que exceden las posibilidades actuales del mercado.

Se asegura que "la sinergia de tres empresas líderes del Mercosur contribuirá a satisfacer esa creciente demanda y dará solución a las urgentes necesidades de la industria petrolera offshore de la región con los más altos estándares de calidad, seguridad y eficiencia".

Fuente: MDZ Online

Yemen: una multitud contra el gobierno

Las protestas ocurrieron en Saná, la capital, así como en otras ciudades.

jueves, 31 de marzo de 2011

Yemen: una multitud contra el gobierno
Miles de yemeníes salieron a las calles de varias ciudades para exigir la renuncia del presidente. (AFP)

AP

Cientos de miles de yemeníes salieron ayer a las calles de varias ciudades para exigir la renuncia del presidente y denunciar la participación del gobierno en una reciente explosión en una fábrica de municiones en el sur del país, que dejó un centenar de muertos.

Las protestas ocurrieron en Saná, la capital, así como en otras ciudades. Los grupos opositores acusaron al presidente Alí Abdalá Salé de colaborar con milicianos de Al Qaeda al retirar al ejército de la fábrica y permitir la ocupación de la zona por la red terrorista.

"Sin esta retirada organizada y el caos planificado por el régimen, la masacre en la fábrica no hubiera sucedido", dijeron en un comunicado.

Salé ha cooperado estrechamente con EEUU en la batalla contra la rama yemení de Al Qaeda, que utilizó zonas del país no controladas por el gobierno para lanzar ataques, incluido el intento fallido de derribar un avión de pasajeros que se dirigía a Detroit. Sin embargo, el presidente también enfrenta rebeliones regionales en el norte y el sur y la oposición lo acusa de aprovechar el miedo occidental a un surgimiento de Al Qaeda en caso de producirse su derrocamiento.

Yusef Said dirigente del gobernante Partido del Congreso y profesor de la Universidad de Adén, rechazó esas acusaciones, que calificó de "falsas y producto de las maniobras políticas de la oposición".

El control del estado disminuyó bruscamente este mes ante las manifestaciones multitudinarias en las grandes ciudades. En muchas poblaciones los manifestantes expulsaron a la policía y el ejército y crearon milicias de autodefensa.

Los manifestantes culpan al presidente por el desgobierno y la represión y dicen que no cederán hasta que renuncie. 

Fuente: Los Andes Online
31 de Marzo de 2011
 
Secuestraron armas largas a un diplomático estadounidense en un auto oficial
En un operativo de rutina, dos agentes de la Policía de Seguridad Aeroporturia de San Fernando encontraron el armamento en el asiento trasero del vehículo. El conductor es un presunto mecánico de aviones de la sede diplomática.
 
por Tiempo Argentino
 

  La noticia fue dada a conocer hoy por el diario Tiempo Argentino.
 

La noticia se conoció hoy, pero el miércoles 23 de marzo, la Policía de Seguridad Aeroportuaria secuestró de un auto con patente diplomática de los Estados Unidos dos fusiles (uno sin declarar) durante un chequeo de rutina realizado en uno de los ingresos del Aeropuerto Internacional de San Fernando. La historia comenzó cuando dos agentes de la PSA intentaron identificar al conductor de un BMW que se negó a abrir el baúl del vehículo.

Matthew Steven Hankins intentó evitar que los uniformados revisaran el auto amparado en su supuesta inmunidad diplomática, aunque argumentó que había olvidado en su casa la documentación que acreditaba ese beneficio. Sin embargo, los policías aeronáuticos advirtieron dos fundas de tela similares a las que se utilizan para guardar rifles o armas largas. “Son dos fusiles, vengo de cazar”, intentó explicar el ciudadano estadounidense con el pasaporte en la mano y un “español precario”, según consta en el informe de la PSA. Sin embargo, los policías no pudieron determinar en ese momento que el hombre contara con la inmunidad otorgada a los representantes extranjeros.

Los oficiales Giayetto y Orrico sabían que luego del intento frustrado de ingresar equipos de inteligencia y armas en el Aeropuerto de Ezeiza, el asunto debía manejarse con suma cautela. Entonces, se comunicaron por radio con el jefe de turno y esperaron nuevas órdenes. Los rayos X demostraron que las fundas tenían en su interior dos armas largas con mira telescópica. Un simple operativo de control de ingreso y egreso al aeropuerto se había transformado en un posible conflicto diplomático. La documentación de las armas no estaba.

Cerca de las 16:40, el secretario del juzgado Federal en lo Criminal y Correccional a cargo de Conrado Bergesio llegó al aeropuerto y ordenó que se tomen fotografías del BMW patente PA-6837 y de las armas. Además, se pidió informes al Registro Nacional de Armas de Fuego (RENAR) sobre los fusiles Browning calibre 325 y Tikka T3 calibre 300 secuestrados junto a dos cargadores y unas 30 balas.

Pero el incidente no pasó a mayores. El secretario del juzgado ordenó que se permitiera el ingreso y egreso de Hankins al aeropuerto de San Fernando. Sin embargo, quedó abierta una causa por violación del artículo 189 bis del Código Penal que prohíbe la tenencia de armas de fuego sin la documentación y los permisos necesarios. El delito de portación sin autorización está penado con prisión de uno a cuatro años. Un dato que llamó la atención fue que el secretario del juzgado de Bergesio, Fernando Goldaracena, no ordenara sacarle una fotografía al presunto mecánico de aviones (el acta de la PSA afirma que ese es su trabajo) que andaba felizmente con dos fusiles de caza mayor sin la documentación reglamentaria. Tal vez, la patente diplomática del BMW le brindaba la sensación de seguridad e impunidad. La realidad es que ni la PSA ni el juzgado cuentan con una imagen de la cara del empleado de la embajada.

Pero pasadas las 19 del miércoles, el teléfono de la delegación de San Fernando de la Policía de Seguridad Aeroporturia sonó. Del otro lado de la línea, un hombre se identificó como el teniente coronel Guy, de la embajada de los Estados Unidos y solicitó información sobre el altercado. El llamado se repitió con el secretario del juzgado de Bergesio. Si bien las armas fueron entregadas al juzgado y la causa sigue abierta, el magistrado dispuso que se devolvieran los fusiles a Hankins.

Según consta en los registros de la Dirección Nacional de Migraciones, el presunto mecánico de aeronaves ingresó al país el 20 de marzo de 2010 en un vuelo de Delta Airlines proveniente de Japón con pasaporte de los Estados Unidos. El acta de la PSA afirma que se hospedaría en el Alvear Palace Hotel del barrio porteño de Recoleta.

Fuentes de Cancillería confiaron a Tiempo Argentino que “la embajada no informó sobre el incidente”, sin embargo, siguen el tema con atención.

El artículo 125 del decreto reglamentario de la Ley Nacional de Armas y Explosivos ordena que el transporte “deberá efectuarse siempre por separado de sus municiones y dentro de la mayor reserva”. La norma dispone además que debe disimularse “la naturaleza” de la carga. Sin embargo, los dos fusiles fueron encontrados en el asiento trasero del vehículo, a la vista y las municiones no estaban separadas.

Las sospechas de que los Estados Unidos ingresan armas y equipos de inteligencia de manera ilegal a la Argentina se confirmaron el pasado 10 de febrero cuando un enorme avión C-17 Globemaster III llegó al país con una “carga sensible” destinada a un curso de entrenamiento táctico. Pero los containers no sólo traían las toneladas de equipamiento declarado. Por orden de la presidenta Cristina Fernández, el propio canciller, Héctor Timerman, participó del operativo junto al secretario de Transportes de la Nación, Juan Pablo Schiavi. La noticia cayó como un baldazo de agua fría en los Estados Unidos. Nunca habían pensado que un país se atreviera a revisar los aviones que vuelan por los cielos del mundo casi sin controles y secuestrar su carga.

Fuente: MDZ Online

miércoles, 30 de marzo de 2011

Un comandante de la CIA para los rebeldes libios

WSWS

Traducción para Rebelión de Loles Oliván


El Consejo Nacional libio, el grupo con sede en Bengasi que habla en nombre de las fuerzas rebeldes que combaten al régimen de Gadafi, ha nombrado en la dirección de sus operaciones militares a un antiguo colaborador de la CIA. La elección de Hifter Jalifa, ex coronel del ejército libio, la dio a conocer McClatchy Newspapers el pasado jueves; el nuevo jefe militar fue entrevistado por un corresponsal de ABC News en la noche del domingo. 
  La llegada de Hifter a Bengasi fue recogida por primera vez por Al-Yazira el 14 de marzo; seguidamente, el virulento y belicista tabloide británico Daily Mail, le hizo un retrato halagador el 19 de marzo. El Daily Mail describía a Hifter como una de las “dos estrellas militares de la revolución”, que “ha regresado recientemente del exilio en Estados Unidos para prestar a las fuerzas rebeldes cierta coherencia táctica”. El periódico no se refería a sus conexiones con la CIA.
 
McClatchy Newspapers publicó un perfil de Hifter el domingo. Titulado “El nuevo líder rebelde pasó la mayor parte de los últimos 20 años en los suburbios de Virginia”, el artículo señala que fue comandante del régimen de Gadafi hasta “una desastrosa aventura militar en Chad a finales de 1980”.

Hifter se pasó entonces a la oposición anti-Gadafi y con el tiempo emigró a Estados Unidos donde vivía hasta hace dos semanas, cuando regresó a Libia para tomar el mando en Bengasi.

El perfil de McClatchy concluía: “Desde que llegó a Estados Unidos en la década de 1990, Hifter vivía en los suburbios de Virginia, a las afueras de Washington, DC”. Citaba a un amigo que afirmaba no saber qué hacía Hifter para mantenerse y que se ocupaba en ayudar a su numerosa familia”.

Para los que sepan leer entre líneas, este perfil es una indicación apenas disimulada del papel de Hifter como agente de la CIA. ¿Cómo, si no, un alto ex comandante militar libio entraría en Estados Unidos en la década de 1990, pocos años después del atentado de Lockerbie, para instalarse después cerca de la capital de Estados Unidos, si no fuera con el permiso y la ayuda activa de los organismos de inteligencia estadounidenses? De hecho, Hifter ha vivido en Vienna, Virginia, a unas cinco millas de la sede de la CIA en Langley, durante dos décadas.

La agencia estaba muy familiarizada con el trabajo político y militar de Hifter. Un informe del Washington Post de 26 de marzo de 1996, describe una rebelión armada contra Gadafi en Libia y utiliza una variante ortográfica de su nombre. El artículo cita testigos de la rebelión que informan que “su líder es el coronel Haftar Jalifa, de un grupo al estilo de la contra basado en Estados Unidos denominado Ejército Nacional Libio”.

La comparación se refiere a las fuerzas terroristas de la contra financiadas y armadas por el gobierno de Estados Unidos en la década de 1980 contra el gobierno sandinista en Nicaragua. El escándalo Irán-Contra, que sacudió a la administración Reagan en 1986-87, consistió en la exposición pública de la venta ilegal de armas de Estados Unidos a Irán con cuyos los ingresos se financió a la contra desafiando una prohibición del Congreso. Los demócratas del Congreso cubrieron el escándalo y rechazaron la petición de un juicio político a Reagan por patrocinar actividades flagrantemente ilegales de una camarilla de ex agentes de inteligencia y asistentes de la Casa Blanca.

Un libro de 2001, Manipulations africaines, publicado por Le Monde Diplomatique, remonta más atrás incluso la conexión de la CIA, a 1987, informando que Hifter, entonces un coronel del ejército de Gadafi, fue capturado cuando combatía en Chad en una rebelión respaldada por Libia contra el gobierno de Hissène Habré, apoyado por Estados Unidos. Él desertó al Frente de Salvación Nacional Libio (LNSF, en sus siglas en inglés), el principal grupo de oposición a Gadafi, que contaba con el respaldo de la CIA estadounidense. Organizó su propia milicia que operaba en el Chad hasta que Habré fue derrocado por un rival apoyado por Francia, Idriss Déby, en 1990.

Según este libro, “la fuerza de Haftar, creada y financiada por la CIA en el Chad, se desvaneció en el aire con la ayuda de la CIA poco después de que el gobierno fuera derrocado por Idriss Déby”. El libro también cita un informe del Servicio de Investigación del Congreso del 19 de diciembre de 1996 según el cual el gobierno de Estados Unidos prestaba ayuda financiera y militar a la LNSF y un número de miembros LNSF fueron trasladados a Estados Unidos.

Esta información está disponible para cualquiera que haga una búsqueda, incluso superficial, en Internet; sin embargo, no ha sido mencionada por los medios de comunicación controlados por las corporaciones de Estados Unidos, excepto en el envío de McClatchy que evita cualquier referencia a la CIA. Ninguna de las cadenas de televisión ocupadas en alabar a los “luchadores por la libertad” del este de Libia, se ha molestado en informar de que estas fuerzas están ahora al mando de un antiguo colaborador de los servicios de inteligencia de Estados Unidos.

Tampoco los liberales ni la “izquierda” entusiasta de la intervención de Estados Unidos y Europa lo han señalado. Están demasiado ocupados aclamando a la administración Obama por su multilateralismo y por su posición “consultiva” sobre la guerra, supuestamente tan diferente del enfoque unilateral y “vaquero” de la administración Bush en Iraq. Que el resultado sea el mismo —muerte y destrucción lloviendo sobre la población, la soberanía y la independencia de un país ex colonial pisoteadas— no significa nada para esos apologistas del imperialismo.

El papel de Hifter, acertadamente descrito hace 15 años como el líder de un “grupo al estilo de la contra”, demuestra las verdaderas fuerzas de clase que están operando en la tragedia libia. Cualquiera que fuera la genuina oposición popular que se expresó en la rebelión inicial contra la dictadura corrupta de Gadafi, esa rebelión ha sido secuestrada por el imperialismo.

La intervención estadounidense y europea en Libia no está dirigida a llevar la “democracia” y la “libertad” sino a instalar en el poder títeres de la CIA que gobernarán tan brutalmente como Gadafi, al mismo tiempo que permitirán a las potencias imperialistas saquear los recursos de petróleo del país y usar Libia como base de operaciones contra las revueltas populares radicales del Oriente Próximo y de África del Norte.

http://www.wsws.org/articles/2011/mar2011/pers-m28.shtml

Fuente: Rebelion.org
Acción secreta
Francia estaba preparando el derrocamiento de Kadhafi desde noviembre
por Franco Bechis*

Según el periodista de la derecha liberal italiana Franco Bechis, los servicios secretos franceses prepararon la revuelta de Benghazi desde noviembre de 2010. Como señala Miguel Martinez en el sitio web progresista ComeDonChisciotte, estas revelaciones, alentadas por los servicios secretos italianos, deben interpretarse como una muestra de rivalidad en el seno del capitalismo europeo. La Red Voltaire precisa que París rápidamente asoció Londres a su proyecto de derrocamiento del coronel Kadhafi (fuerza expedicionaria franco-británica). El plan fue modificado en el contexto de las revoluciones árabes y Washington tomó entonces el control del mismo imponiendo sus propios objetivos (contrarrevolución en el mundo árabe y desembarco del AfriCom en el continente negro). La actual coalición es por lo tanto el resultado de ambiciones diversas, lo cual explica sus contradicciones internas.

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Primera etapa del viaje, 20 de octubre de 2010, Túnez. Allí descendió de un avión de Libyan Airlines, con toda su familia, Nuri Mesmari, el jefe de protocolo de la corte del coronel Muamar el-Kadhafi. Se trata de uno de los grandes loros del régimen libio y ha estado desde siempre junto al coronel.

Era el único, junto con el ministro de Relaciones Extranjeras Mussa Kussa, que tenía acceso directo a la residencia de Kadhafi sin tener que tocar la puerta antes de entrar. Era el único con derecho a pasar el umbral de la suite 204 del viejo círculo oficial de Benghazi donde el coronel libio recibió con todos los honores al primer ministro italiano Silvio Berlusconi durante la visita oficial a Libia.

La visita de Mesmari a Túnez no dura más que unas horas. No se sabe con quién se reúne en la capital, donde ya se percibe el murmullo de revuelta contra Bel Ali. Hoy se sabe con certeza que durante esa estancia Mesmari establece los contactos para lo que va a convertirse, a mediados de febrero, en la rebelión de la región de Cirenaica. Y prepara la estocada contra Kadhafi buscando y obteniendo alianzas en dos frentes. El primero es el de la disidencia tunecina. El segundo es el de la Francia de Nicolas Sarkozy. Dos alianzas que establece con éxito.

Así lo demuestran documentos de la DGSE, el servicio secreto francés, y una serie de noticias sensacionales que circularon en los medios diplomáticos franceses a partir del boletín confidencial Maghreb Confidential (del cual existe una versión sintetizada y accesible mediante pago).

Mesmari llega a París al día siguiente, el 21 de octubre. Ya no se moverá de allí. En Libia, Mesmari no había ocultado su viaje a Francia ya que llevaba con él a toda su familia. La versión es que va a París para someterse a un tratamiento médico y probablemente a una intervención quirúrgica. Pero jamás verá a ningún médico. En cambio, si verá, y todos los días, a varios funcionarios de los servicios secretos franceses.

La reunión

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El antiguo camarada de Kadhafi, Nuri Masud El-Mesmari, desertó el 21 de octubre de 2010. Se encuentra actualmente bajo la protección de los servicios secretos franceses.
Está comprobado que estrechos colaboradores del presidente francés fueron vistos a principios de noviembre mientras entraban en el hotel Concorde Lafayette de París, donde reside Mesmari. El 16 de noviembre, una hilera de autos azules se mantiene ante el hotel. Una larga y concurrida reunión tiene lugar en la suite de Mesmari. Dos días después, una nutrida y extraña delegación francesa sale para Benghazi. La componen funcionarios del ministerio de Agricultura, dirigentes de France Export Céréales y de France Agrimer, dirigentes de Soufflet, de Louis Dreyfus, de Glencore, de Cani Céréales, Cargill y Conagra.

En los papeles, se trata de una delegación comercial encargada de obtener, precisamente en Benghazi, importantes pedidos libios. Pero el grupo incluye también varios militares franceses camuflados como hombres de negocios.

En Benghazi van a reunirse con un coronel de la aviación libia cuyo nombre les ha proporcionado Mesmari: Abdallah Gehani. El hombre está por encima de toda sospecha, pero el ex jefe de protocolo de Kadhafi ha revelado que Gehani está dispuesto a desertar y que tiene también buenos contactos con la disidencia tunecina.

La operación se desarrolla en el mayor secreto, pero algo se filtra y llega a oídos de los hombres más cercanos a Kadhafi. El coronel sospecha algo. El 28 de noviembre firma una orden internacional de arresto contra Mesmari. La orden llega también a Francia a través de los canales protocolares. Alarmados, los franceses deciden acatar la orden de arresto de manera formal.

Cuatro días después, el 2 de diciembre, la noticia se filtra precisamente desde París. No se dan nombres, pero se revela que la policía francesa ha arrestado a uno de los principales colaboradores de Kadhafi. Al principio, Libia se siente tranquila nuevamente. Hasta que se entera de que Mesmari está en realidad bajo arresto domiciliario en su suite del hotel Concorde Lafayette. Kadhafi empieza a molestarse.

La cólera de Kadhafi

Cuando llega la noticia de que Mesmari ha solicitado oficialmente asilo político en Francia, estalla la cólera de Kadhafi, quien ordena el retiro de pasaportes, incluso al propio ministro de Relaciones Exteriores Mussa Kussa, acusado de ser responsable de la deserción de Mesmari. Después trata de enviar a sus hombres a París, con mensajes para el traidor: «Regresa. Serás perdonado». El 16 de diciembre, es Abdallah Mansur, jefe de la televisión libia, quien trata de hacer llegar el mensaje. Los franceses lo detienen a la entrada del hotel. Otros libios llegan a París el 23 de diciembre. Son Farj Charrant, Fathi Bukhris y Alla Unes Mansuri.

Los conoceremos mejor después del 17 de febrero, porque son precisamente ellos quienes, junto a Al Hadji, dirigirán la revuelta de Benghazi contra las milicias del coronel.

Los franceses autorizan a estos tres personajes a salir a cenar con Mesmari en un elegante restaurante de los Campos Elíseos. También participan en la cena varios funcionarios de la presidencia de la República Francesa y algunos dirigentes de los servicios secretos franceses. Entre la Navidad y el Día de Año Nuevo aparece en el boletín Maghreb Confidential la noticia de que Benghazi se encuentra en ebullición –cosa que nadie sabe todavía– y también aparecen varias indiscreciones sobre ciertas ayudas logísticas y militares que parecen haber llegado a la segunda ciudad libia, ayudas provenientes precisamente de Francia. Ya está claro que Mesmari se ha convertido en un instrumento en manos de Sarkozy, quien trata de sacar a Kadhafi de Libia. El boletín confidencial sobre el norte de África comienza a filtrar los contenidos de esta colaboración.

Mesmari se gana el apodo de «Libyan Wikileak» porque revela uno tras otro los secretos de la defensa militar del coronel y cuenta todos los detalles sobre las alianzas diplomáticas y financieras del régimen, trazando incluso un verdadero mapa de la distribución de los sectores en desacuerdo y de las fuerzas que se encuentran en el terreno. A mediados de enero, Francia tiene en mano todas las llaves para tratar de derrocar al coronel. Pero se produce una filtración. El 22 de enero, el jefe de los servicios secretos en la región de Cirenaica, fiel a Kadhafi, el general Audh Saaiti, arresta al coronel de aviación Gehani, quien trabaja en secreto para los franceses desde el 18 de noviembre.

El 24 de enero, Gehani es enviado a una prisión en Trípoli, acusado de haber creado en Cirenaica una red social que elogiaba la oposición tunecina contra Ben Ali. Pero es demasiado tarde. Gehani ya tenía preparada la revuelta de Benghazi, con los franceses.
 
Franco Bechis
Uno de los directores del cotidiano italiano Libero.

Fuente: Voltairenet.org
El ataque a Libia y el derecho internacional

Al Ahram Weekly

Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens

El 19 de marzo de 2011 algunas naciones occidentales comenzaron el tercer conflicto armado internacional contra un país musulmán en la última década. Se esmeraron por afirmar que el uso de la fuerza contra Libia era legal, pero si se aplica el derecho internacional a los hechos vemos que en realidad el uso de la fuerza es ilegal. 
 
Este breve comentario evalúa el uso de la fuerza contra Libia, comenzando por la Resolución 1973 del Consejo de Seguridad de la ONU que supuestamente lo autoriza y el eventual ataque contra el pueblo de Libia.

LOS HECHOS: A diferencia de las manifestaciones no violentas en Egipto, Túnez, Bahréin, Yemen y otros sitios en el mundo árabe, las manifestaciones que comenzaron en Libia el 17 de febrero degeneraron en unos días en una guerra civil. Ambas partes tenían tanques, cazabombarderos, armas antiaéreas y artillería pesada. Las fuerzas gubernamentales consistían sobre todo de militares entrenados, mientras la oposición armada consistía de soldados desertores y numerosos civiles que habían tomado las armas.

El nivel de fuerza que cada bando tiene a su disposición lo señalaron las afirmaciones del sábado 19 de marzo de que tanto un caza del gobierno libio como uno de la oposición habían sido derribados cerca de Bengasi. A medida que la guerra civil aumentaba en intensidad, la comunidad internacional consideró actuar en apoyo a la oposición armada. El 17 de marzo, el Consejo de Seguridad de la ONU adoptó la Resolución 1973. Y a las 42 horas comenzó un ataque contra las tropas del gobierno libio dirigido, según el ministro de Defensa británico William Hague, a matar al dirigente libio.

Cerca del mediodía hora local en Washington, DC, el sábado 19 de marzo, los cazabombarderos franceses lanzaron ataques contra objetivos descritos como tanques y sistemas de defensa aérea. Unas horas después, los barcos de guerra estadounidenses comenzaron a lanzar misiles de crucero contra objetivos libios.

Aunque países árabes y musulmanes se habían sumado a la coalición contra su vecino árabe y musulmán, ninguno de ellos participó realmente en los ataques aéreos enviando aviones. Inmediatamente después del inicio de los ataques aéreos, Rusia, China y el secretario general de la Liga Árabe, el egipcio Amr Moussa, condenaron la pérdida de vidas civiles causada por los bombardeos.

A pesar de los desmentidos de la intención de atacar al dirigente libio, atacaron las residencias y complejos utilizados por el coronel Muamar Gadafi. Después del primer día de bombardeos se informó de la muerte de más de cuatro docenas de civiles, incluyendo mujeres y niños.

Los ataques tuvieron lugar después de que el Consejo de Seguridad de la ONU adoptara la Resolución 1973. Como respuesta a esa resolución el gobierno libio declaró oficialmente un alto el fuego en la guerra civil que libraba contra los rebeldes armados con base en Bengasi. Libia anunció también que había cerrado su espacio aéreo. Los dirigentes occidentales reaccionaron ante estas acciones del gobierno libio afirmando que no se podía creer en ellas y argumentando que los combates continuaban. Por cierto, fuentes libias confirmaron que la guerra civil continuaba y que ambas partes se seguían atacando.

LA RESOLUCION 1973 DEL CONSEJO DE SEGURIDAD DE LA ONU: La Resolución 1973 se adoptó según el Capítulo VII de la Carta de la ONU con 10 votos a favor, ninguno en contra y cinco abstenciones. A favor votaron los miembros permanentes del Consejo de Seguridad: EE.UU., Gran Bretaña, Francia, y los miembros no permanentes Bosnia y Herzegovina, Colombia, Gabón, el Líbano, Nigeria, Portugal y Sudáfrica. Se abstuvieron los miembros permanentes Rusia y China y los miembros no permanentes Alemania, Brasil e India.

La resolución se adoptó el jueves 17 de marzo, después de las 18:30 hora local en Nueva York. La embajadora de EE.UU. la describió como un fortalecimiento de las sanciones y de la prohibición de viajes impuesta antes por la Resolución 1970 del Consejo de Seguridad. Fue promovida por los gobiernos de Francia y el Reino Unida, pero con una fuerte presencia de EE.UU., controlando entre bastidores.

El nuevo ministro de Exteriores francés Alain Juppé, estuvo presente en la reunión del Consejo de Seguridad. Aunque como ex primer ministro no era nuevo en la ONU, llegó unas semanas después de reemplazar a su predecesor, cesado por haber aceptado favores de un empresario libio, y sólo días después de que su gobierno se convirtiera en el primer gobierno occidental que reconoció a las fuerzas combatientes contra el gobierno en la guerra civil libia como legítimos representantes del pueblo libio.

El gobierno libio no tuvo un representante presente en la reunión después de que a su embajador oficial, el ex presidente de la Asamblea General Ali Abdel-Salam Treki, se le negó la entrada en EE.UU. No obstante, aunque oficialmente había sido relevado de su su cargo más de una semana antes por desertar a la oposición, el ex representante permanente adjunto Ibrahim Dabbashi, estuvo presente en la operación mediática del Consejo de Seguridad del miércoles para hacer una declaración y responder preguntas.

La Resolución 1973 contiene 29 párrafos operativos divididos en ocho secciones. La primera sección exige en su primer párrafo un “alto el fuego inmediato” y el respeto al derecho internacional incluyendo “el paso rápido y sin impedimentos de la ayuda humanitaria”.

Un curioso segundo párrafo operacional “subraya la necesidad de intensificar esfuerzos para encontrar una solución a la crisis” y pasa a calificar esto de respuesta “a las legítimas demandas del pueblo libio” y conducente a “las reformas políticas necesarias para encontrar una solución pacífica y sustentable”. Un lenguaje tan vago no responde a la pregunta de qué demandas legítimas hay que satisfacer y qué reformas políticas son necesarias. Legalmente esos requerimientos también parecen una injerencia directa en los asuntos internos de Libia en violación del Artículo 2 (7) de la Carta de la ONU, que todas las resoluciones del Consejo de Seguridad deben respetar según el Artículo 25 de la Carta. Esta discrepancia aparentemente irreconciliable alimenta la especulación de que la resolución es otro ejemplo de una política que se niega a respetar el derecho internacional.

Los párrafos 4 y 5 tienen que ver con la protección de civiles, y este último se concentra en la responsabilidad regional de la Liga Árabe.

La parte operacional más larga de la resolución se dedica después a la creación de una zona de exclusión aérea en los párrafos 6 hasta el 12. El Artículo 6 crea la zona de exclusión aérea “para todos los vuelos en el espacio aéreo de la Jamahiriya Árabe Libia con el fin de ayudar a proteger a los civiles”. Luego el párrafo 7 enumera varias excepciones humanitarias.

El párrafo 8 posiblemente concentrará la atención de la mayoría de los abogados internacionales, ya que menciona que los Estados podrán “tomar todas las medidas necesarias para imponer el cumplimiento de la prohibición de vuelos”. El uso del término “todas las medidas necesarias” abre la puerta al uso de la fuerza. Al mismo tiempo, el uso de la fuerza se limita a la imposición de la zona de exclusión aérea y no se extiende a intentos de matar al dirigente libio o a apoyar a una parte en el conflicto armado, aunque el hecho de que se impida que el gobierno libio utilice su fuerza aérea, evidentemente, favorece a la oposición armada.

El párrafo 8 es inusual porque parece que autoriza el uso de fuerza según el Capítulo VII sin aplicar ninguna de las salvaguardas para el uso de la fuerza que se mencionan en el Artículo 41. No hay ninguna declaración de que hubieran fracasado otras medidas que no injvolucraban el uso de la fuerza. De hecho, la Resolución 1973 se adoptó después de que el Consejo de Seguridad de la ONU, el Consejo de Derechos Humanos de la ONU y la Unión Africana decidieron enviar misiones para contribuir a una solución pacífica, pero antes de que alguna de esas misiones pudiera visitar Libia. Además, la Resolución 1973 se adoptó después de que la oferta de renuncia y abandono del país con su familia del dirigente libio fue rechazada por la oposición armada sin dejar un margen a las negociaciones.

Los párrafos del 13 al 16 requieren un embargo de armas y “deploran el continuo flujo de mercenarios” hacia Libia. Al hacerlo, el párrafo 13 decide que el párrafo 11 de la Resolución 1970 (2011) del Consejo de Seguridad debe ser reemplazado por un nuevo párrafo que “autoriza a los Estados Miembros a utilizar todas las medidas conmensuradas con las circunstancias específicas para realizar semejantes inspecciones”. De nuevo este lenguaje indica que se podría utilizar la fuerza contra barcos sospechosos de llevar armas a Libia en violación del embargo.

En los párrafos 17 y 18 se requiere que los Estados nieguen los derechos de despegue, aterrizaje o sobrevuelo a “cualquier aeroplano registrado en la Jamahiriya Árabe Libia o que sea propiedad o esté operado por ciudadanos o compañías libios”. Aunque señala claramente que estas provisiones no afectarán a vuelos humanitarios, indudablemente complicarán esos vuelos.

Los párrafos del 19 al 21 extienden la congelación de activos impuesta por los párrafos 17, 19, 20 y 21 de la Resolución 1970 (2011) del Consejo de Seguridad [CSONU] a “todos los fondos, otros activos financieros y recursos económicos” que son “de propiedad o están controlados, directa o indirectamente, por las autoridades libias… o por individuos o entidades que actúan por su cuenta o dirigidos por ellas”. Los párrafos siguientes, 22 y 23, amplían las restricciones de viajes y la congelación de activos de la Resolución 1970 (2011) a todos los individuos en dos anexos. Al hacerlo, estos párrafos impiden esencialmente que los miembros de la familia de Muamar Gadafi salgan de Libia y efectivamente los obligan a combatir a la oposición armada.

El párrafo 24 crea un nuevo organismo, un “panel de expertos”, del comité creado en la Resolución 1970 del CSONU, para “reunir, examinar y analizar información de Estados, organismos relevantes de las Naciones Unidas, organizaciones internacionales y otras partes interesadas sobre la implementación de las medidas” en la Resolución 1970 del CSONU, para “hacer recomendaciones… mejorar la implementación de las medidas relevantes”, y “suministrar al Consejo un informe provisional sobre su trabajo antes de 90 días después del nombramiento del panel, y un informe final del Consejo no después de 30 días antes de la terminación de su mandato con sus resultados y recomendaciones”.

El párrafo 27 dice que todos los Estados “incluida la Jamahiriya Árabe Libia, deberán adoptar las medidas necesarias par asegurar que no haya lugar a ninguna reclamación, a instancias de las autoridades libias, de ninguna persona o entidad de la Jamahiriya Árabe Libia ni de ninguna persona que actúe por conducto o en beneficio de esas personas o entidades, en relación con todo contrato o transacción cuya ejecución se vea afectada por las medidas adoptadas por el Consejo de Seguridad en la resolución 1970 (2011), la presente resolución y las resoluciones conexas.”

Finalmente, en el penúltimo párrafo 29, el Consejo “decide seguir ocupándose activamente de la cuestión”.

PERCEPCIONES PÚBLICAS: Para cuando la resolución llegó al dominio público, los tabloides y periódicos 'serios' británicos ya estaban llamando al mundo a la guerra. Los franceses ya habían convocado una reunión descrita como reunión de planificación para el uso de la fuerza. Y mientras el presidente de EE.UU. se mantenía cuidadosamente ambiguo, otros responsables estadounidenses llamaban abiertamente a la intervención militar en lo que a esas alturas ya se había convertido en una guerra civil en Libia.

En la furia emocional parece que se habían olvidado del derecho internacional. Un comentarista de la BBC llegó a sugerir que el apoyo político a una zona de exclusión aérea por parrte de la Liga Árabe constituía una justificación legal para el uso de la fuerza. Usos similares de fuerza en Afganistán e Iraq, que están ampliamente considerados como violaciones del derecho internacional, parece que no han dejado una gran impresión en los periodistas británicos.

Periodistas de otros sitios parece que también han hecho caso omiso del derecho internacional en su consideración de Libia, llamando frecuentemente a la invasión de un país soberano por la fuerza, a pesar de que no sólo el Artículo 2 (4) de la Carta de la ONU prohíbe un uso semejante de la fuerza, sino que también lo hace el lenguaje de la propia Resolución 1973 del CSONU.

Incluso los que se oponen al uso de la fuerza parecen ignorar el derecho internacional aplicable. El parlamentario británico Jeremy Corbyn, por ejemplo, preguntó en la Cámara de los Comunes que si utilizamos fuerza contra Libia para proteger a una parte en una guerra civil, por qué no la usamos en Bahréin donde docenas de manifestantes desarmados han muerto a manos de fuerzas nacionales y extranjeras, o en Yemen donde unos 50 manifestantes pacíficos fueron masacrados por francotiradores del ejército. Esta pregunta por lo menos parece comprender el hecho de que el derecho internacional, para tener verdadero valor en las relaciones internacionales, tiene que aplicarse en situaciones similares de una manera similar. El que no se aplique consecuentemente la ley debilita seriamente el derecho y sus restricciones de la acción internacional.

DERECHO INTERNACIONAL:  Mientras las decisiones con respecto al uso de la fuerza contra Libia parecen haberse basado más en emociones que en un entendimiento del derecho relevante, este derecho no es irrelevante. El derecho internacional seguirá reflejando las reglas generales que los Estados utilizan en sus relaciones mutuas mucho después del fin del conflicto armado en Libia. Se podría sugerir que también es crucial para la paz y la seguridad en un mundo compuesto de gente con valores e intereses diversos.

Tal vez el principio más fundamental del derecho internacional es que ningún Estado usará la fuerza contra otro Estado. Este principio se declara expresamente en el Artículo 2, párrafo 4, de la Carta de la ONU. Ningún Estado puede violar este principio del derecho internacional.

Aunque el Consejo de Seguridad de la ONU puede ordenar el uso de la fuerza en circunstancias excepcionales, según el Artículo 24 (2) de la Carta de la ONU, el Consejo “actuará de acuerdo con los Principios y Propósitos de las Naciones Unidas”. Esto significa, por lo menos, que las opciones para autorizar el uso de la fuerza están extremadamente limitadas si los medios pacíficos de solución de disputas siguen siendo posibles. En el caso actual, parece que el Consejo de Seguridad se apresuró a utilizar la fuerza.

En el Artículo 51 y en el Capítulo VII de la Carta de la ONU se encuentran excepciones limitadas de la prohibición del uso de la fuerza. Las provisiones de este último, especialmente el Artículo 42, permiten que el Consejo de Seguridad emprenda una acción que “pueda ser necesaria para mantener o restaurar la paz y la seguridad internacionales”. Las resoluciones 1970 y 1973 señalan ambas que se adoptarán según el Capítulo VII. Ni una ni la otra, sin embargo, cumplen los requerimientos del Artículo 42 de que se haya llegado a la determinación de que han fracasado las “medidas que no involucran el uso de la fuerza”.

Es difícil ver cómo se puede llegar a una determinación semejante en una guerra civil. Parece que por lo menos tendría que basarse en una misión de indagación en el terreno. Todavía no han ido a Libia misiones de indagación del Consejo de Derechos Humanos de la ONU y del Consejo de Seguridad. Aunque hay poca duda de que los gobiernos occidentales, como el de EE.UU., tienen importantes capacidades para determinar lo que sucede en Libia mediante métodos de vigilancia a distancia, eso no suministra suficiente evidencia de si el gobierno de Libia cumple las resoluciones del Consejo de Seguridad. Sólo observadores en el terreno pueden determinarlo, como hemos visto en la desinformación propagada sobre las acciones de Iraq basadas en terceras partes y en fuentes de vigilancia distantes.

Además, la evidencia del cumplimiento por parte de Libia, es variada. Libia anunció casi de inmediato que respetaría los términos de la Resolución 1973 del CSONU después de que se adoptó. No obstante, en una muestra sin precedentes de intolerancia diplomática, y sin confirmación de los hechos en el terreno, los dirigentes occidentales calificaron de mentiroso al dirigente libio.

Libia también ofreció aceptar monitores internacionales, y llegó incluso a extender invitaciones para que visitaran el país. Y en una concesión extraordinaria, el dirigente libio envió un mensaje a la oposición armada, cuando ésta tenía la ventaja y se acercaba a Trípoli, en el que ofrecía renunciar y abandonar el país. Las tropas gubernamentales recién lanzaron su ofensiva después de que esta oferta se rechazó y de que los dirigentes de la oposición dijeron que no era negociable que el líder egipcio fuera capturado y muerto.

Si el derecho internacional permite que los Estados utilicen la fuerza en circunstancias muy limitadas, hay aún menos circunstancias en las cuales se permite que protagonistas no estatales utilicen la fuerza. Una de esas circunstancias es cuando se ejerce el derecho a la autodeterminación contra una potencia ocupante extranjera y opresiva. Esto podría dar derecho a iraquíes o afganos a usar la fuerza contra ejércitos ocupantes, pero no daría derecho al pueblo libio a utilizar la fuerza contra su propio gobierno.

Los rebeldes libios ni siquiera se han basado explícitamente en el derecho extrajudicial de la revolución, que muchos abogados internacionales admiten que existe cuando se ha llegado a los límites de la ley. Aunque la participación en el gobierno de Libia puede haber sido un problema generalizado, el país tenía el mayor ingreso per cápita en África y uno de los mejores indicadores en los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Además, Libia ha mostrado en el pasado que respeta el derecho internacional, implementando dictámenes de la Corte Internacional de Justicia en el conflicto con Chad e incluso entregando sospechosos cuando hubo evidencia cuestionable para su juicio en el extranjero en el affaire Lockerbie.

Finalmente, el tema de la autodefensa es irrelevante en el uso de la fuerza contra Libia. Más bien, en lugar de justificar el ataque occidental contra Libia, parecería justificar una acción emprendida por Libia contra intereses occidentales. En otras palabras, como Libia ha sido objeto de un ataque armado que es probablemente ilegal según el derecho internacional, tiene derecho a defenderse. Este derecho incluye la realización de ataques contra instalaciones militares o personal de cualquier país involucrado en el ataque. En otras palabras, el ataque contra Libia de Francia y EE.UU. hace que las instalaciones militares y el personal de esos países sean objetivos legítimos de ataques realizados por Libia en calidad de autodefensa.

Sin tener en cuenta la legalidad del uso de la fuerza por ninguna parte en el conflicto armado, seguirán vigentes el derecho humanitario internacional y las leyes de la guerra. Según este derecho, todos los Estados involucrados en un conflicto armado deben poner cuidado en no atacar a civiles. Las autoridades libias afirmaron que respetan esta restricción en la guerra civil, aunque los rebeldes rechazaron esa afirmación. El derecho humanitario internacional exige que ninguna fuerza militar se dirija contra civiles o instalaciones civiles en Libia.

El derecho internacional de derechos humanos sigue vigente de la misma manera, lo que hace que los ataques a civiles estén sujetos a las restricciones del uso de la fuerza que emanan de las obligaciones internacionales de derechos humanos existentes. Si el uso de la fuerza contra Libia es ilegal, como he sugerido anteriormente, el estándar para determinar si se está utilizando fuerza desproporcionada es aplicable en tiempos de paz. Es el caso porque ningún Estado involucrado en el uso de la fuerza en Libia ha anunciado su derogación de sus obligaciones de derechos humanos y porque sería contrario al objeto y propósito de todos los tratados existentes de derechos humanos que se permitiera a los Estados que simplemente los derogaran al iniciar un conflicto armado en violación del derecho internacional.

El uso de la fuerza de manera contraria al derecho internacional existente es tal vez el mayor daño a la humanidad a largo plazo. En el Pacto de París en 1928 y de nuevo en la Carta de la ONU de 1945, los Estados acordaron no utilizar la fuerza los unos contra los otros para lograr objetivos de su política exterior. El mundo occidental parece que ha cuestionado repetidamente este acuerdo en los últimos 10 años, especialmente por su disposición a emprender acción militar contra Estados predominantemente musulmanes. Al hacerlo ha enviado una señal innegable a la comunidad internacional a través de sus acciones, y a pesar de algunas de sus palabras, de que el derecho internacional no le importa. Si este mensaje no es respondido por los propugnadores del derecho internacional, los adelantos que se han hecho para asegurar que la comunidad internacional respete el vigor de la ley podrían veerse anulados para las futuras generaciones.

El autor es un destacado abogado internacional estadounidense de derechos humanos.
 
Fuente: Rebelion.org

Sonda Messenger capta las primeras fotos de la superficie de Mercurio

Sonda Messenger capta las primeras fotos de la superficie de Mercurio


La sonda espacial Messenger de la NASA tras convertirse desde el pasado 18 de marzo en el primer satélite artificial de Mercurio, transmitió hoy a la Tierra las primeras imágenes del planeta más pequeño del Sistema Solar, informó un comunicado del sitio Web de la misión.

“A las 09:20 GMT del martes Messenger obtuvo la imagen histórica de Mercurio, primera en ser sacada por un ingenio espacial en la órbita alrededor del planeta más próximo al Sol. En el transcurso de las 6 horas siguientes Messenger hizo 363 imágenes, transferidas después a la Tierra”, dice el comunicado.

Messenger obtuvo las imágenes mientras permanecía sobre el polo sur del planeta.

En la parte superior de la imagen se puede distinguir el cráter Debussy de un diámetro de 80 kilómetros. En la parte inferior se ve la región próxima al polo sur de Mercurio incluso la parte nunca antes fotografiada por los ingenios espaciales.

La sonda Messenger fue lanzada por la NASA rumbo a Mercurio el 3 de agosto de 2004. Para ahorrar el combustible, los especialistas optaron por un trayecto indirecto y una serie de maniobras de asistencia gravitatoria destinadas a corregir el rumbo del ingenio espacial y bajar su velocidad.

Para hoy Messenger ya ha recorrido más de 7.800 millones de kilómetros y dio más de 15 vueltas alrededor del Sol.
 
Mercurio es el planeta más pequeño y más próximo al Sol del Sistema Solar.

Los datos sobre el planeta son relativamente escasos. El mapa casi completo de Mercurio fue compuesto sólo en 2009. Anteriormente Mercurio fue el único planeta visible a ojo desnudo que no tuvo satélites artificiales.

Fuente: RIA Novosti
Exclusión aérea, el confuso nombre de la guerra libia

IPS/Al Jazeera

Los fantasmas balcánicos de la década de 1990 están de regreso: zonas de exclusión de vuelos, la guerra humanitaria de Washington, Europa y la ONU, las garantías de que no se desplegarán tropas estadounidenses y una ofensiva aérea que por sí sola no puede alterar lo que pasa a ras del suelo. 
 Con los términos leguleyos con los cuales la comunidad internacional reconoce con repugnancia que una guerra está en marcha, la ONU (Organización de las Naciones Unidas) resolvió proteger a los civiles y crear un "cordón sanitario" en torno del país apestado, en este caso Libia.

Pero hay demasiados ecos de las terribles guerras de la partición de Yugoslavia, cuando se instauró la idea de que se podía bombardear una población con fines humanitarios.

El lenguaje de la guerra liberal puede fluir tan suavemente como el crudo ligero de los yacimientos libios, pero esta vez incluso los más creyentes parecen haberse quedado sin gasolina.

Pocos críticos se han molestado siquiera en señalar la selectividad obvia de la medida tomada contra Libia.

Cuando el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, dijo que la comunidad internacional no podía permanecer pasiva ante el brutal ataque de un tirano contra su pueblo, se refería específicamente a uno, el líder libio Muammar Gadafi.

Y el Consejo de Seguridad de la ONU ofreció su beatífica protección sólo a algunos civiles libios, pero no a los sirios, yemeníes, palestinos ni bahreiníes. Mucho menos a los que sufren violencia en Costa de Marfil, Zimbabwe o en tantos otros lugares.

La idea de la guerra liberal –la del uso de la fuerza con fines humanitarios—continúa confundiendo a la opinión pública, sustentando los términos oficiales del debate en los foros internacionales, especialmente en Europa occidental, y delineando las operaciones militares extranjeras en Libia.

Negar la guerra: el arte del eufemismo

La guerra liberal es útil, sobre todo para los "buenos europeos", porque desmiente que se trate de una guerra. Es una zona de exclusión de vuelos para proteger los derechos humanos.

Si bien resulta obvio que los comandantes de la coalición occidental se han sumado a los rebeldes libios en su guerra contra el régimen de Gadafi, se ven obligados a simular que no es así. Con modales educados, informan a las fuerzas de Gadafi dónde deben reagruparse para evitar ser destruidas.

En esencia, aunque sin decirlo, el mensaje a Gadafi es que debe dejar de defenderse de quienes quieren derrocarlo. Pero permítasenos preguntar por qué no es posible hablar con más franqueza. ¿Por qué hay que hablar de la guerra con eufemismos liberales?

La guerra liberal tiene una contradicción central entre la gran retórica –la humanidad, la inocencia, la maldad— y la limitada responsabilidad que se expresa en la ausencia de tropas terrestres y las patéticas legiones de fuerzas de paz de la ONU.

En las guerras justificadas primordialmente por fines altruistas, los líderes elegidos de las democracias occidentales invierten sabiamente –si les conviene—la sangre, o los dólares, de sus ciudadanos.

El arma elegida es el poderío aéreo y el costo es la incoherencia estratégica. Ante la ausencia de una política sobre el terreno, las fuerzas aéreas se limitan a explotar cosas, revisar los resultados y dar vueltas por ahí. Si otros factores no se modifican, el resultado más probable es un callejón sin salida.

Pero lo más pernicioso es la forma en que la guerra liberal determina el entendimiento de los conflictos, mediante una prestidigitación digna de admirarse.

Una obra dramática

En esta obra, hay espacio para dos actores protagónicos: el interventor humanitario –casi siempre la comunidad internacional conducida por Occidente— y el perpetrador bárbaro, un reparto cambiante y selecto de líderes, regímenes y grupos étnicos.

Así, como por arte de magia, países y pueblos reales con historias imbricadas se convierten en personajes de una pieza moralizante, estereotipos básicos cuya conducta obedece a características innatas.

El melodrama viene en varios sabores, y de ningún modo Occidente termina siempre bien al final. Pero sus términos se establecen de un modo fascinante: intereses e ideales, tragedia y política, parálisis burocrática y carisma.

La memoria histórica es una baja tan inmediata que nadie la nota. Estados Unidos peleó en 1801 su primera guerra en lo que hoy es Libia contra los reinos berberiscos de Marruecos y Trípoli, entonces vasallos del Imperio Otomano, también con la justificación de razones humanitarias, bien asentadas en intereses comerciales.

Cegados una y otra vez por los cuentos de los occidentales bienintencionados y los nativos violentos, nos resulta imposible ver las historias compartidas y conexas que condujeron al actual conflicto y en las cuales se sitúan los libios, los occidentales y otros pueblos.

Libia obtuvo su independencia como reino hace sólo 60 años, teniendo a Estados Unidos y Gran Bretaña como patrones que le suministraban dinero y armas a cambio de petróleo y estabilidad.

Como en otros lugares, entonces y ahora, esa combinación generó el resentimiento popular y suministró el caldo de cultivo para que surgieran alternativas políticas que Gadafi supo aprovechar.

La feria de atracciones

Gadafi, en el poder desde 1969, funciona muy bien como personaje de una feria de atracciones, pero sus orígenes se encuentran en las historias compartidas de Occidente con el resto del mundo.

En los últimos años, la guardia costera y la policía fronteriza de Gadafi, entrenadas y apoyadas por la Unión Europea, eran muy valoradas por los "buenos europeos" pues ayudaban a mantener lejos a los inmigrantes africanos.

El último servicio de la guerra liberal es colocar la fuente de la violencia en los nativos, en los pueblos atrasados del mundo no europeo, y no en los occidentales que los explotan, los invaden, los ocupan y los bombardean.

Si nos guiamos por la retórica oficial, el problema de Iraq y de Afganistán tiene que ver con prejuicios religiosos y étnicos de poblaciones que siguen matándose irracionalmente entre sí, mientras los soldados occidentales intentan amablemente modernizarlas.

El gran costo de la guerra liberal es la claridad. Occidente corre el riesgo de crear una situación en la que no puede derrocar a Gadafi por sí mismo, pero tampoco permite ni habilita a que lo hagan los rebeldes.

Para llevar adelante su lucha, Gadafi puede apelar a escuadrones de la muerte y a francotiradores. Pero, como en Bosnia-Herzogovina y Kosovo, suministrar armas o permitir el ingreso de combatientes voluntarios árabes violaría la supuesta neutralidad de la intervención humanitaria.

La guerra no es un cuento moralizante, sino un violento abrazo mutuo. Una reflexión seria debe comenzar por admitir que Occidente es una de las partes combatientes, y la ética de la responsabilidad exige ver más allá de las seducciones del liberalismo.

Tarak Barkawi es profesor de estudios internacionales de la Universidad de Cambridge, especializado en la guerra, las fuerzas armadas y la sociedad, así como en el conflicto entre Occidente y el Sur global.

http://ipsnoticias.net/nota.asp?idnews=97859 

Fuente: Rebelion.org