lunes, 20 de septiembre de 2010

China congela relaciones con Japón y crece la tensión en Asia

20/09/10 Es por el arresto de un marinero en aguas que se disputan ambos países.
Por David Brunat
Beijing. Especial para Clarín 

Beijing decidió ayer suspender todas sus relaciones de alto nivel con Tokio después de que un tribunal japonés decretó 10 días más de arresto para el capitán del pesquero chino apresado el 8 de septiembre en aguas disputadas por ambos países.

El régimen comunista eligió la televisión estatal para escenificar su indignación y dar un golpe sobre la mesa contra su vecino más odiado. Un locutor tomó un comunicado firmado por el portavoz del Ministerio de Exteriores, Ma Zhaoxu, y leyó: “China ha repetido muchas veces que cualquier medida judicial que adopte Japón contra el capitán de barco chino es ilegal e inválida. Exigimos que Japón libere al capitán inmediatamente y sin condiciones. Si Japón continúa por el mal camino, China adoptará fuertes contramedidas y Japón tendrá que asumir todas las consecuencias”.

A pesar del tono belicista, Beijing se abstuvo de tirar la casa por ventana rompiendo relaciones diplomáticas. Los intereses entre ambos países son demasiado importantes como para tomar una postura tan radical. Por el momento optó por congelar los intercambios ministeriales y provinciales, lo que no quita que hoy la relación entre ambos gigantes asiáticos atraviese su peor momento en los últimos cuatro años.

El pesquero y su tripulación habían sido capturados el 7 de septiembre. El capitán, Zhan Qixiong, de 41 años, fue acusado por Japón de golpear deliberadamente con su barco a dos patrulleras niponas y, posteriormente, de obstruir la labor de funcionarios públicos.

El martes pasado Japón devolvió el barco y dejó libre a los 14 miembros de la tripulación, pero mantiene detenido al capitán.

La captura del pesquero es vista por China como un ultraje a su soberanía nacional, pues la embarcación estaba faenando cerca de las islas Diaoyu (Senkaku para los japoneses), un archipiélago deshabitado reclamado por ambos países y que basa su interés en albergar supuestamente un gran yacimiento de gas aún por explotar.

China ha exigido la inmediata liberación de Zhan desde su arresto. El choque diplomático entre ambos países aumentó cuando la corte de Ishigaki, en el extremo sur de la prefectura de Okinawa, decidió, tras un primer período de detención de diez días que vencía ayer, acordar otro de diez días más, hasta el día 29, para dar tiempo a la fiscalía de evaluar si actuará formalmente contra el capitán.

Así, cumplirá la totalidad del período máximo de 20 días que establece la Justicia nipona para la detención de un sospechoso sin que se dicten cargos contra él. Beijing no ha dudado en politizar el conflicto permitiendo que este sábado se organizara una manifestación (algo ilegal en el país) para expresar el sentimiento antijaponés, coincidiendo con el 79 aniversario del inicio de la invasión nipona sobre China, en 1931.

Apenas hubo 150 manifestantes en la capital y otras decenas más en distintos puntos del país. Todos se abstuvieron de quemar banderas como hicieron en 2006. Más que nada, porque al gobierno le interesa mantener caldeado el ambiente pero sin excesos. Mientras muchos coreaban “¡Aniquilen a los diablos japoneses!” y pisoteaban banderas, la cancillería China llamó a la calma.

Japón no reaccionó ayer oficialmente a la decisión china de suspender sus intercambios. Pero el nuevo canciller japonés, Seiji Maehara, es conocido por su mano dura contra China. La semana pasada no dudó en afirmar que “no existen problemas territoriales en el Mar de China Oriental” y que, por lo tanto, Tokio “simplemente adoptará una postura firme para defender la soberanía nacional”. Incluso calificó a China como “una amenaza” porque ha desarrollado misiles capaces de alcanzar la capital japonesa y realizar pruebas subacuáticas en territorio nipón.

Aunque a ninguna de las dos potencias le interesa un enfrentamiento comercial a gran escala, la situación se encuentra en un punto muerto y el orgullo hará difícil que una de las dos partes dé el primer paso atrás.

Fuente: Clarin.com

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