jueves, 30 de junio de 2022

El mapa que hace ilusionar a Luján de Cuyo con el paso del tren
por Lourdes Cicconi



El desarrollo ferroviario implica un crecimiento económico y una ventaja competitiva para las economías regionales, facilita la integración y reduce costos de logística, una realidad que los lujaninos y lujaninas conocen muy de cerca, ya que basta observar los kilómetros de vías, pasos a niveles, puentes y estaciones actualmente en desuso.


Puente ferroviario en calle Bulnes y San Martín, Luján de Cuyo.


El crecimiento sostenido que vienen experimentando las cargas transportadas en tren y la pronta renovación del ramal ferroviario San Martín, que comunica los puertos de Rosario y Buenos Aires con Palmira, ponen a Mendoza en una necesaria actividad de planificación y ejecución de obras.

El tema ferroviario está en agenda a nivel provincial y nacional, de hecho a fines de mayo, el ministro Mario Isgro recibió al subsecretario de Transporte Ferroviario de la Nación, Agustín Special, y al gerente de Belgrano Cargas, Daniel Zentil, para avanzar en importantes temas referidos al tren.

En éste sentido, el diputado provincial Jorge Difonso presentó un Master Plan en la Legislatura para recuperar más de 900 km de vías para Mendoza. El mismo se aprobó en 2021, alcanzando resolución nacional y provincial. El funcionario visitó Luján de Cuyo este jueves 30 de junio, para relevar los tramos y lograr la continuidad hacia el Valle de Uco.

«Queremos que el tren vuelva a Mendoza, por eso estamos recorriendo las estaciones de todo el territorio. Hoy estamos en San Martín y Bulnes, Luján de Cuyo, uno de los puntos centrales de nuestro master plan», expresó Jorge Difonso a Diario Luján.

Mapa del Master Plan

El mapa del Master Plan incluye recuperar más de 900 km de vías, a lo que se suman otros tramos que hay que renovar para adecuar las vías a las condiciones del relieve.

Para Luján de Cuyo, la traza contempla dos orientaciones, una en sentido norte-sur, para llegar desde el Aeropuerto hasta Ugarteche y el Valle de Uco, y otra hacia el oeste, hasta alcanzar el límite con Chile.

«No importa si el tránsito está congestionado o llueve mucho. Si el tren fuera nuestro medio de transporte, ahorraríamos tiempo, dinero y seríamos más amables con la naturaleza», sostiene el diputado.


Mapa del trazado de las vías férreas en el Master Plan.


Más conectividad, más ecología, más economía

Las obras a realizarse con ambiciosas y requieren de la nueva Ruta 7, en conexión con el corredor bioceánico, el centro aduanero, el hub logístico y el PASIP, junto a uno de los mejores talleres ferroviarios de Argentina y Sudamérica, para seguir dando a Mendoza crecimiento en su economía y generación de empleos.

Conectividad nacional e internacional

Otra vía de conexión en la que se avanza, es sobre la obra del túnel Caracoles, que está realizando Dirección Nacional de Vialidad, y la anulación del ramal ferroviario binacional impulsados por los Ministerios de Transporte y de Infraestructura, ya que los funcionarios acordaron oportunamente estudiar otro paso cordillerano para proyectar el nuevo ferrocarril.

Entre los planes que están en Casa de Gobierno se encuentran el del tren desde el Aeropuerto hasta Luján de Cuyo, el tren turístico de Alta Montaña, potencial desarrollo de Palmira como ciudad ferroviaria y análisis de pasos fronterizos para el nuevo tren trasandino.



Quieren que el Metrotranvía llegue a Luján de Cuyo y al Aeropuerto en 2025
Entre fines de julio y agosto se licitarán las obras de ampliación, que incluyen cerca de 18 kilómetros más de vías hacia el norte y hacia el sur. La intención es empezar las obras en 2023 y con un plazo de ejecución estimado es de 30 meses.
por Ignacio De La Rosa


Quieren que el Metrotranvía llegué a Luján y al Aeropuerto en 2025. Foto: Archivo Los Andes.


El Gobierno de Mendoza quiere oficializar el llamado a licitación para las obras de ampliación del recorrido del Metrotranvía hasta el Aeropuerto (hacia el norte) y hasta Luján de Cuyo (hacia el sur) antes de que comience agosto. Así lo confirmó el presidente de la Sociedad de Transporte de Mendoza, Daniel Vilches, quien agregó que -de acuerdo a la planificación inicial- la idea es adjudicar las obras a fines de octubre, momento en que la empresa a cargo de los trabajos debería comenzar con las mediciones correspondientes. “La intención es que la obra dura comience ya a principios de 2023, con un plazo ejecución de 30 meses (2 años y medio). Los trabajos se harán de manera paralela, tanto hacia el norte (con dirección al Aeropuerto) como hacia el sur (a Luján). De no mediar inconvenientes y cumpliendo los plazos, a mediados de 2025 el nuevo recorrido completo ya podría estar habilitado”, destacó Vilches.

Por su parte, el ministro de Planificación e Infraestructura Mario Isgró destacó que, en paralelo con las obras de ampliación de la traza del Metrotranvía, también se realizarán recorridos de prueba con un tren (por una vía distinta a la del Metrotranvía) que vinculará la Estación Central (en Ciudad) con el Aeropuerto. “Queremos ir trabajando en pruebas de llegada ya que es fundamental llegar al aeropuerto con el tren también. En estas primeras pruebas no se tratará de un tren de carga ni de pasajeros, sino que será una experiencia piloto para probar los rodamientos pensando en un futuro tren que llegue al Aeropuerto”, destacó Isgró, quien aclaró que el tendido de vías se encuentra en muy buen estado ya que es el que utiliza el servicio del tren Belgrano Cargas.


Quieren que el Metrotranvía llegué a Luján y al Aeropuerto en 2025. Foto: Archivo Los Andes.


La nueva traza del metrotranvía

Actualmente, luego de la ampliación del servicio del MTM (Metrotranvía de Mendoza) a Las Heras, la traza de este sistema se extiende desde Panquehua (Las Heras) hasta Gutiérrez (Maipú). Las Heras, Ciudad, Godoy Cruz y Maipú son los cuatro departamentos que están vinculados con el recorrido troncal del Metrotranvía. El nuevo tramo agregará 6 kilómetros hacia el norte (entre Panquehua y el Aeropuerto El Plumerillo, en Las Heras), mientras que hacia el sur vinculará la Estación Pellegrini con la futura Estación Pueyrredón (primero) y Almirante Brown (después), ya en Luján.


Nuevas etapas del metrotranvía: Panquehua/Aeropuerto, en Las Heras y Estación Pellegrini/Estación Pueyrredón, en Godoy Cruz y Luján de Cuyo. Gustavo Guevara


“Hacia el norte, las obras de ampliación van a ir desde el Parador Avellaneda (Panquehua) hasta entrar al aeropuerto, por lo que la vinculación será directa. En cuanto al sur, la nueva traza va a ir desde Beltrán y Francia -después de la Estación Pellegrini-, que hace la curva y actualmente va hasta Maipú. El nuevo tendido del Metrotranvía va a continuar por la ciclovía hacia la Estación Benegas (Godoy Cruz), allí va a cruzar el canal Cacique Guaymallén y va a seguir en paralelo hasta la Estación Pueyrredón o Almirante Brown. Esto último se está analizando ahora. Si se decide que directamente llegue a Almirante Brown en esta primera etapa (agregar un parador más), va a llegar hasta las inmediaciones de la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNCuyo, en Luján de Cuyo”, destacó el presidente de la STM.

Estas obras incluyen, además, la relocalización de distintas familias que tienen sus casas sobre el proyectado nuevo tendido. En ese sentido, Vilches explicó que tanto los municipios de Luján de Cuyo como de Las Heras (aquellos con vecinos afectados en esta situación) ya tienen proyectos de reubicación en nuevos barrios para las personas involucradas. Incluso, el presidente de la STM destacó que está en análisis si se avanza con la expropiación de algunos terrenos en Godoy Cruz para poder convertir en realidad el nuevo trazado.


Quieren que el Metrotranvía llegué a Luján y al Aeropuerto en 2025. Foto: Ignacio Blanco / Los Andes.


Ramal Chacras de Coria y el destino final a Luján

A futuro, ya para una segunda etapa cuando el Metrotranvía llegue hasta el Aeropuerto y hasta la facultad de Ciencias Agrarias (Luján) se han previsto nuevas ampliaciones. Una de ellas es la que llevará el recorrido desde calle Almirante Brown hasta el Parque Ferri, en el centro de Luján de Cuyo (la vieja estación de ferrocarril). Se prevé una ampliación de 6 kilómetros más para este recorrido.

“Además se ha previsto una monovía para un recorrido reducido que vinculará Godoy Cruz, desde la Estación Benegas, con Chacras de Coria, hasta la Estación Paso de los Andes. Será un servicio especial que va a potenciar mucho el turismo, gente que va a poder ir a pasear o a comer algo a Chacras en el Metrotranvía”, sintetizó Vilches.


Así será la nueva traza del Metrotranvía, que costará 35 millones de dólares y se licitará en julio
Comprenderá 14 kilómetros entre Las Heras, Godoy Cruz y Luján de Cuyo. La licitación se realizará en julio y se adjudicará en septiembre para que las obras comiencen el año próximo.
Melisa Stopansky


El nuevo tramo Sur se extenderá desde Pellegrini y Pedro Pascual Segura, en Godoy Cruz, hasta Chacras de Coria. Foto: Mariana Villa / Los Andes


Mendoza apuesta a seguir extendiendo el recorrido del Metrotranvía desde zonas más alejadas hacia al Gran Mendoza permitiendo descomprimir el tránsito, bajando la emisión de gases y logrando la recuperación de las viejas vías del tren, además de reducir el tiempo de viaje para cientos de mendocinos, con una proyección a finales de 2024. A mediados de julio se realizará la licitación por 35 millones de dólares.

De esta manera, la provincia se convertirá en una de las primeras en tener medios de transporte multimodal desde el aeropuerto hacia la Ciudad, con colectivos, taxis y Metrotranvía en la conexión estación Avellaneda en Panquehua- aeropuerto internacional Francisco Gabrielli (tramo Norte).

Mientras que el tramo Sur se desprenderá un ramal de 8 kilómetros en la zona de Pellegrini y Pedro Pascual Segura, en Godoy Cruz, donde se realizarán los trabajos hacia el Sur a Chacras de Coria, en calle San Martín y Pueyrredón, hasta finalmente llegar al Parque Ferri, de Luján de Cuyo.

El presidente de la Sociedad de Transporte de Mendoza (STM), Daniel Vilches, señaló que en los próximos 50 a 60 días se va a licitar la obra y se espera que se adjudique en septiembre. “Sobre finales de año vamos a estar realizando trabajos de limpieza y de readecuación, también hay ocupaciones sobre las vías en las que las personas serán relocalizadas. Estimamos que a principios de 2023 vamos a estar comenzando, culminando a fines del 2024″, puntualizó Vilches.

Los primeros trabajos que deberá realizar la empresa adjudicataria será el replanteo de la ampliación de las vías y analizar los aspectos geológicos, determinando los aspectos sociales y ambientales del nuevo recorrido del Metrotranvía.

El funcionario agregó: “En este momento estamos en una etapa de consulta a los municipios involucrados para determinar si hay otras necesidades en el recorrido, como también la instancia de puesta en valor de los espacios alrededor de la extensión del ramal”.

El impacto en las comunidades

El intendente de Luján de Cuyo, Sebastián Bragagnolo, destacó que para la comuna es estratégico que la traza llegue a su comuna porque va a cambiar la manera en la que los vecinos se mueven día a día.

“Es esencial que el Metrotranvía llegue a Luján, al menos en la primera etapa. Por eso luchamos tanto para que llegara al departamento. Y estamos trabajando mucho en la recuperación de estos espacios en el Parque Ferri y también en Drummond, donde hay una intrusión de la vía”, refirió el jefe comunal.

Por su parte, su par de Las Heras, Daniel Orozco recalcó en la consulta con Los Andes: “Estuve arriba de las duplas cuando fuimos hasta Maipú y vi lo tremendamente importante que es para la gente para mejorar su conectividad y no se requieren mayores gastos ni en tiempo, ni en dinero”.

“Se va a poder cruzar de una ciudad a la otra en pocos minutos. El viaje se hace muy bien, es muy cómodo y con una limpieza total. Estamos ahora haciendo una erradicación de las villas que están en la zona del aeropuerto desde hace mucho tiempo”, agregó Orozco.

Fondos provinciales

Daniel Vilches detalló que el proyecto se hará con fondos provinciales, que ascienden a 35 millones de dólares, y la nueva traza funcionará gracias a las nuevas 39 duplas que se donaron de California.

“Estas nuevas duplas fueron las que le dieron razón de ser a esta ampliación. La idea es que, mucho antes de que esté el proyecto en marcha, se sumen nuevas frecuencias en el recorrido actual”, aclaró el presidente de la STM.

Los nuevos vehículos tienen 25 metros por dupla, ocho puertas para ascenso y descenso, rampa para discapacitados y una capacidad de 64 asientos.

En marzo de 2022, a través del decreto 192/2022, el Gobierno de Mendoza aceptó “la donación de treinta y nueve (39) carros de riel largo (LRV) Siemens SD100 de 1995 usados, a ser trasladados en lotes y números de serie conforme al certificado de donación, suscripto por Sharon Cooney en su carácter de CEO de Metropolitan Transit System”.

Al respecto, el secretario de Servicios Públicos, Natalio Mema, indicó en la recepción de las nuevas duplas hace algunos días: “Logramos transformar la Empresa de Transporte de Mendoza y hoy es modelo a nivel nacional. En la época de mayor fluctuación cambiaria logramos incorporar 18 colectivos eléctricos y estamos por ingresar 20 colectivos a GNC. Paralelamente, San Diego nos ha donado 39 duplas que van a venir en 13 viajes distintos y contamos con el compromiso de las autoridades del sistema de transporte de esa ciudad de que en el 2028, si logramos continuar haciendo las cosas bien, podríamos recibir otras 39 duplas”.

El anuncio del gobernador

El domingo 1 de mayo, en la apertura de sesiones ordinarias, el gobernador Rodolfo Suárez anunció el inicio al proceso de licitación para la construcción de dos etapas en la extensión del Metrotranvía, al Norte, desde la estación Avellaneda en Las Heras hasta el aeropuerto, y al Sur, desde la calle Beltrán de Godoy Cruz hasta calle Pueyrredón de Luján de Cuyo.

El mandatario ponderó en sus palabras: “Sumaremos más de 20 kilómetros nuevos de recorrido, duplicando los 19 kilómetros actuales”.

En aquella oportunidad también destacó que “se realizará la adquisición de 20 unidades propulsadas a GNC con fondos del Gobierno provincial, con una inversión de 400 millones de pesos. Serán los primeros del país en circular en el transporte regular bajo esa modalidad, sumándose a los 18 eléctricos que hoy se encuentran en funcionamiento, siendo los únicos del país bajo esa propulsión también”.


lunes, 27 de junio de 2022

En Invap, a orillas del Nahuel Huapí, ya se gestan tres nuevos satélites argentinos
Son el SABIA-Mar y el Saocom 2, para la Comisión Nacional de Actividades Espaciales, y el SG-1, para ArSat, que tendrá propulsión eléctrica.
Por Nora Bär



En Rio Negro, son las 9.30 y acaba de amanecer. Pero ni el cielo todavía plomizo ni la temperatura gélida alcanzan para empañar la magnificencia del Lago Nahuel Huapí y las cimas nevadas que son el telón de fondo de la planta de Invap, la única compañía de América latina capaz de desarrollar un satélite de punta a punta, incluidos los ensayos. Se diría que en este vértice del planeta confluyen la belleza natural de bosques y montañas, y la de la inteligencia tecnológica que hace posible lanzar dispositivos que surcan el espacio al borde de la gravedad terrestre, algo que dominan pocos países del planeta.

En estos momentos, en sus enormes hangares de alrededor de ocho metros de alto y asepsia quirúrgica se gestan tres nuevos aparatos. El SABIA-Mar (Satélite de Aplicaciones Basadas en la Información Ambiental del Mar), concebido dentro del Plan Espacial de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae) como una misión de observación de la Tierra para el estudio del mar y las costas, y el ArSat Segunda Generación (SG-1), que tomará la posta del Arsat 2 en la posición geoestacionaria de 81°. Ambos con lanzamiento previsto para la segunda mitad de 2024. A estos se suma el Saocom 2, para dar continuación a la medición de la humedad del suelo y aplicaciones en emergencias, tales como detección de derrames de hidrocarburos en el mar y seguimiento de la cobertura de agua durante inundaciones, que integrará la constelación conjunta con la Agencia Espacial Italiana (ASI), que debería estar listo para ser lanzado en la segunda mitad de 2026, antes de que termine la vida útil de sus antecesores, los Saocom 1.


El lanzamiento del Saocom (montaje fotográfico, gentileza INVAP)


“En este momento, estamos sufriendo demoras en los plazos de entrega de partes críticas que afectan a los sectores tecnológicos internacionales, como también le ocurre a la industria de celulares, chips … –cuenta Nicolás Renolfi, subgerente de proyectos espaciales de la compañía–. Lo que antes se resolvía en 12 meses, ahora tarda 18 y hasta 24… Complicado, pero le estamos buscando la vuelta”.

Receta para fabricar un satélite

Y aquí estamos, dispuestos para iniciar, con un grupo de colegas, una breve recorrida por esta “cuna” de satélites. Para franquear la puerta del “cuarto de integración” es indispensable respetar un protocolo estricto: enfundarse en un guardapolvo de tela antiestática (para no dañar circuitos electrónicos), cofia y cubrecalzado, e higienizar el equipo electrónico. “Todo esto es necesario para mejorar la confiabilidad de la nave –explica Renolfi–. La ingravidez y el vacío pueden jugar malas pasadas, por lo que es imprescindible mantener distintos estándares de asepsia. Para la integración, se usa lo que se llama ‘clase 100.000’ (partículas por metro cúbico). Cuando estamos soldando propulsión, hay que "bajarle" la clase (es decir, reducir el número de partículas) porque si quedan impurezas dentro de una tubería, por ejemplo, podría haber inconvenientes en el cierre de alguna válvula y producirse pérdidas de combustible. Y el cuarto de óptica tiene que ser más limpio todavía. No podemos tocar ningún componente con la mano porque la grasa podría provocar un falso contacto. Y si queda una basurita dando vueltas, después en el ambiente sin gravedad todo flota, se puede introducir en distintas partes y causar fallas. Hay componentes que absorben gases en tierra, principalmente humedad, y después lo sueltan durante el vuelo. En general, las lentes son los sectores más fríos, así que se depositan sobre esas superficies y nunca más se desempañan. Y ni hablar de que a uno se le pierda una tuerca o un tornillo”.


El ingreso al "cuarto de integración"


Por un lado, se arma la “plataforma de servicio”, encargada de proveer energía (paneles solares, baterías), comunicación (el sistema que informa el estado de salud del satélite, qué parte está funcionando y cuál no), la “actitud” (sensores, actuadores y giróscopos que indican hacia dónde está apuntando), y un dispositivo que va “mirando” las estrellas y compara su posición con un mapa estelar.

Las cajas electrónicas se prueban por separado, antes de integrarlas a la estructura.

Y finalmente está el “equipo de tierra” GSE (ground support equipment), compuesto por los eléctricos EGSE y mecánicos MGSE, utilizados para soporte a la integración y ensayo del satélite. Los mecánicos, se usan, por ejemplo, para simiular la ingravidez (0g) y los eléctricos imitan todas las señales que recibiría el satélite. A los EGSE se los suele emplear adicionalmente para generar distintas perturbaciones o fallas (se deja al sistema sin parte de la propulsión o sin la rueda de inercia) para probar que se recupera bien (sistema FDIR: Fault Detection Isolation and Recovery).

Por otra parte, algunos MGSE permiten simular la falta de gravedad a ras de suelo. Para probar el despliegue de los paneles solares se utiliza una enorme estuctura. “En satélites como los Saocom o los ArSat, podrían pesar más de 100 kg –destaca Renolfi–. Pero las bisagras no están diseñadas para soportar esa masa, porque en el vacío los paneles no pesan. Entonces, los paneles solares se cuelgan de unos cables que deben ajustar muy bien la tensión. Si la tensión fuese poca, tenderían a caerse, y en el caso contrario, si fuese excesiva, tenderían a elevarse provocando fallas en las bisagras. Nos lleva un día ajustar ese tipo de MGSE (‘planitud´, alineaciones y tensiones) antes de realizar el despliegue”.


El modelo electrónico del SABIA-Mar, en desarrollo


Nuevas tecnologías

Generación tras generación, se fue adquiriendo experiencia y realizando mejoras en cada uno de los satélites. Se redujeron ensayos, costos y tiempo de fabricación. “El siguiente salto lo daremos en el ArSat SG-1, que estará dotado de propulsión eléctrica –cuenta Renolfi–. En los satélites geoestacionarios anteriores, la mitad o más del peso (alrededor de una tonelada y media) era el combustible. En el momento del lanzamiento, el ArSat SG-1 pesará tres toneladas, pero aproximadamente solo 100 kilos serán de combustible. Porque el propulsor eléctrico utiliza muchísima energía (solar, en este caso), para acelerar iones de un gas (xenón) a alta velocidad, lo que genera un empuje. Este es mucho menor que el de propulsión química, pero como se lo tiene encendido constantemente, alcanza las mismas velocidades, aunque tarda más (llegar a la posición final luego del lanzamiento puede llevar alrededor de seis meses, en lugar de unas semanas). Necesita paneles solares mucho más grandes para el motor, pero luego requiere muy poca propulsión y mantenimiento. Así, uno puede poner a bordo más equipo de comunicación, ya que se tiene más energía eléctrica disponible”.


La sala de óptica


Además de esto, también están desarrollando un sistema de comunicaciones flexible basado en software que permitirá modificar las frecuencias y los anchos de banda. “Esto es útil sobre todo en los actuales mercados cambiantes, en los que no conviene fijar una distribución geográfica de frecuencias y anchos de banda durante los 15 años de vida útil de estos satélites, y permitirá la reconfiguración en vuelo adaptando las capacidades a los cambios de consumo de datos de los clientes”.

Para el ArSat 1 y 2, gran parte de la tecnología que se incluyó fue extranjera. “Nosotros fabricamos toda la estructura, la parte térmica y el cableado, todo el software y una computadora del sistema de control de actitud, que es de las más importantes –cuenta Renolfi–, pero los otros equipos se compraron en el exterior. Y estuvo muy bien… hasta que salimos a jugar internacionalmente. Cuando queríamos exportar, muchas veces teníamos que competir con las mismas compañías que nos vendían las partes, entonces quedamos a merced de precios o plazos de entrega que nos dejaban afuera del mercado. Ahora, el SG-1 tendrá un ciento por ciento de integración ‘vertical’: toda la electrónica del satélite es argentina, y seleccionamos cuidadosamente a los proveedores pensando en la posterior exportación. Aprendimos lo que había que hacer y es lo que estamos aplicando en este programa”.

El Saocom 2 enfrentará una revisión en las próximas semanas. “Estamos tratando de acortar tiempos utilizando nuevos procesos –afirma Eduardo Ibañez, jefe de la ingeniería de sistemas–. La idea es cambiar la ‘aviónica’, como se llama a las computadoras de a bordo, cuyos componentes ya están obsoletos y no se encuentran en el mercado. En el SABIA-Mar utilizamos una arquitectura centralizada y la vamos a implementar también en el Saocom 2. Se están evaluando alternativas de mejoras para el instrumento, por ejemplo en el ancho de banda o haciendo más inteligente el software… Estamos en los primeros pasos del proyecto”.

También están trabajando en el concepto de arquitectura segmentada propuesto por Conrado Varotto en 2014 y cuyo desarrollo luego se detuvo por problemas presupuestarios: una nueva generación de satélites de pequeñas plataformas que operarán coordinadamente para dar respuestas equivalentes o mejores que las que se obtienen con las convencionales. Cada segmento es un satélite que lleva una única carga útil o un solo recurso del sistema, como puede ser el procesador de datos, lo que permitirá incorporar rápidamente instrumentos y dar respuesta rápida a nuevos requerimientos de datos espaciales.

“Esto forma parte de una tendencia llamada New Space, con una visión distinta de lo que se venía haciendo, con componentes más económicos”, agrega Ibañez.


Los paneles solares del Saocom, en el cuarto de ensayos de Ceatsa (Gentileza INVAP)


Sin lugar para lágrimas

Una vez que el aparato está en el espacio, no hay oportunidad para arrepentimientos. Por eso, el proceso de revisión de los satélites es ultra riguroso. Invap posee (compartido con ArSat, en un 80 y un 20%, respectivamente) el Centro de Ensayos de Alta Tecnología, donde se puede simular el lanzamiento (los primeros minutos de terror por las tensiones a las que está sometido) y la vida útil en el espacio.

Para evitar problemas, en la industria satelital hay un lema: “Test as you fly, fly as you test” (Ensaya como vas a volar, vuela como ensayaste). Los tests son incluso más exigentes que lo que deberá afrontar el aparato.

“Los ensayos de vibración mecánica se hacen en unos shakers, motores que sacuden al satélite como si estuviera en el lanzador –describe Renolfi–. Cada modelo es sometido a entre una y media, y tres veces la intensidad de vibración que deberá soportar en todos los ejes. Tenemos que probar cada parte calibrando muy bien distintos escenarios de energía, siempre con un poquito de exceso, porque si uno le deja poco margen, puede fallar en el lanzamiento”.

La “cofia” del cohete, al someterse a presiones de aire durante el encendido de motores y el vuelo, vibra y genera ondas acústicas envolventes, de modo que también se lo prueba en un enorme hangar cubierto de paneles “absorbedores” en el que un conjunto de parlantes emiten sonido que duplica aproximadamente el volumen de un recital en el estadio de River.

Finalmente, el satélite llega al espacio y entonces hay que simular el ambiente de vacío. Para eso, se lo introduce en una cámara sin oxígeno durante alrededor de tres semanas a lo largo de las cuales se lo somete a temperaturas que van de los -100°C a los 100°C.

“Nos lleva dos o tres días llegar al vacío que necesitamos –explica nuestro guía–. Primero, extraemos el oxígeno con una bomba mecánica, como si fuera un inflador de bicicleta al revés. Pero no es suficiente, por lo que después hay que emplear bombas criogénicas, que mediante el uso de nitrógeno líquido consigue generar los niveles de vacío requeridos. Para cada uno de estos ensayos se trabaja durante alrededor de 25 días en triple turno”.

La órbita terrestre no es ambiente para débiles, incluso con todas estas previsiones hay múltiples circunstancias que pueden dañar un satélite. Por ejemplo, durante el despegue, cuando todavía no se alcanzó el vacío absoluto, hay un rango de presión intermedio en el que se puede generar un efecto “corona”, los equipos de radio pueden ionizarse y si se encienden en ese momento, se queman. Adicionalmente hay radiación, y este efecto es mayor cuando se producen auroras boreales a su paso, ya que hay muchas partículas cargadas que pueden “enloquecer” o inclusive quemar las computadoras.

A pesar de que la Argentina es uno de los siete países del mundo con la capacidad de hacer radares espaciales, aunque hubo alguna oferta interesante, todavía no se concretaron exportaciones. Para tener mejor acceso al mercado internacional, el año último Invap se asoció con Turkish Aerospace Industries para crear Gsatcom, que se dedicará al diseño de una familia de satélites geoestacionarios. El primer modelo en implementarse será el ArSat SG-1 para ArSat. Se espera que este satélite brinde banda ancha satelital de alta calidad a más de 200.000 hogares en la Argentina y países limítrofes a bajo precio. También permitirá ampliar las redes actuales de 4G en zonas rurales y de baja densidad poblacional.

Además de satélites, la firma rionegrina fabrica reactores de investigación, radares meteorológicos y de vigilancia, y hasta participa en el nuevo centro de protonterapia contra el cáncer. “A lo largo de 45 años, las crisis nos llevaron a diversificarnos –explica Vicente Campenni, su actual director ejecutivo–. Lo que más nos importa es la gestión del talento. Somos una empresa del Estado y no podemos tener accionistas que no sean entes públicos, pero desde el comienzo nos planteamos que teníamos que vivir de lo que vendemos, generar empleo genuino y desarrollar tecnología”.

Y lo están haciendo. El ADN de Invap no admite el “no podemos”.



Satélites: una industria líder en la región con empresas que suman servicios de exportación
La industria satelital tomó un decidido impulso en las últimas tres décadas y se posicionó como líder en América latina. Como en otros países, el puntapié inicial lo dio el Estado. Hoy son numerosas las empresas del sector privado que hacen negocios en el espacio.
Por Gerardo Choren


La industria satelital argentina está en pleno crecimiento y genera oportunidades para los privados que desarrollen servicios, entre otros. (Foto: ARSAT)


A la Argentina pareciera que le va mejor en el espacio que en el suelo. Es el primer país de la región con presencia en la actividad espacial y el onceavo con mayor número de satélites a nivel mundial, según estadísticas oficiales.

En noviembre se cumplirán 28 años del primer Plan Nacional Espacial, que permitió llevar adelante un programa de desarrollo de satélites de observación de la Tierra y la infraestructura asociada.

El impulso que tanto el Estado argentino como otros países le dieron a esta actividad tiene por estos tiempos una palabra que lo define: “Newspace”, la aparición de empresas privadas que apuntan a “conquistar” el espacio. Una de las más reconocidas a nivel mundial es “Space X”, del multimillonario Elon Musk.

“Hay una explosión mundial por la actividad espacial”, indica el presidente de Veng, Marcos Actis. Esa empresa de servicios y desarrollos tecnológicos, con especialidad en la actividad espacial, está constituida como sociedad anónima con participación estatal mayoritaria de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE).


La industria satelital en la Argentina es pionera en la región y líder en desarrollo en América latina. (Foto: Arsat)


Este mes, Veng firmó un acuerdo con la empresa finlandesa ReOrbit para fabricar y exportar satélites desde su sede en Córdoba. Allí, en el Centro Espacial Teófilo Tabanera de la localidad de Falda del Cañete, se producirán satélites que podrán exportarse a la región. Para los finlandeses, la Argentina es la puerta de entrada al mercado latinoamericano.

“El acuerdo con ReOrbit es complementario y no de superposición de tareas. De aquí buscamos abastecer a América Latina. Veng tiene la capacidad de ensamblar satélites y la compañía finlandesa de aportar las partes necesarias para el armado”, comentó Actis.

En diálogo con TN, el directivo ejemplificó: “El funcionamiento de la industria satelital es similar al de la automotriz: se ensamblan las partes que llegan al país para armar un satélite que tendrá un determinado fin y que podrá ser utilizado a nivel local o bien comercializado a otro país”.

La empresa finlandesa, con sede en Helsinki, diseñó una plataforma satelital que puede ser utilizada en distintas órbitas (bajas, medias, altas y en el espacio profundo) y que se adapta a cargas útiles que van desde los 150 hasta los 500 kilos.

Qué números mueve la “economía del espacio”

Si bien no hay datos puntuales de lo que genera la “economía del espacio” en la Argentina, los ingresos a nivel mundial llegaron a US$ 317.000 millones en 2020 y crecieron un 15% en seis años, de acuerdo con las últimas estadísticas difundidas por la Satellite Industry Association (SIA).

En tanto, la industria satelital pasó de representar el 63% de la economía del espacio en 2014 al 73% en 2020. Hay más de 80 países con satélites en órbita, entre ellos la Argentina, y más de una decena lograron hacer sus propios lanzamientos.


Mapeos de mares, ríos y áreas agrícolas son algunos de los servicios que se desprenden del desarrollo de la industria satelital en la Argentina. (Foto: Arsat)


En 2020 se realizaron 94 lanzamientos orbitales comerciales -que generaron ingresos por US$5300 millones- 40% de los cuales fueron realizados por empresas estadounidenses. Además, se colocaron en órbita 1194 satélites, principalmente de telecomunicaciones.

La industria de servicios satelitales generó ese año ingresos globales por US$117.800 millones, de acuerdo con una investigación del Conicet y la Universidad de Buenos Aires en base a datos de la SIA, a la que accedió TN.

Argentina es líder regional en desarrollo satelital

Actis destacó el liderazgo regional de la Argentina en esta industria: “Es un país pionero y el único de América Latina con desarrollo satelital. Recién ahora Brasil está empezando a transitar ese camino”.

El asesor de la dirección ejecutiva y técnica de la CONAE, Fernando Isas, también resaltó el impulso que el país le da a esta actividad. “La Argentina desarrolló mucho al sector. Y ese desarrollo empezó por la CONAE en 1994, cuando se lanzó el Plan Espacial, que luego fue sucesivamente revisado. A casi 30 años de aquel momento, el objetivo de nuestro organismo sigue siendo estimular la actividad para que pueda haber una industria competitiva”, expuso el directivo.

Isas destacó que muchas empresas del sector privado incorporaron gente capacitada en CONAE: “Son profesionales que buscan un progreso profesional y económico. Y está bien que así sea”.

La CONAE cuenta con un presupuesto de unos US$60 millones para este año y más de 200 empleados.


Mapa de salinidad global del mar obtenido por la misión SAC-D/Aquarius. (Foto: CONAE)


El tercer satélite argentino

Durante la Asamblea Legislativa de marzo, el presidente Alberto Fernández habló del relanzamiento del Plan Satelital, con la construcción del tercer satélite argentino, el Arsat SG1, que sería lanzado al espacio a fines de 2024 o principios de 2025. Y también anunció la construcción de un cuarto satélite, el Arsat SG2, operativo a partir de 2026, según cálculos del Gobierno.

Ambos satélites geoestacionarios son “para la exportación de servicios de valor agregado en América del Sur y para brindar soluciones de conectividad”, expresó el jefe de Estado.

Con los satélites de telecomunicaciones que fueron lanzados en 2014 y 2015 (Arsat 1 y 2, construidos en el país) la Argentina se consolidó en esta industria.

El crecimiento de la actividad a nivel local puede observarse en convenios de cooperación binacional con Estados Unidos: dos satélites denominados Saocom fueron lanzados con vehículos de Space X. Y la CONAE desarrolló cuatro satélites de la serie SAC con la NASA como socio principal.


En agosto de 2021 se hizo el lanzamiento de Saocom 1B, desarrollado y construido por la CONAE con la participación de las empresas VENG e INVAP. (Foto: VENG)


La Asociación de la Industria Satelital, con sede en Washington, estima que en 2029 habría 107.000 satélites en órbita, lo cual abre una oportunidad para que las empresas privadas argentinas que operan en este mercado puedan expandirse.

Un satélite del tamaño de una lata de gaseosa

Recientemente, más de 4000 estudiantes y docentes reunidos en 850 equipos provenientes de distintas escuelas secundarias de todas las provincias se sumaron a la iniciativa CANSAT Argentina, convocada por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación y la CONAE.

Los equipos completaron este mes una serie de capacitaciones virtuales cuyos contenidos servirán para elaborar el diseño de un satélite del tamaño de una lata de gaseosa -de allí, el término CAN (lata) y SAT (satélite), por sus siglas en inglés-, que luego podría ser construido y lanzado en un cohete.

Ahora, en una segunda etapa, cada equipo deberá enviar a los organizadores –con fecha límite el primero de julio próximo- un formulario con la descripción de su proyecto y un video de presentación para seguir en carrera, destacó el Gobierno.


Alumnos de escuelas secundarias de la Argentina participan de una iniciativa para armar su propio satélite y lanzarlo al espacio. (Foto: CONAE)


Quienes alcancen la siguiente instancia -tras haber sido evaluados por profesionales del Ministerio, de la CONAE y de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN)- van a recibir un kit de materiales provisto por la agencia espacial argentina para construir, a lo largo de dos meses, su CANSAT.

Quienes lleguen a la etapa final tendrán la oportunidad de participar en la campaña de lanzamiento de sus satélites, en octubre de 2022.

CANSAT es una competencia impulsada por las principales agencias espaciales del mundo, como la NASA y la Agencia Espacial Europea (ESA). En Argentina es organizada por el Ministerio de Ciencia y Tecnología y la CONAE. Su objetivo es acercar a los jóvenes a la actividad espacial.



domingo, 26 de junio de 2022

Mendoza: Vuelve el tren de pasajeros
El tren es el modo de transporte más confiable, no depende del tráfico y es el que menos afectado se ve por las inclemencias meteorológicas. Además crea polos turísticos y comerciales a su alrededor.
por Jorge Difonso


Vuelve el tren de pasajeros. / Foto: El Corredor Noticias.


Con inmenso agrado hemos visto la llegada oficial del tren de pasajeros desde Buenos Aires a la ciudad de Justo Daract, en la provincia de San Luis.

Próximamente, según nuestro master plan, debería llegar a nuestra provincia, de acuerdo a lo planificado junto a funcionarios nacionales encabezados por Martín Marinucci, presidente de Ferrocarriles Argentinos.

Se ha realizado con éxito una prueba crucial para reactivar el servicio de tren de pasajeros y de carga entre la Ciudad autónoma de Buenos Aires (Retiro), y la localidad puntana de Justo Daract.

La próxima estación debería ser General Gutiérrez (Maipú). Así, se convertiría en un nodo de nexo con ramal del metrotranvia y su red de derivaciones futuras (aeropuerto, Luján de Cuyo, Chacras de Coria, Maipú y posteriormente también al Valle de Uco).

La Mendoza del futuro, a corto, mediano y largo plazo, es una inquietud que pusimos desde hace ya un tiempo a consideración de la Cámara de Diputados, y por su intermedio a nuestro Ejecutivo provincial. Con esa meta, expusimos una propuesta de planificación urbana y rural, integrada con planificación de la movilidad y transporte con medios no contaminantes para toda la provincia de Mendoza, que se transformó en un master plan.

Allí volcamos pensamientos, ideas y extrapolamos también antecedentes importantes que ya hubo en nuestra provincia en otros tiempos no tan lejanos, pero todos con la intención de pensar la Mendoza del futuro, en este caso desde el punto de vista urbanístico, pero sobre todo, poniendo la columna vertebral en el crecimiento poblacional junto al servicio de transporte público de pasajeros.

Nos referimos especialmente al uso del tren, y otras formas de un servicio ferroviario de calidad, que comunique a todas las regiones, que sea pensado en que hay que comunicar las poblaciones, pero además debe ser un servicio no contaminante, sustentable, perdurable en el tiempo, y en la medida de lo posible, autosustentable desde sus costos de puesta en marcha y mantenimiento.

El tren es el modo de transporte más confiable, no depende del tráfico y es el que menos afectado se ve por las inclemencias meteorológicas. Además, crea polos turísticos y comerciales a su alrededor.

Hemos trabajado siempre con mendocinos idóneos en la materia como ex trabajadores del ferrocarril y profesionales apasionados por este medio de transporte. Nos marcaron que debíamos recuperar, adecuar y complementar la red troncal ferroviaria existente con extensiones que ampliarán la cobertura del servicio masivo en el Área Metropolitana Gran Mendoza (AMGM) y en el resto de la provincia. Además, concentrar masiva y confortablemente el flujo de pasajeros que viajan de punto a punto, que llegan o pasan por los centros urbanos.

Por último debemos crear puntos de acceso con servicios para los usuarios, que inviten a dejar el auto particular en un lugar seguro para ascender a un medio de transporte que, directo o combinado, llegue a todos los destinos deseables. Esto implicaría además generar una plusvalía que amerite el emprendimiento de profundos procesos de desarrollo y renovación urbana y re-poblamiento rural con beneficios para la comunidad en general.

*El autor es diputado provincial.



viernes, 24 de junio de 2022

VENG-ReOrbit: Asociación satelital
La empresa estatal VENG firmó un convenio con la empresa finlandesa ReOrbit para ensamblar satélites en la Argentina y brindar servicios de ingeniería y logísticos para América Latina. Se trata de una iniciativa para crear una plataforma satelital flexible que pueda adaptarse a diferentes misiones y así acelerar el desarrollo de proyectos.
Por Matías Alonso




Un acuerdo entre la empresa estatal VENG y la empresa finlandesa ReOrbit permitiría integrar y exportar satélites desde 150 a 500 kilos de peso, destinados a diversos tipos de órbita, desde la Argentina. ReOrbit es una empresa que busca crear una plataforma flexible que se pueda adaptar a diferentes misiones satelitales y así hacer más rápido el período de desarrollo de los proyectos.

La fortaleza principal de ReOrbit está en el software para satélites, un desarrollo con el que buscan crear algo similar a un sistema operativo genérico (la plataforma satelital fue bautizada “Gluon Satellite Bus”) que pueda ser adaptado a las necesidades de cada cliente y usar hardware que se puede conseguir en el mercado, lo que permitiría acortar mucho los tiempos de desarrollo y los costos de los satélites.

La estrategia de ReOrbit es ensamblar sus satélites en Finlandia cuando se trate de clientes europeos o en la Argentina cuando se trate de clientes latinoamericanos, para así simplificar la logística. VENG, en tanto, también brindará servicios de ingeniería para todos los proyectos de ReOrbit que lo necesiten.


Render del satélite Gluon para órbitas bajas y medias. Foto: ReOrbit.


La empresa finlandesa ya firmó su primer contrato con un cliente japonés por tres satélites de comunicaciones. Se trata de satélites TDRS (por tracking and data relay system) que se comunican entre sí y con otros satélites mediante enlaces láser, para luego bajar toda la información a una estación terrena. Estos primeros satélites serán construidos en Finlandia.

El vicepresidente de Ingeniería de ReOrbit es Carlos Pedalino, un ex ingeniero de INVAP que reside en Bariloche. En diálogo con TSS, Pedalino dijo: “Nuestra idea es expandirnos en América Latina y VENG tiene un rol estratégico muy importante, que nos daría facilidades para armar el satélite acá en la Argentina si aparece un cliente en la región. Estar cerca de los clientes latinoamericanos, de manera de que el cliente pueda participar de la construcción del satélite si lo quisiera, simplificaría mucho la logística. Además, VENG tiene capacidades e infraestructura, por lo que de alguna manera nos complementamos muy bien en la ingeniería”.

Pedalino conoció al CTO de ReOrbit, Ignacio Chechile, cuando ambos trabajaban juntos en INVAP hace algunos años. Posteriormente, ambos emigraron, Chechile a Finlandia y Pedalino a Alemania, pero siguieron en contacto. En el año 2019, Chechile fundó la empresa junto al CEO de ReOrbit, Sethu Saveda Suvanam, y este año se sumó Pedalino ya de vuelta viviendo en Bariloche. “La capacidad de la ingeniería argentina no la encontrás en cualquier otro lugar, entonces la valoramos un montón. También la infraestructura que tiene la Argentina, que está en un nivel excepcional. Y más hoy, cuando hay un montón de empresas en el sector espacial y la demanda de profesionales es muy grande”.


Carlos Pedalino, vicepresidente de ReOrbit, y Marcos Actis, presidente de VENG.


Desde VENG, su vicepresidente, Juan Cruz González Allonca, le dijo a TSS: “Se abre una oportunidad histórica para VENG y para el país, que es asociarse con una empresa europea que nos va a permitir desarrollar distintas líneas, principalmente la de satélites pequeños, que son muy requeridos en la industria. Los satélites son cada vez más chicos y livianos y este segmento no está del todo explotado, lo que nos permitiría fabricar satélites y exportarlos”.

VENG tiene experiencia en ensamble, integración y ensayo del instrumento de la antena radar en banda L, el instrumento principal de los satélites SAOCOM, pero todavía no tienen experiencia en satélites pequeños. “Que se haya firmado este convenio y que se hayan reconocido las capacidades de VENG es un respaldo importante. Confían en que podemos encarar este tipo de proyectos. Es mucho más complejo hacer el instrumento del SAOCOM que satélites chicos, porque el proyecto para el SAOCOM fue algo hecho a medida y de mucha complejidad”.

Usualmente, lo que se hacía en el diseño de satélites era seguir un modelo de proyecto en función de la misión para luego, en función de esos requerimientos, determinar el hardware necesario para poder llevarla a cabo. Esto requiere pensar cada satélite como un proyecto único y conlleva grandes presupuestos y tiempos de ejecución. Esa forma de trabajo cambia en el desarrollo de satélites pequeños, que llevan menos tiempo de desarrollo y menores presupuestos ya que los proyectos son más estandarizados, para que puedan adaptarse a diversas clases de misión. Eso, a su vez, bajó las barreras de entrada al mercado satelital y aparecieron muchos nuevos clientes en diversos sectores.

ReOrbit –que tiene sus oficinas centrales en Helsinki (Finlandia) y oficinas comerciales en Estocolmo (Suecia)– busca posicionarse en un segmento medio en el mercado satelital. “Históricamente, los satélites se diseñaban desde el hardware, las unidades y la configuración física. Nosotros desarrollamos primero el software, como si fuese un sistema operativo al que después se le puede ir cargando la aplicación que se pretende en función de la misión. Nuestro objetivo es trabajar muy fuerte en el software para que, si después nos piden un satélite de aplicación óptica, poder sumarle una capa de funcionalidad con ese fin, que se conecte con el equipamiento requerido. La idea es tener una plataforma flexible que sirva para todas las aplicaciones”, explicó Pedalino.



Los satélites chinos evaden la investigación de vigilancia de EE. UU. y luego miran hacia atrás, según un informe
•Los encuentros cercanos entre los satélites de los dos países son cada vez más frecuentes a medida que las potencias espaciales juegan al "gato y al ratón" en órbita
•Los expertos dicen que se necesitan nuevas reglas y normas para el espacio ultraterrestre para garantizar la seguridad
por Amber Wang


China lanza los satélites Shiyan 12-01 y Shiyan 12-02 desde el Centro de Lanzamiento Espacial de Wenchang en diciembre. Foto: Weibo


Los satélites chinos han demostrado la capacidad de evadir y monitorear un satélite de vigilancia de EE. UU., lo que llevó a los expertos a pedir nuevas normas a medida que las potencias espaciales juegan cada vez más al gato y al ratón en órbita, según un nuevo informe.

A principios de este año, dos satélites chinos fueron abordados por un satélite de vigilancia espacial estadounidense después de que alcanzaran la órbita geoestacionaria, según el informe publicado por Space News el 16 de junio.

Los satélites chinos, Shiyan-12-01 y Shiyan-12-02, despegaron en direcciones opuestas cuando USA 270 se acercó, y el Shiyan-12-02 se posicionó para mirar hacia atrás al satélite estadounidense, según el informe.

La Corporación de Ciencia Aeroespacial de China (China Aerospace Science Corporation o CASC) lanzó los satélites desde el Centro de Lanzamiento Espacial de Wenchang en la provincia sureña de Hainan en diciembre pasado.

No es la primera vez que hay encuentros cercanos entre los satélites de los dos países, ya que los juegos de "gato y ratón en órbita geoestacionaria" entre los competidores son cada vez más frecuentes, según el informe.

En noviembre, un satélite de vigilancia estadounidense se acercó a Shijian 20, el satélite de comunicaciones más avanzado de China, pero, según los informes, se alejó a toda velocidad.

La Secure Wourld Foundation, que se dedica al uso sostenible y pacífico del espacio ultraterrestre, está “preocupada de que la ambigüedad sobre algunas de estas acciones y el aumento de las tensiones puedan conducir a algún tipo de conflicto, a errores o percepciones erróneas”, Brian Weeden, el director de planificación de programas de la fundación, dijo a Space News.

El encuentro reciente se produce cuando los dos países han expresado su preocupación por las actividades espaciales de cada uno.

El año pasado, China se quejó ante las Naciones Unidas de que dos satélites de SpaceX Starlink se habían acercado peligrosamente a la estación espacial Tiangong del país, obligándolo a tomar medidas evasivas.

Los investigadores militares dijeron posteriormente que China necesitaba desarrollar la capacidad de destruir o desactivar satélites si amenazaban la seguridad del país.

Los líderes militares estadounidenses expresaron su preocupación cuando el satélite de mitigación de desechos espaciales Shijian 21 de China arrastró un satélite de navegación BeiDou desactivado 3.000 km (1.864 millas) a una órbita de cementerio en enero.

El general del Ejército de EE. UU. James Dickinson, comandante del Comando Espacial de EE. UU., dijo al Comité de Servicios Armados del Senado en marzo que Shijian 21, un satélite con tecnología de brazo robótico, “podría usarse en un sistema futuro para agarrar y desactivar otros satélites”.

El último encuentro entre los satélites de EE. UU. y China ha provocado debates sobre la creación de nuevas normas y reglas para el espacio, según el informe de Space News, y Weeden sugiere que debería haber más comunicación entre países sobre acercamientos cercanos, incluso para satélites militares.

Jiao Weixin, de la Facultad de Ciencias de la Tierra y el Espacio de la Universidad de Pekín, dijo que no era difícil monitorear los satélites y cambiar la trayectoria, pero que se necesitaban con urgencia normas internacionales para garantizar la seguridad y evitar colisiones.

Jiao dijo que EE. UU. ha vigilado constantemente los satélites chinos a través de su avanzada tecnología de vigilancia, pero a pesar de ser un actor espacial importante, EE. UU. no ha tomado la iniciativa en la creación de reglas que rijan las actividades espaciales, incluida la eliminación de desechos espaciales.



jueves, 23 de junio de 2022

Invap arrancó la construcción de Sabiamar, su último satélite





El Satélite Argentino-Brasileño para Información del Ambiente Marino, Sabiamar, comenzó a tomar forma en el cuarto limpio que la empresa rionegrina Invap tiene en su planta de Bariloche. Por ahora, es un bastidor vacío pero a medida que se vaya integrando con sus componentes y su carga útil, será un aparato de 700 kilos que girará alrededor de la Tierra a más de 650 kilómetros de distancia y a una velocidad tal que tardará dos días para pasar por el mismo sitio.

La empresa, que según la gobernadora Arabela Carreras, está en el mejor momento de sus 46 años de historia, enfrenta por estos días un reto porque la virtualidad hizo del mundo un mercado laboral global en ciertas disciplinas y le cuesta retener personal de ciertas especializaciones.

El cuarto limpio de Invap es un ambiente tan grande como impoluto, con sumo cuidado de lo que entra y sale de él, filtrado de aire y medidas contra la estática. Alguna vez hubo en ese ambiente dos satélites en construcción, las estructuras de un tercero y hasta el prototipo de uno de ellos, que se usa para ensayos.

El freno al desarrollo espacial argentino de 2016 se siente ahora: luego de la puesta en órbita del Saocom 1B, en 2020, se produjo un bache. Por ahora, el Sabiamar, que esperan que esté en órbita en 2023, es el único proyecto espacial en construcción. Y el tercero de los Arsat, llamado SG1 (por “segunda generación”), recién atraviesa etapas de diseño.

En ambos casos, el cliente es una agencia del Estado argentino (la Comisión Nacional de Actividades Espaciales en el del Sabiamar y la empresa estatal Arsat, en el segundo), pero avanza otro desarrollo, con aspiraciones internacionales, para vender satélites geoestacionarios de comunicaciones pequeños (“smallgeos”, les llaman) junto con una empresa de Turquía.

Invap factura unos 200 millones de dólares por año. La mitad proviene de exportaciones y el otro 50% es fruto de ventas dentro de Argentina. Para cumplir con estos contratos, la empresa importa el 20% de sus insumos.

El Sabiamar tendrá dos cámaras principales que permitirán observar el océano Atlántico. En la costa argentina tendrá una definición de 200 metros por píxel y en el resto de 800.

Pero además tendrá una tercera cámara de alta sensibilidad, con gran funcionalidad en la oscuridad de la noche, según explicó Gabriel Achtig, jefe del proyecto Sabiamar por parte de Invap.

Este satélite puede llegar a ser clave para combatir la pesca ilegal en el mar argentino, especialmente la que se hace de noche, con potentes reflectores, que atraen cardúmenes de calamares.

El tamaño final, sin instrumentos desplegados, es de 2 metros por 1,5, con un peso de 700 kilos, lo que incluye el combustible líquido que se usa esencialmente en el momento de entrada en su órbita y, a lo largo de su vida útil, para realizar maniobras de corrección de posición y para eludir alguno de los tantos objetos que conforman una cada vez más grande basura espacial.

En una recorrida de la sede central, que organizó la empresa para la prensa, hicieron además un repaso de las actividades en las áreas de defensa y seguridad (radares), nuclear y medicina.

El contrato de exportación más importante es hoy la construcción de un reactor nuclear de investigación en Países Bajos, de acuerdo con lo que dijeron los subgerentes Felipe Albornoz (área nuclear) y Pablo Abbate (desarrollo de negocios). Pero en lo que estrictamente nuclear hay varios desarrollos, como el reactor argentino RA10.

La venta de radares a Nigeria y la provisión más o menos sistemática de aparatos para el control aéreo a la Fuerza Aérea o la autoridad regulatoria de vuelos son otros de los proyectos en ejecución.

“Hay gente que quiere desarrollar tecnología aplicada en Argentina para Argentina”. El CEO de Invap, Vicente Campenni, explicó que este es uno de los principios que guían a los especialistas que se quedan en la empresa a pesar de las ofertas que reciben desde todo el mundo.

“Estamos compitiendo por el talento argentino”, añadió en un contacto con periodistas.

Lo que ocurre es que hay áreas (la ingeniería que se escribe antes de que se ejecute, la programación de software) que no obligan a la presencialidad que durante los tiempos duros de la pandemia se desarrollaron con normalidad de manera remota y que hoy son un recurso global, sin fronteras.

-La gobernadora dijo que Invap pasa por su mejor momento –le hizo notar RÍO NEGRO.

-Tenemos muchísimo trabajo. Nos cuesta pelear con otras empresas que buscan captar el talento. La estamos peleando -respondió antes de dar detalles sobre esta encrucijada laboral.

La empresa tiene unos 1.400 trabajadores; la inmensa mayoría cumple funciones en la ciudad de Bariloche, pero hay núcleos más pequeños en Buenos Aires, Córdoba, pero también en Países Bajos, donde Invap construye un reactor nuclear de producción de radioisótopos.

En esa zona de Petten, al norte de Amsterdam, en la costa del Atlántico norte, hay un horizonte de trabajo tal de los especialistas argentinos que los empleados de Invap se mudan con sus familias.

Están acostumbrados. Desde hace más de 20 años, cuando vendieron el reactor a Australia, el trabajo en el exterior es una constante.

Invap detectó sus propias habilidades en materia de radares cuando tuvo que desarrollar los dos satélites Saocom 1, que mediante un sistema de microondas, puede observar la superficie de la Tierra y algunos metros por debajo de ella inclusive.

Hizo radares de seguimiento de vuelos colaborativos (aerocomerciales) y de control de las fronteras, además de meteorológicos.

Cuando nuestro país fue sede temporal del G20, del que participan las naciones occidentales más desarrolladas, la Fuerza Aérea Argentina y el ministerio de Defensa contrató a Invap para actualizar viejos radares de su planta.

La empresa desarrolló incluso para esa cumbre radares primarios móviles y les dio a varios equipos casi obsoletos una vida útil de décadas y un abanico mayor de prestaciones.

Este trabajo le permitió competir y ganar la licitación para exportar dos radares primarios a Nigeria, con un contrato que está en plena ejecución.