martes, 31 de enero de 2017

Logran, por primera vez, crear «cristales de tiempo»
El hallazgo abre el camino hacia nuevas y hasta ahora inimaginables vías de investigación

por José Manuel Nieves


Los cristales de tiempo constituyen una nueva forma de materia - Kent Schimke


En septiembre del año pasado, dos equipos independientes de la Universidad de Princeton y la Estación Q de Microsoft en la Universidad de California lograban demostrar, teóricamente y en contra de la opinión mayoritaria, que los "cristales de tiempo" no son simples curiosidades matemáticas, sino que pueden existir en la realidad.

Ahora, otros dos equipos de físicos, uno de la Universidad de Harvard y otro del Joint Quantum Institute de la Universidad de Maryland han conseguido, por primera vez y de forma independiente, crear cristales de tiempo en sus laboratorios y confirmar así experimentalmente la existencia de estas extraordinarias estructuras que, según el Nobel de Física Frank Wilczek, que las propuso en 2012, tendrían la capacidad del movimiento perpetuo, violando una de las simetrías fundamentales de las leyes de la Física. Ambos equipos observaron en los cristales de tiempo exactamente el comportamiento predicho en 2016.

Los cristales normales, como el diamante, están formados por una red de átomos que se repite en el espacio. Pero varios estudios recientes sugieren que sería posible obtener materiales que se repitan también en el tiempo. El año pasado, por ejemplo, Norman Yao, de la Universidad de Berkeley, sugirió qué es exactamente lo que se debería medir para confirmar su existencia, y adelantaba además que los cristales de tiempo podrían constituir, en realidad, una nueva fase estable de la materia. Lo cual estimuló de inmediato a los dos equipos de Harvard y Maryland para "fabricar" el primer cristal de tiempo, la primera forma de materia no equilibrada observada por el hombre.

Para la mayoría de las personas, los cristales se identifican con diamantes, con gemas semipreciosas o con esas piedras de cuarzo que abundan en las colecciones de minerales. Pero para Norman Yao, esos cristales inertes son solo la punta del iceberg. Si los cristales poseen una estructura atómica que se repite en el espacio, como la red de carbono de un diamante, ¿por qué no pueden tener también una estructura que se repita en el tiempo, es decir, ser cristales de tiempo?

En su estudio anterior, Yao describía exactamente cómo medir las propiedades de un cristal así, e incluso predecía cómo deberían ser las diversas fases de un cristal de tiempo, algo similar a las fases líquida y gaseosa del hielo.

Ahora, los cálculos de Yao han demostrado ser algo más que meras especulaciones. De hecho, los dos grupos de investigadores que siguieron las instrucciones del físico de Berkeley han conseguido crear por primera vez cristales de tiempo. Ambos equipos, que han usado métodos completamente diferentes, están a la espera de que sus trabajos se publiquen en una revista científica. Sus resultados vieron la luz en dos artículos aparecidos a finales del pasado año en arXiv.org (aquí y aquí) El propio Yao es coautor de ambas investigaciones.

Movimiento perpetuo

Según explica Yao, estos cristales se repiten en el tiempo porque son "golpeados" periódicamente, algo así como tocar repetidamente una masa de gelatina para conseguir que se mueva. Pero para el investigador, el gran avance, más incluso que el hecho mismo de que estos cristales se repitan en el tiempo, es que se trata de los primeros de una amplia clase de materiales que están intrínsecamente "fuera de equilibrio", incapaces por completo de ajustarse al equilibrio inmóvil de, por ejemplo, un diamante o un rubí.

Por lo general, cuando un material está en su estado fundamental (estado de mínima energía, también conocido como energía de punto cero de un sistema) su movimiento es imposible, porque eso requeriría un gasto de energía de la que ese sistema ya no dispone. Por eso, los cristales "normales", como un rubí o un diamante, permanecen inmóviles, ya que están en equilibrio y en su estado fundamental. Pero los cristales de tiempo tienen una estructura que no solo se repite en el espacio, sino también en el tiempo, Y por lo tanto siguen oscilando incluso en su estado fundamental.

Podemos imaginar una gelatina, que se mueve y oscila cuando se la toca repetidamente. Lo mismo sucede con los cristales de tiempo, pero con la diferencia de que en ellos, el movimiento se produce sin necesidad de gastar energía alguna. Por eso, un cristal de tiempo es como una gelatina oscilando constantemente en su estado fundamental, y eso es lo que lo convierte en una forma de materia completamente nueva, materia no equilibrada y que es absolutamente incapaz de quedarse quieta.

"Estamos ante una nueva forma de materia -explica Yao- y esto es realmente genial porque es uno de los primeros ejemplos de materia no equilibrada que tenemos. Durante el último medio siglo, hemos estado estudiando materia en equilibrio, como metales y aislantes. Ahora estamos empezando a explorar un nuevo paisaje de materia no equilibrada".

El descubrimiento puede parecer abstracto, pero inaugura toda una nueva era de la Física. Hasta ahora, se había predicho la existencia de muchas clases extrañas de materia en el Universo, materia que no está en equilibrio y que ni siquiera hemos empezado aún a estudiar, incluyendo los cristales de tiempo. Ahora sabemos que esa materia es real.

Nueva forma de materia

Aunque para Yao resulta difícil imaginar un uso concreto para un cristal de tiempo, algunas de las fases propuestas para la materia no equilibrada prometen ser la solución para fabricar memorias perfectas o ser muy útiles en las futuras computadoras cuánticas.

El cristal de tiempo creado por Chris Monroe y sus colegas de la Universidad de Maryland utiliza una fila de diez iones de iterbio cuyos electrones interactían de forma similar a los sistemas de "qubits" (bits cuánticos) que están en la base de la computación cuántica. Para mantener los iones fuera de equilibrio, los investigadores los "golpean" alternativamente con dos láseres en una secuencia que se repite muchas veces: uno que crea un campo magnético y otro que voltea parcialmente el espín de los átomos. Dado que los espines interactúan, los átomos establecieron el patrón estable y repetitivo de giros que define un cristal.

Partiendo del hecho de que la existencia de los cristales de tiempo fue propuesta por primera vez en 2012 por Frank Wilczek y probada teóricamente el año pasado por dos equipos de las Univeridades de Princeton y California, Yao sostiene que lo conseguido ahora es "el puente entre la idea teórica y la implementación experimental" de los cristales de tiempo.

Yao trabajó en estrecha colaboración con Chris Monroe y su equipo el Maryland para fabricar el nuevo material, ayudándole a determinar las propiedades que debía medir para confirmar que, efectivamente, el material no era otra cosa que un cristal de tiempo rígido y estable. Yao también describió cómo un cristal de tiempo puede cambiar de fase, igual que un cubito de hielo que se derrite en agua, bajo la influencia de diferentes campos magnéticos y pulsos láser.

El equipo de Harvard, por su parte, liderado por Mikhail Lukin, logró su cristal de tiempo usando centros de nitrógeno densamente empaquetados en diamantes.

En conjunto, los resultados similares de ambos trabajos, logrados por medio de dos sistemas diferentes, subrayan que los cristales de tiempo constituyen una nueva y amplia fase de la materia, y no simplemente una curiosidad matemática relegada a sistemas muy pequeños o específicos. La observación de cristales de tiempo reales confirma el hecho de que la rotura de simetría puede ocurrir, esencialmente, en todos los reinos naturales, y abre el camino a nuevas y hasta ahora inimaginables vías de investigación.



Fuente: ABC.es
Grandes cadenas de EEUU se unen contra Trump y dan trabajo a inmigrantes
Starbucks y Airbnb son algunas de las tantas empresas que decidieron ayudar a personas afectadas con el decreto del presidente de EEUU.

AFP


EFE


La cadena estadounidense Starbucks y la plataforma de alquiler Airbnb alojarán gratuitamente y ofrecerán trabajo a los afectados por el decreto del presidente Donald Trump contra refugiados y ciudadanos de siete países mayoritariamente musulmanes, que consideran "contrario al sueño americano".

Starbucks planea contratar en los próximos cinco años a 10.000 refugiados en los 75 países en los que tiene presencia, según se comprometió el domingo por escrito su presidente Howard Schultz.

Por su lado Airbnb anunció que alojará de forma gratuita a los afectados por el decreto de la administración Trump.

Starbucks anunció que empleará a quienes huyen de las guerras, de persecuciones y de discriminaciones en los países donde está presente el grupo.

En Estados Unidos, Starbucks comenzará por contratar a refugiados que han trabajado para el ejército estadounidense, por ejemplo como intérpretes.

Schultz, cercano al partido Demócrata, indicó que Starbucks está en contacto con los empleados afectados por el decreto presidencial que establece severas restricciones al ingreso a territorio estadounidense y "verificaciones extremas" contra ciudadanos de Siria, Libia, Sudán, Irán, Irak, Somalia y Yemen.

"Les escribo hoy con una profunda preocupación, el corazón encogido y una decidida promesa", dice el presidente de Starbucks en un correo dirigido a sus empleados y que fue subido a Internet.

"Vivimos tiempos sin precedentes, en los que somos testigos de que la consciencia de nuestro país y la promesa del sueño americano se ha puesto en duda", agregó Schultz, quien afirma que la cadena de cafés quiere servir a sus clientes igualmente "en un país cristiano o un país musulmán".

Schultz es de los pocos directores ejecutivos estadounidenses que se inmiscuye en debates políticos, como el de las relaciones raciales hace dos años, o para defender a México, el otro blanco favorito de Donald Trump.

"Construir puentes y no muros con México", declaró, en referencia la barrera que Trump quiere erigir en la frontera con México. Starbucks es propietario de 600 cafés y emplea a 7.000 personas en México donde, dijo, seguirá invirtiendo.

Por su parte, Airbnb ha propuesto dar alojamiento gratuito a personas afectadas por el decreto.

"Airbnb proporciona un alojamiento gratuito a los refugiados y a toda persona a la que se prohíbe ingresar a Estados Unidos", indicó en Twitter Brian Chesky, presidente de la empresa.

"Póngase en contacto conmigo si usted necesita alojamiento", concluye. El grupo busca recurrir a su programa de desastres naturales, que prevé que los huéspedes ofrezcan alojamiento a personas desplazadas.

La plataforma en línea de alquiler de amueblados también contempla medidas de urgencia específicas si no hay lugar disponible cerca del lugar donde pudiera hallarse una persona afectada por el decreto anti-migración.

"Abrir fronteras nos acerca. Cerrarles divide aún más a Estados Unidos (...)" exhorta Brian Chesky.

Por su lado Lyft, servicio de reserva de autos sin chófer --uno de cuyos accionistas es General Motors-- prometió dar un millón de dólares a la organización de defensa de derechos cívicos American Civil Liberties Union (ACLU), que ha atacado ante la justicia estas restricciones a la inmigración.

Su competidor Uber, muy criticado la víspera en las redes sociales por su tibia reacción inicial, se comprometió a ayudar a los chóferes afectados, mientras que Elon Musk, presidente de Tesla, pidió a los abonados a su cuenta Twitter que le hicieran sugerencias sobre las posibles enmiendas al decreto migratorio.

La preocupación, que ya se extendió el sábado entre los gigantes de la Silicon Valley ha llegado ahora a los directivos de las multinacionales ubicados en la costa Este.

Jeffrey Immelt, presidente de General Electric, que tiene a muchos de sus empleados afectados, afirmó que éstos "son importantes para nuestro éxito".

Por su lado el banco JPMorgan Chase empezó a examinar con sus trabajadores que poseen visados cómo se los puede ayudar, y su presidente Jamie Dimon les aseguró que pueden contar con su apoyo "inquebrantable". 



Fuente: Los Andes
El gobierno de Córdoba financia aviones aeroaplicadores
La Fábrica Argentina de Aviones Brigadier San Martín, FAdeA y el Ministerio de Agricultura de la provincia firmaron acuerdo.





El vicepresidente de Bancor, Hugo Escañuela, junto a Ercole Felippa, presidente de FAdeA, Sergio Busso, ministro de Agricultura y Ganadería y Roberto Avalle, ministro de Industria Comercio y Minería de la provincia de Córdoba firmaron el acuerdo que beneficiará a productores agropecuarios de la provincia.

La línea financiará la compra de aviones aeroaplicadores fabricados y comercializados por FAdeA hasta el 100% del valor, estimado en 2,5 millones de pesos. Los plazos de devolución del crédito son hasta 42 meses, con 6 meses de gracia, y con tasas de interés de 13% anual. Podrán ser beneficiarios de este crédito Personas Humanas con actividad comercial o Personas Jurídicas.

La Vigencia de la presente línea será hasta el 30 de junio del 2017 o hasta alcanzar el cupo total de $20.000.000, lo que ocurra primero.

El Puelche es un avión monoplano con fuselaje y está construido con tubos de acero soldados, recubiertos de tela y es utilizado para el rociado de pesticidas y fungicidas.

El primer PA-25 Puelche, avión monoplaza fabricado íntegramente en FAdeA, realizó su vuelo de bautismo en marzo de 2012. Es un avión monomotor de amplias aplicaciones, que fue diseñado especialmente para ser utilizado como fumigador en la actividad agrícola.

Fundada en los albores de la aviación, en el año 1927, FAdeA, Fábrica Argentina de Aviones S.A., la entonces Fábrica Militar de Aviones construyó, en principio, tres aeronaves bajo licencia, pero ya en 1931 diseñó y construyó el primer avión argentino, el Ae.C.1, cuyo éxito desencadenó una familia de productos aeronáuticos, fabricando en 1939 y 1940 el biplano FW 44J y el Curtiss Hawk 75 respectivamente, ambos bajo licencia.

El avión DL 22, de diseño argentino, fue el producto impulsor de un importante crecimiento mediante la fabricación de 2 series de 100 aviones cada una, equipados con motor "El Gaucho", también fabricado en la provincia de Córdoba, Argentina.

La fabricación en serie del I.Ae.22 "DL" permitió a la FMA tercerizar la fabricación de sus componentes a empresas privadas, lo que generó el nacimiento de 107 fábricas y talleres, que luego llegarían a ser más de 300.

En 1947 voló el el I.Ae 27 "Pulqui I", primer avión a reacción diseñado y construido en Sudamérica, y en 1950 el I.Ae 33 "Pulqui II", un avión caza tecnológicamente comparable a los mejores de la época capaz de alcanzar 1.050 kilómetros por hora, de los que se construyeron prototipos.

El 20 de agosto de 1969 salió de la fábrica el primer prototipo del IA-58 "Pucará", realizando el primer vuelo del avión de serie el 8 de noviembre de 1974. El "Pucará" es un avión argentino de combate contra insurgencia y de apoyo de fuerzas terrestres, de gran maniobrabilidad y operación en pistas no preparadas, que fue exportado a distintos países y que hoy se encuentra en proceso de modernización.

En 1984 realizó su vuelo inaugural el avión de entrenamiento avanzado IA-63 "Pampa", que actualmente se sigue produciendo en una versión modernizada, denominada "Pampa III".

A fines de 2016 voló por primera vez el IA-100, un avión entrenador biplaza de materiales compuestos y diseño local, con apoyo de fábricas argentinas, que promete producirse en serie en poco tiempo.

FAdeA apunta a recuperar y modernizar la industria aeronáutica argentina incorporando tecnología de punta, generando socios estratégicos en la región y desarrollando nuevos procesos de producción para alcanzar estándares de excelencia mundial.  



Fuente:  agritotal.com

lunes, 30 de enero de 2017

Caos en varios aeropuertos por la prohibición antimusulmana en EEUU
La decisión del presidente Trump provocó desmanes en todo el país. Varios pasajeros fueron detenidos y otros salieron a protestar por las calles.




En la terminal internacional Tom Bradley, de Los Ángeles, hubo pasajeros varados y furia contra la medida de Trump. | AFP


La decisión del presidente Donald Trump de prohibirle la entrada a ciudadanos de ciertas naciones de mayoría musulmana sembró el caos y la furia en todo el país el domingo, cuando varios viajeros quedaron detenidos en aeropuertos, otros intentaban frenéticamente contactar a sus familiares y muchos otros salieron a las calles a protestar contra una medida que fue frenada por varios tribunales federales.

Abogados intentaban determinar cuánta gente quedó afectada por las nuevas normas, que según el presidente Trump estaban “funcionando de lo más lindo”.

Testigos describieron escenas de confusión total. Muchos viajeros se encontraban en un limbo legal debido a la falta de definición. Algunos abogados de inmigración se establecieron en el Aeropuerto Kennedy de Nueva York para ofrecer ayuda a familias cuyos parientes están detenidos.

“Simplemente no sabemos cuánta gente está afectada ni dónde está”, dijo Lee Gelernt, subdirector del proyecto de inmigración de la American Civil Liberties Union (Unión Estadounidense por los Derechos Individuales, ACLU por sus siglas en inglés).

Defensores de los viajeros dijeron no saber exactamente lo que estaba pasando, y vaticinaron que el caos continuará por un tiempo. La directora ejecutiva de la National Immigration Law Center, Marielena Hincapié, dijo que “esto es apenas el comienzo”.

“Estamos en una crisis, estamos en medio de una crisis constitucional en nuestro país, y necesitamos la ayuda de todos, es definitivamente uno de esos momentos en que todos tienen que ayudar”, dijo Hincapié.

Había varias protestas ayer, incluyendo una en las cercanías de Chicago, organizada por grupos judíos en solidaridad con musulmanes.

Hubo más protestas en el Aeropuerto Internacional de Dulles en Washington, D.C., y en el Aeropuerto Metropolitano de Detroit.

Trump firmó el viernes una orden ejecutiva que prohíbe la entrada de refugiados sirios de forma indefinida y suspendió temporalmente el programa de refugiados.

También estableció que durante tres meses los ciudadanos de varios países de mayoría musulmana (Irán, Sudán, Siria, Libia, Somalia, Yemen e Irak) no podrán ingresar a Estados Unidos, en el marco de una serie de medidas para impedir la entrada de terroristas radicales islámicos.


Canadá recibirá a los refugiados rechazados

El primer ministro canadiense Justin Trudeau ofreció un mensaje para los refugiados rechazados por el presidente estadounidense Donald Trump: Canadá les dará la bienvenida.

Trudeau subrayó que pretende conversar con su homólogo estadounidense acerca del éxito de la política de refugiados de Canadá.

Luego que Trump prohibió otorgar visas a ciudadanos de ciertos países de mayoría musulmana, Trudeau tuiteó: “A los que estén huyendo de la persecución, el terrorismo y la guerra, los canadienses les darán la bienvenida, sin importar cuál sea su religión. La diversidad es nuestra fuerza (hash)BienvenidosaCanadá”.

Trudeau también publicó una fotografía de él saludando a un niño sirio en el aeropuerto de Toronto a fines de 2015. El mandatario supervisó la llegada de más de 39.000 refugiados sirios poco después de asumir el cargo.

Una portavoz de Trudeau agregó que el premier tiene un mensaje para Trump. “El primer ministro espera conversar con el presidente acerca de los éxitos de la política de Canadá sobre inmigración y refugiados la próxima vez que hablen”', aseguró la vocera Kate Purchase.

Se espera que Trudeau visite la Casa Blanca pronto. El premier no ha criticado a Trump para evitar ofender al nuevo mandatario. Más del 75% de las exportaciones de Canadá van a EEUU.

Ahmed Hussen, un refugiado somalí recién nombrado ministro de Inmigración de Canadá, señaló que actualmente nadie está varado en aeropuertos canadienses debido a la prohibición. Las personas con doble ciudadanía y pasaporte canadiense pueden ingresar a EEUU.


Gracias al vecino, Peña Nieto gana popularidad

Hace unos días, Enrique Peña Nieto era un presidente asediado, fustigado y maldecido en protestas. Su tasa de aprobación llegó a ser la más baja para un mandatario mexicano en la historia reciente, pero ya no más, gracias a Donald Trump.

Los meses de insultos proferidos por Trump contra los migrantes mexicanos, las amenazas de construir un vasto muro fronterizo para impedir que entraran más, la deportación de los que ya habían llegado a suelo estadounidense y la amenaza de imponer aranceles a las exportaciones mexicanas se toparon con estoicismo de parte del gobierno de Peña Nieto, exasperando a muchos mexicanos.

Sin embargo, cuando Trump insistió repetidamente en que Peña Nieto aceptara que México pague por la ampliación del muro, Peña Nieto finalmente tuvo suficiente y canceló los planes de una reunión con Trump planeada el 31 de enero en Washington. De repente, la nación se unió a su alrededor.

El magnate mexicano de las telecomunicaciones Carlos Slim, el cuarto hombre más rico del mundo, llamó a apoyar al presidente de México, para que pueda defender los intereses del país.

Incluso el más prominente crítico del gobierno, el ex candidato presidencial izquierdista Andrés Manuel López Obrador pidió a los mexicanos que hace tres semanas marchaban en las calles contra las políticas del gobierno a que apoyen a Peña Nieto. AP 



Fuente: Los Andes
Según David Horowitz, los demócratas se plantean crear un «gobierno estadounidense en el exilio»





Según el escritor David Horowitz, quien acaba de publicar un libro titulado Big Agenda: President Trump’s Plan to Save America (“Gran agenda: El plan del presidente Trump para salvar América”), Barack Obama y Hillary Clinton estarían preparando la creación de un «Gobierno de Estados Unidos en el exilio».

David Horowitz fue una de las personalidades más importantes de la izquierda estadounidense. Dirigió la revista Ramparts, que sacó a la luz las maniobras sucias de la CIA. Es autor de The Shadow Party: How George Soros, Hillary Clinton, and Sixties Radicals Seized Control of the Democratic Party (El Partido de la sombra: cómo George Soros, Hillary Clinton y los radicales de los años 1960 se apoderaron del control del Partido Demócrata”).

Actualmente dirige la publicación Front Page Magazine y es muy cercano al ahora presidente Donald Trump. 



Fuente:  voltairenet.org
Viviendo en la Luna: una historia de las bases lunares
por Daniel Marín



La Luna es el cuerpo celeste más próximo a la Tierra y el más accesible en términos energéticos. Eso explica que hasta el momento sea el único mundo visitado por humanos. Pero, ¿qué hay de vivir en la Luna? ¿Podemos hacerlo?

Concepto de base lunar de 1989 (NASA/Pat Rawlings).

La humanidad ha soñado con viajar a la Luna desde tiempos inmemoriales, pero especialmente desde que tomamos consciencia de que se trataba de un lugar real, con montañas y valles como la Tierra. La verdadera naturaleza de la Luna sería revelada por vez primera en 1610, cuando Galileo contempló nuestro satélite a través de su famoso perspicillum. Apenas unos años después, el astrónomo Johannes Kepler escribió Somnium, una novela de fantasía en la que imaginó una raza de seres inteligentes que vivían en la Luna. Para estas criaturas, el cielo de la Luna -a la que llamaban Levania-, estaba dominado por la presencia de la Tierra, conocida para ellos como Volva. Kepler imaginó acertadamente que Levania estaba dividida en dos hemisferios: Subvolva, en el cual siempre se podía ver la Tierra inmóvil en el cielo -se ve que Kepler no tuvo en cuenta el fenómeno de las libraciones-, y Privolva, donde nuestro planeta estaba ausente de los cielos y que hoy conocemos como ‘cara oculta’. Kepler también predijo que la larga duración del día lunar sería todo un desafío para las formas de vida nativas por culpa de los enormes contrastes térmicos.

Los relatos de viajes imaginarios a la Luna serían muy populares en los siglos XVIII y XIX, pero habría que esperar hasta el siglo XX para que quedase meridianamente claro lo complicado de la empresa. La Luna es un lugar, sí, pero un lugar despiadado para la vida, mucho más de lo que pudo imaginar Kepler. Un mundo sin atmósfera con temperaturas extremas, bañado en radiación y sometido al bombardeo continuo de micrometeoros. No, definitivamente no es el lugar más agradable para irse de vacaiones. Y luego estaba el problema de cómo llegar. En el siglo XX también quedó patente que los cohetes serían el mejor método para alcanzar nuestro satélite, pero si queremos viajar hasta la Luna necesitamos cohetes realmente grandes. Y cuando digo grandes me refiero a gigantescos.

Veamos un ejemplo práctico. El Saturno V del programa Apolo tenía una masa al lanzamiento de 2800 toneladas, pero sólo podía poner unas 15 toneladas en la superficie lunar (el módulo lunar LM). Es decir, el 0,54% de la masa inicial. Las cifras del cohete lunar soviético N1 eran aún más deprimentes. A pesar de tener unas 2750 toneladas al lanzamiento, el módulo lunar LK apenas alcanzaba las seis toneladas (la gran diferencia entra ambos lanzadores venía dada por el uso de combustibles menos eficientes y la diferente situación del lugar del lanzamiento, circunstancias que conspiraban para que la eficiencia del N1 fuese significativamente menor).

Y sin embargo, a pesar de las dificultades, a mediados del siglo XX comenzaron a aparecer los primeros conceptos serios de bases lunares. El optimismo de la posguerra sumado al enorme ritmo de progreso tecnológico de la época se aliaron para crear una generación que no temía pensar a lo grande. Los viajes a la Luna ya no eran meras fantasías de escritores de ciencia ficción, sino proyectos que podían hacerse realidad. Uno de los primeros proyectos de base lunar fue concebido en 1950 por R. A. Smith, de la British Interplanetary Society. Este proyecto, popularizado por Arthur C. Clarke en 1951, consistía en una ciudad lunar donde los habitantes vivirían en cúpulas presurizadas dispuestas en el pico central de un cráter. La base usaría energía solar durante el día y energía nuclear para sobrellevar las duras noches lunares de dos semanas. Alrededor de la base se hallaban varios invernaderos dispuestos en filas concéntricas para producir la comida necesaria. Uno de los principales objetivos de la base serían las observaciones astronómicas, que podrían llevarse a cabo sin las molestas interferencias de la atmósfera terrestre.

Base lunar de 1951 de la British Interplanetary Society (NASA).


En una fecha tan temprana como ésta, Clarke introduce el concepto de ISRU (In-Situ Resource Utillization). Lo que en cristiano viene a ser usar los recursos naturales autóctonos para reducir la dependencia de la Tierra. Algo muy necesario si recordamos lo complejo -y caro- que resulta situar un kilogramo de carga útil en la superficie lunar. Clarke s upuso -acertadamente- que se podría sacar oxígeno de las rocas lunares y, con un poco de suerte, algún tipo de combustible para los cohetes, puede que hidrógeno. La zona de aterrizaje de las naves estaría separada de la base para evitar la contaminación por regolito (el fino polvo lunar que lo cubre todo) y se usaría una catapulta electromagnética para enviar a la Tierra los productos fabricados en la base -cualesquiera que fuesen éstos-.

Entre 1952 y 1954 apareció en la revista Collier’s una serie de artículos titulados Man will conquer space soon! (nótese el signo de exclamación) donde varios científicos explicaban con un estilo ameno y didáctico cómo los viajes espaciales serían una realidad en pocos años. Algunos de estos artículos estaban dedicados a las bases lunares y habían sido escritos por científicos de la talla de Fred Whipple o los alemanes Wernher von Braun y Willy Ley, además estar profusamente ilustrados por artistas como Chesley Bonestell, Fred Freeman o Rolf Klep (curiosamente, hoy en día mucha gente cree erróneamente que estos artículos fueron escritos únicamente por von Braun e ilustrados por Bonestell en solitario). Técnicamente, los artículos de Collier’s no eran más que una obra de ficción, pero tuvieron un profundo impacto en el público estadounidense de la época. Y es que la visión de estaciones espaciales y bases en la Luna y en Marte era francamente atractiva.

Base lunar propuesta por el alemán Willy Ley tal y como apareció en Collier’s (NASA).


Localización de la base lunar de Ley (NASA).


Nave lunar de von Braun aparecida en Collier’s.


Ley imaginaba una base lunar en la que las tripulaciones trabajarían en turnos de seis semanas formada por varios módulos presurizados situados en el interior de un barranco o un tubo volcánico. No olvidemos que por entonces se consideraba que la radiación en forma de rayos cósmicos junto con los micrometeoros eran los principales peligros a los que debían enfrentarse los habitantes de una base lunar. Las predicciones de Collier’s pronto se hicieron realidad cinco años más tarde cuando el Sputnik alcanzó la órbita terrestre. De repente, el espacio dejó de ser protagonista de historias de ficción para convertirse en otro territorio de batalla de la Guerra Fría. Von Braun vio su oportunidad y en 1959 presentó al ejército norteamericano un plan de base lunar denominado Project Horizon. El objetivo de esta base no era únicamente investigar la Luna. Project Horizon era una invasión militar de nuestro satélite en toda regla.
 


Disposición de la base lunar de Project Horizon (NASA).

Módulos de la base (NASA).


Por aquella época los Estados Unidos carecían de lanzadores pesados, así que von Braun propuso los cohetes Saturno I y el Saturno II, basados en el misil Redstone (el Saturno II daría lugar con el tiempo al famoso Saturno V). Con el fin de compensar la poca potencia de estos cohetes, von Braun propuso llegar a la Luna mediante acoplamientos de naves en órbita terrestre, un esquema que se conoce en la jerga técnica como EOR (Earth Orbit Rendezvous). El programa Apolo norteamericano y el N1-L3 soviético usarían sin embargo la técnica LOR (Lunar Orbit Rendezvous), con acoplamientos de vehículos en órbita lunar.

El cohete Saturno I original de 1959 (NASA).


Los cohetes Saturno de von Braun despegarían desde la isla Christmas, situada en el océano Índico. Una vez en órbita terrestre, la nave lunar se acoplaría con la estación MOS (Minimal Orbital Station), donde se cargaría el combustible necesario para alcanzar la Luna. La estación MOS estaría formada por etapas superiores del Saturno acopladas entre sí. Para cada misión lunar se necesitarían seis lanzamientos de un Saturno I como mínimo: cuatro para poner en órbita tanques de combustible, uno con tripulación para la estación y la nave lunar y otro con la nave lunar propiamente dicha, denominada LLV. Tras cargarla de combustible, entre 3 y 16 personas abordarían la nave lunar y pondrían rumbo hacia nuestro satélite, donde aterrizaría directamente sin pasar por la órbita lunar. La nave lunar tendría una masa de 64 toneladas, aunque una vez en la Luna quedarían reducidas a 22. Los soldados regresarían a la Tierra en esta nave o en otra denominada LERV.

Nave lunar del Project Horizon, con la cápsula de retorno a la derecha (NASA).


Estación orbital MOS del Project Horizon (NASA).


Nave LERV (NASA).


La base lunar tendría capacidad para mantener a doce soldados de forma permanente en turnos de quince días. La defensa de la base era un asunto al que se le dio especial importancia. Además de armas de fuego capaces de disparar en el vacío, el personal militar contaría con minas Claymore modificadas para agujerear los trajes de presión y, si las cosas se ponían realmente feas, misiles Davy Crockett con cabezas nucleares de baja potencia. Todo era poco para mantener a raya a las hordas soviéticas. La construcción de la base requeriría 61 lanzamientos del Saturno I y 88 del Saturno II, y los primeros dos soldados llegarían a la superficie lunar en 1965. Dos reactores nucleares suministrarían la energía necesaria para la base, que estaría formada por módulos cilíndricos de 3,05 x 6,10 metros presurizados a una atmósfera terrestre. Los módulos estarían enterrados bajo la superficie para reducir la exposición a los rayos cósmicos, los micrometeoros y, llegado el caso, las armas soviéticas. Project Horizon fue cancelado poco después por ser -¡oh!, sorpresa- demasiado ambicioso para la época y por culpa del creciente poder de la NASA, fundada en 1958. La administración Eisenhower se oponía además a los intentos de los militares por acaparar el esfuerzo espacial del país y veía con muy malos ojos aventuras exóticas de este tipo.

Durante los años 60 y principios de los 70, los proyectos de bases lunares norteamericanos estuvieron dominados por adaptar la infraestructura del programa Apolo. Surgieron literalmente decenas de propuestas de bases lunares que hacían uso de módulos lunares y cohetes Saturno V más o menos modificados. Los proyectos más ambiciosos fueron el ALSS (Apollo Logistics Support System) y LESA (Lunar Exploration Systems for Apollo) de 1964, capaces de mantener misiones de 15 y 90 días de duración, respectivamente. LESA hubiera sido una base lunar semipermanente que debía suceder a la pequeña ALSS y habría tenido una tripulación de seis personas. Ninguno de estos planes fructificaron, pero en su Integrated Program Plan de 1969, la agencia espacial mantenía entre sus posibles objetivos la construcción de una base lunar modular que estaría abastecida por transbordadores cislunares con motores nucleares NERVA.

Proyectos de bases lunares basadas en el Apolo ALSS y LESA de 1964 (NASA).


Módulo LESA (NASA).


Sistema de protección antirradiación de un módulo LESA añadiendo regolito al techo del módulo (NASA).


Curiosamente, para entonces ya se sabía que el enfoque de bases tipo LESA no era el más adecuado para una base permanente porque sometería a la tripulación a dosis excesivas de radiación. Además de los temidos rayos cósmicos, en los años 60 se descubrió que las tormentas solares -más concretamente los sucesos SPE (Solar Proton Event)- podían ser mucho más letales para los astronautas que viviesen en la superficie lunar. Por suerte, los SPE son poco frecuentes, pero lo mejor es enterrar los módulos de la base bajo varios metros de regolito para disminuir las dosis efectivas. Por este motivo, en 1969 aparecieron varias versiones de LESA que preveían enterrar los módulos en el regolito para crear una auténtica ciudad lunar.

Proyecto de base lunar con tecnología del Apolo de 1971 (NASA).



Ciudad lunar basada en módulos LESA de principios de los 70. Los módulos están enterrados en el regolito (NASA).


No obstante, el plan más sólido de la época surgió en 1971 con el Lunar Base Synthesis Study, realizado por la empresa North American Rockwell bajo un contrato de la NASA. Este estudio incorporaba las lecciones aprendidas durante el programa Apolo. Una hipotética base lunar debería usar módulos basados en los de una estación espacial en órbita baja y la infraestructura de lanzamiento giraría alrededor del nuevo transbordador espacial en vez del Saturno V. La base emplearía las técnicas ISRU para crear oxígeno, pero no agua, ya que los análisis de las muestras del Apolo habían demostrado que los minerales lunares no contenían cantidades significativas de agua. El hidrógeno, mucho más ligero, podría ser transportado desde la Tierra. El regolito lunar se había revelado como una auténtica molestia. Se adhería a cualquier material y resultaba prácticamente imposible limpiarlo. Por este motivo muchas propuestas de base lunar incluyen una ducha, a pesar de que el agua es un bien preciado en la Luna.


Módulo de una base lunar de principios de los 70 basado en los módulos de estaciones en LEO (NASA).


Por esta época también aparecieron curiosas propuestas de bases móviles como el tren lunar de la compañía North American de 1971. ¿Por qué limitarse a explorar la Luna en una zona cuando podemos recorrerla por completo? La idea de usar un tren de vehículos lunares no era nueva, pero cobró fuerza durante la década de los 70 y se trata de un concepto recurrente en los planes de exploración lunar. El tren, denominado LSV (Lunar Sortie Vehicle) consistía en tres módulos presurizados para la tripulación y varios módulos no presurizados. Uno de los módulos incorporaría un generador de radioisótopos (RTG) a base de plutonio capaz de generar 3,5 kW de electricidad. Los módulos podían separarse para realizar travesías independientes si fuera necesario. El LSV sería capaz de circunnavegar la Luna en 90 días con una tripulación de dos personas.

Tren lunar LSV de 1971 (NASA).


Esta idea de base móvil fue resucitada en 1985 por Cintala, Spudis y Hawke. El proyecto, conocido como GTV (Geological Traverse Vehicle), consistía en dos rover presurizados y dos no presurizados para actividades extravehiculares de corta duración. El GTV no recorrería toda la circunferencia lunar pero podría explorar un área de 500 kilómetros de radio.

Tren lunar GTV de 1985 (NASA).

En la Unión Soviética el concepto de base lunar permanente nunca fue demasiado popular, a diferencia de las bases marcianas, que sí recibieron una atención especial. Los proyectos de las distintas oficinas de diseño favorecieron las bases semipermanentes, como es el caso del proyecto LEK de Valentín Glushkó de principios de los 70 frente a los costosos y enormes complejos tripulados de la NASA. No obstante, en 1971 se finalizaría el proyecto de la oficina de diseño KBOM de Vladímir Barmin, consistente en una base formada por nueve módulos cilíndricos enterrados bajo el regolito. En la base, conocida como LP (“población lunar”) o DLB (“base lunar de larga duración”), vivirían doce astronautas que llevarían a cabo travesías a bordo de un tren lunar formado por dos módulos presurizados y un enorme taladro para obtener muestras a gran profundidad. Este proyecto sería cancelado en 1973 cuando el esfuerzo del programa espacial soviético se concentró en el sistema de lanzamiento Energía-Burán.

Base lunar soviética basada en el LEK de principios de los 70. 1: LEK; 2: LZhM; 3: lunojod; 4: etapa de descenso; 5: estación de energía nuclear; 6: LZM (RKK Energia).




Base lunar soviética de Vladímir Barmin.

Tren soviético de exploración lunar. Nótese el taladro en medio.




Técnicas de construcción de la base de Barmin.

La popularidad de una base lunar fue decayendo en los EEUU tras la cancelación del programa Apolo y la evaporación de los planes más grandiosos de la NASA. No obstante, a mediados de los años 80 la idea volvió a resurgir con fuerza a raíz de varios estudios independientes que tenían como objetivo contrarrestar el creciente empuje del programa espacial soviético. Todas las propuestas de esta época hacen uso del transbordador espacial y vehículos reutilizables que recorrerían el camino entre la Tierra y la Luna de forma regular. Las bases estarían enterradas para proteger a los astronautas de la radiación y por vez primera se observa una cierta tendencia a usar enormes sistemas de energía solar como complemento a las fuentes de energía nucleares como RTGs o reactores de fisión. Es por esta época cuando surgen las primeras propuestas serias para emplazar la base lunar en los polos lunares y poder usar así las hipotéticas reservas de hielo que deberían existir en el fondo de los cráteres a los que nunca llega la luz solar.

Proyecto de base lunar de J. D. Burke de 1985. La base estaría situada en los polos, de ahí el sistema de espejos para garantizar una iluminación constante.


Concepto de misión lunar de 1988 para estudiar el posible hielo en los polos lunares del Lunar Base System Studies (NASA/Pat Rawlings).


Posibilidades de minería lunar (NASA).



Composición del suelo lunar (NASA).


En cuanto a las aplicaciones de una base lunar, la principal seguía siendo el estudio de la propia Luna, seguido de observaciones astronómicas. Los científicos fantaseaban con que la baja gravedad lunar permitiría construir grandes telescopios capaces de escudriñar el cielo en todas las longitudes de onda. La cara oculta de nuestro satélite podría usarse para construir gigantescos radiotelescopios libres de las interferencias de la especie humana usando la Luna como pantalla. Las técnicas ISRU podrían emplearse para extraer titanio, hierro y aluminio, además de oxígeno, materiales con los que se podrían construir elementos de la base.

Radiotelescopio situado en la cara oculta de la Luna (NASA).


El primer telescopio en la Luna: un telescopio ultravioleta en la misión Apolo 16 (NASA).

Las propuestas de bases lunares de la época son demasiado numerosas para citarlas todas, pero dos destacan especialmente por encima de todas: el diseño FLO (First Lunar Outpost) y el Lacus Veris Lunar Outpost, ambas de 1989. FLO fue un estudio llevado a cabo por la NASA bajo la dirección de Gary Kitmacher y debía usar un módulo similar a los empleados en la estación espacial Freedom, con unas dimensiones de 4,5 x 8 metros. La construcción de la base FLO comenzaría en 1997 y los primeros astronautas llegarían en 1999. Los astronautas viajarían a bordo de una nave que alcanzaría la Luna de forma directa usando un lanzador pesado de nueva generación. En una primera fase, el módulo estaría situado encima de la etapa de descenso, pero después sería colocado en la superficie mediante grúas y se procedería a cubrirlo con bolsas llenas de regolito para blindarlo contra la radiación.


Módulo FLO (NASA).


Nave de ascenso directo y lanzador pesado del proyecto FLO (NASA).


La tripulación estaría formada por cuatro personas que realizarían turnos de seis semanas. En 2003 la tripulación aumentaría hasta las cinco personas y se incluirían instalaciones astronómicas y de ISRU para generar oxígeno, hidrógeno y -quizás- helio-3, el que por entonces parecía ser el combustible del futuro para las centrales de fusión. Se añadirían uno o varios hábitats inflables y la tripulación aumentaría hasta las ocho personas en 2009. Para facilitar la movilidad de los astronautas, los módulos tenían techos muy altos y las escaleras poseían escalones muy separados entre sí, un requisito necesario si queremos movernos cómodamente en la débil gravedad lunar. El concepto FLO gozaría de un breve periodo de fama durante la fallida Iniciativa de Exploración Espacial (SEI) de Bush padre. El concepto FLO era muy completo, pero usaba una arquitectura de lanzamiento basada en un cohete pesado del que la NASA carecía, lo que terminaría por sellar su destino. Posteriormente sería reciclado en el proyecto Artemis de 1992, una propuesta conjunta de McDonnell Douglas y la empresa japonesa Shimizu.

Módulo del Proyecto Artemis (NASA).


Otra propuesta tanto o más popular fue el Lacus Veris Lunar Outpost, nacida de un estudio del centro espacial Johnson de la NASA en 1989. La base de Lacus Veris -llamada así por el lugar elegido para el emplazamiento de la base- era una gran cúpula hinchable de 16 metros de diámetro y un volumen de 2145 metros cúbicos y una superficie útil de 742 metros cuadrados. El proyecto, que parecía sacado de un artículo de Collier’s de los años 50, contemplaba una cúpula con cinco pisos y una tripulación permanente de 12 personas -se ve que ésta es una cifra recurrente en los proyectos de bases lunares-. La energía se generaría mediante una ‘granja’ de paneles solares durante el día y células de combustible durante la noche (de 25 kW de potencia). También se emplearía un RTG modelo SP-100 de 300 kW para procesar el regolito con el fin de generar unas cien toneladas de oxígeno líquido al año.


Lacus Veris Lunar Outpost de 1989 (NASA/JSC/Pat Rawlings).



Disposición de la base (NASA).


Planta ISRU de Lacus Veris (NASA). 


El peligro de la radiación se había convertido en el más relevante para los diseñadores de bases lunares, de ahí que algunos diseños de principios de los 90 vayan un paso más allá y sugieran enterrar la base lunar a profundidades de varios metros o, mejor aún, usar módulos construidos usando el regolito lunar. De esta forma se puede ahorrar masa y proteger a la tripulación de forma más efectiva.

Base Genesis II de 1991 completamente enterrada propuesta por G. T. Moore (NASA).

Módulos inflables con cubierta de regolito propuestos por P. S. Nowak en 1992 (NASA).

Concepto de base lunar modular de 1992 a partir de módulos fabricados a partir del regolito lunar propuesta por E. R. Haninger y P. J. Richter (NASA).



Base lunar inflable propuesta por K. Kennedy en 1992 (NASA).

En 1992 renació el concepto de base móvil de la mano del Nomad Explorer, un proyecto de Madhu Thangavelu consistente en un enorme vehículo de 45 toneladas denominado VLTV (Very Long Traverse Vehicle) y que sería capaz de desplazarse por la superficie lunar continuamente. De este modo, los astronautas casi no tendrían que salir de su base para realizar sus investigaciones, evitando así la exposición al fino y molesto regolito lunar, que por entonces comenzó a destacar como otro de los inconvenientes a tener en cuenta en el diseño de una base lunar. De hecho, se descubrió que el regolito podría ser tóxico para el ser humano tras exposiciones muy prolongadas al mismo. El VLTV tendría unas dimensiones de 16 x 4,5 x 10 metros y un volumen presurizado de 640 metros cúbicos, un verdadero tanque lunar.

El Nomad Explorer de 1992 (NASA).


John Frassanito creó en 1993 otro concepto de base móvil que, a diferencia de los anteriores, no consistía en un tren ni en un gigantesco vehículo. La propuesta de Frassanito se basaba en el uso de varios rovers que podrían viajar independientemente hasta encontrar un lugar interesante. Entonces se acoplarían entre sí para formar una base temporal con esclusa incluida. El concepto de Frassanito formaba parte de la iniciativa LUNOX de 1993 para crear una base lunar que hiciera uso de ISRU con el objetivo de generar oxígeno a partir del regolito. La tripulación debía viajar a la Luna en la nave Phoenix de 34 toneladas, un vehículo de aterrizaje horizontal que recordaba a la Eagle de la mítica serie de ciencia ficción Space: 1999. Para facilitar el transporte de carga hasta la Luna, LUNOX preveía usar el cohete ruso gigante Energía.

Base lunar formada por dos rovers presurizados y un módulo nodo. Nótense las protecciones antirradiación con bolsas rellenas de regolito encima del nodo (NASA).

Una aterrizador automático del proyecto LUNOX con la planta de generación de oxígeno a partir del regolito lunar. Estas naves tenían una carga útil de 11 t (NASA).

Nave Phoenix de LUNOX (NASA).


Pero en términos de extrañeza, sin duda la palma se la lleva la base lunar móvil de I. A. Kozlov y V. V. Shevchenko de 1995. Estos dos científicos rusos idearon una base móvil sobre orugas que emplearía un escudo antirradiación situado encima de los vehículos. Los astronautas se dedicarían a llevar a cabo investigaciones astronómicas y lunares. Muy parecido a este diseño ruso, en 2000 aparecería la propuesta HaBot (Habitat Robot) de John Mankins. Al igual que los anteriores proyectos, HaBot estaría compuesto por varios módulos que se desplazarían por la superficie lunar de forma independiente hasta alcanzar su objetivo, momento en el que se acoplarían entre sí. La novedad en este caso es que los módulos se moverían usando seis patas articuladas como si fuesen arañas lunares.

Base lunar móvil de I. A. Kozlov y V. V. Shevchenko de 1995 (NASA).


Propuesta HaBot (Habitat Robot) de 2000 (NASA).


Muchos de estos conceptos serían reciclados para la base lunar del Programa Constellation de la NASA de mediados de la década pasada. Esta base estaría situada en el borde del cráter Shackleton del polo sur lunar. De este modo gozaría de una iluminación permanente y al mismo tiempo podría tener acceso a las reservas de hielo descubiertas en la zona por la sonda LCROSS. La base lunar usaría rovers presurizados y módulos independientes que se moverían sobre patas derivadas del concepto HaBot. Este sistema recibe el nombre de ATHLETE (All-Terrain Hex-Legged Extra-Terrestrial Explorer) y combina la precisión de las patas con la movilidad de las ruedas (cada pata tiene una pequeña rueda en el extremo). Por otro lado, en los últimos años, la sonda LRO ha descubierto varias “cuevas” en la superficie lunar que podrían servir como emplazamientos naturales para bases lunares.

Módulo hinchable propuesto para el Programa Constelación (NASA).



Concepto de base lunar con módulos dotados del sistema ATHLETE (NASA).

Cueva lunar descubierta por la sonda LRO (NASA).

Lamentablemente, el Programa Constelación fue cancelado en 2010 y con él se esfumaron las posibilidades de ver una base lunar en la próxima década. Y sin embargo, siguen apareciendo propuestas de bases. Hace unos días, la agencia europea del espacio (ESA) presentó un proyecto para crear una base lunar a partir del regolito lunar usando impresión 3D. La idea no es nueva -aunque el concepto de impresión 3D sí lo sea-, pero aún queda mucho para demostrar que es viable. Además, recordemos lo complicado que resulta llegar hasta la Luna. Sin un lanzador pesado -o decenas de lanzamientos de cohetes medianos- no hay base lunar que valga, ya sea con impresión 3D, 2D o 4D.



Base lunar de la ESA fabricada mediante impresión 3D (ESA).

El gran problema de una base lunar a día de hoy es encontrar una justificación para su construcción. La idea de montar un observatorio astronómico en la superficie lunar ya no resulta válida. La baja gravedad lunar, los pequeños pero constantes terremotos lunares y -sobre todo- el molesto y pegajoso regolito desaconsejan usar la Luna para esta tarea. Siempre será más rápido y barato instalar un telescopio en órbita solar o en los puntos de Lagrange Tierra-Sol que en la superficie lunar, aunque un radiotelescopio en la cara oculta o un interferómetro en radio sigue teniendo interés para los astrónomos. ¿Investigar la propia Luna? Puede hacerse con misiones automáticas o tripuladas de corta duración.

La única, digamos, ‘excusa’ sería usar la Luna como punto de abastecimiento de combustible para misiones a los asteroides o a Marte usando el hielo de los polos lunares. Esta fue la justificación dada durante el Programa Constelación para construir una base lunar, aunque muchos críticos consideran que es más sencillo y barato viajar a Marte directamente sin pasar por la Luna. Total, en Marte hay mucho más hielo que en la Luna y también se puede aprovechar la atmósfera de dióxido de carbono para producir combustible mediante ISRU. Sea como sea, medio siglo después de alcanzar el espacio seguimos sin tener una base lunar. ¿Viviremos algún día en la Luna? 



Fuente:  danielmarin.naukas.com