jueves, 30 de marzo de 2023

La UNLP y la CONAE crearon el Centro Interdisciplinario de Estudios Espaciales



Con el fin de realizar tareas de investigación científica y tecnológica e impulsar la formación de recursos humanos vinculados al derecho, la política y la economía espaciales, la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) y la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE) crearon el Centro Interdisciplinario de Estudios Espaciales (CIEE).

Del acto inaugural encabezado por el ministro de Ciencia Tecnología e Innovación de la Nación, Daniel Filmus, participaron el presidente de la UNLP, Martin López Armengol, el Director Ejecutivo y Técnico de CONAE, Raúl Kulichevsky, el decano de la facultad de Ingeniería de la UNLP, Marcos Actis, el director del CIEE, Juan Cruz Allonca, y el secretario de Ciencia y Técnica de la UNLP, Nicolás Rendtorff.

En la actualidad, las actividades espaciales se han constituido en un segmento estratégico, en el que se localizan infraestructuras nacionales críticas, incidiendo en la competitividad y la seguridad de los Estados, así como en otras temáticas de gestión predominantemente pública, con alto impacto en la calidad de vida de sus habitantes. Por ello, las investigaciones y la formación de recursos humanos del CIEE se enfocarán en el desarrollo de fundamentos, herramientas y métodos de obtención de conocimiento para asistir al avance del sector espacial nacional.

A su vez, el desarrollo de la industria espacial representa una valiosa oportunidad para la comercialización internacional de productos de alto valor agregado y la generación de divisas, lo que torna necesario crear capacidades nacionales que contribuyan y acompañen ese avance con análisis jurídicos y económicos.




Al abrir el acto, el Ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación, Daniel Filmus, señaló que en materia de ciencia y tecnología “hay tres áreas en las que Argentina es admirado en el mundo por sus desarrollos científicos y tecnológicos: el área espacial, la nuclear y la biotecnológica. Esto nos permite articulaciones internacionales y regionales muy importantes. Por ello, lo que estamos construyendo en forma conjunta con la CONAE y la Universidad Nacional de La Plata, como este nuevo Centro Interdisciplinario de Estudios Espaciales, tiene que ver con la soberanía científica-tecnológica, con una mirada interdisciplinaria y con la generación de una política de Estado en un tema central para nuestro país”.

Por su parte, López Armengol se refirió a la creación de este centro y destacó: “invertir en educación, en ciencia y tecnología es una apuesta estratégica que el Estado puede y debe hacer porque está invirtiendo en el futuro”. Y agregó: “Argentina es pionera en el desarrollo aeroespacial en nuestra región, y en ello han tenido mucho que ver los organismos de CyT y las Universidades”.

El presidente de la UNLP añadió ademá que “nuestra Universidad cuenta con el conocimiento, la tecnología y recursos humanos formados de excelencia; por eso es fundamental acompañar, a partir de la articulación entre las diferentes disciplinas, el desarrollo de esta área estratégica para la consolidación de la soberanía de nuestro país.”

El CIEE es un centro interdisciplinario orientado a la promoción y ejecución de tareas de investigación científica y a la formación de recursos humanos vinculados al derecho, la política y la economía espaciales, entre otras.

El Centro funcionará en el marco académico de la UNLP y dependerá de la facultad de Ingeniería, también formarán parte las facultades de Ciencias Jurídicas y Sociales y de Ciencias Económicas, que poseen importantes antecedentes académicos para el análisis de los aspectos científico-tecnológicos, jurídicos y sociales de la regulación espacial y de alta tecnología.

El decano de Ingeniería, Marcos Actis, uno de los encargados de llevar adelante este proyecto, sostuvo que “está demostrado que la actividad aeroespacial puede generar un efecto derrame en otras industrias, multiplicando puestos de trabajo calificados y sumando valor agregado a la economía, por eso la importancia de generar espacios interdisciplinarios como el CIEE”.

Los objetivos del CIEE serán ampliar la oferta de actividades de educación y formación, a través de diplomaturas, posgrados, cursos y seminarios, promover investigaciones científicas interdisciplinarias que contribuyan al avance del conocimiento del sector espacial. También favorecer la integración entre el sector público, las empresas y las instituciones académicas para la transferencia de conocimientos, la investigación y la asistencia técnica a organismos del gobierno y agencias nacionales e internacionales.

Por último, promover acciones de vinculación con universidades y organizaciones del tercer sector. A su vez, participar en iniciativas internacionales de cooperación en las que la actividad espacial sea eje o herramienta para las políticas públicas nacionales y de política exterior.



Satélites argentinos para la defensa
Por José Javier Díaz*
Imágenes: UNSAM y MINDEF



El día de ayer fue presentado ante el Ministro de Defensa de Argentina el Proyecto FOCUS, a través del cual se busca desarrollar localmente una constelación de satélites de observación con radar de apertura sintética en banda X para la vigilancia y control del territorio continental, insular, antártico y marítimo argentino.

La información de origen espacial sin lugar a dudas es cada vez más necesaria y relevante para la toma de decisiones a nivel gubernamental, empresarial y también en el ámbito privado familiar, prueba de ello es, por ejemplo, el uso cotidiano de aplicaciones como el GPS para ir de un lugar a otro.

Específicamente en el ámbito de la defensa nacional, la información de origen espacial es clave para monitorear grandes extensiones territoriales y/o marítimas; asegurar la precisión en navegación, guiado y control de vehículos, buques y aeronaves; llevar a cabo tareas de inteligencia, vigilancia y reconocimiento (ISR); búsqueda y rescate (SAR); control de la polución ambiental; etc.




La República Argentina fue pionera en Latinoamérica en iniciar hace más de 60 años el desarrollo de tecnología espacial, tanto de satélites de aplicaciones científicas, observación y telecomunicaciones, como así también de su propio lanzador satelital -el cual se halla en un avanzado nivel de madurez tecnológica- y todo lo relativo al segmento terreno (software y hardware para telemetría, comando y control, procesamiento y diseminación de imágenes y datos de origen espacial, etc.).

A fin de ilustrar al lector podemos citar algunos de los logros que Argentina conquistó en materia espacial: tercer país del mundo en lanzar cohetes sonda desde la Antártida; cuarto país en realizar pruebas y vuelos suborbitales con seres vivos; diseño y producción de cohetes-sonda con alturas de hasta 400 km; segundo país en desarrollar satélites de observación por microondas con radar en Banda L (SAOCOM-1A y 1B operativos al presente); único país de Latinoamérica con capacidad para desarrollar y fabricar satélites de telecomunicaciones (ARSAT-1 y ARSAT-2 en órbita, SG-1 en desarrollo actualmente); etc.




El origen de FOCUS

El proyecto de desarrollar una constelación de microsatélites de observación con radar de apertura sintética en banda X surgió a partir de la iniciativa de un grupo de docentes y estudiantes avanzados de la carrera de Ingeniería Espacial de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM).

El objetivo inicial del Proyecto FOCUS es el "desarrollo de tecnología espacial aplicada al monitoreo de estructuras críticas para optimizar las operaciones de diversas industrias, a través del desarrollo y operación de una constelación de satélites cuya carga útil es un radar SAR en banda X. El radar permite procesar datos y brindar servicios profesionales de monitoreo en puentes y represas, minería a cielo abierto, obras en zonas pobladas y actividades petroleras".

En 2021 el proyecto FOCUS obtuvo el segundo puesto del “Concurso 4.0 para Pymes y Emprendimientos” organizado por la Fundación Empretec Argentina y la Asociación de Industriales Metalúrgicos de la República Argentina (ADIMRA); luego ganó el primer premio del concurso nacional INNOVAR 2022.

Cabe destacar las gestiones realizadas por la UNSAM ante diversas instancias del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación (incluida una exposición ante el titular de la cartera) para acceder a alternativas de financiamiento para completar la etapa inicial del Proyecto FOCUS, que implica el desarrollo y construcción del modelo de ingeniería del Radar SAR en banda X en un esquema de consorcio público-privado, donde participen empresas, reparticiones gubernamentales y universidades.

Se avanzó en la definición del concepto de misión del Proyecto FOCUS, el diseño preliminar del sistema y la evaluación del modelo de negocios para asegurar su sustentabilidad y flujo presupuestario para concretarlo.

Al abordar el análisis de los requerimientos de la misión se evaluaron una serie de decisiones de diseño para optimizar la configuración que tendrá la constelación. Dichos criterios se cargaron en un software afín para realizar análisis de alto nivel de la performance de la constelación, e iterar sobre los mismos variando los argumentos de entrada (inputs).

Inicialmente, los docentes y alumnos de la UNSAM comenzaron a trabajar con la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE) y especialistas en SDR (radio definida por software) del Centro Atómico Constituyentes, dependiente de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA).

Se desarrolló y simuló exitosamente un estimador de Elementos Orbitales Relativos y una ley para el control orbital autónomo continuo de bajos empujes compatibles con propulsores eléctricos disponibles en el mercado, de manera tal de funcionar a bordo del satélite de manera autónoma, reduciendo la infraestructura y costo de operación de la constelación FOCUS a lo largo de su ciclo de vida útil.

Los primeros ensayos se realizaron en el Instituto Argentino de Radioastronomía (IAR) y el Batallón de Arsenales 601 del Ejército Argentino. Luego consiguieron una licencia de la empresa internacional ValiSpace (que hace software de gestión de proyectos espaciales) y empezaron a trabajar con la empresa ArsUltra que aporta la computadora de vuelo (OnBoard Computer - OBC) del microsatélite, con la gente de Imer Antenas para el desarrollo de una antena parabólica desplegable para el radar de apertura sintética (Synthetic Aperture Radar - SAR), la empresa Testa Brava que puso a disposición sus laboratorios de manufactura e integración y SpaceSur, empresa rectora del proyecto especialista en SAR y geotécnica dedicada al downstream satelital.




FOCUS para el MINDEF

El pasado miércoles 29 de marzo, en la sede del Ministerio de Defensa (MINDEF), se llevó a cabo la presentación del proyecto “FOCUS” ya que puede servir también para brindar una capacidad estratégica a la Argentina para el monitoreo y control del territorio y mar, tanto a los fines de la Defensa Nacional como así también en aplicaciones civiles con alto impacto económico y social.

A la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM) se han sumado en el proyecto FOCUS la empresa estatal Vehículo Espacial Nueva Generación Sociedad Anónima (VENG S.A.), dependiente de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE); y la empresa privada Space Sur, con el objetivo de lograr la obtención, procesamiento y comercialización de imágenes satelitales de alta resolución que resulte competitivo en términos internacionales, generando de esta manera desarrollos más rápidos, eficientes y económicos, con aplicaciones duales (civiles y militares).

La concreción del Proyecto FOCUS permitirá generar una capacidad estratégica que hoy no tiene la Argentina, que redundará en la eficacia y eficiencia operacional de las Fuerzas Armadas y, simultáneamente, atender demandas de otras áreas de gobierno y de la sociedad en general, dadas sus múltiples aplicaciones.

Además de desarrollar una tecnología sensitiva, de altísimo valor agregado y que solo un puñado de países domina (menos de diez en todo el mundo), la República Argentina contará con una capacidad inédita de observación, control y protección de su vasto territorio (continental, insular, antártico y marítimo) y recursos naturales, con una constante actualización y en un entorno de comunicación cibersegura.

Objetivo de la constelación FOCUS: 1x1x1

Lograr una revisita inferior a un día, con resolución inferior a un metro y entrega de producto en menos de una hora.

Aplicaciones duales de FOCUS

La constelación de microsatélites FOCUS podrá emplearse en cualquier condición atmosférica y de luminosidad, tanto para fines militares como civiles, a saber:
  • Fines militares: Inteligencia, Vigilancia y Reconocimiento (ISR); adquisición de blancos y evaluación de daños; Búsqueda y Rescate en Combate (C-SAR); entre otras.
  • Fines civiles: monitoreo de infraestructuras críticas como puentes, puertos, represas, etc.; catastro; minería a cielo abierto; actividades de fracking; control pesquero y forestal; vigilancia de la Zona Económica Exclusiva (ZEE); prevención, alerta y respuesta ante emergencias naturales (inundaciones, terremotos, erupciones volcánicas, etc.) y antrópicas (incendios, accidentes nucleares, etc.); contaminación ambiental; análisis de riesgos para el mercado de los seguros paramétricos; etc.
Características técnico-operativas de FOCUS
  • Constelación de microsatélites (masa de 130 a 250 kilos) de diseño y producción nacional
  • Cargas útiles de observación por microondas a través de Radar de Apertura Sintética (SAR) en Banda X.
  • Costos y plazos: para desarrollar y construir el modelo de ingeniería U$S 500.000 antes de finalizar el 2023; U$S 8 millones para poner el órbita a fines del 2025 el primer satélite; U$S 20 millones aproximadamente para tener una constelación de ocho satélites antes de concluir el 2027 (dependiendo del flujo presupuestario).
  • Órbita de operación: LEO (Low Earth Orbital) sol sincrónica, de tipo Dawn Dusk operando en modo Spotlight, con revisita (paso por el mismo lugar) de cada satélite cada cinco días, permitiendo obtener escenas optimizadas de 5 x 5 Km con resolución submétrica todo tiempo, todo clima.
  • Control exclusivo las 24hs, los 365 días del año.
  • Centro de Mando, Control y Análisis (On Premise).
  • Telemetría y bajada de datos a través de una red de estaciones terrenas nacionales (propiedad de CONAE, situadas en Córdoba, Tierra del Fuego y Base Belgrano II en la Antártida Argentina).
  • Tiempo de delivery del producto (imágenes) menor a una hora.
  • Tiempo de revisita de la constelación (N satélites): sub-diaria.
  • Resolución de las imágenes: submétrica (inferior a 1 metro).
  • Aplicaciones duales: militares y civiles.
  • Posibilidad de puesta en órbita a través de lanzador argentino Tronador II/III de la CONAE (una vez que esté operativo).


La Universidad Nacional de La Plata sale a conquistar el espacio y lanzará su propio nanosatélite
Es el primero en su tipo ideado por la Facultad de Ingeniería. Ingresó a la fase de fabricación y orbitará la Tierra antes de fin de año.
Por María Ximena Pérez


Representación artística del USAT 1 en órbita. Imagen: Centro Tecnológico Aeroespacial/David Williams Rogers


Si se piensa en un satélite artificial, generalmente se imagina un enorme aparato de material resistente y que pesa toneladas. Sin embargo, no todos son así: en la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) están fabricando uno que tiene el tamaño de un pan lactal y que podrá realizar observaciones atmosféricas y del suelo. ¿De qué se trata? Su nombre es USAT I y es el primer satélite del programa “Satélite Universitario” de la UNLP.

"Pesa alrededor de 4 kilos y sus medidas son 10 por 10 por 34 cm, similar al tamaño de un pan lactal”, dice Sonia Botta, ingeniera del Centro Tecnológico Aeroespacial (CTA) de la Facultad, a cargo de la coordinación del proyecto.

Diseñado y fabricado por el CTA, en conjunto con el grupo de Sistemas Electrónicos de Navegación y Telecomunicaciones (SENyT), ambos de la Facultad de Ingeniería, este pequeño satélite del tipo CubeSat tiene como objetivo demostrar el funcionamiento del sistema GNSS, herramienta destinada para su uso en navegación y determinación orbital, y para mediciones mediante la técnica de radio-ocultación.

Botta explica que el GNSS es una forma genérica de llamar a todas las constelaciones satelitales que están destinadas al uso en navegación. Un ejemplo conocido popularmente es el GPS. “Con nuestro receptor GNSS vamos a poder detectar señales de GPS que viajan a través de la atmósfera y de la tierra”. En ese sentido, se busca probar tres cosas. La primera será demostrar su uso en navegación, pero una vez que se tenga el resultado positivo, se probarán dos técnicas científicas: la radio ocultación y la reflectometría.

La función del satélite, bajo esta premisa, se relaciona con la demostración tecnológica de técnicas científicas para la observación de la Tierra. “Apuntamos a que pueda realizar observaciones atmosféricas y del suelo en territorio argentino, pero como es una órbita que recorre todo el mundo, está abierta la colaboración con otros países", detalla la coordinadora. Y agrega: “Una vez que el satélite esté en órbita, la misión va a ser de demostración tecnológica y su carga útil será un receptor GNSS desarrollado por el grupo SENyT”.

¿Cómo son las técnicas de medición?

La reflectometría GNSS o GNSS-R hace uso de las señales de GNSS reflejadas en la superficie de la Tierra. Es un tipo de técnica científica que comenzó a demostrarse en satélites hace poco más de una década. Se puede utilizar en mediciones de características del suelo, como humedad, cobertura de vegetación o altimetría. En este modo, el receptor y el satélite GNSS emisor trabajan como un radar bi-estático. “Es posible medir cómo influye sobre la señal del GPS el rebote en la tierra. Si podemos detectar cambios en esta señal, podremos saber, por ejemplo, características del suelo, como humedad, cobertura de vegetación, tipos de suelo e, incluso, vientos superficiales en océanos”, describe la especialista.

La técnica científica radio-ocultación GNSS o GNSS-RO mide, de forma indirecta, la refracción de la señal emitida por satélites GNSS en la atmósfera. Dependiendo de la posición del receptor, se puede utilizar para estudiar características de las capas superiores de la atmósfera (por ejemplo, ionósfera) o de las capas inferiores (como la troposfera). "Podemos detectar variables atmosféricas, como presión, temperatura y contenido de electrones", sostiene.

Lo que vendrá

En septiembre del año pasado, el USAT I atravesó con éxito la Revisión Crítica de Diseño (CDR), un paso fundamental para dar inicio a su construcción. En la actualidad, se está terminando con las compras para arrancar la construcción del modelo de vuelo.

“Estamos en un estado bastante avanzado donde esperamos que próximamente podamos tener un modelo de vuelo completo para empezar a hacer todos los ensayos finales que se requieren para ir al espacio”, afirma Botta. Y concluye: “La fecha del lanzamiento depende de cuando terminemos el satélite y de cuando surjan oportunidades de lanzamiento, pero esperamos hacerlo antes de fin de año, entre octubre y noviembre”.



miércoles, 29 de marzo de 2023

ALOFT, la misión satelital argentina que lanza un nuevo paradigma espacial
La CONAE prepara una misión satelital de demostración tecnológica que contribuirá a la arquitectura segmentada. Un nuevo concepto orientado al desarrollo de pequeños satélites que trabajan de manera colaborativa, comparten recursos y combinan datos de sus respectivos instrumentos.




La Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE) está desarrollando una misión satelital conformada por dos nano satélites, llamados Cube-Sats, casi idénticos, con los cuales busca experimentar y validar tecnologías de vuelo en formación y comunicación intersatelital. El proyecto denominado ALOFT (Autonomous LEO Formation Flying Technology), se enmarca en la arquitectura segmentada, un nuevo paradigma en la industria espacial que promueve el lanzamiento de “enjambres” de pequeños satélites capaces de compartir recursos en órbita y cooperar entre sí, al combinar información de sus instrumentos, con tiempos de fabricación y costos más reducidos.

“En línea con el Plan Nacional Espacial, y en sintonía con las tendencias globales, la CONAE aspira a situar a nuestro país como un promotor destacado de la nueva tecnología de sistemas satelitales distribuidos en vuelo en formación”, dijo Martín España, involucrado en el proyecto ALOFT. “Estos sistemas responden al concepto de arquitectura segmentada, que permite distribuir entre pequeños satélites, enlazados inalámbricamente, funciones tradicionalmente ejecutadas a bordo de un único satélite monolítico de gran tamaño”, explicó.

“Lo que caracteriza a este nuevo paradigma es el control preciso de las geometrías relativas de vuelo coordinado. Esto permite adquirir datos en forma simultánea de una misma escena en Tierra desde múltiples puntos de vista, lo cual resulta en un salto cualitativo respecto de la información de ciencia hasta ahora aportada por sistemas monolíticos y mono-estáticos”, agregó.


La nueva tecnología de sistemas satelitales distribuidos en vuelo en formación permite adquirir datos en forma simultánea de una misma escena en Tierra desde múltiples puntos de vista. Estos sistemas responden al concepto de arquitectura segmentada. Foto: Gerhard Krieger, “Tutorial on Bistatic and Multistatic Synthetic Aperture Radar”, European Conference on Synthetic Aperture Radar (EUSAR), May 2006


Vuelo en formación

La misión ALOFT probará en el espacio conceptos de navegación y control orbitales para el vuelo en formación autónomo. Estará compuesta por dos Cube-Sats, con 30 centímetros de diámetro y la tecnología más avanzada disponible comercialmente, equipados con micro-propulsores, un receptor GNSS de última generación (multiconstelación y multibanda), diseñado por la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), y enlaces de comunicación intersatelital. Se prevén lanzar de aquí a tres años, a una órbita de entre 500 y 700 kilómetros de altura sobre la Tierra.

Según Leonardo Comes, gerente de Gestión Tecnológica de la CONAE, se trata de “una misión de demostración tecnológica cuyo objetivo es lograr el dominio de tecnologías habilitantes. En particular se busca probar conceptos de comunicación intersatelital y algoritmos propios de control y de navegación en tiempo real, que apuntan a dominar el vuelo en formación”.

“La arquitectura segmentada involucra el desarrollo de plataformas de satélites que trabajan de una manera colaborativa, donde cada uno tiene sus instrumentos y puede complementarse con los otros. Para poder implementar estos sistemas, necesitamos dominar ciertas tecnologías básicas que vamos a probar con ALOFT, como la comunicación intersatelital, para comunicar múltiples plataformas, y el vuelvo en formación, para determinar el tipo de posición orbital que deben tener entre ellas”, detalló.

Nuevo paradigma

Las misiones actuales constan de satélites monolíticos que pueden conformar una constelación, como los SAOCOM o Starlink, pero que, a diferencia de la segmentada, no vuelan en formación ni colaboran entre ellos.

A partir de este nuevo paradigma, los satélites ya no formarán parte de constelaciones, sino de enjambres. Este concepto remite a un conjunto de satélites volando en una configuración de visibilidad mutua en la misma órbita y manteniendo sus posiciones relativas de manera segura pero laxa, en referencia al vuelo en formación.


La misión ALOFT probará en el espacio conceptos de navegación y control orbitales para el vuelo en formación autónomo. Estará compuesta por dos Cube-Sats, con 30 centímetros de diámetro y la tecnología más avanzada disponible comercialmente.


El proyecto de arquitectura segmentada de la CONAE apunta a desarrollar satélites en la línea de los SmallSat, que pesan entre 75 kilos y 250 kilos, en el marco de la seria SARE, para que en el futuro puedan ser puestos en órbita con el Tronador II, el lanzador de satélites argentino que también se encuentra en desarrollo por la agencia espacial nacional.

La iniciativa involucra el diseño de una nueva plataforma de servicios, llamada Patagonia, que se caracteriza por ser flexible. Esto significa que se va a adaptar a los requerimientos específicos de cada misión, que puede ser óptica, de radar o poseer diferentes instrumentos.

“Apuntamos a hacer satélites más pequeños, con funciones distribuidas y volando en formación”, indicó Josefina Pérès, gerenta de Proyectos Satelitales de la CONAE. En este sentido, destacó que, por ejemplo, estudian la posibilidad de distribuir el peso de la misión, colocando la memoria y el instrumento en satélites diferentes, y trasfiriendo los datos de un satélite a otro que vuele cerca y en formación. También analizan distribuir los instrumentos: “Podríamos tener un laboratorio de satélites en órbita con distintos sensores que, al volar cerca con una geometría controlada, nos permita obtener diferentes imágenes del terreno. Incluso podríamos utilizar tres satélites, dos con los instrumentos y otro con el servicio de bajada de datos”, adelantó Pérès.

Otra línea de trabajo en relación a la arquitectura segmentada es el uso de componentes comerciales que se pueden espacializar (adaptar a las condiciones requeridas para su vida en el espacio), los cuales son más accesibles en el mercado, agilizan los tiempos de fabricación del satélite y permiten reducir costos. “La arquitectura segmentada logra la confiabilidad con redundancia o con capacidad de reemplazo rápido de los satélites”, explicó la profesional de la CONAE.



La CONAE en la Feria EconAr
Profesionales de la agencia espacial difundieron las tecnologías, productos y servicios satelitales, y la oferta académica, con una gran participación del público.




Del 17 al 19 de marzo, la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE) junto al Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación, desembarcaron con todas sus tecnologías, servicios, productos satelitales y su oferta académica en la feria de Economía del Conocimiento EconAr, organizada en La Rural por la Secretaría de Economía del Conocimiento, en el ámbito del Ministerio de Economía de la Nación. El evento contó con la asistencia de más de 65.000 personas.

El stand de la CONAE se ubicó en el Sector de la Industria Satelital y Aeroespacial, donde también estuvieron presentes las empresas VENG y SpaceSur, y la Cámara Argentina Aeronáutica y Espacial (CArAE), entre otras. El sábado visitaron este espacio el ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación, Daniel Filmus; el director Ejecutivo y Técnico de la CONAE, Raúl Kulichevsky; el secretario de Economía del Conocimiento, Ariel Sujarchuk; y el presidente de la Agencia I+D+i, Fernando Peirano.


El stand de CONAE recibió la visita del ministro Daniel Filmus; el director Ejecutivo y Técnico de la CONAE, Raúl Kulichevsky; el secretario de Economía del Conocimiento, Ariel Sujarchuk; y el presidente de la Agencia I+D+i, Fernando Peirano. Foto: Comunicación y Prensa MINCYT


“Fue una importante vidriera para difundir todas las actividades de la agencia espacial argentina, su historia, los proyectos actuales y futuros, la oferta académica y el área de Acceso al Espacio”, sostuvo Leandro Groetzner, gerente de Coordinación de la CONAE.

“Me llevo una sensación súper positiva”, afirmó Aldana Bini, jefa de la Unidad de Atención al Usuario de la CONAE. “Desde nuestro área mostramos los servicios y productos que ofrece la agencia espacial y ofrecimos nuestros contactos para que las personas interesadas reciban más información. Difundimos nuestros servicios, los satélites desarrollados, los operativos SAOCOM y los proyectos por delante. Para ello contamos con una maqueta de la próxima misión espacial SABIA-Mar -para el estudio del mar y las costas de Argentina y América del Sur-, vídeos institucionales y el libro de los 30 años de CONAE, entre otros materiales”, añadió.


La feria EconAr fue una vidriera para difundir las actividades de la CONAE, su historia, los proyectos actuales y futuros, la oferta académica y el área de Acceso al Espacio.


Un aspecto destacado que se comunicó fue la reciente implementación, por parte de la CONAE, de una nueva modalidad para acceder a productos de los satélites nacionales de la constelación SAOCOM 1. Se trata de imágenes de archivo sobre el territorio argentino, disponibles mediante el registro en un formulario web y aceptación de la licencia de uso.

Bini subrayó el gran interés que sigue despertando el Atlas Argentina 500K, desarrollado de manera conjunta entre la CONAE y el Instituto Geográfico Nacional (IGN), con imágenes de todo el país captadas por la misión satelital SAC-C. “Recibimos currículums de personas interesadas en trabajar en la CONAE”, indicó.

Oferta académica

Profesionales del Instituto Gulich y de la Unidad de Formación Masiva también difundieron la oferta académica de la CONAE.

“El público se mostró muy entusiasmado por conocer los desarrollos satelitales de la CONAE. También llamó la atención la diversidad de propuestas educativas, que es muy amplia y para todas las edades, y con opciones gratuitas”, dijo Maximiliano Pisano, jefe de la Unidad de Formación Masiva de la CONAE y director del Área de Educación a Distancia del Instituto Gulich (CONAE-UNC).

“El viernes nos visitaron escuelas secundarias. Hubo muchas consultas por las tecnologías espaciales y por la posibilidad de formarse a través de las opciones de formación que brinda la agencia espacial, desde el programa 2Mp hasta los cursos del Gulich, e incluso de participar en la iniciativa CANSAT, que propone reproducir a escala todo el proceso por el cual se diseña, construye, prueba, lanza y opera un satélite”, agregó.

Pisano destacó que el stand de la CONAE estuvo ubicado en la entrada de la exposición, por lo cual representó un lugar estratégico para atraer al público. El domingo 19 brindó una charla en el Auditorio del pabellón Azul sobre satélites, junto a referentes de ARSAT, de la Universidad Nacional de la Plata, y de las empresas Latamsat S.A.S y Delta 3, con gran afluencia de público.


Maximiliano Pisano, profesional de la CONAE, brindó una charla sobre satélites, junto a referentes de ARSAT, de la Universidad Nacional de la Plata, y de las empresas Latamsat S.A.S y Delta 3, con gran afluencia de público.



martes, 28 de marzo de 2023

RA-10: Energía nuclear, ciencia y soberanía
El reactor de investigación RA-10 ya terminó el 99% de su obra civil y el 80% de la obra total, por lo que se espera que el año próximo se encuentre en funcionamiento. Asegurará el autoabastecimiento de radioisótopos de uso médico y abastecerá buena parte de su demanda en América Latina. También permitirá realizar investigaciones en el área nuclear tanto a nivel local como en colaboración con otros países.
Por Matías Alonso




El RA-10 es un un reactor multipropósito que comenzó a construirse en 2010, en el Centro Atómico Ezeiza (Provincia de Buenos Aires) y que, tras diversos retrasos, el año que viene entrará en operación, con lo que asegurará el autoabastecimiento de radioisótopos de uso médico (molibdeno 99), contando con capacidad para atender buena parte de la demanda de América Latina. También permitirá hacer investigaciones de gran demanda internacional, por lo que se espera que equipos de diversos países vengan a la Argentina para hacer ensayos en el nuevo reactor.

A partir de una invitación de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), TSS pudo recorrer las obras,  verificar el avance y obtener detalles sobre el centro de investigación que se está formando alrededor del reactor en construcción. Su combustible, de uranio con un enriquecimiento de 19,7% (el máximo permitido para el uso civil), ya está siendo fabricado en CONUAR, en el mismo predio de Ezeiza, y el agua pesada para la operación del reactor ya fue comprada el año pasado. Se trata de 6 toneladas que fueron producidas en la Planta Industrial de Agua Pesada en Neuquén.

El RA-10 tendrá posiciones internas en su núcleo para insertar elementos diferentes de su combustible para poder ser bombardeados con neutrones. Un ejemplo de esto es el silicio, que cuando absorbe un neutrón se puede convertir en fósforo, dando un material, silicio dopado, con algunas partículas de silicio y otras de fósforo que lo hacen superconductor y por eso de gran valor para la industria electrónica y en aplicaciones de alta potencia como autos o trenes eléctricos.

El reactor también tendrá aberturas alrededor de su núcleo que le permitirán el escape controlado de neutrones. Estos serán usados por el Laboratorio Argentino de Haces de Neutrones (LAHN) de la CNEA, que tendrá 14 posiciones para insertar instrumentos de medición y también muchos gabinetes para que diferentes grupos de investigación de todo el mundo puedan realizar sus investigaciones luego de ser evaluados por científicos argentinos.


El reactor comenzó su contrucción formal en 2010 y, tras los cambios de gobierno y los aumentos y reducciones de presupuesto, crisis financiera, pandemia, y retrasos por la guerra de Ucrania (que generaron algunas restricciones para comprar instrumentos a Rusia que ya habían sido comprados), se espera que el año próximo pueda empezar a operar.


En el mundo solo hay un puñado de instalaciones de estas características y pocas que se puedan usar de forma abierta, por lo que se espera que la colaboración internacional sea muy importante y ya cuentan con tres instrumentos que han sido donados por laboratorios de otros países. Dos provienen de Alemania, quien se encuentra en un plan para cerrar instalaciones nucleares por lo que ya no podrán usarlos, y otro de Suiza, que tienen una reactor similiar pero con solo cuatro posiciones para instrumentos.

Otros dos instrumentos se están desarrollando en el país, llamados Andes y Astor. “Estas instalaciones son difíciles de cuantificar a nivel económico pero está demostrado que en el largo plazo las colaboraciones internacionales generan un impacto muy positivo en el PBI”, explicó Karina Pierpauli, directora ejecutiva del LAHN.

El reactor comenzó su contrucción formal en 2010 y, tras los cambios de gobierno y los aumentos y reducciones de presupuesto, crisis financiera, pandemia, y retrasos por la guerra de Ucrania (que generaron algunas restricciones para comprar instrumentos a Rusia que ya habían sido comprados), se espera que el año próximo pueda empezar a operar con un retraso de cuatro años según lo planteado inicialmente. Herman Blaumann, gerente del proyecto RA-10, dijo: “Estos proyectos, desde la idea hasta que se terminan, suelen llevar 10 años. A nosotros nos llevó 13 con condiciones realmente difíciles. Bueno, creo que otra novedad que esto se termina”.

Los diseñadores son la CNEA e INVAP, en forma conjunta, para la parte de ingeniería, y el constructor es Caputo S.A. (rebautizada GCDI), que fue adjudicado en 2016 y empezó el vertido de hormigón en 2017. Hoy tiene 1500 trabajadores en forma directa y cuando esté en operación tendrá 200. Ya se han invertido unos 289 millones de dólares y su operación costará 15 millones de dólares anuales, pero también se estima que podrá exportar unos 50 millones de dólares solo de molibdeno 99, y otros 40 millones en otros productos y servicios.


Lautaro Espino y Soraya Atencio, operadores de reactores de investigación formados en el Instituto Dan Beninson (CNEA-UNSAM), durante la visita al RA-10.


El proyecto es otro hito en el desarrollo nuclear de la Argentina, que necesitó de los conocimientos acumulados con sus siete reactores de investigación construidos en el país y los cinco exportados. “Una vez que esté construido, el reactor no va a tener grandes costos, es económicamente sustentable con un modelo de negocios bien armado. Ya hemos recibido demanda para irradiación de silicio dopado, así que no parece muy complejo lograrlo. La venta del molibdeno es más compleja pero la calidad del producido en nuestro país es la mejor, por lo que habrá que hacer la logística para llevarlo adonde se lo necesite. Hay interés de una empresa japonesa en comprar la producción del RA-10 para distribuirla en esa región, por ahora es solo un interés, pero parecería que hay una oportunidad siempre y cuando haya, de parte nuestra, una organización que permita abordar la parte comercial con eficiencia, agilidad y con un modelo competitivo”, explicó Blaumann.

Varios actores internacionales han solicitado ya reuniones para adquirir el molibdeno 99 que producirá el RA-10. Se trata de un radioisótopo que se produce en el reactor RA-3 en Ezeiza, de muchos usos en medicina (este elemento decae en tecnecio 99m, que se utiliza en el 80% de los estudios de medicina nuclear en todo el mundo), especialmente para diagnóstico y tratamiento contra el cáncer, y que es producido por pocos países. El mayor productor era Canadá hasta que tuvo que sacar de operaciones al National Universal Reactor que lo producía y no pudo mantener en operaciones a dos reactores que había hecho para reemplazarlo (MAPLE) ya que tuvieron problemas técnicos en la operación, por lo que el RA-10 tiene una oportunidad de mercado única.

Actualmente, la mayor producción de molibdeno 99 se da en Europa y en Australia, gracias al reactor OPAL diseñado por INVAP. También están cerca de terminar su licencia reactores en Bélgica y en Países Bajos. “Si bien hay proyectos para suplantarlos, están lejos en el tiempo y nosotros estamos en el momento justo. Todo esto está pasando en los próximos dos años y estamos ante una oportunidad espectacular para convertirnos en líderes en el mercado mundial”, dijo Blaumann.


El núcleo del RA-10 tiene posiciones vacías en las que también se pueden hacer pruebas de elementos combustibles para ensayar nuevas combinaciones de materiales.

El LAHN también podrá dar servicios a la industria. Los haces de neutrones son capaces de atravezar la materia, de la misma forma que los rayos x, pero, a diferencia de éstos, no interactúan con los electrones sino con los núcleos de los átomos, que ocupan mucha menos superficie, por lo que pueden penetrar más profundamente, especialmente en materiales sólidos. Esto permite, por ejemplo, analizar el estado de componentes de diversas industrias, como rieles de trenes.

El núcleo del RA-10 tiene posiciones vacías en las que también se pueden hacer pruebas de elementos combustibles para ensayar nuevas combinaciones de materiales. Hoy, los ensayos de combustibles de CONUAR se envían al exterior, lo que ocasiona grandes gastos y burocracia. En el futuro se podrán hacer sin salir del predio y hasta se podrán recibir muestras de fabricantes de otros países, lo que permitirá conocer la forma de trabajo de ellos y sus investigaciones en la materia. Esto es muy importante porque la Argentina es de los pocos países capaces de fabricar sus propios combustibles y, además, al ser fabricante de reactores en nuestro país y en el exterior, debe poder garantizar que estos tengan combustibles adecuados.

Una particularidad del RA-10 frente a otros reactores de investigación es que podrá tener un ciclo de operación de 29 días y medio frente a los de tres a cinco días de operación de otros reactores, lo que le permite producir más en menos tiempo. Esto se debe a que la carga y descarga de elementos se podrá hacer mientras el reactor esté en operación. Tomás Avallone, quien tendrá responsabilidad en la operación del reactor cuando esté en funcionamiento, explicó: “Hasta diciembre del año pasado estuve desarrollando prácticas operando el RA-3 y la verdad es que son reactores distintos, es una tecnología diferente. El RA-3 tiene 55 años y se ha actualizado, los dos van a producir radioisótopos”.

“Es muy importante entender que este tipo de instalaciones, más allá de sus potenciales de investigación, desarrollo, innovación y producción para la industria, tienen un impacto social muy trascendental desde la salud. Eso es para mí lo más importante, porque para desarrollar proyectos nucleares antes de la capacidad técnica necesitamos la licencia social. Necesitamos que primero nuestra sociedad entienda que hay que desarrollar este tipo de proyectos, que tenemos que desarrollar la tecnología nuclear para llegar a cada rincón del país”, dijo Avallone.



Fuente: unsam.edu.ar
Lanzamiento del Centro Interdisciplinario de Estudios Espaciales (CIEE)




Desde la Secretaria de Investigacion de la FCJyS participamos del Lanzamiento del Centro Interdisciplinario de Estudios Espaciales (CIEE).

Se trata de un centro de doble dependencia CONAE - Universidad Nacional de La Plata que se encargará de investigar y formar profesionales para el sector espacial con eje en la ingeniería, el derecho, la política y la economía espacial.









domingo, 26 de marzo de 2023

El Estado como arquitecto del desarrollo aeroespacial
Por José Javier Díaz





El sector aeroespacial

Desde sus comienzos, la industria aeronáutica y -décadas más tarde- la espacial, estuvieron ligadas a los avances científicos, tecnológicos y productivos.

Nuestro país fue pionero en el sector aeroespacial de Iberoamérica al crear en 1927 la Fábrica Militar de Aviones (FMA) y, en 1961, la Comisión Nacional de Investigaciones Espaciales (CNIE), ambas instituciones estuvieron bajo la órbita de la Fuerza Aérea Argentina (FAA).

Con planificación estratégica, apoyo presupuestario y visión interagencial para abordar la Defensa sinérgicamente con el desarrollo de la Ciencia, la Tecnología y la Industria de alto valor agregado[1], la Argentina se convirtió en el tercer país del mundo en lanzar cohetes desde la Antártida, el cuarto en experimentar con seres vivos en el espacio y el octavo en fabricar aviones a reacción con el mítico “Pulqui”, entre otros logros.

El avance aeronáutico y espacial argentino generó un efecto multiplicador en otros sectores productivos del país que también requerían mano de obra calificada, cumplimiento de procesos y altos estándares de calidad y confiabilidad, como la industria automotriz, la metal-mecánica, etc.

Entre las décadas de 1940 y 1950, la “época de oro” de la entonces FMA, esta fábrica llegó a contar con más de diez mil empleados directos y su producción abarcaba aviones y motores aeronáuticos, motos, autos, los utilitarios rastrojeros (precursor de las actuales pick up), tractores, etc.

Asimismo, la pujante actividad productiva de la FMA derivó en la creación de Pequeñas y Medianas Empresas (PYMEs) privadas, principalmente en los alrededores de la Ciudad de Córdoba, que le proveían insumos, materiales, componentes mecánicos, eléctricos, hidráulicos, etc.

Los vaivenes políticos

La falta de continuidad en el apoyo gubernamental al Sector Aeroespacial afectó negativamente las oportunidades de exportar nuestros excelentes productos, derivando en la pérdida de recursos humanos calificados, el cierre de PYMEs y el estancamiento de las capacidades técnicas logradas.

El desinterés político, las crisis económicas y la presión de potencias extranjeras que no aprobaban el desarrollo local de capacidades duales (civiles y militares) acabaron en una retracción progresiva del entramado científico-tecnológico y productivo -tanto público como privado- de la Argentina.

Prueba de ello es que, a fines de la década de 1970, nuestro país producía vectores sonda capaces de alcanzar 550 Km de altura para realizar investigaciones científicas y comenzaba el desarrollo del Proyecto misilístico “Cóndor”[2] y hoy, casi cinco décadas después, carecemos de esas capacidades estratégicas para la Defensa y la proyección geopolítica del país a nivel regional y global.

En lo que hace al sector privado, varias empresas aeronáuticas como Chincul en San Juan (fabricaba aeronaves Piper); Aero Boero en Córdoba (producía avionetas y aeroaplicadores) y Raca en Buenos Aires (construía helicópteros Hughes), cesaron su producción y debieron cerrar por los innumerables cambios de reglas[3] de los sucesivos gobiernos.

Mientras tanto, en otros países latinoamericanos -que empezaron varias décadas después que la Argentina a incursionar en el sector aeroespacial- como Brasil y México, la visión de sus clases dirigentes y los consensos alcanzados por sus respectivos poderes legislativos, permitieron que ambas naciones desarrollaran y consolidaran exitosamente sus industrias aeronáuticas, destacándose el caso del gigante sudamericano, donde la Empresa Brasileira de Aeronáutica (EMBRAER) se convirtió en el tercer fabricante de aeronaves civiles del mundo.

Una luz al final del túnel

A partir del año 2004 el Estado volvió a plantearse la conveniencia estratégica de ejercer un mayor rol en la planificación a largo plazo del Sector Aeroespacial. El Decreto N° 1.407/04 creó el Sistema Nacional de Vigilancia y Control Aeroespacial (SINVICA) fomentando el desarrollo de radares argentinos; en 2007 se creó el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva; se impulsó el Plan Espacial Argentino de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE); se creó la Empresa Argentina de Soluciones Satelitales (ARSAT); se promulgó la Ley N° 27.208 de Desarrollo de la Industria Satelital y aprobó el Plan Satelital Geoestacionario Argentino 2015-2035; se reestatizó la FMA (que pasó a llamarse Fábrica Argentina de Aviones – FAdeA); se lanzaron diversos cohetes de la CONAE, del Instituto de Investigaciones Científicas y Técnicas para la Defensa (CITEDEF) y de la FAA; se pusieron en órbita satélites de observación (SAC-D) y telecomunicaciones (ARSAT-1 y 2).


Satélite de observación (SAC-D)


Este tímido resurgir de la industria aeroespacial tuvo ciertas falencias en materia de articulación interagencial, a saber: en el año 2009 Aerolíneas Argentinas/Austral compró una veintena de aviones EMBRAER E-190 sin exigir ningún tipo de offset para incluir a FAdeA como proveedor de aeropartes de este modelo; el desarrollo de vectores para satelización se lleva a cabo con mayores costos y plazos porque CONAE desarrolla el inyector satelital “Tronador” a base de combustible líquido, mientras que el MINDEF desarrolla cohetes de combustible sólido, entre los cuales se destacan el vector sonda “Centenario” de la FAA y los GRADICOM I y II[4] de CITEDEF, este último organismo también repotencia diversos modelos de misiles de las Fuerzas Armadas a través del rediseño y nacionalización de sus motores y demás elementos pirotécnicos vencidos de ingenios como el “Aspide”, “Magic”, “Exocet”, etc.

Como si fuera poco, además de las complicaciones en lo que hace al desarrollo de vectores, también se repite esta problemática con ciertos componentes sensitivos de uso dual, civil y militar, como los giróscopos de fibra óptica, los acelerómetros y los sistemas diferenciales de GPS, etc., que tampoco son compartidos entre las diversas reparticiones que dependen del Estado nacional.

Esto se debe, principalmente, a cierto resquemor de parte de algunos funcionarios de la Cancillería y de la agencia espacial CONAE (organización netamente civil que depende del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación), quienes consideran que no es “políticamente correcto” que la CONAE coopere en forma sinérgica con las instituciones del Ministerio de Defensa, ya sean éstas civiles (como CITEDEF o FAdeA) o militares (como la FAA) en proyectos de alta tecnología.

Una propuesta pensando a futuro

La Argentina posee recursos humanos reconocidos en el mundo por su formación y creatividad, muchos de ellos ocupan puestos relevantes en organismo destacados como las agencias espaciales estadounidense (NASA) y europea (ESA).

Es vital que los políticos argentinos impulsen el desarrollo tecnológico y productivo del país, particularmente en nichos como el Aeroespacial, Nuclear y las Tecnologías de la Información y Comunicación (TICs), en los cuales poseemos ventajas competitivas respecto a otras naciones.

Sin mencionar realidades muy alejadas como las de EE.UU., China o Europa, nuestros dirigentes podrían imitar a Brasil, país en el que su industria aeroespacial comenzó casi cuatro décadas más tarde que en la Argentina pero que logró mantener -incluso con gobiernos de distinta ideología- una Política de Estado para apoyar a EMBRAER y otras compañías privadas que surgieron alrededor de ésta, convirtiéndose en el tercer fabricante aeronáutico del mundo.

El Poder Ejecutivo y el Congreso Nacional deben establecer las condiciones económicas, jurídicas y políticas que fomenten inversiones a largo plazo. En Argentina esto se podría lograr consolidando requerimientos entre instituciones nacionales y provinciales, creando sendas Agencias Logísticas en el MINDEF y en el Ministerio de Seguridad de la Nación (MINSEG) para utilizar los fondos presupuestarios con mayor eficiencia; completando la radarización; aplicando las Leyes N° 27.437 de Compre Argentino y N° 27.208 de Desarrollo de la Industria Satelital, utilizando el Fondo Nacional para la Defensa (FONDEF) para reactivar la Industria de Defensa, etc.

Las Fuerzas de Seguridad (FFSS) federales y las Policías provinciales y de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires son, junto a las Fuerzas Armadas (FFAA), Aerolíneas Argentinas, la Secretaría General de la Presidencia, FAdeA, ARSAT, INVAP, VENG y CONAE, los principales usuarios y proveedores estales de productos y servicios aeronáuticos y espaciales.

Si estos organismos tuvieran una instancia de coordinación y planificación para consolidar sus requerimientos podría definirse qué productos conviene producir en Argentina y cuáles adquirir en el extranjero, siempre fomentando la mayor participación nacional y la transferencia tecnológica.

La falta de coordinación interministerial -a nivel Nación y entre ésta y las Provincias- derivó en que la flota de aeronaves militares y policiales sea muy diversa en cuanto a marcas y modelos de aviones y helicópteros, ello pese a que sus cantidades en cada jurisdicción son, relativamente, exiguas.

Para hacer un uso más eficiente y estratégico de los recursos públicos se podría crear una Subsecretaría de Coordinación de “Proyectos Estratégicos Tractores” (PETs), dependiente de la Secretaría de Asuntos Estratégicos de Presidencia, que aúne la logística del MINDEF, del Sistema de Seguridad Interior, organismos y empresas estatales.

Asimismo, debe preverse mecanismos que promuevan exportaciones, un régimen impositivo competitivo con reglas claras y estables a 20 ó 30 años para afrontar los riesgos de invertir en bienes de capital costosos y recursos humanos calificados.

El Estado podría implementar diversos PETs que apalanquen el ecosistema público y privado con la producción de drones, radares, misiles, helicópteros, el avión “Pampa”, la renovación de aeronaves de aeroclubes y aeroaplicadores, lanzadores y satélites de observación y telecomunicaciones, etc.

La Ley de Desarrollo de la Industria Satelital constituye un positivo antecedente para sancionar una eventual “Ley de Fomento del Sector Aeronáutico y Espacial”, que amplíe los alcances y beneficios previstos para las empresas públicas y privadas de nuestro país.

Conclusiones

La Argentina puede convertirse en un actor destacado del Sector Aeroespacial, no tanto por su escala sino por su liderazgo tecnológico. Para lograrlo deben aprovecharse todas las oportunidades para sumarnos a las cadenas logísticas de los grandes fabricantes aeroespaciales del mundo.

Las asociaciones estratégicas entre FAdeA y EMBRAER; de CONAE con las agencias espaciales de EE.UU., Italia y Europa; y de lNVAP con Turkish Aerospace, constituyen excelentes ejemplos que deben ser seguidos por más proyectos de cooperación internacional para fomentar exportaciones.

La urgente necesidad de actualizar la mayor parte de la flota de aviones de combate, transporte y helicópteros de las FFAA podría servir para establecer acuerdos de cooperación industrial y tecnológica entre proveedores extranjeros y nacionales, generando nuevos puestos de trabajo calificados y mayor autonomía en el desarrollo y producción de sistemas estratégicos para el país.

La reciente jerarquización del Sistema Científico-Tecnológico al recrearse el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación; el aumento salarial otorgado a los científicos; el incremento de becas y cargos para investigadores del CONICET; la reactivación de la industria satelital con la construcción del tercer satélite de telecomunicaciones SG-1 para ARSAT; la reciente sanción de la Ley que creó el Fondo Nacional para la Defensa (FONDEF), el cual asignará el 0,5% de los ingresos corrientes de la Administración Pública Nacional durante el año 2021, el 0,65% en 2022 y el 0,8% desde el 2023 en adelante, para reequipar a las FFAA priorizando la industria nacional; constituyen señales en el rumbo correcto para que la Argentina recupere y consolide sus capacidades científicas, tecnológicas y productivas en sectores clave de la geopolítica mundial, como lo es el Aeroespacio y la Defensa.


[1] En orden de magnitudes, la tonelada de soja (principal exportación argentina) cuesta U$S 350 aproximadamente, la tonelada de un auto intermedio U$S 15.000, la tonelada de un avión de combate representa U$S 10 millones y la tonelada de un satélite implica unos U$S 100 millones.

[2] El Proyecto Cóndor II preveía la construcción de una planta especialmente diseñada y erigida en Falda del Cañete, Provincia de Córdoba, para diseñar y fabricar un vector de uso dual, capaz de inyectar satélites livianos en órbitas polares y de transportar cargas útiles militares de 500 Kg hasta 1.500 Km de distancia.

[3] La falta de incentivos fiscales para las empresas; la reducción de los presupuestos destinados a Defensa, Ciencia y Tecnología; la indefinición de proyectos prioritarios y estratégicos que debían sostenerse en el tiempo; la falta de visión de la clase política y la claudicación ante presiones de potencias extranjeras; etc.; son, entre otras, las principales variables que atentaron contra el desarrollo y consolidación del sector aeroespacial argentino en particular, y del potencial de la Nación Argentina en general.

[4] En 2009 y 2011 se lanzaron los GRADICOM I y II, que alcanzaron alturas de 40 y 100 Km, respectivamente.


El autor se desempeñó como Oficial del Cuerpo Comando de la Armada Argentina y Asesor de los Ministros de Defensa y de Seguridad de la Nación.



Solar54: ¿de qué se trata el primer centro argentino que simula la vida en Marte?
Ubicado en La Rioja, el proyecto es el primero de estas características en Latinoamérica y busca imitar las condiciones de vida del planeta rojo para futuras exploraciones.
por Luciana Mazzini Puga


La iniciativa tecnológica es llevada adelante por el Gobierno de la Rioja junto con las empresas SmartCultiva y FANIOT desde Misiones. Créditos: Solar54.


Aunque Marte quede a millones de kilómetros de la Tierra, Argentina tiene uno de los lugares más parecidos al planeta rojo. Se trata de la Reserva de los Colorados, en La Rioja, donde está en construcción “Solar54”, un establecimiento cuyo objetivo es simular las condiciones de vida en Marte y la tecnología de cultivos que podrá utilizarse. Paralelamente, se proyecta fabricar nanosatélites y cohetes pequeños. Con un espacio de cinco hectáreas, el proyecto posicionará a Argentina como el séptimo país en desarrollar emprendimientos relacionados con la exploración espacial.

Solar54 es el primer Centro de Investigación Científica y Desarrollo Tecnológico creado para simular la vida del planeta vecino en Latinoamérica y consistirá en la creación de seis domos geodésicos, estructuras compuestas por unidades básicas constructivas ensambladas con robots. Los primeros tres tienen como objetivo el hábitat: uno para las habitaciones y el baño, otro para la cocina y el comedor y el último destinado al ocio, actividad física y ensayos médicos.

En tanto, los otros tres funcionarán como laboratorios: uno para la producción vegetal en hidroponía, lo que permite cultivos sin utilizar el suelo, el segundo para investigación, producción y desarrollo en materia de nanosatélites, y el tercero será la estación terrena para comunicación satelital y control de misión.

“Lo que estamos desarrollando es un proyecto científico denominado base analógica con el objetivo de emular las condiciones y tecnología de cultivo y vida a ser utilizados en futuras exploraciones espaciales a Marte. En este sentido, pondremos a disposición de las empresas y entidades internacionales las instalaciones para su uso científico”, cuenta Martin Bueno, cofundador de Solar54 y miembro del directorio de la empresa misionera público-privada FANIOT involucrada en el proyecto, a la Agencia de Noticias Científicas de la UNQ.

La elección de la Reserva de los Colorados en La Rioja para hacer este proyecto no es casual, sino que se trata de “uno de los lugares más parecidos a Marte en la región, no solo por sus vistas sino también por las características topológicas”, detalla Bueno.

A la vanguardia

“Más de 20 empresas e instituciones a nivel global han puesto los ojos en Marte. Todos ellos necesitarán en algún momento simular ese hábitat y esperamos ser una opción más”, explica el cofundador. Solar54 posicionará a Argentina como el séptimo país del mundo en desarrollar proyectos de exploración espacial. Además, según Bueno, ya existen otros once proyectos en el mundo similares a este.

Actualmente, Solar54 es financiado por el Consejo Federal de Inversiones. “Durante los próximos 10 meses se estarán realizando tareas con profesionales de La Rioja referentes a cálculos estructurales, análisis de impacto ambiental y suelo, como así también las instalaciones y planos complementarios, que llevarán a definir el presupuesto necesario para su implantación”, desmenuza Bueno ante la Agencia. Una vez obtenidos los presupuestos finales, comenzará la segunda etapa de financiación y construcción.

Esta iniciativa tecnológica es llevada adelante por el Gobierno de la Rioja a través de la Secretaría de Ciencia y Tecnología, junto con las empresas SmartCultiva y FANIOT desde Misiones.



La fábrica de aviones que desde Mendoza se proyecta a toda la región
Es una de las pocas en pleno funcionamiento que hay en el país. Ensambla aviones de menos de 5000 kilos, que se venden a las escuelas de pilotos hoy en auge. Pronto comenzarán a hacer las alas que hoy vienen de Italia. La historia de una empresa familiar que dio el salto y pudo volar.
por Diana Chiani




El hangar y la pista es lo primero que se distingue cuando uno ingresa al predio de 50 hectáreas de verde y cielo que forman parte de la fábrica de aviones Aerotec Argentina. Se ubica en el departamento Rivadavia y ensambla partes hechas en Italia para armar aviones, que se enmarcan en la aviación general, que tienen un peso máximo de 5200 kilos al despegue.

Pintura, alas, hélices, motores de última generación e infinidad de cables, cablecitos y pantallas forman parte de la línea de producción. Las 25 personas que aquí trabajan se concentran para cumplir con los protocolos de Aerotec y los exigidos por la fábrica italiana Construzione Aeronautiche Tecnam, que es la que produce todas las partes.

No obstante, pronto se comenzarán a hacer acá las alas que hoy llegan desde Italia. “Al mismo tiempo que se mantiene la identidad del diseño italiano, se profundizará el impacto del componente de valor y origen nacional “, destacó Diego Cardama, presidente de Aerotec. Hoy la empresa emplea 80 personas en sus distintas unidades de negocios.

Aerotec es una de las pocas fábricas de aviones en funcionamiento pleno que hay en Argentina. Desde que comenzó la sociedad con los italianos se han entregado más de 150 aviones y después de la pandemia se incrementó la demanda, en parte debido al impulso de las escuelas de vuelo.




Es que por los costos en dólares, llegan al país personas de todo el mundo hispanohablante para formarse ya que es el paso previo para el ingreso en las aerolíneas comerciales en donde hay escasez de pilotos.

Tecnología de última generación

Los aviones tienen valores que parten de los 135.000 euros y llegan a los 2,5 millones de euros. Este es el más grande, que puede trasladar a 11 personas y adaptarse relativamente fácil a distintos usos. Los más pedidos son los biplaza. Aunque los distintos modelos tienen su característica y diseño, en general los aviones poseen una autonomía promedio de cuatro horas y media y una velocidad de unos 222 kilómetros por hora (120 nudos).




El peso máximo para el despegue es de unos 600 kilos mientras que el consumo promedio de combustible es similar al de un auto: en promedio 15 litros en una hora de vuelo. Si vuela a 180 km/h en una hora gasta 15 litros en recorrer esos 180 kilómetros, o sea, que con un litro de nafta vuela 12 kilómetros. Todos los aviones tienen tecnología de última generación, no hay nada analógico sino pantallas táctiles y digitalización

El motor es austríaco (Rotax) y se caracteriza por la eficiencia debido, entre otras cosas, a su liviandad. “El avión que sale de esta fábrica es exactamente igual al que produce Tecnam en Italia”, destacó Mario Cardama, gerente de Operaciones de Aerotec.

En la aviación todo se mide en horas. De este modo, el tiempo que se demora en hacer un avión desde que comienza el proceso hasta que termina oscila entre las 400 y las 800 horas. La finalización también implica la obtención de las habilitaciones, permisos y pruebas requeridas por la ANAC, que es la autoridad de aplicación. El plazo de entrega, en tanto, va de los cuatro a los seis meses y tiene demoras por las restricciones a la importación y el cuello de botella que provocó la pandemia y que recién comienza a normalizarse.

Aunque para este tipo de emprendimientos no debería haber trabas para importar, en la práctica no siempre es así. Ese es uno de los desafíos de producir en el país”, expresó Diego Cardama. Por esto y por las ventajas comparativas que hoy tiene la región en cuanto a costos las alas comenzarán a fabricarse acá con el impacto económico que eso traerá.

Trabajo de precisión

Dados los plazos existentes, la modalidad de trabajo de Aerotec es una suerte de mezcla entre los encargos a pedido y la fabricación por su cuenta para tener disponibilidad y no demorar un año en la entrega, que es lo que pasaría si solo se manejaran con la primera modalidad. La línea de producción arranca cuando se desarman las partes que llegan en contenedores desde Italia –en barco hasta Rosario y en camión hasta Rivadavia.


MARIO CARDAMA Y DIEGO RODRÍGUEZ, DE AEROTEC.


Aquí comienza la parte de pintura de terminación y sellado del avión. El básico es el blanco, pero también se puede elegir plateado o diseños personalizados, como muchos clientes piden. Una vez que se pasa a la "parte limpia", comienza una tarea que requiere de la máxima precisión. Se trata de la instalación del motor y su vinculación con los comandos de cabina. “Es un trabajo artesanal”, definió el ingeniero Diego Rodríguez, gerente de Calidad de Aerotec y Responsable Técnico de los aviones que se ensamblan en la planta.

En esta etapa se siguen al pie de la letra las indicaciones de Tecnam ya que el avión que sale de Rivadavia es exactamente igual al que se fabrica en Italia. Luego de que cada cable está en su lugar, se suman los aparatos tecnológicos de cabina y los asientos de cuero con una confortabilidad similar a la de un vehículo. En la última parte, se ensamblan la hélice y las alas que pueden ir altas o bajas según el gusto de quien lo piloteará.

Horas de vuelo

El espacio donde se ensamblan los aviones tiene forma de gallinero, pero ya no quedan rastros de los pollos de la granja avícola que tuvo hace años Mario Cardama padre quien, en 1996 decidió apostar por su pasión por los aviones. Entonces la despuntaba como presidente de los aeroclubes de Rivadavia y San Martín; en el Este de Mendoza y se las transmitió a sus tres hijos.

Aerotec nació como una empresa de mantenimiento de aviones generales y, al principio, como una importadora de aeronaves, favorecida por la convertibilidad de ese momento. Con el tiempo, Diego, Mario y José se hicieron cargo de la empresa y entre los tres la hicieron crecer.




Entre 2010 y 2013 se contactaron con Tecnam -con 75 años de trayectoria- para comenzar a vender los aviones pero, cuando se cerraron las importaciones le ofrecieron a los italianos la modalidad de ensamblarlos aquí. Algo que al principio les pareció extraño y hasta una locura se convirtió en una fructífera sociedad comercial que en octubre de 2015 vendió sus primeros dos aviones.

La fábrica no es la única unidad de negocios de Aerotec. De hecho, nació como una empresa de mantenimiento de aviones, algo que hasta el día de hoy realizan. No solo de los propios, sino también de los fabricados por otros. Este servicio ha llevado a la empresa a tener un hangar en San Fernando (Buenos Aires) y a abrir en breve otro en Alta Gracia, Córdoba. Es que la mayor demanda está en esa zona y es una manera de agilizar los tiempos para sus clientes.

Otra de las unidades de negocio tiene que ver con el trabajo aéreo y es el que realiza Aerotec con sus propios aviones en tareas de siembra de mosca y prevención de plagas como la Lobesia Botrana. Aquí se destaca el servicio que opera en Chile para el control y prevención de incendios, con un total de cinco aviones de dos tipos. Uno más pequeño que trabaja con cámaras que sirven para anticipar posibles atentados pirómanos, comunes en el país vecino. El objetivo es detectarlos lo antes posible para, con el otro avión, llevar el agua.




Mario Cardama es quien más tiempo pasa arriba y al lado de los aviones. También es el director de la escuela de vuelo que allí funciona. Sus travesías son legendarias así como sus anécdotas; muchas de ellas compartidas con sus propios hijos, que también llevan el vuelo en las venas. Además, los Cardama tienen uno de los globos más grandes destinados al turismo, pero esa es otra historia.



Fuente: mdzol.com