viernes, 27 de noviembre de 2020

Irán: qué se sabe del asesinato del científico más importante del programa nuclear del país


Mohsen Fakhrizadeh fue atacado en su automóvil con explosivos y disparos, según reportes de las agencias estatales iraníes.


Mohsen Fakhrizadeh, el más importante científico del programa nuclear de Irán, fue asesinado este viernes cerca de Teherán, informó el Ministerio de Defensa iraní.

Fakhrizadeh, de 62 años, falleció cuando era atendido en un hospital después de ser atacado en el condado de Damavand, cerca de Teherán.

Agencias de noticias iraníes informaron que los agresores hicieron explotar un coche bomba cerca del automóvil del científico y después le dispararon.

Las agencias de inteligencia occidentales consideraban a Fakhrizadeh como el cerebro detrás del programa secreto de armas nucleares de Irán. Según varios de esos informes, era el "padre de la bomba iraní".

El canciller iraní Mohammad Javad Zarif condenó el crimen, además de vincular a Israel con lo ocurrido.

"Los terroristas asesinaron a un eminente científico iraní hoy. Esta cobardía, con serios indicios de un rol israelí, muestra el belicismo desesperado de los perpetradores. Irán pide a la comunidad internacional, y especialmente a la Unión Europea, que ponga fin a su vergonzoso doble rasero y condenen este acto de terror de Estado", escribió en Twitter el canciller Mohammad Javad Zarif.

El gobierno dijo que Fakhrizadeh, quien ostentaba el cargo de jefe de la Organización de Investigación e Innovación del Ministerio de Defensa, era ahora un "mártir".


Fakhrizadeh tenía el cargo de jefe de la Organización de Investigación e Innovación del Ministerio de Defensa.


La noticia del asesinato se produce en medio de una creciente preocupación internacional por el incremento en la cantidad de uranio enriquecido que produce Irán, el cual es un componente principal para la generación de energía nuclear civil, pero también para la fabricación de armas nucleares.

Teherán ha sostenido históricamente que su programa nuclear tiene fines exclusivamente pacíficos.

¿Qué se sabe?

El Ministerio de Defensa iraní informó que "después de un enfrentamiento entre los terroristas y sus guardaespaldas, Fakhrizadeh resultó gravemente herido y fue trasladado de urgencia al hospital".

La agencia de noticias Fars, cercana al Cuerpo de Guardias de la Revolución Islámica (CGRI), publicó este viernes las fotos de dos vehículos relacionados con el atentado mortal contra Fakhrizadeh.




Las imágenes mostraban varios agujeros en el parabrisas del automóvil del científico producto de disparos.

Otra imagen, que no es muy clara, muestra los daños de una aparente explosión. Fars citó a testigos que explican que primero se escuchó una explosión y luego detonaciones de arma de fuego.

El científico fue trasladado a un hospital. Sin embargo, murió unos minutos después de ser ingresado.

"Desafortunadamente, el equipo médico no logró reanimarlo y hace unos minutos el administrador y científico logró el alto estatus de mártir después de años de esfuerzo y lucha", dijo el Ministerio de Defensa.

Fakhrizadeh nació en 1958 en la ciudad de Qom, Irán. Era profesor de física y ha sido identificado en Occidente como director del Proyecto Amad, el presunto programa encubierto de 1989 para avanzar en la fabricación de una bomba nuclear.

El programa fue cancelado en 2003, según la Agencia Internacional de Energía Atómica.

Entre las imágenes difundidas había restos de un vehículo que al parecer fue detonado cerca del auto de Fakhrizadeh.


"Haremos que se arrepientan"

El comandante del CGRI, Hossein Salami, dijo que Irán vengará el asesinato del científico.

"El asesinato de científicos nucleares es la violación más obvia de la hegemonía global para impedir nuestro acceso a las ciencias modernas", dijo Salami.

A su vez, el asesor militar del líder supremo iraní, el ayatolá Ali Khamenei, prometió venganza contra los responsables del crimen.

"Atacaremos como un trueno a los asesinos de este mártir caído y haremos que se arrepientan de su acción", tuiteó Hossein Dehghan.

La muerte de Fakhrizadeh se suma a las de otros cuatro científicos nucleares iraníes que fueron asesinados entre 2010 y 2012. Irán ha acusado a Israel de estar involucrado en un complot sobre esos casos.

Fakhrizadeh fue nombrado en 2018 por el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu cuando presentó una extensa investigación sobre el programa nuclear de Irán.

"Recuerden ese nombre", dijo el primer ministro israelí.

No hubo comentarios inmediatos de Israel sobre la noticia del asesinato. El Pentágono estadounidense también ha descartado ofrecer declaraciones, según la agencia Reuters.


El primer ministro israelí Benjamin Netanyahu nombró a Fakhrizadeh en 2018, cuando presentó una investigación sobre armas nucleares iraníes.



¿Por qué Fakhrizadeh fue el objetivo?

Análisis de Paul Adams, corresponsal diplomático de la BBC

Como jefe de la Organización de Investigación e Innovación del Ministerio de Defensa, Fakhrizadeh seguía siendo claramente un actor clave.

De ahí la advertencia de Benjamin Netanyahu hace dos años de "recuerden ese nombre".

Desde que Irán comenzó a incumplir sus compromisos bajo los términos del acuerdo nuclear con Occidente de 2015, el país ha avanzado rápidamente en la acumulación de uranio.

Los funcionarios iraníes siempre han dicho que tales movimientos son reversibles, pero los avances en investigación y desarrollo son más difíciles de erradicar.

"No podemos retroceder", dijo recientemente el exembajador de Irán ante la Agencia Internacional de Energía Atómica (OIEA), Ali Asghar Soltanieh.

Si Mohsen Fakhrizadeh era el actor clave que señala Israel, entonces su muerte podría representar el esfuerzo de alguien para frenar el impulso de Irán.

Y ya que el presidente electo de Estados Unidos, Joe Biden, ha dicho que Washington regresaría al acuerdo con Irán, el asesinato también podría tener como objetivo complicar cualquier negociación futura.



Fuente: bbc.com
El sistema antiaéreo ruso S-500 Prometei estará listo en 2021
Los trabajos para la creación del avanzado sistema ruso de defensa aérea y antimisiles S-500 Prometei se completarán en 2021. La tarea principal del nuevo complejo será la lucha contra los misiles hipersónicos y balísticos, así como los satélites espaciales.


© Sputnik / Maksim Blinov


"Está previsto completar la creación del sistema de defensa antiaéreo y antimisiles móvil S-500 en 2021", informó el subcomandante en jefe de las Fuerzas Aeroespaciales de Rusia, teniente general Andrei Yudin, al periódico Krasnaya Zvezda.

Las pruebas del sistema de defensa antiaéreo S-500 comenzaron en agosto. Se informa que el nuevo complejo complementará los sistemas existentes S-350 y S-400. No obstante, será capaz de lanzar misiles tanto del arsenal de S-400 como los misiles nuevos que no se han utilizado en otros sistemas. 

El S-500 Prometei con un alcance de unos 600 kilómetros, pertenece a una nueva generación de sistemas de misiles tierra-aire. Además de aviones, helicópteros y misiles de crucero, es capaz de derribar simultáneamente hasta diez objetivos balísticos que se desplazan a velocidades supersónicas (hasta 7 kilómetros por segundo) y armas hipersónicas de todas las modificaciones, incluidas las del espacio cercano.

A mediados de octubre de 2020 en las redes sociales apareció una foto que supuestamente muestra la lanzadora del novedoso sistema ruso de defensa antiaérea S-500 Prometei.
En la imagen, compartida de la red social rusa VK y en Twitter, se puede apreciar un todoterreno de 10 ruedas sin contenedores para misiles.


jueves, 26 de noviembre de 2020

La importancia de que China logre traer muestras de la Luna
La misión Chang'e 5 debería llegar mañana, extraer unos dos kilos de material de su superficie y empezar su regreso en menos de 14 días. Si tiene éxito, confirmará la impresionante potencia espacial del gigante asiático y podría resolver algunos misterios lunares como la ausencia de su campo magnético.
por Neel V. Patel | traducido por Ana Milutinovic 


TopPhoto vía AP


La semana pasada, China lanzó su misión Chang'e 5 a la Luna desde el puerto espacial del país en la isla de Hainan en el mar de la China Meridional. El objetivo del lanzamiento consiste en que, por primera vez, sea el gigante asiático quien traiga a la Tierra muestras de suelo y rocas de la superficie lunar, para su estudio científico. 

Qué va a pasar: Chang'e 5 debería llegar a la Luna mañana (27 de noviembre). La misión completa consta de cuatro partes: un orbitador, un módulo de aterrizaje, una etapa de ascenso y una cápsula de retorno. La nave espacial no está equipada con ninguna unidad de calefacción para ayudar a los componentes electrónicos a bordo a soportar las temperaturas extremadamente frías de la noche lunar. Eso significa que la misión debe tomar la muestra y comenzar a regresar a la Tierra en el plazo de 14 días que dura un día lunar. 

Qué más: el módulo de aterrizaje descenderá a la superficie de la Luna en un sitio cercano a la formación volcánica Mons Rümker, en la región de Oceanus Procellarum que se encuentra en el borde occidental de la cara visible de la Luna. El módulo de aterrizaje intentará recoger cerca de dos kilogramos de suelo lunar de la superficie. Primero perforará alrededor hasta unos dos metros en el terreno y tomará una base del suelo lunar debajo de la superficie. Luego, un brazo robótico recogerá la muestra de tierra de la propia superficie. Un espectrómetro de infrarrojo cercano y un radar de penetración en el suelo ayudarán al Chang'e 5 a analizar parte del suelo mientras aún está in situ, además de garantizar que no toque rocas pesadas o peligrosas. 

Después de la recogida del material, la muestra se almacenará en el vehículo de ascenso que la llevará al orbitador que se mantendría en el aire. El orbitador colocará la muestra en una cápsula de retorno que debería regresar a la Tierra el 17 de diciembre y aterrizar en algún lugar de Mongolia Interior (China). 

Qué podríamos descubrir: se cree que el área alrededor de Mons Rümker cuenta con rocas que tienen cerca de algo más de 1.000 millones de años de antigüedad. Podrían ser las rocas lunares más jóvenes jamás traídas a la Tierra, mucho más que las rocas de entre 3.000 y 4.000 millones de años traídas por las misiones Apolo. Esas muestras podrían ayudar a los científicos a comprender mejor la historia de la Luna, arrojando luz sobre las dudas de, por ejemplo, cómo se fue enfriando con el tiempo y cómo desapareció su campo magnético. Será la primera vez que los científicos chinos estudien directamente el material lunar, ya que el Congreso de EE. UU. actualmente prohíbe a la NASA trabajar con China y no le permite acceder a las rocas de la era Apolo.

Carrera espacial: si tiene éxito, esta misión convertiría a China en el tercer país del mundo (después de Estados Unidos y la antigua Unión Soviética) en traer materiales de la superficie de la Luna a la Tierra. La última misión de retorno de muestras lunares fue la misión Luna 24 de la Unión Soviética en 1976. Las misiones de obtención de muestras siguen siendo increíblemente difíciles de llevar a cabo, y si todo va bien, Chang'e 5 podría ser uno de los mayores logros tecnológicos de China hasta la fecha.

Chang'e 5 es la última misión del exitoso programa de exploración lunar chino. Su logro más destacado hasta ahora ha sido el róver Chang'e 4, que se convirtió en la primera nave espacial en aterrizar de forma segura en la cara oculta de la Luna. Esa misión ya ha dado lugar a bastantes descubrimientos científicos muy interesantes de una región de la Luna que apenas se había visto antes. Chang'e 6, programada para ser la segunda misión de retorno de muestras lunares de China, debería lanzarse en 2023 o 2024.



Nuevos vehículos de transferencia de Spaceflight
Los nuevos desarrollos para transporte in-space de Spaceflight permitirán llegar a múltiples órbitas, incluyendo la GEO y la Cislunar, y realizar cambios de planos orbitales. La misión inaugural SXRS-3 se realizará a comienzos de 2021 utilizando un lanzador Falcon-9 de SpaceX.




El proveedor de lanzamientos compartidos Spaceflight anunció el 23 de noviembre que está desarrollando dos vehículos de transferencia orbital (OTV por sus siglas en inglés) que realizarán su vuelo inaugural en 2021. El primero, Sherpa-FX, volará en una misión de viaje compartido totalmente dedicada con SpaceX, denominada SXRS-3, no antes de diciembre de 2020. Estos dos nuevos vehículos de clase ESPA están diseñados para proporcionar una mayor diversificación orbital, incluidos cambios de manifiesto flexibles, despliegue a múltiples altitudes y planos orbitales, y soluciones de lanzamiento rápido.

“Cuando no haya lanzamientos que satisfagan las necesidades exactas de nuestros clientes, Spaceflight ahora podrá brindar más opciones para lograr los objetivos de su misión”, dijo Grant Bonin, vicepresidente senior de desarrollo comercial de Spaceflight Inc. “Nuestro objetivo es lograr que los satélites de nuestros clientes se entreguen en órbita exactamente cuando y donde lo deseen, hasta su destino final, el último tramo del viaje. Nuestros nuevos Sherpa OTV nos permiten brindar ese servicio de entrega en el Espacio, manteniendo costos bajos y plazos breves».

El programa Sherpa-NG (próxima generación) de Spaceflight incluye:

  • Sherpa-FX, el primer vehículo de transferencia orbital en debutar, es capaz de ejecutar múltiples despliegues, brindando telemetría detallada e independiente e interfaces flexibles a bajo costo. Este vehículo se separa del lanzador antes de desplegar cualquier satélite, separando a los satélites posteriormente mediante la aviónica a bordo. Es rápidamente configurable y puede adaptarse de un vehículo a otro y de una misión a otra. Incluye telemetría independiente y global, casi en tiempo real, a través de GlobalStar. Llevará 14 cargas útiles en la próxima misión SXRS-3.
  • Sherpa-LTC cuenta con un subsistema de propulsión de alto empuje, bi-propulsor, integrado dentro del espacio disponible en el vehículo original. Al incluir esta nueva tecnología de propulsión de Benchmark Space Systems, Sherpa-LTC proporciona una transferencia orbital rápida y de bajo costo para muchos tamaños de satélites pequeños, indicó la empresa. Es compatible con todos los vehículos de lanzamiento con los que Spaceflight trabaja actualmente y permite alcanzar órbitas más altas rápidamente a través de misiones SpaceX Starlink y vuelos similares. Está programado para volar la segunda mitad de 2021.
  • Sherpa-LTE es un OTV de alto impulso específico (Isp), con propulsión eléctrica de xenón. Se basa en el programa Sherpa al incorporar ACE (Apollo Constellation Engine), un sistema de propulsión de efecto Hall de bajo empuje, alta eficiencia y resistente a la radiación desarrollado por Apollo Fusion, Inc. Dado a que los sistemas ACE pueden generar más de 6 km/s de delta- V, Sherpa-LTE tiene la capacidad de llevar a los clientes a órbitas GEO, Cislunar o de escape terrestre. El Sherpa-LTE proporciona una alternativa de bajo costo a la compra de vehículos de lanzamiento de inyección directa completos y ampliará la capacidad de los vehículos de lanzamiento pequeños que están actualmente en desarrollo para llegar más allá de la órbita baja terrestre. El Sherpa-LTE está diseñado para volar a mediados de 2021.



«Tenemos un historial exitoso de desarrollo y despliegue de satélites desde vehículos espaciales», agregó Curt Blake, presidente y director ejecutivo de Spaceflight. “Nuestros primeros vehículos estaban en la histórica misión SSO-A, que desplegó con éxito 64 satélites mediante un Falcon-9. Estamos entusiasmados de aprovechar nuestros 10 años de experiencia de lanzamiento para desarrollar estos nuevos vehículos avanzados que brindarán opciones de lanzamiento aún más flexibles y entrega orbital personalizada para nuestros clientes».

Spaceflight trabaja con más de 10 vehículos de lanzamiento actuales y futuros, incluidos Falcon-9, Antares, Electron, Vega y PSLV, para brindar una variedad de opciones de lanzamiento a sus clientes. La compañía lanzó más de 300 satélites en casi 34 misiones de viajes compartidos. En 2019, la compañía ejecutó con éxito nueve misiones, la mayor cantidad que haya lanzado en un año, enviando más de 50 cargas útiles al Espacio.


miércoles, 25 de noviembre de 2020

"Los países no investigan porque sean ricos, son ricos porque investigan"
El consejero de Ciencia, Universidades e Innovación de la Comunidad de Madrid, Eduardo Sicilia, afirma que muchos aspectos de la pandemia estarían resueltos si se hubiera invertido antes en ciencia e innovación. La interconexión del ecosistema de investigación con universidades y empresas también es clave para que los resultados calen en la sociedad y la economía.
por Patricia R. Guevara


Eduardo Sicilia, consejero de Ciencia, Universidades e Innovación de la Comunidad de Madrid.


Si hay una comunidad autónoma española en el punto de mira constante por la gestión de la pandemia de coronavirus (COVID-19), esa es Madrid. Pero, más allá de las soluciones a corto plazo, hay que mirar al futuro para poder prepararse ante otras posibles crisis. Y al futuro se mira con investigación y conocimiento. Así lo cree el consejero de Ciencia, Universidades e Innovación de la Comunidad de Madrid, Eduardo Sicilia, quien subraya la importancia de invertir en I+D+I.

Madrid ya es casa de potentes centros de investigación, talento científico y grandes universidades, pero sus resultados no pueden llegar a la sociedad y la economía sin una adecuada transferencia de conocimiento entre el mundo académico y el empresarial. Sicilia explica los próximos pasos de la comunidad para impulsar esto, el papel del aprendizaje universitario en el mundo actual y el escenario tecnológico que se presenta en este escenario pos-COVID-19.

Entre los avances tecnológicos más destacados de MIT Technology Review en 2020 figura la medicina hiperpersonalizada para el desarrollo de fármacos adaptados a cada paciente. ¿En qué tecnologías está trabajando la Comunidad de Madrid? 

Tenemos que apoyarnos mucho en las industrias fuertes en las que ya tenemos excelencia y construir desde ahí. En el caso de Madrid, tenemos centros de investigación muy potentes en el mundo de la salud. Igual que el siglo pasado avanzamos muchísimo en genética y en conocer nuestro ADN, el siglo XXI es el de la tecnología y la neurociencia. Entender nuestro cerebro es fundamental.

También somos fuertes en transición ecológica. Tenemos uno de los mejores centros de investigación, el IMDEA Agua [Instituto Madrileño de Estudios Avanzados] y el Canal de Isabel II. Muchos países desérticos nos contratan para saber cómo depurar aguas y tenemos una tecnología a base de microbiología muy potente.

Ante la situación de pandemia, quizá resulte difícil entender por qué hay que concentrar esfuerzos en tecnologías que no parezcan estar, a priori, relacionadas con el ámbito de la salud. Pero al final toda investigación repercute en otros aspectos, como por ejemplo el 5G y la IA en telemedicina.

Absolutamente. Por ejemplo, en 5G, el IMDEA Software tiene un consorcio con cuatro países europeos donde se están desarrollando prototipos de ambulancias en las que pueda usarse esta tecnología. También acabamos de mandar a Europa un proyecto sobre inteligencia artificial [IA]. Creo que esta tecnología ha sido una de las grandes olvidadas durante el coronavirus. Permitiría utilizar mejor todos los datos que tenemos a nivel regional, nacional y mundial.

La pandemia es un clarísimo ejemplo de que es vital tener muy buena ciencia, porque hoy es una crisis sanitaria pero mañana es una crisis ecológica, pasado una crisis social, económica, industrial... Y tienes que tener una ciencia de base que se traduzca en transferencia de recursos en cualquier sector.

Entonces, ¿apoyará económicamente el ecosistema de innovación madrileño a la crisis?

Sí, los ejes donde nos deberíamos de apoyar para salir de esta crisis son el conocimiento y la investigación. Estos tienen un impacto que multiplica cualquier inversión que hagas. Los científicos aseguran que por cada euro que inviertes en ciencia se producen cuatro de aportación a la sociedad. Está demostrado que los países que hoy en día están en la cumbre del desarrollo son los que investigan. Y los países no investigan porque sean ricos, son ricos porque investigan.

Ahora mismo se están tomando medidas que son puro gasto porque es necesario apoyar a sectores concretos, pero eso en el futuro no produce. Hay que elegir inversiones a largo plazo en industrias basadas en el conocimiento y la tecnología. Ya hemos aprendido que, si hubiéramos invertido antes en ciencia, hoy tendríamos resueltos muchos más temas en relación con la pandemia.

Ya que hablamos de inversión, los últimos datos del INE reflejan que la Comunidad de Madrid es la segunda región que más invierte en I+D sobre el PIB interno: el 1,7 %. ¿Cómo están procediendo para mejorar ese porcentaje? 

Estamos trabajando en la negociación de presupuestos de final del año con un gran pacto por la ciencia en la Comunidad de Madrid. En este acuerdo están involucrados agentes sociales, universidades, centros de investigación y políticos, y en la agenda es prioritaria la inversión en investigación tanto pública como privada. Tenemos que generar instrumentos para que el mundo de la empresa sea consciente de que tiene que hacer más inversión en I+D+I.

Foto: El consejero, que visita en la imagen la Universidad de Alcalá, apuesta por la transferencia de conocimiento, la seguridad y el impulso tecnológico. Crédito: Eduardo Sicilia.


¿Cómo puede darse una transferencia de conocimiento entre ese ecosistema empresarial privado y el de las universidades y centros de investigación?

La gran oportunidad en la comunidad de Madrid es que, por primera vez, se juntan tres grandes mundos en esta consejería: el de la ciencia y la investigación, el de las universidades y el de la innovación empresarial. Estamos buscando mecanismos para que esto se convierta en un gran ecosistema.

Hasta ahora, el científico está más pegado a su ciencia básica sin pensar en cómo aplicarla al mercado; las empresas necesitan soluciones, pero no se dan cuenta de que tienen el I+D+I y los expertos necesarios cerca; la universidad trabaja desde el conocimiento, pero no lo transmite de forma rápida.

Esto tiene que cambiar: la investigación básica debe escuchar a las futuras necesidades de la sociedad y los centros de investigación deben tener muchos más acuerdos con el mundo empresarial.

Si esa transmisión no se diera tan al final de la cadena, cuando la empresa ya ha manifestado esa necesidad, ¿podrían los estudios universitarios estar más adaptados en este escenario laboral cambiante?

Efectivamente, por eso se empieza a flexibilizar y aparecen titulaciones propias más adaptadas y rápidas a lo que pide la empresa. Antes te formaban durante cinco años para que te ganaras la vida durante 40. Esto ya no es así: vas a aprender para los próximos 18 meses y vas a estar permanentemente actualizándote porque el mundo está yendo muy rápido. Por eso, nuestra preparación tiene que permanecer cerca de los lugares donde se genera el conocimiento, la universidad nos tiene que acompañar durante mucho más tiempo.

¿Qué papel juega en esto la Ley de Sociedad del Aprendizaje que están elaborando? 

El que tiene que aprender no es solamente un individuo, sino toda la sociedad, las organizaciones y las instituciones. Una región avanza si su sociedad avanza, y una sociedad avanza si aprende, y para ello hay que correlacionar aprendizajes. Con esta ley queremos amparar ese aprendizaje y conseguir un marco de reglas del juego. A través de unos 18 talleres con distintos niveles de expertos analizaremos los contenidos y la debatiremos a final de año.

¿En qué habilidades es esencial ahora mismo formar a los estudiantes?

La comunicación es absolutamente imprescindible para cualquier área técnica. Tener habilidad de negociación es tremendamente relevante y también saber gestionar personas; es algo que vas a tener que hacer, aunque estés en un laboratorio.

Hasta la fecha el mundo de las ciencias y de las letras han estado muy separados, pero necesitamos ingenieros y poetas al 50 %. La vida exige conocer ambos y acercarlos. Ya tenemos universidades públicas que han incluido de manera transversal en todos los grados ciertos componentes de Humanidades, y de soft skills en carreras de ingenierías y físicas.

Además de todo este cambio cultural, en la universidad también tiene que haber un cambio tecnológico, especialmente en estos momentos en los que el curso se está llevando a cabo bajo un modelo semipresencial. ¿Cómo ha acelerado el coronavirus la digitalización?

En un primer momento, cuando todo estalló, en 48 horas todo el sistema universitario madrileño con 14 universidades cerró físicamente y 350.000 personas se fueron a casa. Esto nos obligó a llevar rápidamente las clases a un formato digital. Pero la transformación debe ser más profunda: hay que digitalizar toda la estrategia, no solo el contenido.

Aquí proponemos tres grandes transformaciones: de la docencia, con aprendizaje colaborativo y pedagogía digital; de la investigación, con la mencionada vinculación con la empresa y sus infraestructuras; y en la propia organización, donde se escuchen mucho más también las voces externas.

Por supuesto el papel de la tecnología en todo esto también es vital, como la robótica y la simulación digital. Por ejemplo, en una universidad madrileña están empezando a sustituir cadáveres por unas mesas pantalla digitales que dan la misma experiencia de usuario que con la disección de uno real.

Foto: Sicilia comprueba de primera mano los últimos avances tecnológicos en la Universidad Alfonso X el Sabio en Madrid. Crédito: Eduardo Sicilia.


Estas prácticas presenciales son en muchos casos imprescindibles, especialmente en carreras de salud, como enfermería o fisioterapia, y en docencia. ¿Cómo lo van a resolver?

Las prácticas están en el número uno de prioridad, son innegociables. Hemos incidido en que en un ambiente en el que en cualquier semana puede haber algo que nos limite la movilidad, lo sagrado son las cosas con mucho valor. Pese a tener los hospitales reventados de estrés, gente y riesgo, las prácticas se están pudiendo realizar, porque hay cosas que no se enseñan ni se aprenden igual en presencial que en plataforma.

Todos los temas tratados, universidad, ciencia, tecnología, innovación, investigación y mundo empresarial, se aúnan en el hackatón #VencealVirus que organizaron hace unos meses para que estudiantes, investigadores e innovadores propusieran soluciones a retos de la COVID-19. Se presentaron más de 300 proyectos, con ideas tan variopintas como aplicaciones para comunicarse entre vecinos y velatorios digitales. ¿Cómo valoran los resultados?

Es una experiencia a la que tenemos especial cariño: la hicimos porque no sabíamos que podíamos hacerla. Estábamos en esa situación crítica y la respuesta fue fantástica. Por primera vez se juntaron un médico y un ingeniero, un abogado y un biólogo, una universidad pública con su contraria, una privada con una pública. Más de 8.000 personas participaron y la iniciativa actualmente sigue viva: tenemos cuatro o cinco proyectos que siguen su andadura, se han interesado empresas y algunas ideas han pivotado a otras soluciones.

Con esto hemos constatado que, desde la consejería, podemos generar esa confianza en la sociedad. Tenemos capacidad para movilizar a gente con talento dispuesta a invertir su tiempo y su creatividad, y podemos hacer que sucedan cosas tan maravillosas como esta. Esto es el ecosistema: cuando hay un propósito común, el interés de la sociedad está por encima del interés individual.



Paracaídas: el nuevo y exitoso enfoque para recuperar cohetes espaciales
La empresa de Nueva Zelanda Rocket Lab ha lanzado y recuperado con éxito su cohete insignia Electron con este enfoque pionero basado en un descenso suave. Se trata de la primera recuperación de este tipo, frente a las de SpaceX y Blue Origin, basadas en que el aparato realice un aterrizaje en vertical.
por Neel V. Patel | traducido por Ana Milutinovic


Rocket Lab


La empresa neozelandesa Rocket Lab ha logrado un gran hito: ha lanzado y recuperado con éxito su cohete insignia Electron. La misión número 16 de la empresa hasta ahora, incluyó por primera vez un suave aterrizaje en paracaídas del propulsor de primera etapa, que cayó al océano.

La misión: Electron fue lanzado alrededor de la 1:46 am hora local el 20 de noviembre desde el sitio de lanzamiento de la empresa en el extremo sur de la Isla Norte de Nueva Zelanda. La misión desplegó con éxito 30 satélites en órbita baja terrestre.

Después de dos minutos de vuelo (más 7.900 metros en el aire), el propulsor de la primera etapa se separó de la segunda etapa, giró 180 grados y desplegó un paracaídas que ralentizó su descenso y permitió un suave aterrizaje en el océano Pacífico, después de lo cual los equipos se aventuraron con éxito a recuperarlo. Es la primera vez que la empresa intenta recuperar un propulsor de cohete.

Por qué es importante: tanto SpaceX como Blue Origin llevan años recuperando sus propulsores de cohetes. Pero su método implica recuperar los propulsores mediante un aterrizaje vertical. 

Rocket Lab quiere ser pionero en un enfoque diferente. El objetivo es recuperar los propulsores mientras caen capturándolos en el aire con un helicóptero. Después de que el propulsor haya desplegado su paracaídas, un helicóptero engancharía la línea del paracaídas antes de que el cohete caiga al océano.

La compañía lo demostró a finales de marzo, con un helicóptero que atrapó un cohete simulado que caía desde unos 1.500 metros de altitud sobre el océano. Antes de esto, Rocket Lab también demostró con éxito una reentrada guiada del cohete Electron durante las misiones de diciembre y enero, probando que el propulsor de la primera etapa podría sobrevivir la reentrada a la atmósfera. La misión del pasado viernes muestra que la empresa es capaz de traer el propulsor de vuelta a la Tierra en perfecto estado. 

Lo pequeño es mejor: la empresa está especializada en lanzamientos de cargas pequeñas. Su cohete Electron de 16,76 metros de altura está impreso en 3D, el único cohete de este tipo que vuela actualmente. Electron no puede enviar satélites muy pesados al espacio (es demasiado liviano), pero el auge de los satélites pequeños ha abierto un mercado enorme del que Rocket Lab se quiere beneficiar, especialmente si la compañía puede realizar vuelos frecuentes. Rocket Lab planea comenzar a realizar lanzamientos desde EE. UU. a partir del próximo año.

La empresa también tiene planes en el espacio profundo para el futuro. Aspira a enviar un pequeño satélite a Venus en 2023 para estudiar la atmósfera del planeta en busca de posibles signos de vida.



martes, 24 de noviembre de 2020

El reflote de la Pampa Azul
La iniciativa Pampa Azul fue lanzada en el año 2014 pero sufrió el desfinanciamiento durante el gobierno de Macri. TSS conversó con Juan Emilio Sala, coordinador de su consejo asesor, para conocer los objetivos propuestos para la nueva etapa, que incluyen recuperar buques abandonados y mejorar la vinculación con el sector productivo desde una perspectiva federal.
Por Nadia Luna 





La idea de poner en valor a la “pampa azul” argentina tuvo su germen en la provincia de Chubut. El 2 de abril de 2013, la entonces presidenta (y actual vice), Cristina Fernández, viajó a Puerto Madryn para conmemorar el Día del Veterano de Malvinas. Antes de comenzar el acto, que tuvo como telón de fondo al Mar Argentino, el gobernador Martín Buzzi le comentó que estaban trabajando en una iniciativa para capitalizar mejor la investigación científica marítima que se realizaba en esa y otras ciudades costeras. Lo llamaban “el proyecto azul”. A la mandataria le pareció tan interesante que decidió ampliar la apuesta y el 21 de abril de 2014 anunció su lanzamiento para todo el territorio nacional.

“Ahí se condensó la iniciativa chubutense con la capacidad de Cristina de ver el impacto que podía tener para el país”, le dijo a TSS el biólogo Juan Emilio Sala, investigador del Centro Nacional Patagónico (CENPAT-CONICET) y coordinador del Consejo Asesor Científico del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación (MINCYT) en el marco de la iniciativa Pampa Azul que, tras un período de paralización, se relanzó este año.

La iniciativa articula la participación de siete ministerios: MINCYT; Agricultura, Ganadería, y Pesca; Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto; Turismo y Deportes; Defensa; Seguridad; y Ambiente y Desarrollo Sostenible. En julio de 2015, se sancionó la Ley PROMAR (N° 27.167), que estableció un financiamiento inicial de 250 millones de pesos para Pampa Azul. Sin embargo, la ley se reglamentó en 2016 y los fondos no llegaron.

En 2018, por ejemplo, solo se ejecutaron 7 millones de pesos para la iniciativa. De las 18 campañas oceanográficas pautadas, solo se hicieron 3. Los investigadores que trabajaban en la iniciativa tuvieron que suspender sus proyectos o tratar de sumarse a campañas realizadas por barcos de otras instituciones. Mientras tanto, los buques que se usaban para esas expediciones, como el “Puerto Deseado” y el “Austral”, no recibieron mantenimiento.

“Estamos reconstruyendo desde las cenizas porque los buques, así como están, no pueden salir al mar”, afirma Sala. “La primera vez que se va a cumplir con la aplicación de la ley será en el presupuesto del año que viene, ya que el MINCYT solicitó 285 millones de pesos para esta iniciativa. Eso se va a completar con los fondos que provea cada ministerio y los subsidios internacionales que vayamos consiguiendo”, agrega.


Buque Oceanográfico Puerto Deseado. Foto: Pampa Azul.


En la Argentina, hay una tradición importante en investigación marítima, aunque es menor en comparación con otros sectores que siempre fueron considerados estratégicos, como el agro. Una de las razones es el costo. “Investigar en el mar es mucho más caro que investigar en tierra por la infraestructura que requiere. De todos modos, son varios los institutos que sostuvieron la investigación a través de los cambios de gobierno. El Pampa Azul, además de inyectar fondos, vino a articularlos y fijar un rumbo”, indica Sala. Algunos de esos centros son el Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo Pesquero (INIDEP), el Instituto Argentino de Oceanografía (IADO-CONICET/UNS), el Centro Austral de Investigaciones Científicas (CADIC-CONICET) y el CENPAT.

Cambio cultural

Los cimientos sobre los que se construyó la iniciativa fueron tres: generar conocimiento científico interdisciplinario sobre el mar argentino que aporte a su preservación y manejo sustentable; impulsar desarrollos tecnológicos para fortalecer las industrias vinculadas al mar; y promover en la sociedad argentina una mayor conciencia sobre el patrimonio marítimo. A través de esos ejes, se busca incrementar el porcentaje del PBI proveniente del mar, que actualmente es del 1,5%, para llevarlo a un 10% en 2035. “El cambio cultural también implica consumir más lo que pescamos y darle un valor agregado porque hoy el 90% se exporta sin procesar”, sostiene Sala.

Para esta nueva etapa del Pampa Azul, los integrantes del Consejo Asesor Científico consultaron a los ministerios qué necesitaban y armaron un plan de fortalecimiento para empezar a organizar las próximas campañas. Al respecto, el científico enfatiza: “No queremos que la iniciativa se limite a buques que investigan el mar. También apuntamos a otros sectores que antes no estaban contemplados, como el de los pescadores artesanales, que forman parte de la vinculación con el sector productivo. Así que mientras reconstruimos lo material, también modificamos lo simbólico. Es un Pampa Azul 2.0”.


Análisis de muestras marinas a bordo del buque Puerto Deseado. Foto: Alberto Piola.


Por eso, sobre los tres ejes iniciales, trazaron los objetivos para el periodo 2020-2023. Entre ellos, se destaca la puesta a punto de los barcos, la expansión de la flota y la implementación de la Red ROMA (Observación y Monitoreo del Mar Argentino), que tendrá el objetivo de medir parámetros como temperatura, salinidad y pH a lo largo de toda la costa, para obtener datos que aporten información sobre procesos como el cambio climático.

Uno de los desafíos es lograr que las acciones propuestas impacten en las políticas públicas teniendo en cuenta diversas perspectivas, entre ellas, federal, ambiental, productiva, de género e inclusión social. Como son varias cuestiones a tener en cuenta y a veces los intereses pueden cruzarse, el espacio donde se debaten y resuelven es en el Comité Interministerial, integrado por representantes de las siete carteras involucradas.

Además, en las reuniones surgió la idea de invitar a un octavo ministerio, el de Educación. “La formación de recursos humanos es clave y nos faltan oceanógrafos, ingenieros pesqueros y abogados en derecho marítimo. Por eso, vamos a lanzar un sistema de becas de grado para estudiantes de carreras estratégicas para el Pampa Azul, con el objetivo de formarlos específicamente para que trabajen en la iniciativa”, explicó Sala.

Mientras comienzan a organizar los arreglos en los buques para volver a salir al mar, ya se definió cuál será el destino inicial. “La primera campaña que se estableció por interés de todos los ministerios va a ser al Agujero Azul, en el límite del Talud Continental. La Argentina tiene un fuerte interés en trabajar ahí porque es donde hoy está el candelero de la pesca ilegal del calamar. Estaba planificado para 2018 pero no se hizo. Así que estamos reflotando eso mientras trabajamos en las articulaciones necesarias para lograr un rápido impacto en el desarrollo productivo del país”, dijo el investigador.



"Reino Unido solo quiere una puerta de entrada a la Antártida"
El secretario de Malvinas, Antártida y Atlántico Sur de la Cancillería aseguró que el país europeo debe sentarse a discutir la transferencia de la soberanía. Además argumentó que a Reino Unido solo le interesan las Islas por los recursos de la Antártida.



Daniel Filmus, secretario de Malvinas, Antártida y Atlántico Sur de la Cancillería, aseguró que el Reino Unido "debe discutir un mecanismo de transferencia del ejercicio de la soberanía" sobre las Islas del Atlántico Sur, según la resolución 2065 de la Organización de Naciones Unidas (ONU).

En una entrevista, remarcó que "Argentina avanza de varias formas" para recuperar la soberanía de las Islas Malvinas, y insistió que "la más importante es a través de la presión de los organismos multilaterales".

De la mano de eso, sostuvo que "prácticamente todo el mundo ha manifestado la necesidad de que el Reino Unido cumpla con la resolución 2065 de la Organización de Naciones Unidas (ONU), que cumple 55 años e insta al Reino Unido a sentarse con la Argentina a discutir un mecanismo de transferencia del ejercicio de la soberanía".

La resolución fue aprobada el 16 de diciembre de 1965, y reconoce la existencia de una disputa de soberanía entre el Reino Unido y la Argentina respecto a las Islas Malvinas, invitando a ambas naciones a entablar negociaciones para encontrar una solución pacífica a la situación, teniendo en cuenta los intereses de los habitantes de las islas.


Además, reconoce que las Malvinas se encuadra en una situación colonial, que se debe resolver considerando la resolución 1514 (XV) del 14 de diciembre de 1960, donde se estableció eliminar toda forma de colonialismo.

Desde ese momento, más de 40 resoluciones de la Asamblea General y del Comité Especial de Descolonización han llamado a las partes a buscar la solución diplomática.

Además, Argentina cuenta con el respaldo de los países de América Latina a sus derechos sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sándwich del Sur y los espacios marítimos correspondientes. Por otro lado existe un llamado a las negociaciones de la Organización de Estados Americanos, el G77 más China, y otros foros multilaterales y regionales.

"Ese trabajo que hizo la diplomacia argentina a lo largo de todo el mundo es el que nos genera las condiciones para decir que no es una causa nacional, es una causa regional y mundial", remarcó.

Filmus aseguró que se busca proteger los derechos en una zona de "inmensa riqueza" respecto a los recursos del lecho y subsuelo del mar y así evitar que siga "siendo explotada por aquellos que usurparon la islas, con las riquezas que son de 45 millones de argentinos y argentinas".



"Estamos hablando de una usurpación que para tener una dimensión, si uno toma en cuenta la zona económica exclusiva, es decir las 200 millas marinas alrededor de las islas, de 2,2 millones de kilómetros cuadrados, es diez veces más que la extensión que tiene el Reino Unido", graficó.

Para Filmus, "claramente no hay ahí ninguna otra intención, por parte de Reino Unido, que no sea la de tener una puerta de entrada a la Antártida, contar con las riquezas hidrocarburíferas e ictícolas que hay en esa región, buscar el control del paso bioceánico, que es el único paso natural al Pacífico desde el Atlántico, y al mismo tiempo contar con la posibilidad de instalar una base militar de un país de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) en un lugar estratégico".



Fuente: mdzol.com

lunes, 23 de noviembre de 2020

Tom Cruise podría ir al espacio en la primera misión privada a la ISS
Axiom Space hará historia el año que viene con Ax-1, el primer viaje privado a la Estación Espacial Internacional. La empresa acaba de anunciar que ya ha fichado a la tripulación de astronautas que acompañarán al veterano Michael López-Alegría. Se rumorea que el actor podría ser uno de ellos.
por Neel V. Patel | traducido por Ana Milutinovic


El antiguo astronauta de la NASA Michael Lopez-Alegria será uno de los cuatro miembros privados que viajarán a la EEI como parte de la misión Ax-1. NASA


Axiom Space ha contratado a tres astronautas privados para acompañar al antiguo astronauta de la NASA Michael López-Alegría en la primera misión privada en órbita y a la Estación Espacial Internacional (EEI o ISS por sus siglas en inglés), denominada Ax-1.

La misión: En marzo, Axiom Space anunció sus planes para lanzar "la primera misión en la historia del vuelo espacial humano completamente privada a la Estación Espacial Internacional". La misión utilizaría el vehículo Crew Dragon de SpaceX para llevar a los astronautas privados a la EEI que se quedarían ahí durante al menos ocho días. 

En el Congreso Internacional de Astronáutica celebrado el mes pasado, el CEO de Axiom, Michael Suffredini, afirmó que la empresa tenía como objetivo realizar el lanzamiento en el cuarto trimestre de 2021.

La tripulación: aún faltan detalles. Sabemos que el antiguo astronauta de la NASA Michael López-Alegría será parte de la misión, pero los nombres de los otros tres astronautas todavía no han sido comunicados. La imagen promocional que Axiom publicó el pasado miércoles muestra tres siluetas masculinas, lo que sugiere que no habrá mujeres astronautas a bordo.

Hay algunos debates interesantes en Twitter y en otros lugares que sugieren que dos de los otros astronautas podrían ser el actor Tom Cruise y el director Doug Liman, quienes hablaron con la NASA sobre la posibilidad de rodar una película en la EEI. El administrador de la NASA, Jim Bridenstine, mencionó en junio que Axiom también había participado en esas conversaciones.

Las consecuencias: más allá de la posible película, Ax-1 representará un gran logro para el objetivo de la NASA de abrir la EEI para actividades del sector privado y utilizar la ISS como plataforma para impulsar una mayor comercialización de la órbita terrestre baja, antes de que su vida útil programada finalice en 2030. Axiom planea lanzar un módulo de hábitat para acoplarlo a la EEI en 2024, que se supone que será solo la primera parte de una estación espacial privada más grande que se construirá y organizará durante el resto de la década.



Esta bacteria podría acelerar la minería espacial un 400 %
Un experimento en la Estación Espacial Internacional revela que 'Sphingomonas desiccabilis' es capaz de extraer tierras raras, como neodimio, cerio y lantano, en microgravedad, con la misma eficacia que en la Tierra. Podría ofrecer una vía más económica para extraer recursos vitales para la vida en el espacio.
por Neel V. Patel | traducido por Ana Milutinovic


ASU/Peter Rubin


Un estudio de la Estación Espacial Internacional (EEI) ha descubierto que una especie de bacteria puede extraer algunos elementos de las llamadas tierras raras de las rocas, incluso en los entornos de microgravedad. Los nuevos hallazgos, publicados recientemente en Nature Communications, sugieren una nueva forma en la que algún día podríamos usar microbios para extraer metales y minerales valiosos de la Tierra. 

¿Por qué bacterias?: los organismos unicelulares han ido evolucionando con el tiempo en la Tierra para extraer nutrientes y otros compuestos esenciales de rocas a través de algunas reacciones químicas específicas. Estos procesos bacterianos se usan para extraer aproximadamente el 20 % del cobre y el oro de todo el mundo para su uso humano. Los científicos querían saber si también funcionaban en microgravedad.

Los hallazgos: BioRock fue una serie de 36 experimentos que tuvieron lugar en la EEI. Un equipo internacional de científicos construyó lo que denominaron "reactores biomineros": pequeños recipientes del tamaño de cajas de cerrillas que contenían diminutas piezas de roca de basalto (una roca ígnea que generalmente se encuentra en la superficie de la Tierra o cerca de ella, y es bastante común en la Luna y Marte) sumergidas en una solución bacteriana.

En la Estación Espacial Internacional, esas bacterias fueron expuestas a diferentes simulaciones de gravedad (microgravedad, gravedad de Marte y gravedad de la Tierra) mientras masticaban las rocas durante aproximadamente tres semanas y los investigadores medían los elementos de las tierras raras liberados por esa actividad. De las tres especies de bacterias estudiadas, una, Sphingomonas desiccabilis, fue capaz de extraer elementos como neodimio, cerio y lantano con la misma eficacia en entornos con menos gravedad que la Tierra.

¿Y qué?: si alguna vez empezamos a extraer recursos en el espacio, los microbios no sustituirán la tecnología minera estándar, pero sí podrían acelerar las cosas. El equipo de BioRock sugiere que los microbios podrían ayudar a acelerar la extracción en cuerpos extraterrestres hasta en un 400 %, ayudando a separar los polvos metálicos y minerales valiosos de otros elementos útiles como el oxígeno. El hecho de que parezcan capaces de resistir la microgravedad sugiere que estos microbios podrían ser una forma potencialmente barata de extraer recursos para que la vida en el espacio sea más sostenible, y permitir largos viajes y asentamientos en esos mundos distantes.



Nueva misión espacial de China, esta vez para traer muestras de la superficie lunar
Un módulo no tripulado y armado con un brazo robótico recogerá hasta dos kilos de polvo lunar y rocas para estudiar su composición mineral.
por Pablo M. Díez


La misión china Chang'e 5 recogerá rocas de la superficie lunar - CNSA / CLEP


Por primera vez desde hace 44 años, una misión espacial vuela esta semana a la Luna para recoger muestras de su superficie y traerlas a la Tierra. Este martes, China lanzará un cohete no tripulado que se posará sobre el llamado «Océano de las Tormentas», una gigantesca superficie llana de la cara visible de Luna formada por antiguas inundaciones de lava. Allí, según informan los medios estatales chinos, un módulo con un brazo robótico excavará hasta dos metros de profundidad y tomará dos kilos de muestras del terreno entre rocas y polvo lunar.

La misión, llamada Chang'e 5 en honor de la diosa china de la Luna, supone un paso más en el ambicioso programa espacial de Pekín, que ha llevado a cabo siete vuelos tripulados desde 2003 y actualmente tiene una sonda rumbo a Marte. Tras llegar a la Luna por primera vez en 2013 y enviar el año pasado un vehículo de exploración a su cara oculta, China se ha propuesto en esta ocasión tomar muestras geológicas y estudiarlas en la Tierra.

Para ello, un cohete Larga Marcha 5 será disparado desde el Centro Espacial de Lanzamiento de Wenchang, al sur del país en la isla tropical de Hainan. Formado por cuatro módulos que en total pesan 8.200 kilos y cuentan con paneles solares, dos de ellos descenderán a la Luna mientras los otros dos siguen en órbita. Tras posarse en una región del «Océano de las Tormentas» llamada Mons Rumker, uno de los módulos tomará las muestras del terreno, que depositará en el otro. Además del brazo robótico, dicho módulo está equipado con una cámara, un radar y un espectómetro para medir la composición de los minerales que encuentre.

La misión durará un día lunar, equivalente a dos semanas en la Tierra, y luego este segundo módulo portando las muestras ascenderá hasta los otros en órbita. Una vez acoplado a ellos, colocará el polvo lunar y las rocas recogidas en la cápsula que volverá a la Tierra. Si todo sale bien, caerá a mediados de diciembre en las amplias praderas de Mongolia Interior. Tal y como informa la Agencia Espacial Europea en su portal de internet, la señal de su regreso será vigilada por la estación de Maspalomas en las islas Canarias para informar al control de la misión en China.

Volcanes lunares

Desde la misión soviética Luna 24 en 1976, ninguna otra nave ha traído a la Tierra material de Luna. Con esta expedición, China quiere seguir avanzando en sus investigaciones sobre la superficie lunar y ponerse a la par con Estados Unidos y Rusia, que entre los años 60 y 70 ya recogieron muestras geológicas del satélite terrestre. Además de determinar la composición mineral de las rocas y su edad, la misión servirá para saber cuánto tiempo estuvieron activos los volcanes de la Luna y estudiar su campo magnético, que protege de la radiación solar.

Para Pekín, esta información resulta de vital importancia porque se ha propuesto seguir explorando la Luna durante la próxima década y enviar allí a su primer astronauta a partir de 2030. Dentro de su auge como superpotencia, China ha impulsado en un tiempo récord un programa espacial que le ha permitido convertirse en el tercer país capaz de poner hombres en órbita y, al mismo tiempo, llevar misiones no tripuladas hasta la Luna y Marte.



sábado, 21 de noviembre de 2020

Argentina: Política nuclear para el desarrollo
En un conversatorio organizado por el Observatorio de Coyuntura Internacional y Política Exterior, especialistas del sector nuclear reflexionaron sobre los desafíos que plantean este tipo de proyectos y las discusiones que hay que dar para planificar políticas de largo plazo y avanzar hacia un horizonte de transición energética.
Por Nadia Luna 




A lo largo de siete décadas, el sector nuclear de la Argentina se constituyó como un espacio estratégico para el desarrollo de capacidades tecnológicas soberanas, más allá de los altibajos sufridos durante los diversos gobiernos. ¿Cuáles son los desafíos actuales en el área? ¿Cómo trazar una hoja de ruta de largo plazo? Tres especialistas brindaron algunas herramientas para problematizar estas cuestiones en la charla “Política nuclear para el desarrollo nacional”, que forma parte del Ciclo de Conferencias de Sectores Estratégicos organizado por el Observatorio de Coyuntura Internacional y Política Exterior (OCIPEx).

El encuentro virtual, realizado el martes 3 de noviembre, contó con la participación de la ingeniera nuclear Verónica Garea, directora ejecutiva de la Fundación INVAP; Diego Hurtado, secretario de Planeamiento y Políticas de CTI del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación (MINCYT); y la especialista en Relaciones Internacionales Agustina Sánchez, investigadora de OCIPEx. En tanto, el ingeniero Nicolás Malinovsky, investigador del Observatorio de Energía, Ciencia y Tecnología (OECYT) y miembro de Pueblo y Ciencia, fue el encargado de comentar las exposiciones.

Para introducir la problemática, el investigador de OCIPEx y moderador de la charla, Federico Sciorra Mei, señaló: “La historia de la tecnología nuclear en la Argentina es un ejemplo claro de desarrollo de capacidades tecnológicas estratégicas en el marco de las condiciones de debilidad propias de un país de la periferia. Sin embargo, no ha logrado completar su ciclo de industrialización. Esta imposibilidad está íntimamente relacionada con los ciclos políticos de nuestra nación, que pendulan entre el desarrollo tecnológico soberano y los procesos de desindustrialización y extranjerización típicos de gobiernos neoliberales”.


La construcción del CAREM es uno de los proyectos con mayor potencial del sector nuclear en la Argentina.


En el mismo sentido, Sánchez se refirió al sector nuclear como una “industria industrializante”, retomando el concepto del tecnólogo Jorge Sábato. “Desde el momento en que se decidió producir el primer reactor de investigación, se logró expandir un entorno institucional y empresarial que dio como resultado que hoy tengamos muchas empresas, pymes y centros de investigación abocados al desarrollo nuclear. A su vez, esto generó una cultura nuclear que permitió el desarrollo de otras industrias estratégicas, como la satelital y la nanotecnología, rompiendo con la lógica que se le asigna a nuestros países en la geopolítica mundial como importador de tecnología”, indicó.

Además, la especialista destacó que el sector nuclear adquiere una importancia central en el escenario actual de búsqueda de una transición energética. “Las fuentes renovables de energía, como la solar y la eólica, enfrentan numerosos desafíos para ofrecer energía a gran escala por ser fuentes intermitentes. Por eso, la energía nuclear resulta clave para pensar en una fuente que permita una generación a gran escala. Para eso, es importante que la política nuclear se efectivice como política de estado en el país”, apuntó.

Desafíos y discusiones

Garea, por su parte, remarcó la trayectoria de la energía nuclear en la Argentina al señalar que este año la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) cumplió 70 años e INVAP, empresa estatal líder en el desarrollo de tecnología nuclear, cumplió 44. “Es una buena energía de base para avanzar hacia la transición energética, con bajas emisiones y una tecnología consolidada y madura pero que todavía tiene espacio para la innovación”, sostuvo. También sostuvo que se trata de un sector que logró desarrollar toda la cadena de valor, desde el dominio del ciclo de combustible, pasando por el diseño y construcción de reactores de investigación y el desarrollo de materiales, hasta la aplicación industrial y la exportación de la tecnología.

“Tenemos varios desafíos para enfrentar. Si hay un problema que tiene la energía nuclear es la falta de licencia social. Lo vivimos con el freno a la quinta central que se iba a instalar en Rio Negro. Es algo que tenemos que abordar como sector de manera interdisciplinaria. Además, hay que ponerle fichas a los reactores modulares pequeños, que son la próxima ola de generación nucleoeléctrica. Otro desafío importante es encarar el desarrollo de la tecnología nuclear como una posibilidad de desarrollo tecnológico regional, aunando capacidades y promoviendo el desarrollo conjunto”, explicó Garea.


Según Garea, la fuente nuclear es una buena energía de base para avanzar hacia la transición energética.


Hurtado se refirió al debate que se viene dando en los últimos años sobre qué tecnología se debería utilizar en una nueva central nuclear. La Argentina tiene una tradición en construcción y operación de plantas de energía nuclear del tipo CANDU, con uranio natural y agua pesada, pero que requiere una importante inversión. Por otro lado, China ofreció financiar una central de este tipo a cambio de que la Argentina comprase una central de diseño chino (Hua Long), que funciona con uranio enriquecido y agua liviana.

“Si la Argentina adquiere una central tipo Hua Long, hay que tener en cuenta que el combustible seria provisto por China por lo menos de cinco a ocho años, y recién podría empezar a ser nacional después de ese periodo si ese país califica como apto al proveedor local, pero el uranio enriquecido debería ser importado. Tampoco queda claro el interés de China por generar procesos de transferencia de tecnología”, señaló Hurtado. “Si pensamos en una CANDU, con un diseño que incorpore avances respecto de Embalse, lo más importante es que tenemos las capacidades locales para hacerlo. El problema sería quién financia la central, pero me parece que las capacidades que se generaron con la puesta en marcha de Atucha 2, entre otros desarrollos, son activos que no deberían perderse”.

Además, el físico se refirió al rol que debería ocupar la CNEA, a partir de la trayectoria que construyó a lo largo de sus siete décadas de existencia. “La CNEA debería liderar las agendas de investigación y desarrollo de una política de transición energética, coordinando con otras instituciones como el INTI, Y-TEC, Fabricaciones Militares y las universidades nacionales. Como contrapartida, lo que vemos es una tendencia al encapsulamiento, pero me parece que sería interesante aprovechar esas capacidades de gestión tecnológica para volver a colocar en el lugar que se merece al sector nuclear”, indicó.

Malinovsky hizo un repaso de los principales puntos de las exposiciones y dejó algunas pautas para continuar el debate. “Con la disputa acerca de qué tecnología queremos para la nueva central me parece que hemos perdido de vista la discusión de qué es lo que tenemos y hacia dónde estamos yendo con lo que tenemos. Con la política nuclear de Macri, se produjo un desgranamiento de los cimientos que se habían construido con el relanzamiento del Plan Nuclear en 2006. Hay que pensar cómo hacemos para volver a cimentar eso y robustecer al sector científico-tecnológico nuclear. Para eso, hay que apostar e incluir a las nuevas generaciones de profesionales y ver cómo planificamos con los recursos que tenemos un proyecto que trascienda los cuatro años de un gobierno y se pueda sostener a largo plazo”, finalizó.



EE. UU. tiene el mayor ejército del mundo, con mucha diferencia
Aunque el país quiere aumentar su gasto militar bajo el argumento de que el de China no deja de crecer, estos tres gráficos demuestran que el poder bélico de Estados Unidos sigue sin tener rival. Su partida para servicios secretos supera a la de todo el presupuesto militar ruso.
por Konstantin Kakaes | traducido por Ana Milutinovic


Wikimedia Commons


Estados Unidos gasta más dinero en su ejército que cualquier otro país del mundo, y con mucha diferencia. En 2019, su enorme presupuesto fue de casi 586.000 millones de euros. Este dinero se destina a la única fuerza de combate global en la historia del mundo. Pero en los últimos 30 años, China ha pasado de gastar alrededor de 18.000 millones de euros anuales en sus fuerzas armadas a alrededor de 225.680 millones de euros cada año.

¿Significa esto que la era del dominio militar estadounidense que data del colapso de la Unión Soviética está llegando a su fin? ¿O es la hegemonía estadounidense, ya sea para bien o para mal, una realidad que persistirá en las próximas décadas? Por supuesto, es imposible predecir el futuro, pero un análisis del estado actual de las tecnologías clave que sustentan la capacidad de Estados Unidos de mostrar su fuerza a nivel mundial indica lo grande que es su liderazgo.


El tamaño del liderazgo de Estados Unidos en el gasto militar anual esconde lo mucho que se ha acumulado esta diferencia a lo largo de las décadas. No en la cantidad de personal, sino en tanques, barcos, aviones, helicópteros, satélites y otro hardware militar, y en entrenamiento y sistemas que permiten que todas estas máquinas y personas trabajen juntas de manera efectiva. En número de personas, el ejército de China es un poco más grande que el de Estados Unidos.




En función de cómo se mire (muchas bases estadounidenses más pequeñas son secretas), EE. UU. tiene presencia militar en entre 50 y 80 países de todo el mundo, entre más de 800 bases (muchas de las cuales oficialmente no se llaman así). Como estima The New York Times, hay unos 200.000 soldados estadounidenses desplegados en el extranjero.

En cambio, China tiene tres bases extranjeras, en Yibuti, Tayikistán y Camboya. (La base de Yibuti se reconoce abiertamente, mientras que las otras dos son secretas a voces). También tiene un número considerable de tropas desplegadas como parte de las misiones de mantenimiento de la paz de la ONU en la República Democrática del Congo, Líbano, Malí, Sudán y Sudán del Sur.

Varios años de enormes presupuestos militares han facilitado a Estados Unidos su capacidad de vigilar el mundo y mostrar su poder. Como demuestra su larga y no acabada intervención en Afganistán, esto no significa necesariamente que Estados Unidos siempre prevalecerá. Pero tiene una habilidad expedicionaria única. El reabastecimiento de combustible de los aviones y los buques de asalto anfibio pueden no sonar a vanguardia tecnológica, pero tienen una importancia militar crucial.

Los portaviones permiten al ejército estadounidense mostrar su fuerza en casi cualquier parte del mundo, más que cualquier otra tecnología en concreto. Algunos expertos temen que sean vulnerables a los ataques de China. Pero, como señaló el director del Instituto Lexington, Loren Thompson, los portaviones son difíciles de encontrar y hundir. Thompson escribe: "La conclusión es que China no está ni cerca de superar los obstáculos necesarios para atacar con éxito a los portaviones estadounidenses".


La capacidad de China para defender sus fronteras y alrededores ha aumentado drásticamente en las últimas décadas. Las recién construidas islas artificiales del Mar del Sur de China funcionan de manera similar a los portaviones estacionarios. El pequeño número de submarinos de propulsión nuclear de China se ve compensado, en parte, por una gran flota de motores diesel. El equilibrio de poder en Asia es claramente diferente de lo que era hace una generación.

Pero, a pesar del aumento en la inversión militar de China, Estados Unidos sigue gastando mucho más. Es difícil comprender qué significan esos 586.768 millones de euros.

Hay que tener en cuenta que en 2018 el Gobierno de EE. UU. pagó a Lockheed Martin (el mayor contratista de defensa) 36.560 millones de euros, que es bastante más que el presupuesto militar total de Brasil de (27.713 millones de euros. La cantidad mínima del presupuesto de servicios secretos de inteligencia y de defensa estadounidense es de 73.120 millones de euros, lo que significa que Estados Unidos gasta considerablemente más en su servicio secreto que todo el presupuesto militar ruso de 55.066 millones de euros. El presupuesto total de defensa de Italia, la octava economía más grande del mundo, es de 23.470 millones de euros. Esto es casi lo mismo que la cantidad anual de gasto burocrático en el presupuesto del Departamento de Defensa de EE. UU. (22.568 millones de euros) que McKinsey descubrió en una auditoría que realizó a petición del Pentágono. Por eso, los llamamientos de aumento del gasto de EE. UU. para mantener el ritmo de China se deberían recibir con escepticismo.