domingo, 9 de enero de 2011

Un nuevo país puede nacer en África

Los sudaneses del Sur, en su mayoría afrocristianos, deciden en un referéndum si se independizan del Norte, dominado por los musulmanes. A pesar de los años de guerra, hay ahora consenso político y respaldo mundial para respetar el resultado de la votación.

domingo, 09 de enero de 2011


Un nuevo país puede nacer en África
Con sus muebles, dos mujeres aguardan en las 
afueras de Jartum (capital sudanesa), un transporte 
para regresar al Sur y poder votar. (AP)

Los habitante del sur de Sudán comenzarán a pronunciarse hoy sobre su independencia, en un referéndum esperado desde hace más de 50 años por una población que debe elegir separarse del mayor país africano, dividido entre el Norte árabe-musulmán y el Sur afro-cristiano.

Nadie podía creerlo hace algunas semanas, pero el referéndum de Sudán del Sur se llevará a cabo hasta el 15 de enero, pese a los importantes retrasos en la organización que hicieron temer un aplazamiento del escrutinio.

"Todo está preparado. Distribuimos el material electoral en todos los puntos previstos; ahora es la comisión del referéndum la que tiene que enviarlos a los colegios electorales", declaró Denis Kadima, jefe de operaciones de referéndum y elecciones de la ONU.

"Estamos preparados al 100 por ciento para este gran día", afirmó el vicepresidente de la comisión responsable de organizar el referéndum, Chan Reec. A estas garantías se tiene que añadir el optimismo respecto al futuro de las relaciones entre los ex enemigos del Norte y del Sur, incluso en caso de separación.

"Personalmente, estaré triste en caso de división de Sudán. Pero celebraré su decisión, incluso si escogen la secesión", declaró el martes el presidente Omar el Bechir durante una de sus raras visitas a Juba, la capital del Sur.

Unos 3,9 millones de sureños, en su mayoría de Sudán del Sur pero también de otras minorías del Norte del país y del extranjero, se inscribieron en las listas de esta votación, el punto culminante del acuerdo de paz que puso fin en 2005 a la segunda guerra Norte-Sur, con dos millones de muertos.

El Norte, musulmán y en gran parte árabe, y el Sur, que se define como africano y cristiano, mantienen turbias relaciones desde hace lustros a raíz del esclavismo y después de las diferencias en la política y en la religión, en especial en el papel del poder central en Jartum y en la laicidad del Estado.

De 1920 a 1947, la potencia colonial británica administraba las dos regiones de forma separada, limitaba los movimientos de población entre el Norte y el Sur e incitaba la cristianización y los principios del anglicanismo en el Sur para contrarrestar a los árabes-musulmanes del Norte.

A finales de 1955, justo antes de la proclamación de un Sudán unido independiente, estalló la primera guerra civil Norte-Sur, que finalizó en 1972. Los sudistas retomaron la resistencia en 1983 y firmaron en 2005 un acuerdo de paz que les garantizaba un referéndum sobre su futuro el 9 de enero de 2011. A partir de hoy, los sudistas escogerán entre un Sudán unido o la secesión.

En Sudán del Sur, vasta región subdesarrollada llena de recursos petroleros, hay entre ocho y diez millones de habitantes, según estimaciones. Cuenta ya con una autonomía política desde 2005.

"Son casi ya dos Estados independientes", resume un diplomático bajo anonimato.

Los responsables de Jartum reconocieron que la victoria de la opción separatista es probable. Norteños y sureños ya están discutiendo temas clave de después de los comicios, como la ciudadanía, la seguridad y la economía. Intentan también encontrar un acuerdo para la disputada región de Abyei, fuente de tensiones.

Los interrogantes recaen sobre el índice de participación y el respeto de las normas democráticas. Para que el resultado sea válido, al menos 60 por ciento de los electores inscriptos tiene que votar.

Varios observadores internacionales, como el Centro Carter, la Unión Europea o la Liga Arabe, vigilarán el referéndum. Estados Unidos se declaró "optimista" respecto a esta votación.

Si la secesión gana, Sudán del Sur podría convertirse en un país en julio, al término del período temporal de seis años iniciado con el acuerdo de paz. Y las capitales del mundo deberán entonces decidir si reconocen o no a esta nueva nación.

A propósito de los extranjeros, el ex presidente estadounidense Jimmy Carter ha felicitado a la comisión de referéndum por haber superado las "grandes dificultades" a las cuales se enfrentó durante la preparación de la votación.

"Tuvieron grandes dificultades financieras y con la selección tardía de los miembros. Tenemos el placer de felicitar al doctor Khalil y a su equipo", dijo Carter después de reunirse con el jefe de la comisión, Mohamed Ibrahim Khalil, y el ex presidente sudafricano Thabo Mbeki. Agencia AFP

El fin de las fronteras coloniales

Por Guillaume Lavallée - Agencia AFP - Especial para Los Andes

El referéndum de independencia de Sudán del Sur abre una verdadera caja de Pandora en África porque cuestiona las fronteras heredadas de la colonización y podría crear un precedente en otras regiones atraídas por la secesión.

"Sudán del Sur es indiscutiblemente un precedente. Nunca hubo un referéndum en un país africano que permitiera a una parte de la población, a un región en especial, decidir si tenía la intención de quedarse en el marco de un Estado unitario o, al contrario, separarse", explica René Otayek, del Centro de Estudios sobre África Negra del instituto de Ciencias Políticas de Burdeos.

Las potencias occidentales se repartieron el pastel de África en la conferencia de Berlín en 1885. Tras la descolonización, a principios de los años ?60, los países africanos formaron la Organización para la Unidad Africana, precedente de la Unión Africana, siguiendo como principio la "intangibilidad" de las fronteras herederas de este período colonial.

Sin embargo, al final de la guerra civil entre el Norte y el Sur de Sudán en 2005, un acuerdo de paz reconoció el derecho de los sudistas a un referéndum de autoderminación que podría desembocar en la división del mayor país de África.

"Lo específico de este caso es el consenso internacional sobre el referéndum y sobre el respeto por todas las partes del resultado del escrutinio", destaca Otayek.

"En términos legales, el referéndum se realiza en las normas prescritas del derecho internacional, con el acuerdo de la capital y una supervisión internacional que debe probar su credibilidad. Pero en términos de percepción, muestra que es posible obtener la secesión. Y como es posible, se puede luchar por ella", explica el especialista Roland Marchal.
 
Fuente: Los Andes Online

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