jueves, 11 de mayo de 2017

La antena de Malargüe y el sueño argentino de sumarse a la exploración espacial
Es la más moderna de las tres antenas de espacio profundo que la Agencia Espacial Europea (ESA) posee en el mundo. Tiene comunicación con sondas a más de 2 millones de kilómetros. 
por Guido Braslavsky 
 
 
La antena de Malargüe, en una foto difundida por la agencia espacial europea.


“Bueno, ya saben que para allá está Marte”, bromea un miembro de la Agencia Espacial Europea (ESA) mientras observa que la antena gigante ahora giró hacia el oeste, para entablar comunicación y recibir datos de ExoMars, la misión de exploración espacial que busca indicios de vida en el “planeta rojo”. La impactante antena de 35 metros de diámetro es la más moderna de las tres que tiene la ESA en el mundo y está ubicada a 40 kilómetros de Malargüe, sur de Mendoza. Es un descampado libre de interferencias, con vistas a las montañas nevadas de la cordillera. Irónicamente, no llega la señal de celulares, pero la antena conecta con satélites y sondas espaciales que han viajado durante años y están a más de 2 millones de kilómetros.

Hasta allí llegó días atrás una delegación del más alto nivel de la ESA, encabezada por su director de Operaciones, el alemán Rolf Densing. La estación de Espacio Profundo de Malargüe (“DSA3”) está en operaciones desde 2012 y es clave para las misiones espaciales de la ESA, enfocadas en la exploración del sistema solar. Se complementa con otras dos situadas en Australia (New Norcia) y en España (Cebreros), dando una red de cobertura total las 24 horas. Fue una inversión de 40 millones de euros, tras un acuerdo con la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE) como contraparte argentina; y la ESA acaba de anunciar el desembolso de otros 4 millones de euros para un upgrade de la estación, para afrontar la misión BepiColombo a lanzarse en 2018, de exploración del planeta Mercurio.

“Este es un camino para avanzar en el conocimiento del espacio profundo. La Argentina está asociada a varias agencias y la cooperación más intensa es con la ESA. Hay una política de Estado en esto, y se habla de una agencia espacial latinoamericana. Vamos a seguir profundizando las alianzas internacionales para temas del espacio”, señala el viceministro de Ciencia y Tecnología, Agustín Campero.
 
 
La Estación Espacial china en Neuquén, a medio construir. Foto de 2015.

Félix Menicocci, secretario general de la CONAE, explica que como parte del acuerdo la Argentina tiene derecho al uso del 10% del tiempo de la antena por año. “Es un proyecto de largo plazo, estos son los primeros 50 años, y estamos analizando las posibilidades de la Argentina” para participar con “un instrumento” -del que no dio detalles- en misiones espaciales.

La antena parabólica de Malargüe es operada todo el año por Telespazio Argentina, y controlada remotamente desde el centro de la ESA en Darmstadt (Alemania). Hay similitudes con la estación de espacio profundo que China acaba de construir en Neuquén, cerca de Las Lajas -próxima a inaugurarse-, con polémica por reportar al Ejército de ese país y denuncias de supuestos anexos “secretos” al acuerdo, que CONAE y el Ministerio de Ciencia han desmentido enfáticamente.

Para la Argentina, dicen los funcionarios, estos convenios -favorecidos por nuestra geografía- han permitido acceder de alguna forma al selecto club de países con acceso al espacio: los Estados Unidos, la Unión Europea desde la ESA, China, Rusia, India, Japón. A la visita a la estación en Malargüe se sumó el gobernador de Mendoza, Alfredo Cornejo, para ratificar su “apoyo al proyecto” y la realización de obras de infraestructura pendientes.

Es que los europeos llegaron también con reclamos de que se cumplan puntos pendientes de los acuerdos, como la pavimentación de 20 kilómetros que faltan hasta la estación y una línea eléctrica más potente. También a eliminar obstáculos en la Aduana para ingresar instrumentos y equipos para actualizar la antena.
 
 
 
 
Fuente: Clarin.com

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