viernes, 21 de diciembre de 2018

Ramakrishnan: “Es un error recortar en ciencia y educación durante una crisis”
El ganador del Premio Nobel de Química 2009 y presidente de la Royal Society visitó la Argentina y habló con TSS sobre cómo se decidió a saltar de la Física a la Biología y comenzó a estudiar la estructura del ribosoma. También se refirió a qué significa ser un inmigrante en la comunidad científica y la importancia de las políticas públicas vinculadas al desarrollo científico y tecnológico de los países.
Por Vanina Lombardi 





Venkatraman (Venki) Ramakrishnan nació y creció en India, adonde recibió su título de grado, en la Universidad Maharaj Sayajirao, en Baroda. “Me gradué en Física a los 19 y posteriormente viajé a Estados Unidos para hacer un doctorado –en la Universidad de Ohio–, pero cuando lo terminé supe que no quería ser físico”, recordó el científico. Y agregó: “Leí en la revista Scientific American sobre la revolución que había en el campo de la Biología, y que dura hasta hoy, y pensé que debía estudiar eso. Pero no sabía nada, así que decidí hacer un doctorado en Biología”.

En 2009, junto con sus colegas Ada Yonath y Thomas Steitz, Ramakrishnan recibió el Premio Nobel de Química por el descubrimiento de la estructura atómica del ribosoma, una molécula que permite leer la información genética para sintetizar proteínas a partir de aminoácidos. Ramakrishnan es también el presidente de la Royal Society, la sociedad científica más antigua del mundo, fundada en el siglo XVII, con sede en Londres, Gran Bretaña. También es miembro de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos, de la Academia Nacional de Ciencias de Alemania y miembro extranjero de la Academia Nacional de Ciencias de la India.

Invitado a la Argentina por el laboratorio GSK y la Secretaría de de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Nación, este biólogo estructural se desempeña en el Laboratorio de Biología Molecular (MRC) del Consorcio de Investigación Médica en Cambridge, Gran Bretaña, del que también formó parte uno de los científicos argentinos ganadores del Nobel: César Milstein. Durante su visita, Ramakrishnan brindó una serie de conferencias, una de ellas en la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM), y mantuvo reuniones con grupos de trabajo y autoridades del sector académico. Durante su estadía, TSS pudo dialogar a solas con él.

Recientemente, se publicó su libro Gene Machine. ¿Qué lo motivó a escribir un libro para un público no científico?

La razón principal es que sentí que era una buena historia, tiene mucho drama humano. Una de las razones importantes para explicar todo el tema del ribosoma es que es una máquina antigua, más antigua que el ADN, que viene de ciertas formas ancestrales de vida y es absolutamente esencial para la vida, porque sin eso no habría traducción de genes en proteínas. Es tan fundamental que casi todas las moléculas en cada célula están hechas tanto por ribosomas como por enzimas, que fueron ellas mismas hechas por ribosomas. Entonces, podríamos pensar que es la gran madre de todo en la célula. Y aún así, la mayoría de la gente nunca ha oído sobre esto. Además, fue una búsqueda muy larga, es una gran molécula de un millón de átomos, que cuando fue descubierta nadie imaginó que podría resolverse su estructura. Ese largo viaje para entender la estructura y cómo funciona el ribosoma es una historia fascinante.


Ramakrishnan brindó una serie de conferencias, una de ellas en la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM), y mantuvo reuniones con grupos de trabajo y autoridades del sector académico.

También es una historia sobre la práctica científica, ¿no?

Sí. También hablo de la ciencia como algo no lineal, un proceso lleno de errores y callejones sin salida. Uno prueba cosas que no funcionan y debe cambiar y aprender nuevas técnicas. Quise hacer un libro muy franco, que permita al lector no solo acercarse a un problema importante, sino también a cómo es el mundo de la ciencia, qué implica hacer ciencia y ser un científico. Creo que no hay muchos libros que sean francos sobre esto. Es decir, La doble hélice –de James Watson– es un libro que cuenta esto, pero también es innecesariamente insultante. En mi caso, cuando siento que alguien no está trabajando bien, soy sincero pero trato de no ser personalmente ofensivo.

Mencionó que el libro contiene “mucho drama humano”. ¿A qué se refiere?

Hay un drama humano ahí porque hay una competencia entre muchos grupos (de investigación). Algunos empezaron en Alemania pero luego de 15 años otros grupos entraron al campo y comenzó una especie de carrera. Y también es una historia personal: en el libro hablo de mi propia carrera como extranjero, alguien que nació en India, que fue a Estados Unidos y después a Inglaterra. Cómo es ser un outsider en este mundo de la ciencia y cómo fue hacer mi camino en esta competencia de alto nivel, porque originalmente no fui a una universidad top, fui a una universidad local en India.

¿Qué le llamó la atención de la Biología como para reorientar su carrera, teniendo incluso que volver a cursar materias de grado para lograrlo?

Me pareció un área fascinante, con problemas fundamentales por resolver. Por ejemplo, cómo funciona el cerebro, el proceso de envejecimiento e incluso la muerte, o cómo comienza la vida. La biología molecular comenzó a propagarse tras el descubrimiento de la estructura del ADN y el entendimiento de cómo la información puede ser transmitida en términos moleculares y entonces cómo puede ser regulada. Eso fijó un gran camino de descubrimientos y junto con eso aparecieron herramientas más poderosas para mirar las moléculas biológicas y se llegó a la organización de la célula. Diría que la biología molecular como un todo ha estado experimentando una gran revolución que comenzó con el descubrimiento de los genes, el descubrimiento del ADN y su estructura.


“La ciencia es un proceso no lineal, lleno de errores y callejones sin salida”, dijo Ramakrishnan.

¿Estaba interesado en el ribosoma cuando comenzó a estudiar Biología?

No, eso fue casi un accidente. Me involucré en Biología porque leí artículos en la revista Scientific American que me atrajeron, pero posteriormente leí uno en particular que me llevó a unos investigadores de la Universidad de Yale (Estados Unidos) con quienes me puse en contacto y así comencé a trabajar en el ribosoma.

Ese camino lo llevó a recibir el Premio Nobel. Durante su exposición en la UNSAM dijo que lo realmente importante es qué sigue luego del reconocimiento. En su caso, ¿qué siguió?

Si se mira el registro de mis publicaciones de 2009 a 2018, diría que es mejor que de 2002 a 2009. Ahora estamos interesados en cómo funciona el ribosoma, cómo se regula y cómo funcionan los ribosomas en las mitocondrias, entre otras cosas. De algún modo, la estructura original fue solo una foto instantánea de un estado del ribosoma, que por supuesto es muy importante, pero ahora queremos tratar de entender cómo funciona en su conjunto.

¿Y con respecto al día a día en su trabajo de investigación? ¿Hubo cambios tras recibir el Nobel?

Bueno, cuando me convertí en director ya había dejado de hacer trabajo de laboratorio. La última vez que hice algo en un laboratorio fue alrededor del año 2005, así que lo que mayoritariamente hago desde entonces es gestionar las líneas de investigación de un grupo de científicos jóvenes, algunos estudiantes de posdoctorado, y diría que en eso no hubo un cambio fundamental después de recibir el premio.

¿Extraña el trabajo en el laboratorio?

Lo extrañé durante un tiempo pero luego entendí que si volviera al laboratorio no sería realmente bueno, sería más lento y probablemente cometería mas errores que muchos de mis estudiantes. Solía ser muy bueno pero ahora creo que no y lo pienso como una evolución natural.

Usted habló sobre el esfuerzo que significa llegar desde otro país y hacerse un lugar en el mundo académico. ¿Cual es el lugar de los inmigrantes en la investigación?

En mi laboratorio, la mitad o más suelen ser extranjeros. Generalmente, cuanto más avanzado es un instituto, más internacionalizado se vuelve, porque la gente de todas partes del mundo quiere ir a trabajar ahí. En Inglaterra, alrededor del 30% de todos los investigadores provienen de algún otro lugar y alrededor de la mitad de ellos llegan de algún país de la Unión Europea. En los lugares más prestigiosos del país, como Oxford y Cambridge, la proporción de inmigrantes es incluso más alta.

Entonces tienen un rol muy importante.

Sí. Una gran parte de los Nobel de los últimos 20 años en Inglaterra fueron para inmigrantes. Y otra cosa interesante es que de los cinco últimos presidentes de la Royal Society, tres eran inmigrantes y el sexto era hijo de inmigrantes. Creo que esto muestra que los inmigrantes hacen una importante contribución a la sociedad.


El auditorio del Polo Científico Tecnológico de Palermo también fue escenario de una conferencia de Ramakrishnan.

En el caso de los países en desarrollo, ¿que rol pueden jugar en la investigación científico a nivel mundial dada la brecha que existe con los países más poderosos?

En el siglo XXI, ningún país puede permitirse ignorar la ciencia y la tecnología, y mucho menos si muchas cosas se automatizan. Si se mira históricamente, se ve que regiones que han tenido mucha riqueza en recursos naturales pero poca inversión en conocimiento y tecnología, como África y muchos países de América Latina, permanecen pobres. Por eso creo que es muy importante, para los países que quieran prosperar, el hecho de invertir en educación, ciencia e innovación.

Que es justamente lo opuesto a lo que está pasando hoy en muchos países de América Latina…

Si, creo que eso es una respuesta a la crisis económica pero es un error, porque la ciencia no es tan cara, es solo una pequeña fracción del presupuesto en la mayoría de los países, en general menos del uno por ciento. Lo mismo pasa con la educación, no es algo que se pueda ignorar, porque si se quiere prosperidad a futuro, por ahorrar un poco de dinero hoy continuarás siendo pobre más tarde. Por eso considero que es un error recortar en ciencia y educación durante una crisis. Se trata de dos áreas que necesitan estar muy estables en inversión.

Además de invertir, ¿cree que los países en desarrollo deberían definir una agenda de investigación propia?

Absolutamente. El dinero para los gastos estatales proviene de los impuestos y el objetivo final es beneficiar a la gente. Entonces, si un gobierno considera que debe resolver un problema particular en el país está bien. Eso no implica tratar de microgestionar a los científicos, porque a veces un problema puede no tener una resolución inmediata. Si curar el cáncer es una meta pero no es posible ahora, para alcanzarla es necesario hacer mucha ciencia básica y luego traducir eso en medicina. En Inglaterra hay algo llamado el principio hold in, que es que el Gobierno puede fijar las prioridades globales principales pero depende de los científicos determinar cómo implementarlas. Otro aspecto importante es que los gobiernos basen sus políticas públicas en evidencias. Por supuesto que puede haber gobiernos de diversas ideologías, cada uno con sus prioridades, pero las políticas deberían estar basadas en evidencia.



Fuente: Agencia TSS 

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