martes, 3 de diciembre de 2019

Un mendocino en la carrera espacial por llegar a Marte
"Marcos, tengo un lugar para un tripulante y quiero que vos seas el que ocupe el lugar". Una llamada desde miles de kilómetros ponía en contacto al ingeniero argentino Pablo De León, uno de los encargados de llevar adelante la preparación de la nueva generación de trajes espaciales que irán a Marte, con el estudiante y emprendedor mendocino Marcos Bruno.
por Sebastián Pérez Dacuña 




El sí de Marcos tardaba apenas unas milésimas de segundo de salir de su boca. "No sé cómo me mantuve en pie, fue una propuesta que esperaba inconscientemente pero creía que no iba a llegar así como así", dice Marcos. La invitación era para ser parte, durante septiembre pasado, del Hábitat Inflable Lunar-Marte (ILMH). El programa financiado por la NASA, busca realizar pruebas de futuros trajes espaciales que se usarán en estos cuerpos celestes, que se realizó en la Universidad de North Dakota, en Estados Unidos.

Pero esta no era la primera vez que el estudiante tenía un acercamiento al mundo vinculado con la exploración espacial, ya en el año 2016 diseñó, junto a su compañero Gabriel Caballero, un robot para darle asistencia a los astronautas en la superficie marciana. Por este desarrollo, que fue uno de los cuatro que presentó, fue invitado por la Mars Society, una organización que promueve la exploración del planeta rojo, a viajar a Utah (Estados Unidos) y vivir dos semanas como un astronauta. Allí, totalmente aislado vivió lo más cercano a estar en Marte que se puede experimentar en la Tierra. "Allí comimos, vivimos y dormimos como astronautas. No solo bajé 6 kilos, sino que, además, cuando volvía a conectarme con la sociedad parecía que realmente había estado en el espacio", asegura.


En conversación exclusiva con Entorno Económico, Marcos Bruno, cuenta su atracción por lo espacial, su anhelo de llegar a ser parte de una tripulación que vaya a Marte y advierte que no hay nada imposible y que todo se logra con pasión.

Estudias Mecatrónica en la UNCuyo. ¿De qué se trata esto?

Cuando cuento que estudio Mecatrónica algunos piensan que armo Transformers (risas), y aunque suena muy espacial la mecatrónica es la ingeniería que junta cuatro áreas que son la programación, el control, la electrónica y la mecánica. Soy feliz estudiando esta carrera porque reúne muchas de las cosas que me interesan. Aunque también pasé por otras dos carreras y finalmente llegue acá.

¿Cómo entra el plano de lo espacial en esto?

Siempre desde pequeño me interesó lo del espacio, aunque pasó a ser de ciencia ficción con los años. Pero, en 2015 vino a Mendoza una importante astronauta de la NASA, pero más allá de llegar tarde a una conferencia que daba, tuve la suerte de conocer y escuchar al traductor que traía, Andrés Reyes, que había estado en NASA, y realmente me hizo soñar, porque contó que llegó a NASA y ahí lo contacte, seguimos en comunicación y nos hicimos grandes amigos, incluso haciendo publicaciones científicas. Después él me invita a un congreso espacial a Buenos Aires, donde conocí a Pablo De León, el ingeniero argentino que me convocó para esta última misión en la Universidad de North Dakota. 




¿De qué se trató puntualmente esta experiencia?

Esta fue en la Universidad de North Dakota, en un centro financiado por NASA que es dirigido por Pablo de León, que además es uno de los encargados de desarrollar la próxima generación de trajes espaciales. Fue una locura porque probamos los trajes durante dos semanas de total inmersión en un hábitat que simulaba la base de Marte, cinco habitáculos vinculados por túneles. Allí estuve compartiendo la experiencia con otros tres estudiantes latinos, Atila Meszaros, de Perú; David Mateus, que viaja desde Colombia y Danton Bazaldúa de México. Realizamos experimentos de la universidad de North Dakota y de NASA para entender mejor los desafíos que van a afrontar los astronautas en el espacio, algunos de estos experimentos van a viajar al espacio en cualquier momento.

¿Contame sobre algunos de los experimentos?

Había variados, desde hacer yoga para ver el estado del sueño hasta un test cognitivo mediante encefalografías para conocer nuestro estado en el contexto de encierro. Además de probar que tan bien pueden actuar los trajes espaciales en la superficie lunar y en Marte. Por otra parte, llevamos adelante misiones que hizo la misión Apolo y experimentamos la reparación de hábitats de Marte con implementos 3d impresos con tierra de Marte y polvo lunar, tuvimos que hacer misiones de reparación dirigidas por ingenieros de NASA.




¿De ahí a ser parte de una misión espacial fuera de la órbita terrestre hay un paso muy largo?

Para una persona que no está en esto es casi nula, para alguien como yo asciende a mínima. Es muy poca pero estoy más cerca. Poder ir al espacio es una tarea ridículamente complicada, es un proceso de selección complicado de pasar y además depende de las misiones que tiene NASA pensada. Hoy los llamados de astronautas son casi nulos y desde 2011 no hay, depende mucho que quiere explorar la agencia, del perfil de los astronautas, pero es un poco el sueño que no quiero abandonar. Y si no se da eso, me gustaría trabajar en una agencia espacial como NASA. 

Antes de esto en North Dakota, ya habías estado en otra misión. ¿De qué se trató?

En 2016 fui a una base que tiene la Mars Society, en el desierto de Utah con un proyecto de asistencia robótica a astronautas realizado acá en Mendoza. Permanecimos durante dos semanas totalmente aislados encerrados en la base en el lugar más parecido a Marte en la Tierra, ahí perdí 6 kilos y fue un momento único que significó el primer paso en serio en esto. Era una convocatoria de proyectos, y accedí con la construcción de un robot que ayudaba a los astronautas en tarea de supervivencia e instalación de instrumental. 

¿Qué es el espacio para vos? 

Para mí el espacio es la última frontera, es un límite impuesto. No hay nada más motivante que salir de nuestra casa donde vivimos durante toda la historia. Es mi mayor ambición, responderme que hay más allá e investigarlo.

¿Hay muchos limitantes y más siendo de un país que es casi periférico en cuanto a este tipo de investigación?

Depende de un tema de voluntad, las herramientas están. Hay una cuestión de mucho esfuerzo, estudio e investigación, sin negar que hay otros países que es más sencillo. Pero acá una persona puede estudiar una carrera técnica gratis, que en otros países no. Hoy con la globalización se puede lograr, yo apliqué con 19 años para un programa de la NASA. También entiendo que soy un afortunado porque nací con un plato de comida en mi mesa y un techo y la contención de mi familia, y eso no es menor.


¿Qué te dejó cada una de esas misiones?

Fueron distintas, la primera era como estar en Marte, adelgace 6 kilos, al salir fui a una estación de servicio y me llamaba la atención ver gente. Es como si me hubiese ido de este mundo, miraba por la ventana y ese desierto era Marte. Cuando estaba allá me enteré que mi papá había fallecido, así que fue pasar de la felicidad total al momento más triste de mi vida sin escalas. 

Esa misión la sentí como el primer pasó a lo que fue siempre mi sueño. Desde ese momento me empecé a preguntarme si era feliz. Cuando pasó esto me propuse hacer cosas que pasen por el filtro de si me hace feliz o no en el corto o largo plazo. Me gusta contar esto para que la gente se haga hoy esas preguntas.

Por otra parte, en la misión de Dakota, hicimos ciencia de NASA que va a ir al espacio y que nos ayuda directamente a entender los avances que el día de mañana van a ir al espacio. Hicimos que el hombre esté un paso más cerca de ir a Marte o nuevamente a la Luna. No hay motivación más grande que esto, porque esto pasó, lo hicimos y estoy muy orgulloso de eso.




Innovador y emprendedor

¿Esáas vinculado al gran universo de las startups. El presente y futuro del emprendedor pasa por ahí? 

Que el emprendedurismo está de moda es cierto, pero salvando eso creo que hoy hay herramientas que permiten que uno pueda emprender más fácil que nunca. Las startups sin duda alguna son claves para crecer porque hoy todos tienen la facilidad que antes no existían para llevar una idea al plano real. En la era de los baby bommers si llevabas adelante una idea tecnológica innovadora te trataban de loco. Hoy muchos tienen la posibilidad de animarse y proponer soluciones en el plano tecnológico o en otro. Creo que hoy un estudiante de la universidad puede proponerse ser el próximo Bill Gates o Mark Zuckerberg.

Hay inversores dispuestos a hacer realidad esas ideas.

Hoy la globalización quitó las fronteras. Estando en Silicon Valley uno puede encontrarse a Bill Gates saliendo de un baño. Uno puede animarse a soñar, me pasó que en un casamiento en Mendoza conocí a un potencial inversor estadounidense que se interesó en un proyecto, y cuando estuve en Silicon Valley no pude. Estando a unas cuadras de mi casa conocí a un potencial inversor que me proponía 50 mil dólares. Hay que estar siempre abierto a que las cosas se den.




¿Hoy generás comercialmente soluciones para empresas o personas? 

Acabo de formar una startups de inteligencia artificial, de data análisis para empresas. Por otra parte fundamos con unos socios Game Changers, el hub de jóvenes emprendedores más grande de Mendoza para fomentar la cultura emprendedora y lograr que proyectos de triple impacto puedan cambia la realidad de Mendoza vinculándolos con la parte pública y privada para que puedan aportar sus soluciones para ser insertadas en la vida diaria. 

El bulling, abrió una posibilidad 

"De chico sufrí de bullyng, la pase muy mal en el colegio y los cumpleaños", dice Marcos. "Por suerte pude salir de esa realidad, pero hay personas que no salen o les cuesta mucho relacionarse. Yo era una persona muy introvertida, me costaba mucho relacionarme y me refugié un poco en la tecnología, me costaba mucho la interacción social. Fue pasarla muy mal y hasta el día que cambié y hoy soy una persona totalmente distinta. No sé cómo se dio, pero pasó", explica el joven emprendedor.

Hoy junto a su amigo y socio Gabriel Itzcovichs han creado una solución para personas que sufren la soledad o bien no pueden conectar desde lo social.

"Estamos armando AmigUP, la primera red social realmente social, una especie de Tinder fuera del plano amoroso y que asegura que te vas a encontrar con tu próximo mejor amigo. Estamos buscando inversores para esto. Vamos a arrancar por Mendoza, aunque hay gente en el resto del país interesados para ser betta testers".

La inspiración

¿A vos te inspiró mucha gente, vos de alguna manera quieres ser inspiración para otras personas? 

Es lo que más quiero de todo lo que hago. Cambiarle la cabeza a alguien no es una cuestión de edad y pretendo contar estas cosas para que la gente se anime a soñar. No es una cuestión de inteligencia sino de ganas, sacrificio, querer romperla. Eso va por el lado de la pasión y se puede desarrollar. Todos podemos ser apasionados y pelear con sangre sudor y lagrima el sueño. Es algo que no se puede ignorar. Yo tengo la fortuna de haberlo vivido pero también tengo una responsabilidad de comunicarlo.




¿Cómo te ves de acá a algunos años en esta "carrera" espacial?

Estas cosas que se fueron dando creo que por ser apasionado y porque además estoy en distintas actividades al mismo tiempo. Sueño con ser astronauta y también el próximo Bill Gates. Lo que sé es que no quiero perder el tiempo y eso no quiere decir estudiar o trabajar todo el día, porque considero que una de las cosas más importantes que nos pueden pasar son las relaciones humanas. Si tengo tiempo libre trato de hacerme crecer por algún lado, desde hacerme un nuevo amigo o comer con mi mamá. Tomar una cerveza con unos amigos no es perder el tiempo sino que te hace crecer. Tengo mucha motivación y cada acción que haga en el camino quiero que contribuya a estar un paso más cerca de alguno de mis sueños.



Fuente:  jornadaonline.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario