lunes, 6 de julio de 2009

En la Ciudad se tiran 328 kilos de pilas contaminantes por día

De ellas, el 32% es altamente peligrosa. Las más dañinas desde el punto de vista ambiental son las "pilas botón" y las recargables, ya que contienen níquel y cadmio, que son cancerígenos


Se calcula que cada uno de los habitantes de la ciudad de Buenos Aires utiliza, en promedio, 10 pilas anuales para hacer funcionar radios portátiles, juguetes, grabadores, máquinas fotográficas, audífonos, balanzas, linternas, entre otros dispositivos.

Según un equipo del Instituto de Ingeniería Sanitaria de la Universidad de Buenos Aires, algunas son prácticamente inocuas para el ambiente, pero otras son francamente contaminantes, con lo cual, decidieron estudiar en detalle el volumen de estos adminículos que se desechan.

"En 2008 vimos que las pilas y baterías eran el 0,123% total del flujo de residuos. Parece un número chico, pero son 110 millones de toneladas por año. Es decir, más o menos 328 kilos por día. De ésas, alrededor del 32% de las que se desechan son altamente contaminantes, unos 100 kilos diarios", explica a un matutino porteño Marcela De Luca, autora del estudio.

Hay mayor cantidad en los que desechan los edificios de áreas comerciales y centrales de la ciudad, del macrocentro y el microcentro que en las zonas más alejadas. Otro trabajo indica que una mayor educación está vinculada con un mayor uso de pilas.

Las pilas producen electricidad a partir de un conjunto de reacciones químicas que alcanza para activar dispositivos electrónicos o mover pequeños motores.
Existe un pequeño catálogo de versiones, algunas de las cuales son las que preocupan a los investigadores.

"El problema es antiguo", dice la especialista, "antes tenían mercurio, pero ahora las de marca reconocida tienen contenidos muy pequeños de metales tóxicos. Estas se recomienda tirarlas dentro del mismo contenedor de residuos que se utiliza para el resto de la basura familiar y mandarlas al mismo relleno sanitario a una disposición final segura."

Según explica De Luca, las más peligrosas desde el punto de vista ambiental son las llamadas "pilas botón" (que se utilizan en relojes y audífonos) y las recargables.

"Contienen níquel y cadmio, dos elementos que pueden infiltrarse y contaminar napas de agua o áreas superficiales", dice.

Según la ingeniera Rosana Iribarne, secretaria del Instituto de Ingeniería Sanitaria, si bien habría que estabilizarlas químicamente con cemento o detergentes, y enviarlas a un relleno de seguridad, lo más saludable para el medio ambiente es, por lo menos, dispersarlas.

"Lo peor es juntarlas, porque si a uno se le juntan 50 pilas, es como si tuviera una bomba química. El ambiente tiene más dificultad para absorberlas que si están dispersas. Por otro lado, en el país ya hay empresas interesadas en recuperar las sustancias que contienen", dice.

Según los especialistas es necesario hacer estudios más extensos para evaluar cuál es, realmente, el poder contaminante de estos desechos, y hacer análisis de lixiviación (filtración de los metales más contaminantes en el suelo) y definir con precisión si pueden ir o no dentro del flujo de residuos comunes.

Fuente: Infobae.com

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