Lucha contra el avance del desierto
En la Argentina el 75% de las tierras están en proceso de degradación, su control requiere de la participación de productores y del Estado; hay proyectos en marcha que están dando los primeros pasos
La desertificación, es decir, la degradación de las tierras secas, afecta al 75% de la Argentina. Este proceso es provocado por variaciones climáticas y actividades humanas como el sobrepastoreo o la deforestación. Una de sus consecuencias directas es la pérdida de productividad del suelo, cuyo promedio global ronda el 1% anual, según estimaciones de las Naciones Unidas. Este deterioro ecológico no es inerte, en la Argentina el 50% de las tierras en proceso de desertificación, son utilizadas para la producción agropecuaria.
Están a la vista las consecuencias económicas que puede ocasionar el avance de la desertificación. Por eso, hay algunas pruebas piloto que buscan empezar a mitigar este proceso. Uno de los más relevantes es el Programa de Evaluación de la Degradación de las Tierras Secas (LADA, por sus siglas en inglés). Proyecto auspiciado por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
En él converge el trabajo conjunto del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), el Consejo Nacional de Investigación en Ciencia y Tecnología (Conicet) y universidades nacionales, que brindan apoyo científico y técnico a una primera selección de productores de zonas afectadas por la desertificación. Todos ellos son coordinados por la Secretaría de Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable, que destinó 500 mil pesos a la implementación de este plan. Otro tanto invirtió la FAO.
Son cinco las zonas en las que se puso en marcha el LADA. Hay dos pruebas piloto en la Patagonia, una en Mendoza, en Catamarca y la Puna jujeña.
En Mendoza
El Desierto de Lavalle, es una zona muy árida de Mendoza que ocupa un millón de hectáreas, donde viven 2500 personas y hay 400 puestos productivos. Hace más de dos años, se convirtió en una de las sedes del LADA. "Allí se hizo un relevamiento extensivo. Primero, del soporte biofísico y después de los factores climáticos y productivos que lo afectaban", dijo Elena Abraham, directora del Laboratorio de Desertificación y Ordenamiento Territorial del Conicet.
"Con este proyecto se está planteando un modelo alternativo de producción, para que haya menos presión de pastoreo", explicó Abraham. En el Desierto de Lavalle se cría ganado caprino de manera extensiva, para producir carne.
A través de LADA, se está buscando diversificar el producto. Por eso fomentan la producción de leche, sus derivados y cueros. Para ello, "ya se constituyó una cooperativa de productores, se implementaron sistemas de riego y medidas de sanidad en el rebaño, que hoy está libre de brucelosis", contó Abraham.
Por ahora son 15 los productores involucrados en la experiencia. "Estamos empezando a construir una unidad demostrativa, para que este modelo sea replicado en toda la zona y en otros lugares en proceso de desertificación", explicó Abraham.
Experiencia patagónica
En la localidad de Ingeniero Jacobacci, a 200 kilómetros de Bariloche, también se está ejecutando un proyecto LADA. "Estamos dando pasos muy importantes para hacer un manejo sustentable que no provoque degradación del suelo", explicó Donaldo Bran, coordinador del Área de Recursos Naturales.
"Descubrimos que había sobrepastoreo, ya que en algunos campos se destinaba una hectárea por cada Unidad de Ganadería Ovina (UGO)", contó Bran. Según los estudios realizados en el marco del LADA, la carga ideal para evitar la degradación de la tierra, en Jacobacci, es de un UGO cada dos a cinco hectáreas.
"A través del LADA, se busca que aumente la productividad por animal", dijo Bran. Esto lo conseguirían a través del mejoramiento genético de las ovejas y también incentivando la esquila, limpieza y comercialización in situ . Así se evitaría la sobrecarga de campos, que hoy se practica por una cuestión de rentabilidad.
El sobrepastoreo, es uno de los factores que contribuye a reducir la cubierta vegetal. A raíz de ella queda más suelo expuesto a la erosión eólica e hídrica. La deforestación o los procesos de sequía son otras causas que contribuyen a su deterioro. La degradación del suelo patagónico provocó enormes pérdidas de productividad. A principios del siglo anterior, esa región tenía 22 millones de ovejas y hoy tiene 10 millones.
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