martes, 14 de septiembre de 2010

Patrimonio histórico

Hallan restos de un empedrado de la Mendoza del siglo XVIII

El descubrimiento ocurrió en la calle Alberdi. Calculan que es de 1750. Los científicos también dieron con lo que creen son restos del acueducto que bajaba de El Challao, y que data de principios de siglo XIX. 

martes, 14 de septiembre de 2010
Hallan restos de un empedrado de la Mendoza del siglo XVIII
Arqueólogos y estudiantes rastrean un segmento de una calle colonial, sobre el actual trazado de Juan Bautista Alberdi, en la 4a Sección. (Diego Parés / Los Andes)


En medio de la pavimentación que el municipio capitalino lleva a cabo en arterias de la ciudad, los operarios a cargo de la obra dieron con restos de un empedrado del siglo XVIII, aproximadamente de 1750.

El hallazgo fue anunciado por arqueólogos y se practicó en la calle Juan Bautista Alberdi, entre Montecaseros y José Federico Moreno, a 200 metros de la plaza Pedro del Castillo, el punto central a partir del cual se estructuraron las 25 manzanas que dieron origen al tosco poblado (1561, Juan Jufré), que hoy conocemos como Mendoza.

No sólo apareció la primitiva estructura que se corresponde a una arteria del siglo XVIII, sino que los científicos también dieron con lo que creen son restos del acueducto que bajaba de El Challao, y que data de principios de siglo XIX. La posible base del tendido de agua, de argamasa y ladrillo, está apoyando sobre un empedrado de canto rodado que se observa con nitidez a la altura del 340 de la calle Alberdi.

La aparición de estas piezas se produjo hace tres semanas, con motivo de las tareas de pavimentación que realiza la Municipalidad de la Capital en numerosas calles céntricas. La zona de la Cuarta Sección es muy sensible en materia arqueológica, ya que es el ámbito que rodea a la plaza Pedro del Castillo, donde se encuentran los principales vestigios de la época colonial, en general bajo tierra y con algunos exponentes a la vista, como las Ruinas de San Francisco y el Cabildo, base hoy del museo de sitio de la Costanera.

La pesquisa estuvo a cargo del equipo del Centro de Investigaciones de las Ruinas de San Francisco, en el Área Fundacional de la Cuarta Sección, que conduce Horacio Chiavazza, y que integran las arqueólogas Cristina Prieto y Valeria Zorrilla, y alumnos de Arqueología de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNCuyo.

El pequeño segmento de calle que quedó a la luz sería de 1750 a 1780 y quedó expuesta a raíz de las excavaciones, que llegaron a 1,20 metros de profundidad respecto de la vereda actual.

Chiavazza explicó que siempre que se realizan estos trabajos en los espacios fundacionales, en general los operarios comunican las novedades que surgen en el terreno, cuando éstas van más allá de la mera conformación del suelo.

Sin embargo, en este caso hubo un aspecto coyuntural: la novedad arqueológica apareció debido a que los operarios cavaron más profundo para efectuar la reconexión domiciliaria de cañerías de agua, que estaban en mal estado. Con el sólo recambio del asfalto, tal vez no se hubiera llegado a esa hondura y al vestigio encontrado.

Por otra parte, los especialistas pudieron fechar el hallazgo porque el canto rodado encontrado, bastante homogéneo en su tamaño, contenía entre sus restos materiales del siglo XVIII, sobre todo cerámica colonial (mayólicas) y huesos animales (vacas, cabras), de donde deduce que esa callejuela se corresponde con los años 1750-1780.

Tres semanas

Los arqueólogos dispusieron de tres semanas para explorar. Ese fue el tiempo que concedió la empresa que pavimenta y los propios supervisores municipales, en general presionados por los vecinos que quieren ver liberadas lo más pronto posible las calles de acceso a sus viviendas.

Con esa ventaja a su favor, los investigadores fueron un poco más abajo en la excavación del terreno y dieron inclusive con otros estratos que podrían corresponder a la ciudad más temprana e incluso aparecieron huellas indígenas (un rudimentario instrumento lítico), que podrían corresponder, en este último caso, al siglo XVI o XVII.

La experiencia es interesante porque la cavidad de la calle Alberdi reveló una secuencia bastante completa de la ciudad, desde el momento en que se funda (1562, Juan Jufré) y sobre todo de los tiempos en que se empiezan a acondicionar las calles y a instalar servicios, tal como lo explicó Chiavazza.

En el mismo corte, también se apreciaron vestigios de un pavimento que correspondería a principios del siglo XX. "Es decir, que en este punto de la Capital hemos podido comprobar una sucesión de rastros de calles de los primeros momentos hasta la actualidad", señaló Chiavazza. Miguel Títiro - mtitiro@losandes.com.ar 

Fuente: Los Andes Online

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