domingo, 30 de enero de 2011

Egipcios firmes: que se vaya Mubarak

El presidente, que se mantiene en el poder desde 1981, disolvió su gabinete, nombró un vicepresidente y prometió cambios democráticos. Pero aún con toque de queda, miles de manifestantes piden en la calle la caída del régimen. Hay decenas de muertos.

domingo, 30 de enero de 2011


Egipcios firmes: que se vaya Mubarak
La gente en la calle sigue pidiendo la renuncia de Mubarak. (AP)

El presidente egipcio Hosni Mubarak designó a un vicepresidente, el jefe de la inteligencia Omar Suleiman, por primera vez en 30 años, y a un nuevo primer ministro, ambos con rango de general, para tratar de desactivar una rebelión que en cinco días se cobró más de 90 muertos.

Suleiman, de casi 77 años, considerado como uno de los jefes de inteligencia más importantes de Oriente Medio por haber tratado temas sensibles como el conflicto israelo-palestino, se convirtió en número dos de Mubarak, alimentando conjeturas sobre la posibilidad de que sea el sucesor del mandatario, de 82 años, en el poder desde 1981.

El jefe de Estado, que la víspera disolvió su gobierno y anunció reformas, designó al ex ministro de Aviación y ex jefe de la Fuerza Aérea Ahmed Shafiq en el cargo de primer ministro.

Con decenas de miles de personas en las calles de El Cairo y otras ciudades del país para exigir su renuncia, el presidente egipcio movió por fin ficha, después de varios días de silencio. Pero esas primeras medidas no parecieron convencer a la oposición y los manifestantes de deponer las protestas.

El opositor y Premio Nobel de la Paz, Mohamed ElBaradei, calificó de "insuficientes" los cambios e instó a Mubarak a dejar el poder cuanto antes por el bien de Egipto, en una declaración a la televisión Al Jazeera.

En la calle, los nombramientos tampoco cayeron bien. "No es una buena decisión. (Suleiman) es un hombre de Mubarak. Esto no es una señal de cambio", dijo Osama, un manifestante en el centro de El Cairo. "Ni Mubarak, ni Suleiman: estamos hartos de estadounidenses", corearon grupos de manifestantes, en referencia a las buenas relaciones del régimen de Mubarak con Washington.

Las autoridades adelantaron a las 16 el inicio del toque de queda, que se prolongará hasta las 8 de hoy (hora local). Pero los manifestantes desacataron la medida y seguían en la calle por la noche, al igual que el día anterior.

Más de 90 personas murieron y miles resultaron heridas en los enfrentamientos del viernes y ayer, según fuentes médicas y de los servicios de seguridad.

El viernes, los choques entre policías y manifestantes antigubernamentales dejaron 62 muertos, 35 de ellos en El Cairo, según esos reportes. Ayer se registraron 11 muertos (tres en El Cairo, tres en Rafah y cinco en Ismailiya), según fuentes médicas.

Doce personas más murieron en enfrentamientos entre manifestantes y policía en Beni Sueif, a unos 140 kilómetros al sur de El Cairo, según fuentes de la seguridad.

Estos 85 muertos se suman a los siete registrados en los tres primeros días de protestas, llevando el total de muertos a 92 desde el 25 de enero.

Varios países expresaron su preocupación (ver aparte) por la situación en el más poblado de los países árabes, de 80 millones de habitantes.

Mubarak anunció la disolución del gobierno y prometió reformas. Pero esas iniciativas resultaron insuficientes para devolver a Mubarak su credibilidad.

El ejército, columna vertebral del régimen, fue movilizado junto con la policía para mantener el orden y aplicar el toque de queda en El Cairo, Alejandría y Suez.

El ejército, además, llamó a la población a protegerse de los saqueadores que desvalijaron decenas de comercios en varios barrios de la capital donde la policía brillaba por su ausencia.

Decenas de jóvenes formaron una cadena humana alrededor del Museo de El Cairo, donde se exponen tesoros de la antigua civilización egipcia, y formaron comités vecinales para proteger esos lugares.

En la tarde de ayer, El Cairo parecía un campo de batalla, con restos de coches quemados y escombros en las calles y un espeso humo negro que aún salía de la sede del partido gubernamental, ubicado a orillas del Nilo e incendiado la noche anterior.

El jeque Yusef Al Qardaui, considerado como el predicador de mayor influencia del mundo árabe, afirmó que solamente la renuncia de Mubarak podría resolver la crisis, en declaraciones a Al Jazeera.

Un importante dirigente del partido gubernamental, Ahmad Ezz, considerado como uno de los pilares de un régimen corrupto, renunció a su cargo, según la televisión estatal. Agencia AFP
 
Fuente: Los Andes Online

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