Se aplazó el ingreso de Bulgaria (y Rumanía) al espacio Schengen
La gran decepción
Sega / Presseurop
En su mensaje de  felicitación a la nación para 2011, el presidente Gueorgui Parvanov  intentó infundir un poco de entusiasmo en la tristeza que se respira en  el ambiente e hizo un llamamiento a la acción para conseguir las  ambiciones nacionales, más allá de los mandatos y los partidos  políticos. Sólo le faltaba definir una ambición para que nos podamos  acordar de su doble mandato que finaliza este año. Pero su apelación  siguió estando vacía, ya que el jefe del Estado se contentó con  machacarnos los oídos con frases y asuntos que ya conocemos desde hace  una década.
Tras la adhesión de Bulgaria a la Alianza Atlántica  [en 2004] y a la Unión Europea [en 2007], en nuestro país existe una  falta cruel de grandes causas nacionales: objetivos capaces de impulsar a  la sociedad con la esperanza de que, por fin, esta transición  deshonrada, considerada como una crisis interminable, llegue a su fin.  La ilusión de que los Estados más ricos y mejor gobernados de la UE iban  a ayudarnos a retomar el camino correcto aún se mantenía viva el año  pasado, cuando Bulgaria vivía con la esperaza de unirse a la eurozona y  al espacio Schengen de libre circulación. A comienzos de 2010, cayó un  jarro de agua fría en nuestras ambiciones sobre el euro y a finales del  año, también fracasamos en el proyecto de Schengen. Y ahora, ¿qué  hacemos?
Una cabeza hueca en un cuerpo musculoso 
Por primera vez  en este largo periodo de transición, nuestro país comienza un nuevo año  sin saber hacia dónde se dirige. Bulgaria sigue luchando contra el  déficit presupuestario con el fin de reducirlo a menos del 3 % del PIB,  una de las principales exigencias de la eurozona. Puede que llegue a  conseguirlo, si el gobierno da el golpe de gracia al sistema sanitario,  educativo, a la investigación y... a los pobres. Así será el único país  que se presente al primer "semestre europeo" [el nuevo instrumento  europeo de disciplina presupuestaria que permite supervisar el  presupuesto de los Estados miembros] con un presupuesto hecho a medida  para su policía, su ejército, sus servicios secretos y sus jueces. Pero  para nada más. Al menos, nuestro país se considerará como una especie de  curiosidad sobre el escáner presupuestario: un cuerpo musculoso dotado  de una cabeza hueca, tal y como corresponde a la imagen de su élite  política.
Con respecto a Schengen, Sofía pretende continuar con  la ilusión hasta el final, a pesar del veto que han impuesto a Bulgaria  dos de los mejores amigos del primer ministro Boyko Borissov en la UE:  el presidente francés Nicolas Sarkozy y la canciller alemana Angela  Merkel. La esperanza es lo último que se pierde... Hasta marzo, Bulgaria  va a seguir "cumpliendo las condiciones técnicas" y hasta septiembre va  a fingir que supera los obstáculos humanos y políticos. Las condiciones  técnicas se resumen en la compra masiva de tecnología occidental de  vigilancia y de control de las fronteras, todo ello gracias a los fondos  que proporcionan los mismos países occidentales. Por lo tanto, esto no  debe plantear ningún problema.
Encarcelar a los cabecillas del crimen organizado 
Las  demás condiciones, añadidas en el último momento por Francia y  Alemania, son mucho más difíciles de cumplir. Consisten en meter entre  rejas a los cabecillas del crimen organizado en Bulgaria, los mismos que  organizan el tráfico ilegal de tabaco y de alcohol, de armas, de drogas  y de inmigrantes clandestinos a través de las fronteras. A ellos  deberán acompañarles en prisión los altos responsables actuales y  pasados (incluidos los "colegas" del ex policía Borissov), acusados de  haber hecho la vista gorda o incluso de haber participado en estos  tráficos ilegales. Al igual que otros años, la Comisión Europea se  pronunciará sobre estos criterios en dos ocasiones, en un informe  intermedio en febrero y en su informe anual en julio. En septiembre, el  Consejo de Justicia y de Asuntos de Interior (JAI) dirá si está de  acuerdo o no con las conclusiones de la Comisión. Al igual que en los  cuatro años anteriores, se contentará con aprobarlos.
En ese  momento será cuando Borissov decidirá retirarse de Schengen, a menos que  de aquí a entonces le dé por seguir la noble ambición de atrapar y de  enviar a prisión a los bandidos, incluidos a los que afirman ser sus  amigos. No deberá limitarse a atraparlos, sino que también deberá hacer  públicas sus connivencias con el poder en estas tres dimensiones:  ejecutiva, legislativa y judicial. Y únicamente entonces será cuando  estos bandidos podrán ser realmente juzgados y condenados.
Pero  es poco probable que al gobierno actual le animen estas nobles  ambiciones y por ello ya podemos decirle adiós a Schengen. ¿Qué nos  queda entonces como objetivo para 2011? La verdad que poca cosa. Excepto  seguir literalmente las palabras del presidente Parvanov e intentar  convencernos de que nuestra vida no es tan mala y que nuestro país no es  "el lugar más triste del planeta" [recientemente, The Economist  situó a Bulgaria en el último lugar de una clasificación mundial  establecida en función de la relación entre los ingresos medios y la  felicidad de los ciudadanos].
Un regalo para las mafias
El  informe de la adhesión búlgara y rumana al espacio Schengen es el  "mejor regalo" que el presidente francés Nicolas Sarkozy podía hacer... a  las mafias de estos dos países, según Sega. "Si existen grupos que  prefieren que Bulgaria y Rumanía se queden en la periferia de la Unión  Europa, en una especie de zona gris, sin duda son los representantes del  crimen organizado. Al relacionar la cuestión de Schengen con su  actividad, Nicolas Sarkozy les ofrece una excelente motivación para  seguir trabajando contra la integración europea. Cuanto más activos  sean, menos posibilidades tendrán los dos países de cumplir las  condiciones de Bruselas. La corrupción no soporta la luz y la  europeización de las fronteras nacionales les habría puesto bajo el foco  de todos los países de la UE, incluida Francia".
Fuente: Rebelion.org 


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