Las razones de Brasil para comprar armamento a Rusia
por Konstantin Bogdánov
Rusia y Brasil están
dispuestos a firmar un contrato para el suministro de sistemas de
defensa antiaérea de fabricación rusa por 1.000 millones de dólares.
"Nos interesa adquirir tres baterías del sistema antiaéreo Pantsir-S1
y dos baterías del sistema antiaéreo Iglá”, comentó el jefe del Estado
Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas de Brasil, general José Carlos De
Nardi.
Se trata de sistemas antiaéreos de cañón-misil Pantsir-S1 y sistemas antiaéreos portátiles Iglá. Según la información disponible, el acuerdo también podría incluir la construcción de una planta y la transferencia de tecnología para producir los anunciados sistemas antiaéreos bajo licencia en el territorio de Brasil.
Brasil, interesado en desarrollar su industria de Defensa
Se puede juzgar la política de Brasil en lo que se refiere a la
cooperación militar por los anuncios sobre los preparativos para firmar
el contrato para el suministro de sistemas antiaéreos. El país
latinoamericano tiene intención de ser líder regional tanto en el sector
militar como en el desarrollo de las tecnologías.
Por eso todos los contratos de exportación de armamento y material
bélico irán acompañados inevitablemente de inversiones, por ejemplo, con
la creación de nuevos puestos de trabajo en el sector brasileño de
Defensa, como pasa en este caso, y con el traspaso de las tecnologías.
A día de hoy Brasil no sólo goza de reputación de “país del fútbol”.
En los setenta y ochenta este Estado ya disponía de una potente
industria de defensa, fabricando armas de fuego, vehículos blindados e
incluso aviones de diseño propio.
Tras el colapso de la dictadura militar a finales de los ochenta, los
gastos militares de Brasil se redujeron un poco, pero el potencial
industrial y tecnológico creado por los militares latinoamericanos fue
conservado, comercializado y está desarrollándose.
Así las cosas, la compañía brasileña Embraer es bien conocida en
otros países. Se la conoce como el fabricante de aviones civiles, cuando
fue creado como diseñador y fabricante de aviones de combate. Sus
aviones ligeros de asalto de turbohélice Tucano y Super Tucano tenían
éxito en varios países del tercer mundo que luchaban contra guerrilleros
locales e incluso centraron la atención del Pentágono.
Los fabricantes brasileños de vehículos blindados vendieron sus
productos no sólo a sus Fuerzas Armadas sino también a otros países.
Así las cosas, se debe entender que el armamento y material bélico
moderno a Brasil no se suministran siguiendo el principio “paga y usa”.
Es un proceso complicado de organización de la fabricación conjunta e
intercambio de tecnologías. En este sentido, Brasil se asemeja a la
India que en el ámbito de la suscripción de contratos militares persigue
el objetivo de fabricar armamento y material bélico extranjero bajo
licencia en sus plantas.
El espacio para el intercambio de las tecnologías está abierto
Los fabricantes rusos de armamento y material emprenden intentos de
entrar en el mercado de Brasil desde hace mucho. En general, Brasil ya
compra armas rusas. A finales de 2008, se firmó un contrato de
suministro de 12 helicópteros rusos de asalto Mi-35М (bajo la
denominación brasileña AH-2 Sabre) por un monto de 150 millones de
dólares. Hasta hoy, se han suministrado 9 aparatos.
Pero las ambiciones de la industria de Defensa rusa van más allá del
suministro de una partida del material bélico por montos pequeños. Un
contrato multimillonario para el suministro de sistemas antiaéreos es
una buena oportunidad para los fabricantes rusos que, según se puede
juzgar, están dispuestos a ofrecer a Brasil los artículos de la última
generación.
Al menos desde 2010 los representantes de la industria aeronáutica rusa dan a entender que Brasil puede convertirse en el segundo (después de la India) socio de la Corporación Aeronáutica Nacional para el desarrollo de la versión del caza de quinta generación PAK FA destinada a la exportación.
Anteriormente, Rusia trataba de ganar el concurso F-X2 para la compra
de 36 cazas polivalentes a la Fuerza Aérea de Brasil con la perspectiva
de organizar en el territorio de este país la fabricación de 94
aparatos más. Rusia ofreció su caza Su-35 de la generación '4++' que a
día de hoy se convierte en el modelo principal de la aviación táctica
rusa destinado a la exportación.
Circulaban rumores que para ganar el concurso anunciado la industria aeronáutica rusa estaba dispuesta a desarrollar proyectos conjuntos sin precedentes con Embraer.
Pero este proyecto no tuvo éxito. Los fabricantes franceses con sus
cazas Dassault Rafale fueron los favoritos de aquel concurso. Pero las
partes no lograron llegar a una fórmula de compromiso respecto al precio
del contrato y a la transferencia de las tecnologías. Y el entonces
presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, decidió aplazar la
decisión sobre la compra de cazas franceses.
La decisión la tuvo que tomar la nueva presidenta del país, Dilma
Rousseff. La hija de un comunista búlgaro, quien en su juventud había
militado en movimiento de izquierda, es una figura muy específica aún
para la América Latina tradicionalmente izquierdista.
Rousseff decidió reanudar el concurso atribuyéndolo a la reducción de gastos militares. La parte rusa puede volver a participar en éste con las nuevas ofertas que pueden incluir el intercambio de material bélico.
Cuando los franceses prematuramente consideraban que habían ganado el
concurso F-X2, los medios de comunicación publicaron las noticias de
que París está dispuesto a comprar 12 aviones militares de transporte
KC-390 que están desarrollándose por Embraer a cambio del suministro de
cazas Dassault Rafale. El primer vuelo de los KC-390 es programado para
2014.
Teniendo en cuenta este intercambio no realizado, sería interesante
entender cómo son las perspectivas de tales transacciones entre Rusia y
Brasil, en caso de que las partes lleguen a un acuerdo respecto al
suministro de los Su-35 o PAK FA, lo que parece más verosímil.
Es curioso saber también qué influencia ejercerían estas perspectivas en el destino del proyecto ruso-indio MTA (Il-214) que es rival directo del KC-390, pero que no se logra mover del punto muerto.
Fuente: RIA Novosti
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