Alpamanta quiere potenciar los vinos biodinámicos
Además de cuidar el medioambiente, se busca expresar el “terroir” de manera diferente. La inversión de capitales austríacos en Ugarteche se afianza y tiene prevista la construcción de su propia bodega.
Por G.F. Bazán y F. Lancia
vitivinicultura@diariouno.net.ar
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Natural. En los cultivos de la bodega Alpamanta no se usan
pesticidas ni agroquímicos, sino compostaje natural para aprovechar los
recursos que da la tierra. Foto: Gentileza FBLComunicación
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Los vinos sustentables, orgánicos y biodinámicos han ganado terreno
durante los últimos años, especialmente en algunos mercados, como
algunos países europeos, donde los consumidores muestran un marcado
interés por el cuidado del medioambiente y la salud.
Bajo estos conceptos, en 2005, el austríaco Andrej Razumovsky se
instaló en Mendoza para desarrollar un proyecto de vinos biodinámicos,
denominado Alpamanta, con el fin de abastecer la demanda de estos
mercados y también de promover esta filosofía en el mercado local.
Para ello adquirió un predio de 35 hectáreas en Ugarteche, Luján de
Cuyo, el cual desarrolló bajo los preceptos de Rudolf Steiner (creador
de la agricultura biodinámica) y la supervisión del chileno Álvaro
Espinosa, uno de los referentes más destacados en esta materia en todo
Latinoamérica.
La primera cosecha de Alpamanta, que aún no cuenta con bodega propia,
fue en 2008, cuando exportó casi la totalidad de su producción, a
partir de sus vides preparadas con compostaje y respetando el calendario
biodinámico durante todo el año.
En un proyecto como el de Alpamanta, que significa “amor a la
tierra”, “se trata fundamentalmente de crear un sistema cerrado, a
partir de un trabajo orgánico en el viñedo, respeto a la naturaleza y el
medioambiente, pero además utilizando de la mejor manera los recursos
que la tierra nos provee”, sostuvo Pamela Federici, ingeniera agrónoma
encargada de la finca.
“Además aprovechamos algunas hierbas medicinales para hacer diversos
preparados y así contar con herramientas adicionales para obtener un
producto lo más natural posible”, agregó.
Por otro lado, “al tratarse de una materia prima como la uva, a
partir de una forma muy natural, hay una marcada expresión del terroir,
que es lo más importante. De esta manera se puede obtener un producto
diferente y no tan generalizado como la mayoría de los proyectos que
hacen un manejo más tradicional en el viñedo”, aclaró la agrónoma.
En la biodinámica no se usa ningún tipo de pesticidas ni agroquímicos
como en la agricultura convencional, sino que todo se prepara en la
propia finca, que también cuenta con animales, como ovejas y gallinas,
entre otros.
“En Mendoza tenemos un clima muy favorable para el desarrollo de
estos proyectos. En nuestra huerta realizamos todos los preparados con
hierbas curativas, como la ortiga, milenrama, manzanilla y diente de
león, todas hierbas que se conocen de la medicina homeopática”, detalló
Elizabeth Bachbauer, quien tiene la responsabilidad del turismo en
Alpamanta.
Influencia de la Luna
El otro aspecto que considera la biodinámica está relacionado con el
calendario lunar. “A partir de allí, considerando las distintas fases de
la luna, planificamos todas las tareas de la finca: la cosecha, la
siembra, el riego, la poda. La idea básica para explicarlo de manera
sencilla es sacar el máximo de la influencia que tiene la naturaleza
para poder darle mayor nutrición a la planta y darle el mejor apoyo de
manera natural y sana”, agregó.
El emprendimiento vitivinícola de Ugarteche fue uno de los primeros
del país en obtener la certificación biodinámica Demeter, entidad
oficial internacional para productos de agricultura de este tipo.
La finca posee Malbec, Cabernet Sauvignon, Cabernet Franc, Syrah,
Merlot, Petit Verdot, Chardonnay y Sauvignon Blanc. Está preparada para
recibir al turismo y realizar ventas al público. Tiene previsto, aunque
por ahora no hay fecha de inicio, la construcción de la bodega propia.
Fuente: diariouno.com.ar
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