Investigadores curaron a ratones con esclerosis múltiple en Estados Unidos
Con una terapia celular, lograron que los animales
comenzaran a caminar, e incluso correr, después de dos semanas de
tratamiento con células madre humanas en sus médulas.
Avance. Uno de los cobayos de laboratorio usados en la experiencia.
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Ratones paralizados por una enfermedad
autoinmune similar a la esclerosis múltiple (EM) recuperaron la
capacidad de caminar y correr después de que un equipo de investigadores
liderado por científicos del Instituto de Investigación Scripps, la
Universidad de Utah y la Universidad de California en Irvine, Estados
Unidos, les implantaran células madre humanas en sus médulas espinales
lesionadas.
Sorprendentemente, los ratones se recuperaron incluso después de que sus cuerpos rechazaran las células madre humanas.
"Cuando implantamos las células humanas en ratones
que estaban paralizados, se levantaron y empezaron a caminar un par de
semanas más tarde, y se recuperaron por completo en los meses
siguientes", explicó uno de los autores del trabajo, la profesora de
neurobiología del desarrollo Jeanne Loring.
"Hemos estado estudiando las células madre de ratón
durante mucho tiempo, pero nunca vimos la mejoría clínica que se produjo
con las células humanas que el laboratorio de Loring ha proporcionado",
afirma el inmunólogo de la Universidad de Utah Thomas Lane, quien
codirigió el estudio con Loring y comenzó el trabajo en la Universidad
de California en Irvine.
Esta espectacular recuperación de los ratones, cuyos
detalles se publican en la edición digital de la revista Stem Cell
Reports, podría conducir a nuevas formas de tratar la esclerosis
múltiple en seres humanos.
"Este es un gran paso adelante en el desarrollo de
nuevas terapias para detener la progresión de la enfermedad y promover
la reparación de los pacientes con EM", celebra el coautor Craig Walsh,
inmunólogo de la Universidad de California en Irvine.
La EM es una enfermedad autoinmune del cerebro y la
médula espinal que afecta a más de medio millón de personas en América
del Norte y Europa y a más de dos millones en todo el mundo. En esta
patología, las células inmunes conocidas como células T invaden la
médula espinal superior y el cerebro, causando inflamación y, en última
instancia, la pérdida de un recubrimiento aislante en las fibras
nerviosas llamadas mielina.
Las fibras nerviosas afectadas pierden su capacidad
de transmitir señales eléctricas de manera eficiente y esto con el
tiempo puede conducir a síntomas tales como debilidad en las
extremidades, entumecimiento y hormigueo, cansancio, problemas de
visión, dificultades en el habla, alteraciones de memoria y depresión.
Las terapias actuales, como el interferón beta,
tienen por objeto reprimir el ataque inmune que despoja a la mielina de
las fibras nerviosas, pero son sólo parcialmente eficaces y con
frecuencia tienen efectos secundarios adversos significativos.
El grupo de Loring buscó otra manera de tratar la EM
utilizando células madre pluripotentes humanas, que son células que
tienen el potencial de transformarse en cualquiera de los tipos de
células en el cuerpo.
En concreto, estos expertos convirtieron células
madre humanas en células precursoras neurales, que son un tipo de célula
intermedia que con el tiempo puede convertirse en neuronas y otros
tipos de células en el sistema nervioso. En colaboración con el grupo de
Lane, el equipo de Loring ha estado probando los efectos de la
implantación de células precursoras neurales humanas en la médula
espinal de los ratones que han sido infectados con un virus que induce
síntomas de la EM.
La transformación que tuvo lugar en los ratones en
gran medida inmovilizados después de que se les inyectaron células
precursoras neurales humanas en las médulas espinales dañadas de los
animales fue dramática, pues estos roedores empezaron a correr por las
jaulas. Incluso, los animales siguieron caminando tras rechazar las
células humanas, algo que se produjo cerca de una semana después de la
implantación.
La clave
Esto sugiere que las
células madre humanas secretan una proteína o proteínas que tuvieron un
efecto duradero en prevenir o impedir la progresión de la EM en los
ratones, entiende Ron Coleman, un estudiante graduado del laboratorio de
Loring que fue el primer autor del artículo con Lu Chen, de la
Universidad de California en Irvine.
Los científicos demostraron así que las células madre
humanas implantadas provocaron la creación de glóbulos blancos
conocidos como células T reguladoras, que son responsables del cierre de
la respuesta autoinmune en el extremo de una inflamación.
Si el equipo puede identificar qué proteínas
liberadas por las células precursoras neuronales se encargaron de la
recuperación de los animales, puede ser posible diseñar tratamientos
para la EM que no impliquen el uso de células madre humanas. "Una vez
que identificamos los factores que son responsables de la curación,
podríamos diseñar un medicamento fuera de ellos", adelanta Lane.
De todos modos, los expertos advierten que, si bien
para la ciencia, el trabajo demostró resultados dramáticos, su
aplicación terapéutica exige un largo camino para plasmarla.
Fuente: lacapital.com.ar
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