“Argentina debe enfocarse más a la adaptación del cambio climático que a la mitigación”
Lo señaló Guillermo Acuña, miembro de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) en Chile, en diálogo con este medio. ¿Cómo se preparan Argentina, Latinoamérica y el mundo frente al nuevo certamen de la Conferencia de las Partes (COP21).
Por Guido Gubinelli
En el marco del ‘1° Seminario de Mitigación y Adaptación al Cambio Climático’, organizado en Córdoba por la Secretaria de Políticas de Mitigación y Adaptación al Cambio Climático y el Ministerio de Agua, Ambiente y Servicios Públicos provincial, energiaestrategica.com dialogó con Guillermo Acuña, Asesor Legal y Jefe de Protocolo de Oficina de la Secretaria Ejecutiva de CEPAL, organismo que representa a la ONU en Latinoamérica y el Caribe.
El especialista celebró la conformación de la Secretaria de Políticas de Mitigación y Adaptación al Cambio Climático, inaugurada el pasado 8 de abril, primer despacho provincial de Argentina creado a los fines de tratar temas medioambientales. “Es una señal poderosa por parte del gobierno de Córdoba de jerarquizar el tema; además fue una excelente oportunidad para debatir el tema e interactuar con los diferentes actores tanto desde el sector político como desde la sociedad civil”, destacó.
En cuanto a políticas ambientales, el experto señaló que tanto Argentina como Latinoamérica deberían enfocarse a determinar adaptaciones del problema del cambio climático, es decir, ajustarse a la alteración del ecosistema (incluida la variabilidad climática y los cambios extremos), a fin de moderar los daños potenciales, aprovechar las consecuencias positivas, o soportar las consecuencias negativas, más que intentar mitigarlo. “Mi recomendación es un enfoque más preventivo y proactivo hacia la adaptación que hacia concentrar los esfuerzos de política y de recursos económicos a la mitigación”, sugirió.
“Cada país debe ser estratégico en entender qué es lo prioritario”, aconsejó y ejemplificó: “Si yo tengo que pagar costos de eventos naturales extremos por implicancias sociales en salud, en vida y en infraestructura, me voy a concentrar en eso más que en cuánto puedo reducir mi actividad agrícola-ganadera”.
Argumentó que América Latina no es una región que emita grandes volúmenes de CO2 a comparación de otros puntos del planeta, pero que es un sector que de todos modos padece fuertemente los efectos de cambio climático. “Está lloviendo en épocas de año donde nunca llovía y la Amazonas está siendo afectada, por eso es necesaria una política de adaptación”.
No obstante, observó que por el crecimiento de la zona, son necesarias las políticas que países de Latinoamérica están implementando en lo respectivo a las energías renovables, un aspecto que tiene que ver con mitigar volúmenes de CO2.
Además, Acuña opinó sobre el próximo COP 21 que tendrá lugar durante fines de noviembre y principios de diciembre próximo en París, Francia. Allí se espera formalizar un acuerdo que entre en 2020 y sea contundente frente a actos violatorios del pacto a formalizar en cuanto a emanaciones de CO2 producidas más allá del límite que se establezca, lo que no pudo hacer el ya vencido protocolo de Kyoto.
Sin embargo, especialista, según prevé el panorama, anticipa: “Lo que van a hacer las negociaciones de París es reconocer como aportes, al manejo de los problemas de cambio climáticos, las iniciativas voluntarias, pero van a ser iniciativas de carácter voluntario y no se sabe qué mecanismo de monitoreo y emisión de cuenta van a tener a nivel internacional”. Es decir, que es posible que no se puedan imponer medidas punitorias a aquellos países que generen emanaciones de impacto ambiental mayores a las fijadas.
Por otra parte, y en lo que respecta al voluntarismo de cada país, a saber, cada nación debe presentar una estrategia que proponga limitaciones propias de producción de CO2, pero, a sólo 6 meses de la Conferencia de las Partes, 37 de los 196 países participantes han hecho sus presentaciones. De Latinoamérica sólo México, que prometió reducir en un 25% las emisiones de gases de efecto invernadero hasta 2030.
Fuente: energiaestrategica.com
Lo señaló Guillermo Acuña, miembro de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) en Chile, en diálogo con este medio. ¿Cómo se preparan Argentina, Latinoamérica y el mundo frente al nuevo certamen de la Conferencia de las Partes (COP21).
Por Guido Gubinelli
Guillermo Acuña, Asesor Legal y Jefe de Protocolo de Oficina de la Secretaria Ejecutiva de CEPAL. |
El especialista celebró la conformación de la Secretaria de Políticas de Mitigación y Adaptación al Cambio Climático, inaugurada el pasado 8 de abril, primer despacho provincial de Argentina creado a los fines de tratar temas medioambientales. “Es una señal poderosa por parte del gobierno de Córdoba de jerarquizar el tema; además fue una excelente oportunidad para debatir el tema e interactuar con los diferentes actores tanto desde el sector político como desde la sociedad civil”, destacó.
En cuanto a políticas ambientales, el experto señaló que tanto Argentina como Latinoamérica deberían enfocarse a determinar adaptaciones del problema del cambio climático, es decir, ajustarse a la alteración del ecosistema (incluida la variabilidad climática y los cambios extremos), a fin de moderar los daños potenciales, aprovechar las consecuencias positivas, o soportar las consecuencias negativas, más que intentar mitigarlo. “Mi recomendación es un enfoque más preventivo y proactivo hacia la adaptación que hacia concentrar los esfuerzos de política y de recursos económicos a la mitigación”, sugirió.
“Cada país debe ser estratégico en entender qué es lo prioritario”, aconsejó y ejemplificó: “Si yo tengo que pagar costos de eventos naturales extremos por implicancias sociales en salud, en vida y en infraestructura, me voy a concentrar en eso más que en cuánto puedo reducir mi actividad agrícola-ganadera”.
Argumentó que América Latina no es una región que emita grandes volúmenes de CO2 a comparación de otros puntos del planeta, pero que es un sector que de todos modos padece fuertemente los efectos de cambio climático. “Está lloviendo en épocas de año donde nunca llovía y la Amazonas está siendo afectada, por eso es necesaria una política de adaptación”.
No obstante, observó que por el crecimiento de la zona, son necesarias las políticas que países de Latinoamérica están implementando en lo respectivo a las energías renovables, un aspecto que tiene que ver con mitigar volúmenes de CO2.
Además, Acuña opinó sobre el próximo COP 21 que tendrá lugar durante fines de noviembre y principios de diciembre próximo en París, Francia. Allí se espera formalizar un acuerdo que entre en 2020 y sea contundente frente a actos violatorios del pacto a formalizar en cuanto a emanaciones de CO2 producidas más allá del límite que se establezca, lo que no pudo hacer el ya vencido protocolo de Kyoto.
Sin embargo, especialista, según prevé el panorama, anticipa: “Lo que van a hacer las negociaciones de París es reconocer como aportes, al manejo de los problemas de cambio climáticos, las iniciativas voluntarias, pero van a ser iniciativas de carácter voluntario y no se sabe qué mecanismo de monitoreo y emisión de cuenta van a tener a nivel internacional”. Es decir, que es posible que no se puedan imponer medidas punitorias a aquellos países que generen emanaciones de impacto ambiental mayores a las fijadas.
Por otra parte, y en lo que respecta al voluntarismo de cada país, a saber, cada nación debe presentar una estrategia que proponga limitaciones propias de producción de CO2, pero, a sólo 6 meses de la Conferencia de las Partes, 37 de los 196 países participantes han hecho sus presentaciones. De Latinoamérica sólo México, que prometió reducir en un 25% las emisiones de gases de efecto invernadero hasta 2030.
Fuente: energiaestrategica.com
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