sábado, 2 de abril de 2016

THEO, una sonda para averiguar si hay vida en Encélado
por Daniel Marín



Encélado es uno de los lugares del sistema solar con mayor potencial de habitabilidad gracias al océano global que tiene bajo la corteza de hielo y, lo que es excepcional, podemos estudiarlo directamente a través de los géiseres del hemisferio sur. El pasado mes de enero la NASA decidió incluir una sonda a Encélado y Titán entre las candidatas para la próxima misión tipo New Frontiers de la NASA, una decisión que ha causado cierto revuelo entre la comunidad científica. Todavía no lo sabemos cómo podría ser esa sonda, pero ya tenemos varios conceptos. Uno de ellos es THEO (Testing the Habitability of Enceladus’s Ocean), una sonda destinada a conocer si existen procesos biológicos en esta pequeña luna de Saturno.

Sonda THEO para el estudio de Encélado (K. K. John et al.).

THEO usaría paneles solares para reducir los costes de la misión, por lo que se convertiría en la sonda alimentada por energía solar que alcanzase la mayor distancia al Sol. Los generadores de radioisótopos (RTGs) traen consigo una serie de inconvenientes capaces de disparar el coste de una misión por encima del límite asignado para una misión New Frontiers, aunque seguramente llevaría incorporado varios calefactores a base de plutonio (RHUs) como otras sondas (Cassini, Spirit, Opportunity, etc.). 


Géiseres del polo sur de Encélado (NASA/JPL).

Estructura interna de Encélado (NASA/JPL).

Los paneles de THEO tendrían 72 metros cuadrados de superficie y no serían rígidos, sino que se trataría de una variante del diseño ROSA (Roll-Out Solar Arrays) y se desenrollarían en el espacio como si de una alfombra se tratase. Estos paneles livianos podrían generar unos 594 vatios de potencia. La sonda propiamente dicha tendría una forma cilíndrica, con 4,5 metros de largo y 1,5 metros de diámetro, y estaría dotada de una antena de alta ganancia de 3 metros de diámetro.

La sonda estudiaría Encélado usando cinco instrumentos con nombres provisionales muy ingeniosos. DRIPS sería la cámara de la misión, destinada a ofrecer imágenes en alta resolución de Encélado, especialmente de las fracturas conocidas como ‘rayas de Tigre’ por donde salen los géiseres. El instrumento principal sería no obstante SWAMP, un espectrómetro de masas capaz de analizar la composición de los géiseres —y por extensión la del océano interior— y distinguir la presencia de biomarcadores. La estructura interior de Encélado se podría inferir gracias al instrumento de gravedad GEISER y WAVES estudiaría las emisiones de agua en el rango submilimétrico. Por último, OSMOSIS sería el magnetómetro de la sonda, con el objetivo de determinar las propiedades del océano salino a través del campo magnético inducido.

THEO podría despegar en 2026 y llegaría a Saturno a través de una trayectoria VEEGA con dos asistencias gravitatorias de la Tierra y una de Venus, por lo que no llegaría hasta el sistema de Saturno hasta 2036. Una vez en el sistema realizaría varios sobrevuelos de Rea, Dione, Titán y Tetis antes de situarse en órbita de Encélado. La sonda describiría tres tipos de órbitas alrededor de la Luna, a 500, 100 y 30 kilómetros de altura. La misión primaria duraría seis meses y luego la sonda abandonaría la órbita de Encélado para impactar contra Tetis con el fin de evitar el riesgo de contaminación del océano de Encélado con microorganismos terrestres.

Órbitas que realizaría THEO alrededor de Encélado (K.K. John et al.)

Este proyecto no es el primero propuesto para estudiar los géiseres de Encélado —ahí tenemos a JET, por ejemplo—, pero THEO es más modesto y se beneficia de los últimos avances en el estudio del sistema de Saturno. En definitiva es un concepto preliminar, pero es muy probable que si la NASA selecciona una misión para el estudio de Encélado y Titán para la próxima misión New Frontiers el diseño final no será muy diferente al de esta sonda. 



Fuente: danielmarin.naukas.com

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