jueves, 8 de febrero de 2018

Orwell no ha muerto: la neolengua del siglo XXI
En 2018 se cumplen 69 años de la publicación de la novela de George Orwell '1984', una ficción distópica que presenta un mundo totalitario dirigido por un Gran Hermano mediante un sistema de control del lenguaje y del pensamiento de los ciudadanos denominado neolengua.




Muchos años después, estas reflexiones de Orwell siguen vigentes, como comentan en el programa de Radio Nacional de España (RNE) 'Gente despierta'. Una experta en comunicación, Estrella Montolío, detalla a Sputnik en qué consiste esta neolengua.

Hoy en día raro es el lugar donde no hay cámaras de vigilancia, siempre con la doble función de 'velar por nuestra seguridad'. En la novela de Orwell se conseguía mediante la imposición, la violencia y la represión. Hoy en día, ese control se ha instaurado con el consentimiento de los ciudadanos, pues voluntariamente repartimos nuestros datos, nuestras fotos y hasta nuestros pensamientos por toda la red. Ningún servicio secreto que haya existido supera en eficacia y éxito a este sistema de espionaje de la vida privada, explica Montolío.

En cuanto a la neolengua que se utiliza en la novela para el control de sus ciudadanos hay similitudes alarmantes con nuestra época actual, dice Montolío.

Según la hipótesis de Sapir-Whorf, existe una cierta relación entre las categorías gramaticales del lenguaje que una persona habla y la forma en que la persona entiende y conceptualiza el mundo.

En función de esta idea, el filósofo Wittgenstein escribiría: "Los límites de mi lenguaje son los límites de mi pensamiento", y sobre esa base construye Orwell el concepto de la neolengua, un idioma artificial creado para controlar el modo de pensar de los ciudadanos, asegura la experta.

Una de las técnicas para conseguirlo consiste en sustituir las palabras incómodas con significados negativos y acabarlas convirtiendo en otras con un sentido más positivo, radical simplificación que aboca a la indigencia comunicativa. Otra idea de esta neolengua se basa en el hecho de que si el pensamiento depende de las palabras, al eliminar la riqueza de la lengua, las cosas no podrán ser dichas y en esta evolución, ni siquiera pensadas, es decir, se trata de reducir la visión del mundo de la masa. Esa es la idea de la neolengua: debilitar el lenguaje y empobrecer su capacidad crítica y de disidencia.

Durante la Alemania nazi se empezaron a usar estas técnicas, un ejemplo de ello son los eufemismos siguientes: exterminio=solución final; deportación=traslado; exterminio=tratamiento higiénico, por citar algunos.



Como ejemplos de técnicas de neolengua que se emplean en la esfera política actual podemos observar estos ejemplos recogidos por Eduardo Galeano: capitalismo=economía de mercado; imperialismo=globalización; países pobres=países en vías de desarrollo; pobres=personas de pocos recursos; despido libre sin indemnización ni explicación=flexibilización del mercado laboral; despido masivo=expediente de regulación de empleo; emigración=movilidad exterior; recesión=crecimiento negativo; rescate bancario=préstamo con condiciones muy favorables para sanear balances sin coste alguno para el contribuyente; bajar los sueldos=moderación salarial; recortes=políticas de austeridad, ajuste y control del gasto; crisis=desaceleración; desahucio=procedimiento de ejecución hipotecaria.

Es decir, la misma estrategia que denunció Orwell y que utilizó el régimen nazi, crear mediante el lenguaje una realidad mental alternativa que neutralice la capacidad crítica y de disidencia de los ciudadanos contra el poder, concluye Montolío.



Fuente: mundo.sputniknews.com

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