sábado, 15 de diciembre de 2018

Investigador argentino del año: reclamó una mejor política científica
Es Diego De Mendoza, del Instituto de Biología Molecular y Celular de Rosario.
por Irene Hartmann


El presidente Mauricio Macri le entrega el Premio al Investigador de la Nación 2017, Diego De Mendoza. Detrás, Lino Barañao, secretario de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva. Foto: David Fernández


En Argentina no sólo hay gente que se hace preguntas fuera de serie -como las que se leerán a continuación- sino que además logra responderlas: “Quisimos dilucidar cómo las bacterias sintetizan lípidos, o sea grasas. Y nos hicimos preguntas muy triviales. Mi favorita fue esta: ¿por qué las bacterias no son gordas ni flacas? Fuimos los primeros en encontrar el mecanismo que regula ese aspecto, usando una bacteria modelo que sintetiza lípidos cuando los necesita, y cuando no los necesita no los sintetiza, todo mediado por una proteína que descubrimos en el laboratorio”.


Diego de Mendoza, premiado como investigador del año. Foto: David Fernández.


Las palabras son de Diego de Mendoza, investigador jujeño que vive en Rosario, Santa Fe, hace 33 años, donde dirige el laboratorio de “Fisiología microbiana” del Instituto de Biología Molecular y Celular (IBR, CONICET-UNR). Cuando este jueves fue distinguido por la Secretaría de Gobierno de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva como Investigador de la Nación Argentina 2017 y tuvo la chance de decir unas palabras en el entorno de la Casa Rosada, se refirió a la política científica del Gobierno. Pidió “por un aumento del presupuesto de ciencia y tecnología, volver a elevar el área a ministerio y evitar que los jóvenes que quieren ingresar al sistema científico se sientan desalentados por la falta de presupuesto y de posibilidades en la Argentina".

El propio Presidente Mauricio Macri le había dado en mano el galardón, en el marco de la ceremonia de entrega de los premios Houssay y Houssay Trayectoria, donde, por cierto, fueron galardonados los investigadores Julia Cassataro (área Ciencias de la Salud), Pablo Ribotta (Ingeniería, Arquitectura e Informática), Lucas Garibaldi (Ciencia y Tecnologías Ambientales) y Andrés Bisso (Ciencias Humanas).


Entrega de distinciones a investigadores e investigadoras de la Nación en la Casa Rosada (David Fernández).

Por su trayectoria fueron distinguidos, además del propio De Mendoza, los investigadores Jorge Chirife (Ingeniería, Arquitectura e Informática), Alicia Fernández Cirelli, (Ciencia y Tecnologías Ambientales) y Hebe Vessuri (Ciencias Humanas). También se dieron otros dos premios: el “Jorge Sábato”, a Carlos Muravchik (del área Ingeniería, Arquitectura e Informática), y el “Fidel A Roig”, al Programa de Documentación, Conservación y Valoración de la Flora Nativa de la Universidad Nacional del Litoral.

En la charla con Clarín, De Mendoza, consciente de la desconfianza que se tiene tiene sobre el rol de la investigación científica, remarcó las aplicaciones de su vasto trabajo. Vasto, sí, porque la pregunta sobre cómo se mantienen “en forma” las bacterias se la hizo un día, pero la pudo responder 20 años después: “A partir de esa pregunta básica obtuvimos bacterias que superproducen lípidos y que pueden ser utilizados biotecnológicamente para producir desde biodiesel hasta plásticos biodegradables”.

¿Cómo es un plástico biodegradable? “Más allá del aspecto, lo más importante es que el polietileno no se degrada, pero este plástico sí es biodegradable, desaparece sin dejar residuos, lo que puede tener implicaciones de todo tipo. Por eso, incluso, fundamos una empresa de ingeniería metabólica con la que nos estamos enfocando en estos temas”.

Las grasas son un drama para mucha gente. De Mendoza aclaró que la investigación en bacterias y en humanos no son mundos paralelos: “Así como necesitamos tener lípidos y su exceso es pernicioso, las bacterias no pueden vivir si no los fabrican. En efecto, se podría diseñar un antibiótico, un compuesto nuevo que interfiriera con la síntesis de lípidos”. Y en voz baja, como para reafirmar su perfil bajo, agregó: “Modestamente quiero decir que, en cuanto al conocimiento que desarrollamos, que somos líderes a nivel mundial”.

El "premio a la trayectoria" a este científico de 69 años fue en Ciencias de la Salud. No por nada. Además de los lípidos, hay un segundo proyecto con el que coquetea, “pero ya por fuera la microbiología”, aclaró: “La pregunta que me estoy haciendo es cómo utilizar compuestos biológicos (en lugar de químicos) que sean útiles a la metabolización del colesterol. Por ahora estamos en la fase de utilizar gusanos como modelo, ya que tienen el 70% de identidad respecto de los genes humanos".

La pregunta sobre cuándo habrá resultados concretos sacó a la luz una mochila de enojo que este científico viene cargando: “Los problemas que tenemos son presupuestarios. Todos los científicos sentimos lo mismo. Se destina a ciencia el 0,6% del PBI y el presidente había prometido, en su campaña, subir al 1,5%. Encima hubo recortes. Para hacer este tipo de trabajo dependemos de las colaboraciones y el financiamiento externo. Lo que recibimos con los magros subsidios es insuficiente, y más teniendo en cuenta la devaluación”.

El equipo que lidera tiene doce personas de las que “todavía no se fue nadie”, pero, concluyó: “Veo en mis alumnos la intención de irse al exterior. Sería una sangría terrible si no se mejoraran las oportunidades. Yo ya tengo mi carrera hecha. Los jóvenes son lo más importante. Un país sin ciencia y técnica seguirá siendo un país pobre”.



Fuente: Clarín

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