lunes, 28 de enero de 2019

Adiós a Stratolaunch, el proyecto para lanzar satélites usando el mayor avión del mundo




En 2011 nació un proyecto espacial especialmente llamativo de la mano del multimillonario Paul Allen, el cofundador de Microsoft. El objetivo era lanzar satélites desde un avión, una idea en absoluto nueva, pero Allen quiso llevar el concepto un paso más allá y propuso usar el mayor avión del mundo para la tarea. Como la parte más compleja de un sistema de lanzamiento aéreo dotado de un cohete de gran tamaño es el método de transporte del lanzador, el avión de Allen tendría una configuración específica de doble fuselaje, lo que permitiría situar un cohete de gran tamaño entre las dos partes del avión. Allen era el último multimillonario de internet que se apuntaba a la moda de convertirse en mecenas espacial después de Elon Musk (SpaceX) y Jeff Bezos (Blue Origin). Pero, a diferencias de estos últimos, los sueños cósmicos de Allen nunca fueron muy ambiciosos.


El avión de Stratolaunch, conocido informalmente como Roc, en 2019 (Stratolaunch).

Allen bautizó su aventura espacial como Stratolaunch. Todo el proyecto giraba alrededor del gran avión, que pronto sería apodado Roc, como el ave mítica de Simbad el Marino. Para construir este enorme aparato, Allen usó el talento de la empresa Scaled Composites de Burt Rutan (SpaceShipOne), que decidió usar dos Boeing 747 unidos por un ala recta de nuevo diseño. Con 554 toneladas, Roc tendría una envergadura de 117 metros, superior a la longitud del Saturno V, pero en realidad su longitud (73 metros) estaría por debajo de la del gigantesco Antonov An-225 (84 metros). El avión estaba muy bien, ¿pero cómo sería el cohete? Stratolaunch entró en negociaciones con SpaceX para emplear una versión del Falcon 9 desarrollada específicamente para el proyecto con capacidad para situar 6,1 toneladas en órbita baja. El lanzador alado, de 37 metros de longitud y 223 toneladas de masa, utilizaría cinco motores Merlin en la primera etapa, de forma similar al proyecto Falcon 5 que nunca vio la luz.


Diseño original de Stratolaunch de 2011 (Stratolaunch).

Stratolaunch con una cápsula Dragon (Stratolaunch).

El cohete de SpaceX con una cápsula Dragon (Stratolaunch).

El acuerdo con SpaceX no cuajó y la empresa Orbital Spaces (luego Orbital ATK y, actualmente, Northrop Grumman) pasó a ser la encargada de diseñar el cohete de Stratolaunch, que propuso el lanzador Pegasus 2, posteriormente denominado Thunderbolt. Thunderbolt emplearía una primera etapa de combustible sólido y una segunda etapa a base de hidrógeno y oxígeno líquidos con motores RL10. Pero Orbital tampoco aguantó mucho y en 2014 se retiró del proyecto. A pesar de las críticas de muchos por la falta de avances concretos, en 2013 Stratolaunch levantó un enorme hangar en el Mojave Air and Space Port para el avión Roc y adquirió el primer 747 para su construcción. Poco después se hizo con el segundo avión, que, al igual que el primero, procedía de la aerolínea United Airlines. La empresa también compró doce motores Pratt and Whitney PW4056, seis para usarlos en el avión y otros seis de reserva.


Stratolaunch con el cohete Thunderbolt de Orbital (Northrop Grumman).

En 2016 Stratolaunch llegó a un nuevo acuerdo con Orbital ATK para lanzar tres pequeños cohetes Pegasus en cada misión del Roc. Se decía así adiós al espíritu del proyecto: lanzar un gran cohete desde un avión. Por entonces la tendencia de moda era el lanzamiento de pequeños satélites y Stratolaunch decidió adaptarse al momento. Aunque la empresa ya disponía al fin de un vector, para muchos esta decisión mostró a las claras que el proyecto estaba dando tumbos sin rumbo y sin un modelo de negocio claro. Evidentemente, usar el mayor avión del mundo para lanzar tres Pegasus era una locura desde el punto de vista económico (el Pegasus es además un lanzador especialmente caro). Finalmente, en 2017 Roc salió del hangar casi completo para realizar las pruebas de rodado por la pista. Pese a todo, la iniciativa de Allen seguía adelante.


Configuración de Stratolaunch con tres lanzadores Pegasus (Stratolaunch).

Stratolaunch no levantó el vuelo, pero en octubre de 2018 la empresa anunció contra todo pronóstico que desarrollaría no uno, sino tres lanzadores propios. No obstante, en las primeras misiones, planeadas a partir de 2020, se usarían cohetes Pegasus de Orbital. Los lanzadores se denominaron MLV (Medium Launch Vehicle) y MLV Heavy, con capacidad para colocar 3,4 y 6 toneladas en órbita, respectivamente. El MLV Heavy sería una versión con tres MLV actuando como primera etapa. El tercer lanzador sería una nave alada reutilizable que entraría en servicio mucho después. En noviembre de 2018 Sratolaunch llevó a cabo el primer encendido del nuevo motor PGA de hidrógeno y oxígeno líquidos que se usarían en los lanzadores MLV, construido con ayuda de, entre otros, Jeff Thornburg, en su momento uno de los diseñadores de los motores Merlin de SpaceX (en un ejemplo de humildad, el nombre del motor PGA se derivaba de las siglas del fundador de la empresa, Paul G. Allen). Todo hacía pensar que Stratolaunch al final iba en serio.


Familia de lanzadores para Stratolaunch (Stratolaunch).

Uno de los proyectos de avión hipersónico reutilizable de Stratolaunch (Stratolaunch).

El avión Stratolaunch y su hangar en Mojave en 2017 (Stratolaunch).

Motor PGA de Stratolaunch (Stratolaunch).

Pero no pudo ser. Casi en el mismo momento que Stratolaunch anunciaba sus nuevos y ambiciosos planes, Paul Allen fallecía de forma inesperada por culpa de un linfoma. En un principio parecía que la muerte del fundador del proyecto no iba a afectar al mismo y, de hecho, la empresa comenzó en enero de este año las pruebas de rodaje de alta velocidad de Roc en la pista de Mojave. El 9 de enero el enorme avión alcanzó los 220 km/h. Sin embargo, el 18 de enero Stratolaunch anunció que paralizaba el desarrollo del motor PGA y la nueva familia de lanzadores. En el momento de escribir estas líneas, no está claro el futuro de Stratolaunch. El avión Roc está listo para levantar el vuelo, pero que se utilice para lanzar satélites es altamente dudoso. Los nuevos gerentes de la empresa han comunicado que pretenden volver al plan anterior de usar pequeños cohetes Pegasus, pero es poco probable que este plan de negocios fructifique sin la fortuna de Paul Allen detrás como apoyo.


Roc visto desde el espacio (Digital Globe).

Otra vista de Roc (Stratolaunch).

Por si fuera poco, Stratolaunch se enfrenta a la competencia directa de la empresa Virgin Orbit, que lanzará el cohete LauncherOne desde un Boeing 747. LauncherOne puede poner hasta 500 kg en órbita, unas prestaciones ligeramente por encima del Pegasus (370 kg lanzado desde el Roc). Pero, obviamente, LauncherOne usará un avión mucho más pequeño, barato y sencillo de operar que Roc, una aeronave que necesita de instalaciones muy especiales para funcionar (se desconoce hasta qué punto sería capaz de volar desde otros aeropuertos distintos al de su base en Mojave). Pocos dudan de que Roc terminará por volar, pero si tuviera que apostar diría que las opciones de poner un satélite en órbita son prácticamente nulas. De hecho, no sería descabellado que Roc acabe en un museo tras un par de vuelos, como el mítico Spruce Goose. Con un objetivo tan específico, modificar Roc para llevar carga costaría millones de dólares; y no olvidemos que las limitaciones de su ala recta y el tren de aterrizaje hacen de este avión un pésimo transporte de mercancías o pasajeros. En cualquier caso, el avión de Stratolaunch es lo único que queda del proyecto de Allen.


Stratolaunch en la pista en enero de 2019 (Stratolaunch).

El vicepresidente Pence en la cabina de Roc (Stratolaunch).

Otra vista de Roc (Stratolaunch).

El fracaso de Stratolaunch es una lección de la debilidad de los proyectos espaciales promovidos por millonarios. El sueño está vivo… hasta que su fundador fallece y la lógica implacable del mercado se impone por encima de los sueños de alcanzar las estrellas. Musk haría bien en tomar buena nota de la moraleja de Stratolaunch. Más le vale desarrollar la Starship cuanto antes, no vaya a ser que pierda el control de su empresa por cualquier motivo —no necesariamente fatídico— y sus sucesores decidan cancelar sus sueños en favor de un modelo de negocio más pragmático.



Fuente: danielmarin.naukas.com

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