domingo, 17 de febrero de 2019

A la caza de los satélites enemigos: la historia de los interceptores espaciales soviéticos
por Daniel Marín



Durante gran parte de la Guerra Fría la Unión Soviética mantuvo en servicio un sistema destinado a destruir cualquier satélite norteamericano situado en órbita baja. Y no solo eso. A finales de los años 80 se desarrollaron varios programas capaces de interceptar y aniquilar todo tipo de satélites enemigos en cualquier tipo de órbita, incluyendo un sistema que llegaría a ponerse a prueba de forma secreta. Esta es la historia de los interceptores espaciales soviéticos.


Un satélite interceptor IS fuera de la sede de TsNII Kometa (Novosti Kosmonavtiki).

Desde que el Sputnik surcó la órbita terrestre en octubre de 1957 las dos superpotencias tuvieron muy claro el enorme potencial militar que tenía el uso del espacio cercano a nuestro planeta. Eso de poder sobrevolar el territorio enemigo sin miedo a iniciar una guerra mundial era demasiado atractivo. Muy pronto tanto Estados Unidos como la Unión Soviética comenzaron a diseñar y lanzar satélites de comunicaciones y reconocimiento. Y al mismo tiempo que crecía la importancia estratégica de los nuevos sistemas orbitales surgió la tentación de crear algún tipo de arma capaz de inspeccionar o destruir estos nuevos y preciados recursos espaciales. Pero destruir un satélite en órbita no es nada sencillo, y eso a pesar de que son vehículos tremendamente frágiles debido a la obvia limitación de peso de los lanzadores espaciales. A veces se suele comparar la dificultad de destruir un satélite con interceptar una bala con otra bala, pero ojalá fuera tan fácil.

Para destruir un satélite primero hay que conocer su órbita con una precisión muy elevada y luego lanzar un interceptor capaz de alcanzar la altura a la que se mueve el objetivo. El interceptor debe ser muy maniobrable para tener en cuenta los errores de trayectoria cometidos durante el lanzamiento y la incertidumbre en la órbita del blanco. Debido a la brutal velocidad relativa entre el interceptor y el objetivo -hablamos del orden de varias decenas de miles de kilómetros por hora-, la precisión en la maniobra debe ser exquisita y casi sin margen para el error. Por estos motivos, interceptar un satélite en órbita directamente mediante una trayectoria balística desde tierra se consideraba que estaba fuera del alcance de la tecnología de los años 50 y 60.

Para simplificar un poco el problema, ambas potencias decidieron en un primer momento crear sistemas de intercepción orbitales. Es decir, el interceptor se sitúa primero en una órbita parecida a la del objetivo y luego se acerca al mismo en sucesivas maniobras. Esta técnica tenía la ventaja de reducir significativamente la velocidad relativa entre el satélite ‘asesino’ y la ‘víctima’, así como aumentar el tiempo requerido para llevar a cabo las modificaciones orbitales, lo que permitía disponer de más tiempo para calcular la posición de los satélites en órbita. Mientras que una trayectoria de intercepción balística tierra-espacio se recorre en cuestión de minutos, la intercepción orbital podía llevarse a cabo en horas o días, dependiendo del objetivo concreto y las prisas que pudiera tener uno por iniciar la tercera guerra mundial.

El santo norteamericano

El primer sistema antisatélite -o ASAT (Anti-SATellite system)- serio de la historia fue propuesto a finales de los años 50 por la Fuerza Aérea de EEUU (USAF) y sería conocido como SAINT (SAtellite INTerceptor). SAINT era un interceptor orbital de una tonelada aproximadamente lanzado por un cohete Atlas D/Agena B y su objetivo prioritario serían los satélites de reconocimiento óptico soviéticos Zenit. Además de aniquilar satélites soviéticos, el programa SAINT preveía la posibilidad de inspeccionar los blancos con cámaras de televisión para averiguar así los secretos de la por entonces misteriosa tecnología espacial soviética. El programa fue formalmente aprobado en 1961 y sería cancelado poco después por su enorme coste y pocas perspectivas de futuro. La USAF concluyó que, aunque el papel de satélite espía era prometedor, SAINT era demasiado complejo como arma ASAT. Mejor sería crear un interceptor suborbital que destruyese los satélites en órbita baja de forma directa.


Sistema interceptor SAIN norteamericano (astronautix.com).

SAINT no se hizo realidad, pero su mera existencia hizo que saltaran todas las alarmas en la Unión Soviética. El Kremlin decidió desarrollar una respuesta adecuada a SAINT y, consecuentemente, las oficinas de diseño espaciales se dedicaron a proponer ideas para la creación de un sistema ASAT orbital parecido. Varias de estas propuestas consistían en naves tripuladas que se dedicarían a inspeccionar y/o destruir los satélites enemigos. Estos conceptos se rechazaron por ser demasiado complejos, peligrosos y caros. Y, aunque no se descartaron por completo, se consideró que la prioridad era crear un sistema ASAT no tripulado similar a SAINT.

El satélite asesino soviético IS

La primera propuesta realista de interceptor espacial soviético data de 1960 y fue obra de Vladímir Cheloméi, a cargo de la oficina de diseño OKB-52. Por aquel entonces un ambicioso Cheloméi dedicaba todos sus esfuerzos a arrebatarle un proyecto espacial tras otro a la hasta entonces todopoderosa oficina de diseño OKB-1 del ingeniero jefe Serguéi Koroliov. Cheloméi contaba con numerosos contactos entre los militares -que al fin y al cabo eran los que corrían a cargo de la mayor parte gastos de las aventuras espaciales de la URSS- y en el Kremlin. Sin ir más lejos, el mismísimo hijo de Nikita Jruschov trabajaba en la OKB-52.

El satélite interceptor de Cheloméi sería bautizado con el sencillo pero sincero nombre de IS (Istrebitel-Sputnik/Истребитель-Спутник), es decir, ‘satélite caza’. IS era un satélite de unos 1400 kg con un diseño tan simple como efectivo. La mayor parte del vehículo, de 4,2 metros de largo y 1,8 metros de diámetro, estaba destinada a albergar los tanques de combustible y el motor principal para ejecutar las maniobras de intercepción, que estaría respaldado por cuatro propulsores laterales para las maniobras más bruscas. En la parte frontal iba equipado con un radar que sería el encargado de guiar al satélite en la parte final de la trayectoria para eliminar al objetivo. Pese a todo, la tecnología soviética de la época no era suficiente para garantizar que el interceptor chocase directamente con el blanco, así que el IS llevaba dos cargas explosivas que explotarían poco antes del momento de máxima cercanía al objetivo. La idea era que al menos algún trozo de metralla alcanzase al blanco, dejándolo fuera de servicio o destruyéndolo por completo.


Partes de un satélite IS. Los brazos que salen por arriba y abajo contienen las cargas explosivas (Popular Mechanics).

Cheloméi diseñó el IS para que fuera lanzado por una versión del misil balístico UR-200, también construido por la OKB-52. Pero a principios de los años sesenta el UR-200 todavía no estaba listo, así que se decidió probar el sistema IS usando una variante del cohete Vostok de la OKB-1 denominada 11A59. La primera misión de prueba fue lanzada el 1 de noviembre de 1963 y recibió el nombre Polyot 1 (‘vuelo’). Obviamente, la URSS no hizo mención alguna a que se trataba de un sistema ASAT y presentó la carga útil como el “primer satélite maniobrable de la historia”. Y vaya si era maniobrable. Lo importante del IS no era tanto su capacidad para cambiar la altura de su órbita, que también, sino su habilidad para realizar maniobras de cambio de plano orbital, las más exigentes en términos de energía y completamente vetadas para los satélites ‘normales’ de la época. Esta capacidad era fundamental para alcanzar el mayor número de blancos en el menor tiempo posible. Polyot 1 fue seguido el 12 de abril de 1964 por el Polyot 2, otro vuelo de prueba. En estas misiones no se interceptó ningún satélite y los ingenieros se limitaron a probar el sistema de propulsión creado por la oficina de diseño de Isayev (Polyot 1) y el sistema de la oficina de Umansky (Polyot 2, pero en este caso el sistema de propulsión tuvo problemas y no realizó las maniobras previstas).


Satélite Polyot, prototipo del IS (Novosti Kosmonavtiki).

Recreación del Polyot en órbita (http://www.pin-plus.ca/orbiter/).

Pero el programa IS sufrió un revés inesperado. En octubre de 1964 Nikita Jruschov es apartado del poder y Cheloméi pierde su principal apoyo político en el Kremlin. Como resultado, el proyecto IS fue trasladado de la oficina de Cheloméi a la oficina OKB-41, también conocida como KB-1 (no confundir con la OKB-1 de Koroliov, mucho más importante), y posteriormente bautizada Kometa (actualmente TsNII Kometa). Con Cheloméi fuera de juego, en 1965 el Kremlin decide prescindir de los misiles UR-200 como plataforma de lanzamiento de los satélites IS y opta por los misiles intercontinentales R-36 de la oficina de diseño de Mijaíl Yangel. Este misil ya estaba siendo adaptado para otro proyecto militar aún más extravagante si cabe como era el FOBS, un intento de situar armas nucleares en órbita para poder atacar así por sorpresa a los EEUU desde el espacio. Las versiones espaciales del R-36 usadas para el programa IS se convertirían en los cohetes Tsiklon 2A (11K67) y Tsiklon 2 (11K69). Gracias a su nuevo rol, la oficina de Yangel también participaría en el diseño de los satélites IS junto a Kometa.


Misil UR-200 de Cheloméi.


Un cohete Tsiklon 2 en la rampa de Baikonur (TsNII Kometa).

El 27 de octubre de 1967 se lanzó desde Baikonur mediante un Tsiklon 2A el prototipo I2-BM o Kosmos 185. Fue el primer IS de Kometa, aunque tampoco se intentó interceptar ningún satélite. Eso sí, el Kosmos 185 demostró la capacidad de maniobra del sistema, cambiando la órbita inicial de 546 x 370 kilómetros por una de 888 x 522 kilómetros. Tras este éxito, entre 1968 y 1971 se lanzaron desde Baikonur ocho prototipos de la serie I2P, una versión de los IS destinados a probar las maniobras de intercepción ‘de verdad’. La primera prueba tuvo lugar el 20 de octubre de 1968 con el lanzamiento del Kosmos 249. El blanco para este satélite IS sería el Kosmos 248, un satélite IS pasivo de la serie I2M con un diseño simplificado y dotado de sensores para detectar la aproximación del IS ‘asesino’.


Un satélite IS operativo (TsNII Kometa).

La maniobra de intercepción de esta misión se volvería familiar con el tiempo. El satélite blanco, Kosmos 248 (I2M 1), fue situado en una órbita baja circular de unos 500 kilómetros de altura, mientras que el interceptor Kosmos 249 (I2P 1) se colocó en una órbita más alta, de unos 2000 x 500 kilómetros, o sea, coincidiendo con la altura de la órbita de la víctima en el perigeo. Tres horas y media más tarde -es decir, dos órbitas-, el Kosmos 249 hizo explotar sus cargas explosivas, creando una nube de fragmentos que pasaron cerca del Kosmos 248 a una velocidad relativa de 3600 km/h aproximadamente. No obstante, el objetivo de la misión no era destruir el Kosmos 248, sino validar el sistema de aproximación y guiado del programa IS. Finalmente, el 1 de noviembre de 1968 se lanzó el segundo I2P, el Kosmos 252, que se convertiría en el primer satélite en ‘asesinar’ a otro satélite tras destruir al pobre Kosmos 248.


Así imaginaba el Pentágono en los años 80 el sistema antisatélite IS soviético (fas.org).

Las maniobras del Kosmos 249 y Kosmos 252 estaban sin duda destinadas a ensayar la destrucción de satélites norteamericanos situados en órbita baja, principalmente los satélites espía de reconocimiento óptico. Sin embargo, en misiones posteriores se invirtieron las órbitas, esto es, el satélite blanco sería situado en una órbita alta y el interceptor en una órbita baja con la intención de simular las maniobras requeridas para neutralizar los satélites de comunicaciones Transit y otros del mismo tipo. Después del lanzamiento en octubre de 1970 del segundo y último I2M, el Kosmos 373, a partir de febrero de 1971 los satélites pasivos I2M fueron sustituidos por vehículos más pequeños y simples de la serie DS-P1-M. Estos nuevos objetivos serían construidos por la oficina de Yangel (hoy en día KB Yuzhnoe) y lanzados desde Plesetsk mediante vectores Kosmos-3M (entre 1971 y 1982 trece DS-P1-M alcanzaron la órbita). Al igual que ocurrió con los primeros objetivos I2M, se decidió que el satélite interceptor no destruyese el blanco a la primera para reservarlo de cara a misiones posteriores. De hecho, los DS-P1-M estaban equipados con un blindaje especial que les permitía en teoría aguantar hasta tres intentos de interceptación por parte de los IS.


Maniobras de interceptación del sistema IS (TsNII Kometa).


Un satélite DS-P1-M (Novosti Kosmonavtiki).

Huelga decir que las pruebas del sistema IS no pasaron desapercibidas al otro lado del Atlántico. Los EEUU protestaron enérgicamente contra lo que consideraban un uso militar del espacio y, aunque obviamente las quejas norteamericanas contenían la típica hipocresía propia del lenguaje de la Guerra Fría, lo cierto es que las pruebas ASAT soviéticas estaban llenando la órbita baja de peligrosos restos de basura espacial que podían tener graves consecuencias en el futuro. Tras los vuelos de prueba de los satélites de la serie I2P, en 1971 el sistema IS fue puesto en servicio de forma experimental, pero en 1972 las dos potencias firmaron un tratado de limitación de armas antisatélite y la Unión Soviética suspendió las pruebas de los IS. A pesar de todo, la URSS decidió declarar operativo el sistema en febrero de 1973 y, aunque no se realizaron más misiones hasta 1976, a partir de entonces al menos un cohete Tsiklon permanecería siempre en alerta en el cosmódromo de Baikonur listo para ser lanzado al espacio con un interceptor IS y destruir cualquier satélite enemigo que fuera considerado una amenaza urgente.


Elementos del sistema IS, incluyendo estaciones terrestres de radar de seguimiento (TsNII Kometa).


Elementos del sistema IS (TsNII Kometa).

De forma imprevista, en 1976 la Unión Soviética decidió abandonar el tratado ASAT de forma unilateral, alegando el incremento de misiones militares estadounidenses. A continuación, entre 1976 y 1982 se pusieron en órbita trece interceptores IS-A de segunda generación, más avanzados y capaces de aniquilar su objetivo durante la primera órbita. Esta nueva generación, declarada operativa en 1979, podía destruir cualquier satélite norteamericano situado en cualquier órbita por debajo de los dos mil kilómetros, aproximadamente, más del doble que las primeras unidades. A lo largo de la historia del programa IS, se lanzaron un total de 24 satélites interceptores, además de los satélites objetivos.

En 1991 la URSS puso en servicio una versión avanzada del sistema IS denominada IS-MU (14F10), aunque se desconocen las diferencias precisas con los sistemas anteriores. Tampoco se sabe mucho sobre otra versión propuesta, la IS-MD (75P6), destinada a alcanzar satélites enemigos en órbita geoestacionaria.


Otra imagen de un satélite IS (TsNII Kometa).

La Guerra de las Galaxias soviética

Como hemos visto, a finales de los 70 la URSS ya disponía del sistema IS, pero no era suficiente. Los IS no podían alcanzar satélites situados en órbitas medias, como los nuevos GPS que debían guiar los misiles nucleares hasta su blanco, o en órbita geoestacionaria, donde estaban situados muchos satélites de comunicaciones, espionaje electrónico (ELINT/SIGINT) y de alerta temprana, estos últimos encargados de detectar el lanzamiento de misiles balísticos soviéticos. Por si fuera poco, los Estados Unidos tenían en la recámara grandiosos planes para crear un escudo en órbita baja capaz de destruir los misiles soviéticos mediante un enjambre de miles de satélites y armas basadas en tierra de todo tipo. Este despliegue espacial masivo evolucionaría para convertirse en 1983 en la famosa SDI (Strategic Defense Inititative) del presidente Ronald Reagan, más conocida entre el público como ‘Star Wars’.

La URSS tenía verdadero pánico a la SDI y decidió contrarrestarla de forma asimétrica. Puesto que los militares soviéticos consideraban que era imposible lanzar el mismo número de satélites militares que los estadounidenses preveían para su SDI, decidieron desarrollar armas orbitales capaces de destruir principalmente las plataformas antisatélite de EEUU en vez de sus misiles. La oficina OKB-1, por entonces NPO Energía, creó dos sistemas orbitales complementarios como respuesta a la SDI. El primero se llamaría Kaskad (Каскад/17F111) -‘cascada’- y consistiría en plataformas orbitales desde las que se lanzarían misiles espaciales altamente maniobrables para interceptar los satélites estadounidenses situados en órbitas medias y muy altas. El segundo recibió el nombre de Skif (Скиф/17F19) -‘escita’- y estaba formado por una red de estaciones de combate láser destinadas a cegar o destruir satélites en órbita baja. Ambos programas preveían el uso de estaciones espaciales Salyut modificadas y, más adelante, de los transbordadores espaciales del programa Burán.


Recreación artística de las estaciones Kaskad (derecha) y Skif (izquierda) (DoD).

En 1981 los programas Kaskad y Skif se transfirieron a la oficina KB Salyut, actualmente parte de la empresa Khrúnichev. El programa Skif derivó en el proyecto Skif-D de estaciones láser que debían ser puestas en órbita por el cohete gigante Energía y en 1987 se llegó a lanzar la maqueta de estación de combate láser Skif-DM conocida como Polyus, pero no alcanzó la órbita prevista. Por otra parte, hay pocos datos sobre qué fue del programa Kaskad, pero sabemos que KB Salyut modificó el proyecto original de NPO Energía y en su fase definitiva debía consistir en estaciones orbitales basadas en el diseño de las naves TKS (similar al módulo Zaryá/FGB de la ISS). Cada nave estaría dotada de al menos tres misiles de combustible líquido con un sistema de guiado infrarrojo para destruir blancos en órbitas altas y en la órbita geoestacionaria. Estos misiles debían ser probados primero en órbita baja desde naves de carga Progress lanzadas a tal efecto. En cualquier caso, los programas Skif y Kaskad serían cancelados después de la llegada al poder de Gorbachov en algún momento de la segunda mitad de los años 80.


Plataforma Kaskad (se aprecia su diseño basado en el de las estaciones DOS/Salyut). A la derecha, posible aspecto de los misiles interceptores (RKK Energía).

El cohete Energía en la rampa UKSS preparado para su primer lanzamiento con el satélite Polyus, en realidad la maqueta de estación láser Skif-DM (www.buran.ru).

Los interceptores aéreos

Corría 1983 cuando la URSS decidió anunciar una moratoria unilateral en la pruebas ASAT. Lógicamente, los EEUU no parecieron muy impresionados por el gesto después de que la Unión Soviética hubiera roto el tratado previo a mediados de los años 70 y ese mismo año Reagan anunció la puesta en marcha de la SDI. Uno de los proyectos estrella relacionados con la SDI era precisamente la creación de un interceptor espacial suborbital lanzado desde un avión de combate. Este sistema, mucho más simple que el sistema IS soviético, estaba formado por cohetes ASM-135 que serían lanzados desde cazas F-15. Por fin la tecnología ya permitía una intercepción directa sin pasar primero por la órbita. El ASM-135 era un misil antisatélite de dos etapas que transportaba un interceptor dotado de múltiples sensores ópticos infrarrojos que se encargaban del guiado final, por lo que la alta precisión del sistema hacía innecesario el empleo de cargas explosivas: la energía cinética daría buena cuenta del objetivo. Y efectivamente eso es lo que sucedió el 20 de agosto de 1985, cuando un ASM-135 lanzado desde un F-15 interceptó y destruyó el satélite científico norteamericano Solwind P78-1, que orbitaba a 555 kilómetros de altura.


Proyecto Ishim para poner en órbita satélites mediante un cohete lanzado desde un MiG-31I (airwar.ru).


Interceptor antisatélite MiG-31D. El Ishim estaría basado en este avión (airwar.ru).

Después de cinco vuelos de prueba, el programa norteamericano ASM-135 fue cancelado en 1988. Pero la URSS decidió, como no, crear un sistema similar que usaría misiles 79M6 Kontakt de 10 metros de longitud lanzados desde aviones MiG-31D, diseñados específicamente para este proyecto. Los misiles Kontakt, ayudados por estaciones terrestres Krona (20Zh6) y láser (0Zh6), habrían podido derribar satélites situados en órbitas de hasta 600 kilómetros de altura, aunque con versiones posteriores se podría llegar hasta los 1500 kilómetros. Esta iniciativa -sobre la cual se desconoce si tiene algún vínculo con Kaskad o, como veremos más abajo, con el misterioso Naryad- no llegó a ser aprobada (aunque ciertos rumores dicen que llegaron a lanzarse varios misiles desde el aire que no alcanzaron el espacio), pero derivó en los años 90 en el proyecto ruso-kazajo Ishim para lanzar pequeños satélites usando aviones MiG-31I (que no son otra cosa que los MiG-31D con otro nombre). Lamentablemente, Ishim tampoco logró salir adelante.

El enigmático Naryad

Poca gente sabe que cada vez que Rusia lanza un cohete Protón o un Rokot estamos presenciando la aplicación de uno de los programas ASAT más secretos que hayan existido. Efectivamente, estos lanzadores comparten el uso de una etapa superior Briz (‘brisa’) para colocar los satélites en la órbita final. Aunque la mayoría de fuentes señalan que la etapa Briz fue desarrollada en los años 90 como un proyecto civil, el caso es que sus orígenes se remontan a la segunda mitad de los años 80 al misterioso programa Naryad (Наряд/14F11), ‘guardia’ o ‘artillería’ en ruso.


Misil balístico UR-100NU soviético.

En esa época la URSS mantenía en servicio el sistema antisatélite IS, pero ya entonces se trataba de un programa con una tecnología relativamente obsoleta, aunque efectiva. Y puesto que el programa Kaskad tampoco fructificó, los militares soviéticos decidieron crear un sistema ASAT que llegase hasta la órbita geoestacionaria, vedada para los IS. La plataforma de lanzamiento elegida sería el misil balístico UR-100NU, conocido en Occidente como SS-19 Stiletto. El sistema Naryad, que correría a cargo de KB Salyut, podía usar como rampa de lanzamiento cualquier silo de este misil de entre los centenares de los que contaba la URSS. La etapa de maniobra con las cabezas nucleares del UR-100NU sería reemplazada por una etapa orbital Briz que transportaría un misil guiado con sensores infrarrojos y dotado de cuatro propulsores diseñado por la oficina de Nudelman (encargada, entre otras cosas, del cañón de las estaciones militares Almaz/OPS). Este misil probablemente estaba basado en el sistema Kaskad, pero los detalles de ambos programas siguen clasificados, así que solo podemos especular sobre sus características.

Naryad podía interceptar cualquier satélite en LEO, MEO o GEO usando trayectorias balísticas de precisión, aunque en el caso de la órbita baja también era capaz de destruir satélites enemigos usando trayectorias coorbitales como el sistema IS. Para ello, la nueva etapa Briz de combustibles hipergólicos estaba dotada de un motor que se podía encender hasta en 75 ocasiones y que era una evolución del empleado en las sondas espaciales de la serie UMVL (Fobos 1 y 2) de los años 80.


Etapa Briz-KM de un cohete Rokot, basada en la etapa Briz del programa Naryad (Eurockot).

Las pruebas del sistema Naryad comenzaron en 1987 en Baikonur a cargo de la unidad militar 55056, pero no sería hasta 1990 cuando se realizó el primer lanzamiento. El 20 de noviembre de 1990 y el 20 de diciembre de 1991 despegaron dos misiles UR-100N con el sistema Naryad que seguirían una trayectoria suborbital, alcanzando unos mil kilómetros de altura y realizando múltiples encendidos de la etapa Briz. La caída de la URSS en diciembre de 1991 hizo creer a muchos expertos que tuvo como consecuencia la cancelación de Naryad, pero el 26 de diciembre de 1994 se lanzó un misil UR-100N desde Baikonur con el satélite Radio-Rosto a bordo. Publicitada como una prueba del nuevo cohete comercial Rokot-K, una versión civil del UR-100NU, lo cierto es que hay rumores de que se trató de una prueba del sistema Naryad. Tras el lanzamiento la etapa Briz se fragmentó en órbita en lo que algunos investigadores creen que fue un choque entre la Briz y un satélite blanco que viajaba en secreto junto al Radio-Rosto.


Cohete Rokot (Khrunichev).

No sabemos si Naryad llegó ser cancelado o no, pero a partir de la etapa Briz la empresa Khrúnichev creó la Briz-M para los cohetes Protón y Angará, así como la Briz-KM para el Rokot, ambas usadas de forma habitual hoy en día en misiones comerciales. En 2002 Khrúnichev anunció que podía ‘resucitar’ el programa Naryad con una inversión mínima, lo que llevó a muchos analistas a especular que, o bien nunca fue cancelado, o que ha sido resucitado por el Kremlin durante estos últimos años. Sea como sea, no hay pruebas de que Rusia haya equipado misiles UR-100NU con el sistema Naryad, mientras que por el contrario sí las hay de que está desarrollando el interceptor hipersónico del Proyecto 4202, también lanzado por estos misiles.

Curiosamente, en los últimos años Rusia ha lanzado tres pequeños satélites (Kosmos 2491, Kosmos 2499 y Kosmos 2504) en secreto mediante cohetes Rokot. Aunque estos satélites parecen tener como objetivo simplemente la inspección de otros vehículos espaciales y no su destrucción, no deja de ser un recordatorio de que el misterioso programa Naryad todavía podría estar en activo.


Lanzamiento del Rokot con el satélite interceptor Kosmos 2504 y tres Gonets.



Fuente:  danielmarin.naukas.com

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