miércoles, 27 de marzo de 2019

¿Es posible conciliar la enfermería y su base científica con los fenómenos paranormales?



El psicólogo Alejandro Parra ha compilado en su obra El último abrazo de despedida. Experiencias paranormales de enfermeras las vivencias fuera de lo común, relacionadas con la muerte, la espiritualidad y otros fenómenos, de cientos de profesionales de hospitales, geriátricos y otros centros de salud. Nos atiende para comentar su libro, la relación entre la espiritualidad y la enfermería y cómo se puede avenir la profesión con este tipo de sucesos.

Preguntas: Háblenos de su libro El último abrazo de despedida. Experiencias paranormales de enfermeras.


Respuesta: En mi libro, recojo docenas de vivencias inexplicables, tales como visiones en personas a punto de morir, experiencias cercanas a la muerte o pacientes que se recuperan de forma súbita y total de enfermedades después de una intervención religiosa. Las enfermeras mismas a veces han tenido sus propias experiencias en un contexto hospitalario: apariciones, “coincidencias” significativas, ver campos de energía, luces o “descargas eléctricas”, en torno a, o saliendo de, un paciente hospitalizado, observar el comportamiento anómalo de animales o el funcionamiento atípico de equipos o instrumental, “reconocer” intuitivamente la enfermedad de una persona o cuándo fallecerá o experiencias en unidades de terapia intensiva, neonatología, pediatría o neuropsiquiatría.

Cada enfermera y cada hospital cuentan con varias de estas historias. No he encontrado una sola profesional que, aunque no haya tenido per se una experiencia, no conozca alguna anécdota de algún compañero o que no relate un episodio singular en el contexto hospitalario.

En efecto, otras enfermeras no han vivido ellas mismas una de dichas experiencias, pero han escuchado o conocido personas de confianza que se las han narrado, que les han contado eventos sorprendentes, absolutamente creíbles y dignos de crédito. Aunque existe un gran número de sucesos inusuales, tanto en relación con pacientes como parte de la propia experiencia de los sanitarios, se han hecho muy pocos esfuerzos por organizar las explicaciones de estos incidentes de una manera rigurosa y detallada.

P.: ¿Cómo se decidió a escribirlo? ¿Con qué objetivo?

R.: Aunque he venido recopilando cientos de vivencias humanas excepcionales a lo largo de mis investigaciones en parapsicología en los últimos 30 años, la idea de entrevistar enfermeras y coleccionar sus experiencias comenzó con el interés de una tesis de grado de Paola Giménez Amarilla, una estudiante de Psicología en la Universidad Abierta Interamericana. Ella es también enfermera profesional, y la invité a que iniciara una gran cantidad de entrevistas a sus colegas en un hospital del sur de la provincia de Buenos Aires. Cuando discutimos la metodología de su investigación, decidimos llevar a cabo un estudio bajo un diseño cuantitativo cuyo objetivo, inicialmente, era llevar a cabo una encuesta para describir el tipo de experiencias en el ámbito hospitalario, acompañada de medidas psicológicas orientadas a evaluar la propensión a la alucinación, capacidad de concentración y estrés laboral.

Los resultados fueron tan reveladores que, cuando mi estudiante se graduó, continué ampliando el estudio con otros factores, como la esquizotipia y la empatía, y, además, entrevisté a docenas de enfermeras y cuidadoras profesionales. De la red de contactos que pude aglutinar resultó una cantidad asombrosa de testimonios de enfermeras, pacientes, familiares y autoridades hospitalarias, muchas de las cuales se ofrecieron voluntariamente a ponerme en contacto con otras enfermeras dispuestas a compartir sus vivencias y, de este modo, sumar más casos.

Creo que cometería una enorme injusticia si omitiera el gran número de colaboradores que hicieron posible reunir no solo los casos de enfermeras, sino también sus narraciones vía entrevistas, que contribuyeron a arrojar luz sobre estos sucesos excepcionales. Sin embargo, veo necesario hacer un llamamiento en favor de la incorporación de estudios de este tipo, ya que es urgente y necesaria para paliar el temor a la muerte de las enfermeras y el déficit emocional y educativo para el abordaje de estas experiencias, aún incomprendidas.

P.: ¿Cuáles son las principales experiencias de las que son testigos los profesionales enfermeros?

R.: Hospitales, clínicas, sanatorios, geriátricos, salas pediátricas, ambulancias u otros centros de salud pueden convertirse en caldo de cultivo para que se den eventos inexplicables. Por ejemplo, un sitio particularmente propenso a este tipo de sucesos son, además de los quirófanos, las unidades de cuidados intensivos. Ocasionalmente, las enfermeras relatan episodios en pasillos o guardias, pero las UCI parecen ser una fuente más productiva de experiencias de apariciones.

Marta, una de las profesionales, cuenta que “cruzando el pasillo, mi compañera y yo, estando solas, sentimos que algo frío había atravesado nuestros cuerpos por pocos segundos. La noche siguiente a que nos ocurriera esto, falleció un niño. Es algo bastante común, ni siquiera lo consideramos algo ‘paranormal’”.

P.: En este sentido, ¿qué experiencias paranormales pueden llegar a vivir las enfermeras?

R.: En el primer capítulo del libro, discuto el problema de la fe y los sistemas de creencia en la práctica clínica, la oración y la meditación y su influencia para reducir el estrés, así como la incidencia de las prácticas espirituales para combatir la depresión, la conversión religiosa como agente para reducir las adicciones, las experiencias místicas como indicadores de salud mental (en contraste con síntomas psicóticos), que permiten comprender cómo y por qué las prácticas espirituales y los sistemas de creencias pueden ser un puente para la transformación psicológica del paciente.

Los programas de formación en psicología, psiquiatría y práctica psicoterapéutica, rara vez han incluido cuestiones religiosas o espirituales. La mayoría de los profesionales de salud mental no recibe ninguna educación ni conocimientos específicos en este ámbito, y gran parte de los psicoterapeutas tienen escaso o nulo interés; claramente evitan el tema de la religión o lo abordan con incompetencia.

P.: En su obra se introduce el concepto de “enfermeras sensitivas”. Sin adelantar nada, ¿podría darnos una definición de esta idea?

R.: Está basado en datos empíricos provenientes de mediciones psicológicas llevadas a cabo sobre una muestra de más de 400 enfermeras de casi 30 hospitales y otros centros. Estas reciben los relatos de cuatro fuentes: colegas, familiares de pacientes, médicos y directivos. Estas vivencias pueden ir desde experiencias cercanas a la muerte y extracorporales en personas adultas, ancianas o incluso niños, hasta enfermeras como testigos de tales eventos, con casos como la sensación de presencias o apariciones, de oír ruidos o voces, de conexión con pacientes o experiencias extrasensoriales.


P.: La enfermería es una profesión basada en la evidencia científica, ¿cómo encaja esta faceta con los fenómenos paranormales?

R.: El trabajo de las enfermeras con personas moribundas, afrontar la muerte, la experiencia existencial espiritual y las actitudes de cuidado son un valor agregado al desempeño de los profesionales como agentes de cambio. La queja de muchos ancianos es que quieren ser tratados como seres humanos, con emociones, sentimientos y necesidades espirituales, no como una máquina que necesita ser continuamente reparada.

Muchas enfermeras ven la muerte como un proceso con un significado y un propósito, no solo en términos de la muerte misma, sino también en sus propias vidas. Algunas la consideran como “una transición a otro estado de vida”, otras descubren que trabajar en esta situación conlleva una responsabilidad o una misión personal, para afrontar la ansiedad frente a su propia muerte.

La espiritualidad en el fin de la vida estaría incompleta si no prestáramos más atención a los dolientes o supervivientes del difunto. La experiencia de la persona en duelo puede verse influenciada por una serie de factores, como el tipo de fallecimiento que experimentó su ser querido, si la defunción fue prematura o repentina, la edad del finado, la naturaleza e intensidad de la relación de los dolientes con la persona fallecida o la personalidad de sobreviviente.

P.: Conociendo la vocación eminentemente científica de la enfermería, y desde su experiencia, ¿cómo se relaciona esta disciplina con la religiosidad y la espiritualidad?

R.: La espiritualidad y la percepción de sentido son esenciales para una “buena muerte”, un fallecimiento pacífico tanto para los profesionales de la salud como para los pacientes. Como el cuidado paliativo es un modelo y una filosofía de atención que se basa en un enfoque holístico, la atención espiritual es esencial para ello. Esperamos que El último abrazo de despedida. Experiencias paranormales de enfermeras, una continuación y actualización de los trabajos de la psiquiatra Elisabeth Kübler-Ross sea el inicio de una mayor apertura hacia áreas no convencionales en la medicina y enfermería españolas.



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