¿Puede la NASA pisar la Luna en 2024?
Hace apenas un mes el vicepresidente de EEUU Mike Pence anunció un plan para poner un ser humano en la Luna en 2028. Este plan —que, por otro lado, no era más que un desarrollo del proyecto actual de la estación lunar Gateway— pasó sin pena ni gloria, mediáticamente hablando. Pero, como bien sabe cualquier político, si algo no sale bien a la primera, siempre se puede intentar otra vez. Dicho y hecho. Pence
volvió ayer a la carga y anunció una vez más la intención de la administración Trump de poner un astronauta en la superficie de la Luna, pero ahora en 2024. O sea, cuatro años antes de lo previsto. Esta vez la reacción del público ha sido la esperada y los medios se han vuelto locos. Está claro que cuatro años son la diferencia entre que nadie te haga caso y copar todos los titulares. En cualquier caso, ¿se trata de una propuesta seria?
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La administración Trump quiere poner un astronauta en la Luna en 2024 (NASA).
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Seamos claros: de entrada, no. A día de de hoy EEUU no tiene ninguna posibilidad de poner un ser humano en la superficie lunar en cinco años. Las razones son varias. La primera es el enorme y vergonzoso retraso del programa SLS/Orión, los dos elementos en los que la NASA basa su programa lunar. Después de casi una década de desarrollo y doce mil millones de dólares gastados, el cohete gigante SLS no ha parado de sufrir retrasos y sobrecostos. La primera misión no tripulada (EM-1), oficialmente planeada para el año que viene, probablemente se posponga a 2021, mientras que la primera misión tripulada, la EM-2, volará con cuatro astronautas alrededor de la Luna no antes de 2023. El estado del programa es tan lamentable que la propia administración Trump propuso hace dos semanas la cancelación de la variante Block 1B del SLS y reducir el número de misiones del lanzador.
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Fases del programa de exploración lunar de la NASA para alcanzar la superficie en 2028 (NASA).
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La nave Orión alrededor de la Luna (NASA).
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En un giro no esperado de los acontecimientos, Pence llegó a sugerir que se podría lanzar la nave Orión usando cohetes comerciales en vez del SLS. Es decir, vino a decir que el SLS era un trozo de chatarra redundante demasiado caro. Resumiendo, si no se cancela, el SLS no mandará una Orión tripulada alrededor de la Luna antes de 2023. Y, sin embargo, ahora Pence quiere hacernos creer que la NASA puede poner un astronauta sobre la Luna en 2024. Es importante subrayar que hablamos de la superficie de la Luna, no de misiones a su órbita. Si fuera así, evidentemente el SLS sería capaz de cumplir el objetivo de Pence, más que nada porque eso es lo que lleva intentando hacer la NASA desde hace más de una década. Y, hablando de superficie, aquí nos topamos con el segundo problema: ¿cómo se supone que van a alunizar? Porque actualmente la NASA no tiene disponible ningún módulo lunar. El plan presentado por Pence para alcanzar la superficie lunar en 2028 pasaba por construir primero la estación orbital Gateway y luego emplear un módulo lunar reutilizable. ¿Tenemos que creernos que en cinco años la NASA tendrá listo un módulo lunar? No es imposible, claro, pero este requisito choca con el tercer escollo al que se enfrenta el plan de Trump-Pence, que no es otro que los presupuestos. Está claro que poner un astronauta en la Luna dentro de cinco años requerirá un esfuerzo económico que no se refleja en los presupuestos de la NASA previstos para los próximos años. Además, no nos olvidemos de que el SLS, incluso en su versión Block 1B, es incapaz de lanzar al mismo tiempo una nave Orión tripulada y un módulo lunar en plan Apolo.
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SLS Block 1 (NASA). |
Un comodín que se ha usado estas últimas semanas es el empleo de otros lanzadores comerciales para sacar adelante este plan. Estados Unidos ya cuenta con el Falcon Heavy de SpaceX y, dentro de poco, con el New Glenn de Blue Origin. Y en el horizonte se atisba la mesiánica Starship de Elon Musk. El Falcon heavy y el New Glenn son lanzadores pesados de nueva generación que, aunque no son tan potentes como el SLS, nada impide que sirvan para realizar una misión alrededor de la Luna con la Orión usando varios lanzamientos en vez de uno, aunque habría que modificar la Orión (por ejemplo, sería necesario dotarla de un sistema de acoplamiento). De hecho, la NASA ya contaba con los lanzadores comerciales para ayudar en el montaje y mantenimiento de la estación lunar Gateway. Lamentablemente, los lanzadores comerciales no son la panacea. El uso de estos vectores no nos puede hacer olvidar el hecho que seguimos necesitando un módulo lunar, por el momento inexistente, y que la nave Orión acumula también una buena cantidad de retrasos y sobrecostes.
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Diseño actual de la estación lunar Gateway (ESA).
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Esquema del plan anterior para realizar una misión tripulada en 2028 usando la estación Gateway (NASA).
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Por último, el principal problema del plan de Pence es precisamente la ausencia de un plan. A diferencia de lo que vimos hace un mes, en esta ocasión el vicepresidente no dio detalles técnicos de cómo pretende hacer realidad su objetivo. El administrador de la NASA Jim Bridenstine ha comentado sobre este nuevo plan que la agencia pretende acelerar el desarrollo del SLS con el fin de que pueda despegar en 2020 según lo previsto y que la versión Block 1B con la etapa superior EUS podría estar lista para la misión EM-3, justo la misión que podría realizar una misión a la superficie lunar como muy pronto (nadie en su sano juicio cree que se podría lograr en la EM-2). De este modo, la NASA contaría con una capacidad de carga extra que se podría aprovechar para la misión de alunizaje (aunque, como ya hemos dicho, el Block 1B no es capaz de lanzar al mismo tiempo la Orión y un módulo lunar). Huelga decir que estas declaraciones de Bridenstine, además de contradecir directamente las propuestas de Pence de hace unas semanas, no son precisamente prolijas en detalles.
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Propuesta de módulo lunar reutilizable de Lockheed Martin (Lockheed Martin).
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Propuesta de módulo lunar de Boeing (Boeing).
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Como vemos, existe una posibilidad muy remota de cumplir este plan lunar de Trump y Pence. Para ello la NASA debe acelerar a cualquier precio la construcción del SLS y la nave Orión, desarrollar casi desde cero un nuevo módulo lunar y lanzar con éxito dos misiones del SLS/Orión antes de 2024, una de ellas con astronautas alrededor de la Luna. Y además debe apoyar al sector privado (SpaceX, ULA y Blue Origin) para que ayuden en la tarea. Y todo en menos de cinco años. O, por el contrario, y antes de que alguien mencione las palabras «Starship» y «Musk» en la misma frase, la NASA también podría elegir subvencionar agresivamente al sector privado. Pero, claro, todo esto cuesta mucho dinero, dinero que no hemos visto por ningún lado en la propuesta de presupuesto para la NASA de los próximos años. Y, sin dinero, no hay Luna que valga.
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