Usando propulsión nuclear para viajar a Marte desde la estación Gateway
Por Daniel Marín
Aunque la Luna es el destino oficial para la NASA a corto y medio plazo, Marte sigue siendo su objetivo final. Los últimos planes concebidos para alcanzar el planeta rojo hacen uso de la estación lunar Gateway y el sistema SLS/Orión, pero, debido a las limitaciones de carga del cohete SLS, se requieren múltiples lanzamientos de este lanzador para llegar a Marte. Una solución es apostar por sistemas de propulsión más eficientes que la propulsión química tradicional. Después de la propulsión iónica o de plasma, el siguiente tipo de propulsión más popular es la propulsión nuclear térmica (NTP), a pesar de que nunca se ha probado en el espacio. Este sistema consiste en hacer pasar un fluido —normalmente hidrógeno o metano— alrededor o a través de un reactor nuclear para que las altas temperaturas del mismo eleven su temperatura y se alcance una alta velocidad de escape y, por consiguiente, una alta eficiencia (o, mejor dicho, impulso específico, Isp).
Nave marciana tripulada con propulsión nuclear (NASA).
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La NTP permite reducir el tiempo de vuelo a Marte (NASA/Aerojet Rocketdyne). |
Detalle de la nave marciana tripulada con propulsión nuclear (NASA/Aerojet Rocketdyne).
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Detalle de la nave marciana y sus elementos (NASA).
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Secuencia de ensamblado de la nave marciana en la estación Gateway (NASA).
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Regreso a la órbita lunar alejada, abordaje de la tripulación y viaje a Marte (NASA).
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Este esquema de misión es poco espectacular en tanto en cuanto requiere más o menos el mismo número de lanzamientos del SLS para llegar a la superficie de Marte que la propulsión química (entre 5 y 7), pero bien es cierto que se reduce significativamente el tiempo de viaje y, por tanto, la exposición a la radiación solar y cósmica por parte de los astronautas. Una misión a Marte con NTP podría durar en total 540 días solamente, incluyendo 300 días de estancia en la órbita o en la superficie del planeta vecino. El uso de motores nucleares también permitiría abortar la misión durante los primeros tres meses de viaje hacia Marte, una ventaja que no tiene la propulsión química, que solo permite un aborto durante los primeros cinco días. En todo caso, es importante recordar que la NASA, ni nadie, dispone de un motor NTP operativo. Tras los experimentos de los años 60 y 70 en EEUU y la URSS, ningún país ha apostado por esta tecnología, aunque recientemente la NASA ha mostrado interés en revivir esta tecnología y ha dedicado una modesta cantidad de dinero en revisar su viabilidad (o sea, lo que viene siendo hacer powerpoints).
Motor nuclear de nueva generación comparado con un motor criogénico RL-10 (derecha) (NASA).
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Esquema de otro motor nuclear (BWXT).
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El motor NTP que tiene en mente la NASA sería un descendiente de los programas NERVA/Rover, pero emplearía uranio poco enriquecido (LEU) como combustible. Tendría un empuje mínimo de 111 kilonewton y una potencia de 500 megavatios, con un impulso específico (Isp) de casi 900 segundos, que es el doble de la eficiencia que puede alcanzar un motor químico convencional. La NTP sería especialmente ventajosa para explorar el sistema solar exterior. Desgraciadamente, este tipo de propulsión goza de una mala imagen entre gran parte del público, a pesar de que los reactores de estos motores se lanzarían inertes y solo se activarían una vez en órbita terrestre o en el espacio profundo y, por tanto, no supondrían ningún riesgo desde el punto de vista de la radiación emitida.
Arquitectura NTP para llegar al sistema solar exterior (NASA).
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Otra vista de la nave marciana y sus tres motores nucleares (NASA).
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Fuente: danielmarin.naukas.com
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