sábado, 29 de febrero de 2020

Mendoza: Biodigestor para la inserción
Investigadores de la UNCUYO y del INTA trabajan junto a internos de una granja penal en la construcción de un biodigestor para obtener gas a partir de residuos orgánicos. El proyecto permitiría resolver problemas de contaminación y falta de energía, además de posibilitar una herramienta de salida laboral.
Por Nadia Luna 




Investigadores de la Universidad Nacional de Cuyo (UNCUYO) y del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) trabajan en conjunto con internos de la granja penal Gustavo André, en el departamento mendocino de Lavalle, para construir un biodigestor que permita producir gas a partir de residuos orgánicos. De esta manera, no solo se genera una fuente renovable de energía y un tratamiento adecuado a los desechos del lugar, sino también una herramienta de capacitación e inserción social para personas que están cumpliendo la última etapa de encierro.

“El objetivo principal del proyecto es que los internos tengan otra salida laboral a través de una capacitación teórico práctica que les otorgue un certificado y experiencia relacionada con las energías renovables. Esto incluye también el conocimiento sobre la construcción de colectores solares, que en la granja les puede servir para calefaccionar el biodigestor pero también pueden usarse en cualquier casa para calentar agua”, le dijo a TSS la ingeniera Natalia Spano, coordinadora del Programa de Biocombustibles del Instituto de Energía de la UNCUYO. Del proyecto también participa la Facultad de Ciencias Agrarias de la universidad y la Dirección General de Escuelas.

El proyecto surgió en 2018, a partir de una inquietud de las autoridades del penal, que consultaron al equipo de biocombustibles del IDE acerca de algunas falencias que estaban teniendo en la granja. Por un lado, gastan mucho gas en el proceso de producción de hongos comestibles, que es otra de las actividades que realizan los internos. Además, la huerta y el ganado les genera un gran volumen de residuos que no sabían cómo tratar. Los investigadores hicieron una recorrida por la granja y evaluaron que tenían buena materia prima para genera biogás y solucionar así ambos problemas.


El objetivo principal del proyecto es que los internos tengan otra salida laboral a través de una capacitación teórico práctica que les otorgue un certificado y experiencia relacionada con las energías renovables.

“En Mendoza no hay mucha generación de biogás para consumo pero sí es una zona que tiene una gran producción de animales, sobre todo de cabras, cuyo guano funciona muy bien para este tipo de aparatos. Además, en las zonas aisladas de Lavalle no suelen llegar ni siquiera las garrafas de gas, por lo que capacitarse en la construcción de biodigestores implica una amplia salida laboral en la zona”, explicó Spano. Para el biodigestor de la granja se aprovecharán el guano de cerdo, cabra, oveja y conejo, y residuos de la huerta y el comedor.

Como los internos permanecen poco tiempo en este penal debido a que es la última etapa de encierro, cada capacitación brindada por los expertos se realiza de forma integral. El curso está basado en dos manuales, uno para la construcción del biodigestor y otro para su mantenimiento. Además, aprenden sobre otras energías renovables y repasan algunas experiencias. El biodigestor que están construyendo en la granja utiliza materiales de bajo costo y sencillos de conseguir en cualquier ferretería.

“La recepción que tuvimos fue muy buena. A nosotros nos sorprendió mucho porque no pensábamos que fuera una temática que interesara tanto. Las capacitaciones que hicimos fueron para unas 15 personas y todos participaban mucho, nos pedían que les dejásemos los manuales para seguir leyendo”, explicó la ingeniera.


Además del biogás, este proceso genera un subproducto que contiene altos niveles de nitratos inorgánicos, potasio y fósforo, que puede usarse como fertilizante.

El biodigestor es un equipo sencillo que se construye en base a un tacho hermético. Allí, se coloca materia orgánica que será degradada por las bacterias que se encuentran en el guano de animales. Para que esto ocurra, es importante mantener el contenedor herméticamente cerrado ya que los microorganismos trabajan en ausencia de oxígeno, lo que se conoce como digestión anaeróbica. Una vez finalizado el proceso, se obtiene gas metano que es acumulado en otro tanque (como los que se usan para el agua en las casas), listo para ser usado cuando sea requerido y que es distribuido con un sistema de cañerías que finaliza en un quemador. “Este es un equipo semicontinuo, que tarda de uno a dos meses para empezar a producir gas. Una vez en funcionamiento, genera de forma continua”, dijo Spano.

Además del biogás, este proceso genera un subproducto que contiene altos niveles de nitratos inorgánicos, potasio y fósforo, que puede usarse como fertilizante. Hasta ahora, han construido un 40% del biodigestor y esperan terminarlo en unos tres meses, que se extenderían a seis para que finalicen las capacitaciones para su operación. “Estamos haciendo análisis junto con el municipio de Lavalle para ver si podemos instalar biodigestores en algunas dependencias del municipio y en un jardín maternal. También nos han contactado desde un penal de San Rafael porque están interesados en replicar la experiencia”, finalizó la investigadora.



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