Autogiro: Rubén Annechini fabricó cuatro ejemplares de la aeronave más pequeña del mundo

Juan de la Cierva, nacido en 1895, hizo un gran aporte a la aeronavegación mundial cuando en 1920 dio vida a la primera aeronave que, en lugar de tener dos alas fijas, tenía cuatro aspas sujetas a un rotor y podía despegar o aterrizar en un espacio físico reducido. Se trata del autogiro, la aeronave monoplaza más pequeña y, dicen sus cultores, más segura con la que se puede surcar el aire, y una suerte de precursor del helicóptero. En Tres Arroyos, Rubén Annechini lleva cuatro fabricados, de los cuales los primeros surgieron de arduas horas de trabajo en la habitación de sus hijos –que mientras tanto dormían en el living- y que hasta hace poco, con sus 90 años, todavía solía volar. Los aparatos sorprenden por la manera en que conjugan sofisticación en la forma en que funciona el rotor, que es clave para que el autogiro vuele, con la simpleza de su diseño.
“Me gustaron siempre los deportes aéreos, soy piloto, siempre quise volar. Hoy hay miles de autogiros, pero acá dicen que yo soy el que empezó con esto. Todo empezó por una revista que compré en una estación de servicio, y que hablaba de californianos que fabricaban y volaban autogiros. Un amigo me comentó que la revista Mecánica Popular también había publicado algo, busqué, encontré una dirección de Carolina del Norte, en Estados Unidos, y le escribí. Y recibí un informe muy completo sobre el autogiro. Compré los planos, y empecé a fabricar mis autogiros”, contó Annechini a LU 24. Antes de usar estas aeronaves experimentales, Annechini había volado aviones, entre ellos un Piper en el que trasladó por primera vez a su mujer.
El primer autogiro que fabricó tiene un motor Volkswagen, y las palas –tiene dos juegos- pueden ser de madera o de aluminio. Pero según dice, el alma es el rotor, porque cuando se para el motor, sigue girando y el aparato desciende a no más de 7 km por hora. “Juan de la Cierva fue el inventor, y si uno lo analiza con gente entendida en el tema, lo que concluye es que es el avión más chico pero el más seguro del mundo. Porque no se cae. Y por eso también es importante usarlo con el motor parado, para saber cómo vuela”, aseguró Rubén.
Las cuatro unidades están en su taller, pero nunca quiso vender ninguna. Admirador del inventor Augusto Cicaré, un fabricante de helicópteros autodidacta, Annechini destacó que “tengo muchos amigos, entre ellos un expiloto que condujo al presidente de la Nación, que han probado este tipo de modelos, y hay gente en todo el mundo que los usa. El vuelo es extraordinario, como el de un pájaro. Pero no son un juguete: de hecho, en la película de 007 ‘Sólo se vive dos veces’, Sean Connery maneja uno y le dice, justamente a otro personaje: esto no es un juguete”, concluyó.
Fuente: lu24.com.ar
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