La fábrica de aviones que desde Mendoza se proyecta a toda la región
Es una de las pocas en pleno funcionamiento que hay en el país. Ensambla aviones de menos de 5000 kilos, que se venden a las escuelas de pilotos hoy en auge. Pronto comenzarán a hacer las alas que hoy vienen de Italia. La historia de una empresa familiar que dio el salto y pudo volar.
por Diana Chiani
El hangar y la pista es lo primero que se distingue cuando uno ingresa al predio de 50 hectáreas de verde y cielo que forman parte de la fábrica de aviones Aerotec Argentina. Se ubica en el departamento Rivadavia y ensambla partes hechas en Italia para armar aviones, que se enmarcan en la aviación general, que tienen un peso máximo de 5200 kilos al despegue.
Pintura, alas, hélices, motores de última generación e infinidad de cables, cablecitos y pantallas forman parte de la línea de producción. Las 25 personas que aquí trabajan se concentran para cumplir con los protocolos de Aerotec y los exigidos por la fábrica italiana Construzione Aeronautiche Tecnam, que es la que produce todas las partes.
No obstante, pronto se comenzarán a hacer acá las alas que hoy llegan desde Italia. “Al mismo tiempo que se mantiene la identidad del diseño italiano, se profundizará el impacto del componente de valor y origen nacional “, destacó Diego Cardama, presidente de Aerotec. Hoy la empresa emplea 80 personas en sus distintas unidades de negocios.
Aerotec es una de las pocas fábricas de aviones en funcionamiento pleno que hay en Argentina. Desde que comenzó la sociedad con los italianos se han entregado más de 150 aviones y después de la pandemia se incrementó la demanda, en parte debido al impulso de las escuelas de vuelo.
Es que por los costos en dólares, llegan al país personas de todo el mundo hispanohablante para formarse ya que es el paso previo para el ingreso en las aerolíneas comerciales en donde hay escasez de pilotos.
Tecnología de última generación
Los aviones tienen valores que parten de los 135.000 euros y llegan a los 2,5 millones de euros. Este es el más grande, que puede trasladar a 11 personas y adaptarse relativamente fácil a distintos usos. Los más pedidos son los biplaza. Aunque los distintos modelos tienen su característica y diseño, en general los aviones poseen una autonomía promedio de cuatro horas y media y una velocidad de unos 222 kilómetros por hora (120 nudos).
El peso máximo para el despegue es de unos 600 kilos mientras que el consumo promedio de combustible es similar al de un auto: en promedio 15 litros en una hora de vuelo. Si vuela a 180 km/h en una hora gasta 15 litros en recorrer esos 180 kilómetros, o sea, que con un litro de nafta vuela 12 kilómetros. Todos los aviones tienen tecnología de última generación, no hay nada analógico sino pantallas táctiles y digitalización
El motor es austríaco (Rotax) y se caracteriza por la eficiencia debido, entre otras cosas, a su liviandad. “El avión que sale de esta fábrica es exactamente igual al que produce Tecnam en Italia”, destacó Mario Cardama, gerente de Operaciones de Aerotec.
En la aviación todo se mide en horas. De este modo, el tiempo que se demora en hacer un avión desde que comienza el proceso hasta que termina oscila entre las 400 y las 800 horas. La finalización también implica la obtención de las habilitaciones, permisos y pruebas requeridas por la ANAC, que es la autoridad de aplicación. El plazo de entrega, en tanto, va de los cuatro a los seis meses y tiene demoras por las restricciones a la importación y el cuello de botella que provocó la pandemia y que recién comienza a normalizarse.
Aunque para este tipo de emprendimientos no debería haber trabas para importar, en la práctica no siempre es así. Ese es uno de los desafíos de producir en el país”, expresó Diego Cardama. Por esto y por las ventajas comparativas que hoy tiene la región en cuanto a costos las alas comenzarán a fabricarse acá con el impacto económico que eso traerá.
Trabajo de precisión
Dados los plazos existentes, la modalidad de trabajo de Aerotec es una suerte de mezcla entre los encargos a pedido y la fabricación por su cuenta para tener disponibilidad y no demorar un año en la entrega, que es lo que pasaría si solo se manejaran con la primera modalidad. La línea de producción arranca cuando se desarman las partes que llegan en contenedores desde Italia –en barco hasta Rosario y en camión hasta Rivadavia.
MARIO CARDAMA Y DIEGO RODRÍGUEZ, DE AEROTEC. |
Aquí comienza la parte de pintura de terminación y sellado del avión. El básico es el blanco, pero también se puede elegir plateado o diseños personalizados, como muchos clientes piden. Una vez que se pasa a la "parte limpia", comienza una tarea que requiere de la máxima precisión. Se trata de la instalación del motor y su vinculación con los comandos de cabina. “Es un trabajo artesanal”, definió el ingeniero Diego Rodríguez, gerente de Calidad de Aerotec y Responsable Técnico de los aviones que se ensamblan en la planta.
En esta etapa se siguen al pie de la letra las indicaciones de Tecnam ya que el avión que sale de Rivadavia es exactamente igual al que se fabrica en Italia. Luego de que cada cable está en su lugar, se suman los aparatos tecnológicos de cabina y los asientos de cuero con una confortabilidad similar a la de un vehículo. En la última parte, se ensamblan la hélice y las alas que pueden ir altas o bajas según el gusto de quien lo piloteará.
Horas de vuelo
El espacio donde se ensamblan los aviones tiene forma de gallinero, pero ya no quedan rastros de los pollos de la granja avícola que tuvo hace años Mario Cardama padre quien, en 1996 decidió apostar por su pasión por los aviones. Entonces la despuntaba como presidente de los aeroclubes de Rivadavia y San Martín; en el Este de Mendoza y se las transmitió a sus tres hijos.
Aerotec nació como una empresa de mantenimiento de aviones generales y, al principio, como una importadora de aeronaves, favorecida por la convertibilidad de ese momento. Con el tiempo, Diego, Mario y José se hicieron cargo de la empresa y entre los tres la hicieron crecer.
Entre 2010 y 2013 se contactaron con Tecnam -con 75 años de trayectoria- para comenzar a vender los aviones pero, cuando se cerraron las importaciones le ofrecieron a los italianos la modalidad de ensamblarlos aquí. Algo que al principio les pareció extraño y hasta una locura se convirtió en una fructífera sociedad comercial que en octubre de 2015 vendió sus primeros dos aviones.
La fábrica no es la única unidad de negocios de Aerotec. De hecho, nació como una empresa de mantenimiento de aviones, algo que hasta el día de hoy realizan. No solo de los propios, sino también de los fabricados por otros. Este servicio ha llevado a la empresa a tener un hangar en San Fernando (Buenos Aires) y a abrir en breve otro en Alta Gracia, Córdoba. Es que la mayor demanda está en esa zona y es una manera de agilizar los tiempos para sus clientes.
Otra de las unidades de negocio tiene que ver con el trabajo aéreo y es el que realiza Aerotec con sus propios aviones en tareas de siembra de mosca y prevención de plagas como la Lobesia Botrana. Aquí se destaca el servicio que opera en Chile para el control y prevención de incendios, con un total de cinco aviones de dos tipos. Uno más pequeño que trabaja con cámaras que sirven para anticipar posibles atentados pirómanos, comunes en el país vecino. El objetivo es detectarlos lo antes posible para, con el otro avión, llevar el agua.
Mario Cardama es quien más tiempo pasa arriba y al lado de los aviones. También es el director de la escuela de vuelo que allí funciona. Sus travesías son legendarias así como sus anécdotas; muchas de ellas compartidas con sus propios hijos, que también llevan el vuelo en las venas. Además, los Cardama tienen uno de los globos más grandes destinados al turismo, pero esa es otra historia.
Fuente: mdzol.com
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