Es la respuesta de Alemania a Nelson Mandela y si la popularidad pública fuera un factor decisivo sería votado como el nuevo presidente del país por una enorme mayoría, hoy en la crucial elección que determinará el futuro del gobierno de la canciller Angela Merkel. Joachim Gauck, en una época pastor disidente de Alemania oriental, tiene toda la experiencia, probidad y estatura que los alemanes ansían ver en la persona que ocupe el puesto más alto del país.
El hombre de 71 años es el candidato presidencial de los partidos de Alemania, la socialdemocracia y el Partido Verde con un historial que pocos dejan de admirar. Cuando tenía once años, su padre, capitán de barco, fue enviado al Gulag (campo de concentración) soviético por oponerse al comunismo; la pérdida marcó a Joachim Gauck de por vida. Se convirtió en pastor protestante en la ciudad portuaria de Rostock y pasó décadas luchando contra el régimen totalitario y ayudando a aquellos que caían en sus redes. Describió la vida bajo el comunismo como un “insulto diario”.
En los meses anteriores a la caída del Muro de Berlín, en 1989, fue uno de los líderes de los grupos políticos disidentes que luchó por derrocar al comunismo. En 1990 fue nombrado jefe de los archivos de la Stasi. Devolvió un sentido de justicia a millones de alemanes del Este al darles una escalofriante visión de los trabajos de la policía estatal y permitiéndoles a muchos confrontar a sus ex perseguidores. “Para mí, la libertad en uno de los ideales más altos; a menudo pienso que muchos alemanes, especialmente aquéllos en el Oeste, tienden a estar más interesados en la seguridad”, dijo. “Pero en el Este idealizamos la libertad porque nunca la tuvimos.”
Con las encuestas de opinión que le dan claramente diez puntos de ventaja, Gauck es tratado como una estrella pop cuando aparece en su campaña presidencial. Un club de fans de Internet atrajo a más de 40.000 miembros. Los medios también se enamoraron de él: “Joachim Gauck, el mejor presidente”, es como lo llama la revista Der Spiegel en la tapa. Sin embargo, a pesar de su gran popularidad, las chances de Gauck de ser electo como nueva cabeza de Estado en la elección de hoy descansa en el filo de una navaja, ya que los alemanes comunes no tomarán parte en su elección.
Bajo la Constitución de posguerra de Alemania, los presidentes son electos por la Asamblea Federal –un cuerpo electoral de 1244 bancas compuesto por miembros de Parlamento alemán de los 16 estados federales del país–. Así, los partidos políticos dominan la contienda y, en los papeles por lo menos, parecen estar a favor del principal oponente conservador de Gauck, Christian Wulff.
Wulff, de 51 años, es un político de carrera, un miembro del partido Unión Demócrata Cristiana de la canciller Angela Merkel desde que era un chico de escuela. Sirvió como el primer ministro del estado de Baja Sajonia durante los últimos siete años. Como el diario Die Zeit de Alemania mordazmente dijo la semana pasada: “Es brutalmente superficial”. Wulff les contesta a sus críticos con escuetas líneas tales como: “El futuro pertenece a aquellos que son gentiles en espíritu y pacíficos”. Afirma que, como el alemán más joven en el puesto, traería aire fresco al rol de presidente.
Las elecciones presidenciales en Alemania tienen lugar tres años antes de lo debido por la súbita renuncia, el mes pasado, de Horst Köhler, el ex jefe del Fondo Monetario Internacional, que renunció por comentarios que hizo sobre la presencia de Alemania en Afganistán.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Páginal12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.
http://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/4-148535-2010-06-30.html
Fuente: Rebelion.org
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