EEUU y China buscan acercarse pese a sus diferencias
Obama recibe a Hu Jintao. Debatirán sobre derechos humanos, finanzas, el Nobel de la Paz preso y los conflictos en Tibet y Corea.
miércoles, 19 de enero de 2011
El presidente chino Hu Jintao (centro izq.) es recibido por el vice estadounidense, Joe Biden. (AP) |
El presidente chino Hu Jintao llegó ayer a Washington para una importante visita de Estado, con una agenda cargada de profundas diferencias en el plano económico, en derechos humanos y con temas geopolíticos pendientes.
Hu estaba invitado a una inhabitual cena privada con el presidente Barack Obama en la Casa Blanca, antes de iniciar formalmente su visita oficial.
El presidente chino recibirá hoy honores militares, para luego mantener de nuevo una conversación con Obama en el Despacho Oval y asistir luego a una suntuosa cena de Estado -la tercera que Obama da a un mandatario extranjero en dos años de presidencia.
La llegada de Hu puede representar el inicio de un giro en las relaciones entre ambas potencias, puesto que es su última visita a EEUU antes de que se inicie una transición política en China que culminará con la elección de un nuevo líder en 2013.
Obama sólo podrá exhibir durante las conversaciones una pobre recuperación económica, mientras que Hu llega con un crecimiento imparable, que está extendiendo el poder chino por todo el mundo.
La Casa Blanca ha planeado minuciosamente la visita, sin esquivar las áreas de desacuerdo pero al mismo tiempo dispuesta a señalar un horizonte cargado de posibilidades para ambas potencias.
La propia secretaria de Estado, Hillary Clinton, recordó la semana pasada que quiere que China le ayude a moderar la beligerancia de Corea del Norte. Altos funcionarios del Consejo de Seguridad Nacional creen que la presión sobre Pekín puede estar empezando a arrojar resultados.
Clinton abordó abiertamente la semana pasada el debate sobre si China es un aliado, un enemigo, un socio o un competidor estratégico para su país.
"Esta no es una relación que entre fácilmente en las categorías de blanco o negro, como enemigo o rival", señaló la secretaria de Estado. "Somos dos naciones complejas con historias muy diferentes, con sistemas y perspectivas políticas profundamente difíciles", añadió. "Ambos tenemos mucho más que ganar con la cooperación en lugar del conflicto", advirtió Clinton.
Los derechos humanos seguirán sin embargo siendo uno de los ejes de la diplomacia estadounidense, explicó Clinton, una declaración que volverá sin duda a irritar a los altos responsables chinos, que la ven como una violación de su soberanía.
El tema es especialmente delicado porque el sucesor de Obama como Premio Nobel de la Paz, el chino Liu Xiaobo, que recibió el galardón el año pasado, es un opositor encarcelado por haber exigido reformas democráticas.
Washington criticó enérgicamente la detención de Liu y elogió al comité del Nobel por ese arriesgado premio, lo que provocó una furiosa reacción de Pekín.
China también tiene en su agenda de cuentas pendientes la visita del líder espiritual tibetano, el Dalai Lama, a Washington el año pasado.
Entre ambos países hay también razones para el optimismo, como la decisión china de flexibilizar la cotización del yen.
Pero Hu también criticó a la Reserva Federal estadounidense por inundar la economía con 600.000 millones de dólares en liquidez tras la crisis. "La política monetaria de Estados Unidos tiene un gran impacto en la liquidez mundial y en los flujos de capital, así que la liquidez del dólar estadounidense debería ser mantenida a un nivel estable y razonable", dijo Hu.
Washington ha contraatacado con el argumento de que China ha mantenido su yen durante años a un nivel artificialmente bajo para estimular su propia economía, lo que dañó las exportaciones estadounidenses y por ello la creación de empleos.
"Pensamos que se debe hacer más en cuanto a su moneda", dijo ayer el portavoz de la Casa Blanca, Robert Gibbs.
El secretario del Tesoro, Tim Geithner, prometió la semana pasada que las críticas de su gobierno serían "sinceras".
Además de los diferendos económicos y en materia de derechos humanos, Estados Unidos y China deben ponerse de acuerdo también en cuanto a la protección de la propiedad intelectual y en temas militares.
El secretario de Defensa, Robert Gates, viajó a China la semana pasada pero fue recibido con el vuelo del primer bombardero furtivo chino, toda una exhibición de su poderío. Agencia AFP
Hu estaba invitado a una inhabitual cena privada con el presidente Barack Obama en la Casa Blanca, antes de iniciar formalmente su visita oficial.
El presidente chino recibirá hoy honores militares, para luego mantener de nuevo una conversación con Obama en el Despacho Oval y asistir luego a una suntuosa cena de Estado -la tercera que Obama da a un mandatario extranjero en dos años de presidencia.
La llegada de Hu puede representar el inicio de un giro en las relaciones entre ambas potencias, puesto que es su última visita a EEUU antes de que se inicie una transición política en China que culminará con la elección de un nuevo líder en 2013.
Obama sólo podrá exhibir durante las conversaciones una pobre recuperación económica, mientras que Hu llega con un crecimiento imparable, que está extendiendo el poder chino por todo el mundo.
La Casa Blanca ha planeado minuciosamente la visita, sin esquivar las áreas de desacuerdo pero al mismo tiempo dispuesta a señalar un horizonte cargado de posibilidades para ambas potencias.
La propia secretaria de Estado, Hillary Clinton, recordó la semana pasada que quiere que China le ayude a moderar la beligerancia de Corea del Norte. Altos funcionarios del Consejo de Seguridad Nacional creen que la presión sobre Pekín puede estar empezando a arrojar resultados.
Clinton abordó abiertamente la semana pasada el debate sobre si China es un aliado, un enemigo, un socio o un competidor estratégico para su país.
"Esta no es una relación que entre fácilmente en las categorías de blanco o negro, como enemigo o rival", señaló la secretaria de Estado. "Somos dos naciones complejas con historias muy diferentes, con sistemas y perspectivas políticas profundamente difíciles", añadió. "Ambos tenemos mucho más que ganar con la cooperación en lugar del conflicto", advirtió Clinton.
Los derechos humanos seguirán sin embargo siendo uno de los ejes de la diplomacia estadounidense, explicó Clinton, una declaración que volverá sin duda a irritar a los altos responsables chinos, que la ven como una violación de su soberanía.
El tema es especialmente delicado porque el sucesor de Obama como Premio Nobel de la Paz, el chino Liu Xiaobo, que recibió el galardón el año pasado, es un opositor encarcelado por haber exigido reformas democráticas.
Washington criticó enérgicamente la detención de Liu y elogió al comité del Nobel por ese arriesgado premio, lo que provocó una furiosa reacción de Pekín.
China también tiene en su agenda de cuentas pendientes la visita del líder espiritual tibetano, el Dalai Lama, a Washington el año pasado.
Entre ambos países hay también razones para el optimismo, como la decisión china de flexibilizar la cotización del yen.
Pero Hu también criticó a la Reserva Federal estadounidense por inundar la economía con 600.000 millones de dólares en liquidez tras la crisis. "La política monetaria de Estados Unidos tiene un gran impacto en la liquidez mundial y en los flujos de capital, así que la liquidez del dólar estadounidense debería ser mantenida a un nivel estable y razonable", dijo Hu.
Washington ha contraatacado con el argumento de que China ha mantenido su yen durante años a un nivel artificialmente bajo para estimular su propia economía, lo que dañó las exportaciones estadounidenses y por ello la creación de empleos.
"Pensamos que se debe hacer más en cuanto a su moneda", dijo ayer el portavoz de la Casa Blanca, Robert Gibbs.
El secretario del Tesoro, Tim Geithner, prometió la semana pasada que las críticas de su gobierno serían "sinceras".
Además de los diferendos económicos y en materia de derechos humanos, Estados Unidos y China deben ponerse de acuerdo también en cuanto a la protección de la propiedad intelectual y en temas militares.
El secretario de Defensa, Robert Gates, viajó a China la semana pasada pero fue recibido con el vuelo del primer bombardero furtivo chino, toda una exhibición de su poderío. Agencia AFP
Fuente: Los Andes Online
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