Fue creado en 1886 y un mendocino lo quiere fabricar hoy
Alberto Chiappa es maipucino y un apasionado por los autos. Quiere lograr una copia exacta del vehículo registrado por Karl Benz en Alemania.
martes, 04 de enero de 2011
El primer Motorwagen creado por Karl Benz en 1886 en Alemania. |
Joel Magliocchini
La calidad de la ambición de una persona se mide por el tamaño de sus sueños. Alberto Chiappa (54) es un empresario maipucino, dedicado a los plásticos, que utiliza sus ratos libres para restaurar autos y motos antiguos. Desde hace 4 años está embarcado en un ambicioso plan: lograr una réplica del primer auto patentado en la historia. Algo inédito en el país y que puede ser contado con los dedos de las manos en el mundo.
Chiappa es un técnico electromecánico dedicado en sus comienzos a la tornería. De su padre mecánico, Armando Chiappa (84), heredó numerosas herramientas y la pasión por los motores antiguos. Poco a poco comenzó a darse el gusto de restaurar vehículos de principios del siglo pasado.
Con orgullo muestra una moto Ramonot del 35 totalmente restaurada por sus manos. De la misma manera se contenta con mostrar un Ford A modelo 31 con el que Cruzó la Cordillera de los Andes en febrero pasado.
La lista de antigüedades en su taller es numerosa; se puede observar el chasis de un Ford Tudor modelo 34 en vías de restauración.
Pero la frutilla del postre de los proyectos de Chiappa está en la búsqueda de una réplica del primer auto del mundo: el Motorwagen patentado en 1886 por Karl Benz. “Hace unos 4 años ubiqué la patente del Motorwagen, investigué y conseguí los planos de las partes y me decidí a construir una réplica. No veo que sea complicado poder reconstruir las partes ya que la mecánica de la época era sencilla”.
La tarea del restaurador no es fácil ya que no se encuentran piezas originales por lo incipiente que era la industria automotriz de la época. De esa forma el trabajo de replicar el primer vehículo tiene la veta de un proceso de herrería artesanal. “La mayoría de los repuestos los voy a tener que conseguir por mi cuenta, no encuentro proveedores para poder pedirlos. Muchas veces voy tener que fabricar partes porque no existen. Armar el primer auto más que un trabajo de mecánica es de herrería”, aseguró Chiappa.
Respecto a los costos que el proyecto necesitará, el hombre afirma que no es caro pero que el mayor costo está en la cantidad de horas que hay que trabajar para rastrear, rediseñar y fabricar las partes. “Lo que más me demora es el tiempo que tengo que invertir, teniendo en cuenta que tengo que ocuparme de atender mi empresa y los fierros son mi hobbie que disfruto en mis tiempos libres. No te puedo decir cuánto me voy a demorar en obtener la réplica pero te puedo asegurar que lo voy a conseguir y voy a andar con el primer auto por las calles de Mendoza”, bromeó Alberto.
Un poco de historia
El primer auto en ser patentado tuvo como escenario a Alemania el 29 de enero de 1886. Karl Benz decidió pedir el patentamiento de un dispositivo de tres ruedas impulsado por un motor alimentado por combustible que alcanzaba la velocidad de 17 km/h. De esa forma el Motorwagen, que había sido fabricado años antes, fue el primer auto en ser registrado en la historia.
“El argumento que utilizó Karl Benz para promocionar su primer auto fue bastante machista, ya que se basó en el hecho que una mujer viajó sobre el Motorwagen más de 80 km en un día, por lo que la máquina servía y debía ser considerada como medio de transporte”, recordó con humor Alberto Chiappa. Si bien fue patentado, el Motorwagen nunca fue comercializado. La esposa de Benz, fiel consejera mecánica, le aseguró que tenían que mejorarle varias cosas antes de poder venderlo.
Tras el primer patentamiento, Karl Benz escuchó a su esposa e incorporó marcha atrás y le dio dos velocidades al motor. De esa manera, años después, se creó el Motorwagen II del cual se vendieron alrededor de 25 unidades.
El comienzo de la venta significativa se consiguió cuando se fabricó el Motorwagen III que tenía varias mejoras y como principal novedad era el primer vehículo patentado de 4 ruedas. La verdadera explosión en la venta de autos vendría con la innovación de Henry Ford, cuando incorporó la cadena de montaje y logró definitivamente consolidar la industrialización de automóviles.
El valor histórico del Motorwagen es incalculable. Se han comercializado pocas réplicas de parte de Mercedes Benz (la mayoría son piezas de museo) que se han tazado en 45.000 euros.
Chiappa es un técnico electromecánico dedicado en sus comienzos a la tornería. De su padre mecánico, Armando Chiappa (84), heredó numerosas herramientas y la pasión por los motores antiguos. Poco a poco comenzó a darse el gusto de restaurar vehículos de principios del siglo pasado.
Con orgullo muestra una moto Ramonot del 35 totalmente restaurada por sus manos. De la misma manera se contenta con mostrar un Ford A modelo 31 con el que Cruzó la Cordillera de los Andes en febrero pasado.
La lista de antigüedades en su taller es numerosa; se puede observar el chasis de un Ford Tudor modelo 34 en vías de restauración.
Pero la frutilla del postre de los proyectos de Chiappa está en la búsqueda de una réplica del primer auto del mundo: el Motorwagen patentado en 1886 por Karl Benz. “Hace unos 4 años ubiqué la patente del Motorwagen, investigué y conseguí los planos de las partes y me decidí a construir una réplica. No veo que sea complicado poder reconstruir las partes ya que la mecánica de la época era sencilla”.
La tarea del restaurador no es fácil ya que no se encuentran piezas originales por lo incipiente que era la industria automotriz de la época. De esa forma el trabajo de replicar el primer vehículo tiene la veta de un proceso de herrería artesanal. “La mayoría de los repuestos los voy a tener que conseguir por mi cuenta, no encuentro proveedores para poder pedirlos. Muchas veces voy tener que fabricar partes porque no existen. Armar el primer auto más que un trabajo de mecánica es de herrería”, aseguró Chiappa.
Respecto a los costos que el proyecto necesitará, el hombre afirma que no es caro pero que el mayor costo está en la cantidad de horas que hay que trabajar para rastrear, rediseñar y fabricar las partes. “Lo que más me demora es el tiempo que tengo que invertir, teniendo en cuenta que tengo que ocuparme de atender mi empresa y los fierros son mi hobbie que disfruto en mis tiempos libres. No te puedo decir cuánto me voy a demorar en obtener la réplica pero te puedo asegurar que lo voy a conseguir y voy a andar con el primer auto por las calles de Mendoza”, bromeó Alberto.
Un poco de historia
El primer auto en ser patentado tuvo como escenario a Alemania el 29 de enero de 1886. Karl Benz decidió pedir el patentamiento de un dispositivo de tres ruedas impulsado por un motor alimentado por combustible que alcanzaba la velocidad de 17 km/h. De esa forma el Motorwagen, que había sido fabricado años antes, fue el primer auto en ser registrado en la historia.
“El argumento que utilizó Karl Benz para promocionar su primer auto fue bastante machista, ya que se basó en el hecho que una mujer viajó sobre el Motorwagen más de 80 km en un día, por lo que la máquina servía y debía ser considerada como medio de transporte”, recordó con humor Alberto Chiappa. Si bien fue patentado, el Motorwagen nunca fue comercializado. La esposa de Benz, fiel consejera mecánica, le aseguró que tenían que mejorarle varias cosas antes de poder venderlo.
Tras el primer patentamiento, Karl Benz escuchó a su esposa e incorporó marcha atrás y le dio dos velocidades al motor. De esa manera, años después, se creó el Motorwagen II del cual se vendieron alrededor de 25 unidades.
El comienzo de la venta significativa se consiguió cuando se fabricó el Motorwagen III que tenía varias mejoras y como principal novedad era el primer vehículo patentado de 4 ruedas. La verdadera explosión en la venta de autos vendría con la innovación de Henry Ford, cuando incorporó la cadena de montaje y logró definitivamente consolidar la industrialización de automóviles.
El valor histórico del Motorwagen es incalculable. Se han comercializado pocas réplicas de parte de Mercedes Benz (la mayoría son piezas de museo) que se han tazado en 45.000 euros.
Fuente: Los Andes Online
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