La onda verde en los edificios
Existe hoy en día un intenso debate sobre cómo será nuestro lugar de trabajo en el futuro. ¿Se cultivará en los edificios?
Existe hoy en día un intenso debate sobre cómo será nuestro lugar de trabajo en el futuro. ¿Se cultivará en los edificios?
por BBC
La tecnología nos permitirá flexibilizar
nuestros horarios haciendo realidad esa máxima que dice que "el trabajo
no es a donde vas sino lo que haces".
Pero eso no quita que termine tranformando la propia oficina en sí,
por ejemplo, es posible que en un futuro consumamos vegetales cultivados
en los muros del edificio de nuestra empresa.
Lo cierto es que hay una elevada probabilidad de que esto que quizás le parece extraño sea una realidad pronto.
Edificios inteligentes
Los alimentos cultivados en muros formaron parte del menú como parte de lo que se conoce como "edificios inteligentes".
"No va sobre automatización, un iglú podría calificarse de edificio
inteligente", explica Derek Clements-Croome, profesor emérito de la
Universidad de Reading, Inglaterra.
"Estos edificios responderán a las necesidades de la gente, aumentará
la cantidad de personalización, estaremos en control del entorno y
seremos capaces de adaptarlo a nuestras necesidades", apuntó.
Esto significa que las oficinas lucirán muy distintas en los próximos años.
Diseñadores hablan de paredes digitales, con sensores incorporados
con los que podremos interactuar, o si preferimos una explicación más
técnica, se tratará de "células solares sensibles con capas de óxido de
titanio en un lámina con moléculas absorbentes de luz con una superficie
capaz de generar energía eléctrica".
Estas paredes elaborarán un perfil de usted y cambiarán su entorno de trabajo según las circunstancias.
Esto podría suponer, por ejemplo, que se genere un microclima predeterminado en el lugar donde se celebrará una reunión.
Oficinas expresivas
La tecnología que permite esta interacción es conocida como
"cobertura-nano", lo que hará básicamente es transformar nuestra fría e
insensible oficina en un entorno expresivo.
Significará que cuando entremos en el edificio nuestro lugar de
trabajo se preparará automáticamente para nuestra inminente llegada.
Y esto no es ciencia ficción, asegura John Monaghan de Cisco, quien está impulsando esta tecnología.
"Cuando alguien entra en un lugar (nuestra tecnología) puede reconocer quién es y ofrecerle el nivel adecuado de servicio".
La industria de la construcción está haciendo uso de avances llevados
a cabo en otras industrias como la aviación para crear innovaciones
como la autoreparación y la autolimpieza.
La sede de Air France en el aeropuerto de Roissy-Charles de Gaulle,
en las proximidades de París, está hecha de un concreto que se limpia
por si sólo.
Este tipo de cemento usa dióxido de titanio para descomponer la
polución, para que luego los productos químicos restantes sean
despejados fácilmente por la lluvia.
Es por ello que la sede de Air France en Roissy-Charles de Gaulle
sigue permaneciendo blanca a pesar de los contaminantes arrojados por
los aviones.
Fachadas vivientes
Todo esto nos devuelve a la idea de que en un futuro degustemos en nuestra cantina comida cultivada en los muros del edificio.
Hablamos de las "fachadas vivientes", que según Sean Affleck, de la
firma de arquitectura Make, se trata de "campos verticales" donde las
plantas crecen en las paredes absorbiendo dióxido de carbono y liberando
oxígeno.
Según Affleck, esto podría ayudar a combatir el calentamiento global.
"Cultivar fachadas vivientes podría enfriar las ciudades como lo hace
un bosque, donde puedes encontrar arboledas frescas porque toda la
evaporación permanece a tu alrededor".
Una opción similar es almacenar la energía generada por algas.
"Las algas son un 200% mejores absorbedoras de CO2 y producen mejor biomasa que, digamos, el aceite de colza", señaló.
Su visión es un futuro con edificios envueltos en tubos de algas, en
los que se introducen los residuos gaseosos residuales del edificio.
Las algas, llevarían a cabo una tarea de limpieza, y luego el resultado sería almacenado en forma de energía.
Obstáculos por delante
Por supuesto, existen numerosas barreras en el camino para llevar a cabo estos avances, uno de ellos es dar el paso.
"Un montón de buenas ideas requieren a gente que corra un gran
riesgo", dice Andrew Hunter, director de servicios técnicos de la
multinacional de la construcción Skanska.
"Ellos pierden mucho dinero y el resto se queda con los trozos".
Pero hay incentivos que podrían llevar a la construcción de estos
edificios inteligentes. El primero es el económico, ya que las oficinas
suelen ser el segundo costo más considerable después del personal.
Edificios automatizados y con sistemas que interactúan eficientemente
no sólo contigo sino con los demás, podrían ser más baratos de
mantener. Usarían menos energía, menos agua y generarían menos residuos.
Al mismo tiempo, la productividad será mayor en un entorno más
placentero, además del tema energético, así como el manejo del agua y
los residuos, que son claves en la agenda hacia la sostenibilidad de las
empresas.
Fuente: diariouno.com.ar
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