miércoles, 31 de marzo de 2021

Bolsonaro: renuncia en bloque la cúpula militar de Brasil por primera vez en la historia por sus desacuerdos con el presidente


'Me voy con la certeza de la misión cumplida", dijo Fernando Azevedo en un comunicado al dejar el Ministerio de Defensa.


Las Fuerzas Armadas de Brasil vivieron este martes una sacudida insólita con la renuncia simultánea de sus tres jefes militares.

Un día después de la sustitución del ministro de Defensa, Fernando Azevedo e Silva, el Ministerio anunció que los comandantes del Ejército, la Marina y la Aviación también dejan sus cargos.

Azevedo, que dejó su cargo este lunes en medio del proceso de destitución o reemplazo de seis de los 23 ministros del gobierno, será sustituido por el general Walter Braga Netto, que hasta ahora era ministro de la Presidencia.

Azevedo no aclaró si su salida de Defensa fue producto de una renuncia o decisión del presidente del país, Jair Bolsonaro.

El Ministerio de Defensa informó en una nota oficial que los tres altos mandos "serán sustituidos" y subrayó que la decisión "fue comunicada" este martes en una reunión con Braga Neto.

Desde este lunes, en medios militares se aseguraba que los tres jefes de las Fuerzas Armadas -Edson Pujol (Ejército), Ilques Barbosa Junior (Marina) y Antonio Carlos Bermudez (Aviación)- estaban dispuestos a "poner sus cargos a disposición".

Edson Pujol (der.) se encuentra entre los militares que renunciaron.


Todavía no se sabe quiénes serán los nuevos comandantes.

Crisis en las Fuerzas Armadas

La salida de los comandantes se percibe como un acto de protesta por la dimisión sumaria de Azevedo.

Es la primera vez que los tres comandantes de las Fuerzas Armadas dejan sus cargos al mismo tiempo por desacuerdos con el presidente de la República.

La crisis en las Fuerzas Armadas ocurre en vísperas del aniversario del golpe militar de 1964, que se cumple este miércoles 31 de marzo.

Pero las desavenencias que llevaron a esta situación no son de ahora.

El presidente Bolsonaro ya había intentado expulsar a Edson Pujol del cargo.

Las fricciones entre Edson Pujol y Jair Bolsonario se hicieron evidentes el último año.


Pujol era crítico con la postura del presidente respecto a la pandemia, algo que se hizo patente el año pasado cuando el mandatario intentó saludar al general con un apretón de manos y Pujol ofreció el codo (saludo adoptado por muchas personas en la pandemia para evitar el contagio).

Pujol también afirmó el año pasado que el papel de los militares no es involucrarse en la política.

"No queremos ser parte de la política, mucho menos dejarla entrar en nuestros cuarteles", dijo el ya excomandante del Ejército en un evento virtual.

Actualmente Bolsonaro tiene a militares al frente de seis ministerios.

Para analistas políticos y estudiosos de las FF.AA. contactados por BBC News Brasil este martes, la sustitución de los altos mandos no va a alterar el apoyo y la participación de los militares en la gestión del presidente.

Juliano Cortinhas, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad de Brasilia, cree que la salida de los comandantes no se debe interpretar como una "retirada" de las FF.AA. del gobierno de Bolsonaro.

"Que los tres generales y el ministro Azevedo dejaran sus puestos no significa que los 6.000 militares -activos o en la reserva- vayan a dejar sus cargos en el gobierno, sus apartamentos y los salarios que reciben", señaló Cortinhas.

Como militar en la reserva, Bolsonaro mantiene buenas relaciones con las Fuerzas Armadas.


Para Augusto Teixeira Jr., profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Federal de Paraíba, las Fuerzas Armadas viven un momento de contradicción en relación con el gobierno.

"Al mismo tiempo que los generales dicen que las Fuerzas Armadas son órganos del Estado y no del gobierno de Bolsonaro, miles de militares ocupan cargos en ese mismo gobierno, incluso en ministerios importantes. El vicepresidente de la República, Hamilton Mourão, es in militar en la reserva", explicó Teixeira Jr.

Los cambios y el posible intento de atribuirles a los militares papeles que no son estrictamente constitucionales son elementos que amenazan la cohesión dentro de las Fuerzas Armadas, dijo por su parte el investigador Vinicius de Carvalho, director del Instituto de Brasil en el King's College de Londres.

Carvalho investiga desde hace más de diez años las áreas de Defensa y Seguridad, con el foco en las Fuerzas Armadas de América Latina y de Brasil, y también fue oficial técnico temporal en el ejército brasileño.

"Un problema muy serio que crea toda esa agitación por la retirada del ministro es el riesgo de que se rompa la cohesión, porque las Fuerzas Armadas dependen de ella. Dependen de que haya una jerarquía clara y que todos los elementos de esa jerarquía estén cohesionados", explicó en entrevista telefónica con BBC News Brasil el lunes, después de la dimisión del ministro.

Sorpresa en la Corte Suprema

La salida del ministro de Defensa y la decisión de los comandantes sorprendió a algunos magistrados de la Corte Suprema de Justicia, que ven un intento del presidente de "politizar" las Fuerzas Armadas.

El equipo de BBC News Brasil averiguó que Azevedo habló con jueces de la Corte después de la renuncia, incluido el presidente del alto tribunal, Luiz Fux.

Tras la llamada, Fux dijo creer que Azevedo salió por negarse a "politizar las Fuerzas Armadas".

Azevedo, que es considerado un militar moderado, les dijo a los magistrados de la Corte Suprema que dejó el cargo porque estaba insatisfecho y "no era escuchado".


Según la valoración del presidente de la Corte, la salida de Azevedo, que sigue siendo una figura importante en el ejército, indica que las FF.AA. están comprometidas con la democracia.

Azevedo era visto como una figura moderada que a menudo se ponía en contacto con los jueces de la Corte para tranquilizarlos sobre la postura de las FF.AA. cada vez que había roces entre los integrantes del gobierno de Bolsonaro y el alto tribunal.

Ante la sustitución de Azevedo por Braga Netto, el juez Fux les comunicó a sus colegas que cree que el nuevo ministro de Defensa también podrá ser un "buen interlocutor" de la Corte Suprema.

Cambios ministeriales

Bolsonaro, que afronta una creciente presión para frenar una pandemia que ha matado a más de 300.000 personas en el país, realizó el lunes seis cambios en el gabinete, en la mayor reforma ministerial hasta la fecha.

Entre los cambios anunciados figuran, además del de Defensa, otros estratégicos como Relaciones Exteriores y Justicia.

En la cancillería, dejó el cargo Ernesto Araújo, un diplomático muy acorde con el pensamiento de Bolsonaro que será sustituido por el embajador Carlos Alberto Franco França, también diplomático, con poca experiencia pero considerado más moderado y de talante negociador.

El cargo de ministro de Justicia será ocupado por Ánderson Gustavo Torres, un comisario de policía cercano a Bolsonaro que respalda la intención del mandatario de flexibilizar la venta de armas a civiles para promover la "autodefensa" contra el crimen.

El Ministerio de la Presidencia que ocupaba Braga Netto será ocupado por el general Luiz Eduardo Ramos, otro militar que ya estaba en el gobierno.


Opinión
El gobierno de Jair Bolsonaro ha terminado
Por Emir Sader



Bolsonaro atraviesa su peor momento -hasta ahora- en la presidencia de Brasil. La convergencia de varios fenómenos proyecta una perspectiva de futuro muy negativa, en la que su principal proyecto, la reelección, está muy cuestionado. Peor aún, transmite incluso a sus partidarios la imagen de que ha perdido la gobernabilidad, que ya no gobierna, que no tiene respuestas a los grandes problemas que afectan a Brasil.

Su gobierno se paraliza, como si estuviera terminando. La política económica no se mueve y, peor aún, está fuertemente amenazada por el prestigio de Lula, a que el gobierno responde apelando a medidas que la derecha llama "populistas", violando las reglas del ajuste fiscal. Su política económica tiende a estancarse, justo cuando la recesión económica es más fuerte y la crisis social es generalizada.

No existe una política contra la pandemia y el gobierno, en lugar de agilizar las vacunas, aparece como un obstáculo para que la población esté vacunada y protegida. El número de casos y muertes aumenta exponencialmente y el presidente está en desacuerdo con las vacunas. Hay una sensación de vacío de gobierno, de que el país está en un precipicio, sin que nadie intente detenerlo. La desesperación se apodera de la población.

En este momento, dos fenómenos, de diferente orden, llegan a cristalizar la crisis y tratan de darle una vía para superarla. El Ministerio Público propone retirar a Bolsonaro las funciones de coordinación económica, sanitaria y política. Una forma de declararlo incompetente para liderar el país, en la peor crisis de su historia.

El propio Paulo Guedes, ministro de economia, renunció a seguir adelante con su fracasado modelo económico, declarando que, sin vacunación masiva, la economía no se recuperará. (Antes de la pandemia, tampoco se recuperó). Como no hay indicios de vacunación masiva, ni el gobierno lo hará, ni vacunará, en la práctica el gobierno ya no tiene política económica, en la peor crisis económica que ya enfrentaba el país.

El gobierno tampoco enfrenta a la pandemia, siendo considerado, por sectores cada vez más amplios de la población, como el principal responsable de la pandemia. No hay una política de gobierno para enfrentarlo y, por el contrario, el discurso negacionista que sostiene Bolsonaro, bloquea cualquier solución a las miles de muertes que acumula el país. Y, según el tercer punto de la demanda del Ministerio Público, el gobierno no coordina nada. Es un gobierno descoordinado, que sabotea la acción de los gobernadores, que intenta bloquearlos en el Supremo Tribunal Federal.

En fin, no hay más gobierno, el gobierno de Bolsonaro se agota. El episodio del intento de cambiar de ministro de salud fue la gota que colmó el vaso de la incapacidad y la falta de voluntad del gobierno para hacer algo, para seguir gobernando el país. Resultó ser una estafa. Y es un gobierno que acaba con la melancolía. Si sobrevive, será un cadáver, una caricatura del gobierno, incapaz de evitar que el país se derrumbe por el precipicio al que lo condujo ese mismo gobierno.

¿Qué hace un país en estas condiciones? No hay vacío en la política. Lo que el gobierno no hace, otros intentan hacerlo. El Ministerio Publico propone una forma de superar la crisis. Puede ser directamente a través del juicio político, cuando el apoyo parlamentario se requebraja, empezando por Centrão, por la crisis de la pandemia y por el resurgimiento politico de Lula. Lo que importa es que el país comienza a hacerse la pregunta de si con Bolsonaro ya no es posible. Es que todos los problemas fundamentales que enfrenta el país, chocan con él como presidente.

Esto sucede en el momento en que Lula reaparece políticamente y comienza a actuar, en Brasil y fuera de Brasil, recordando lo que hace un presidente ante los problemas del país. En entrevistas con medios internacionales, Lula apela a Biden, a Macron y a Merkel, a que hagan una reunion del G20 para discutir el acceso de los países mas pobres a vacunas. No es solo el favoritismo de Lula en las elecciones de 2022 lo que presiona al gobierno, sino el estilo de gobierno, el diálogo con todas las fuerzas, la forma de sumar fuerzas, de aportar soluciones para Brasil.

Cualquier solución a la peor crisis que atraviesa el país pasa por Lula. No solo en las elecciones de 2022. Hasta ese moment hay mucho tiempo y muchas vidas en riesgo. Termina el gobierno de Bolsonaro, melancólico. Es el momento del rescate de la democracia. Ninguna solución fuera de la democracia satisface las necesidades y urgencias de Brasil.


En medio del colapso, Bolsonaro pide el fin de las cuarentenas
El presidente brasileño pidió hoy a los gobernadores que eliminen las cuarentenas debido a su impacto económico negativo.





El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, pidió hoy a los gobernadores que eliminen las cuarentenas debido a su impacto económico negativo, pese al colapso sanitario en el que está sumido el segundo país más golpeado por la pandemia, que además informó acerca de una nueva variante del coronavirus y reportó récord de muertes por la enfermedad en marzo, mientras avanza lentamente la campaña de vacunación.

El mandatario, que desde el inicio de la pandemia menospreció la gravedad de la enfermedad, volvió a criticar las medidas de aislamiento social por sus efectos negativos en la economía y aseguró que "el hambre mata mucho más que el propio virus".

"No es quedándonos en casa como vamos a solucionar este problema", afirmó, a contramano de los líderes del Congreso y de su nuevo ministro de Salud, en una comparecencia ante los periodistas en la que no aceptó preguntas y en la que se presentó sin mascarilla.

"Les digo a los gobernadores, revisen estas políticas y permitan que el pueblo pueda trabajar; los empleados públicos tenemos a fin de mes nuestro sueldo pero hay 40 millones que dependen de salir; con las restricciones, los gobernadores e intendentes están haciendo un estado de sitio, algo que yo no puedo hacer sin autorización del Congreso", se quejó.

Bolsonaro contradijo así a su ministro de Salud, Marcelo Queiroga, el cuarto titular del cargo en un año de caótica gestión de la pandemia, que minutos antes, tras la primera reunión del comité Covid-19, recomendó respetar el distanciamiento social en Semana Santa, aunque sin respaldar las cuarentenas y los toques de queda.

El gigante sudamericano, con unos 211 millones de habitantes, batió hoy por segundo día consecutivo su récord diario de muertes por coronavirus, con 3.869, y terminó marzo como el peor mes desde que comenzó la pandemia, con más de 60.000 fallecimientos, lo que elevó el total a 321.515 decesos, rubro en el que solo es superado por Estados Unidos.

Además, acumulaba 12.748.747 casos confirmados desde el principio de la pandemia, de los cuales 1.257.295 estaban activos, informó esta tarde el Ministerio de Salud.

Paralelamente, 18 de los 27 estados federados tenían más de 90% de sus camas ocupadas y otros siete registraban una ocupación de 84% a 89%, y la vacunación avanzaba a pasos lentos, con cerca de 8% de la población inmunizada con la primera dosis y 2,3% con las dos dosis de las vacunas disponibles en el país, la china CoronaVac y la sueco-británica de AstraZeneca.

Al participar del lanzamiento de un programa de subsidios para casi 40 millones de brasileños, Bolsonaro insistió en que "la gente tiene que volver a trabajar" porque "hay hambre" en la población y advirtió que "no sabemos adónde iremos a parar si la pobreza sigue avanzando".

Las declaraciones del mandatario se produjeron el mismo día en el que se conoció que el desempleo en Brasil pasó de 11,2% en enero de 2020 a 14,2% en enero de este año, afectando a 14,3 millones de personas, mientras crece la pobreza en este país gran productor mundial de alimentos.

Además, Brasil regresó al mapa mundial del hambre, del que había salido en 2014 y al que ingresan los países con más de 5% de población en pobreza extrema.

Desde el inicio de la pandemia, un tercio de la población logró sobrevivir el año pasado con subsidios, que se interrumpieron en enero. Esos pagos recomenzarán en abril, pero por montos menores.

El Gobierno de Bolsonaro auxilió desde abril pasado a casi un tercio de la población con un subsidio de 600 reales (unos 106 dólares actualmente), reducido a 300 en octubre y suprimido en enero.

Pero el Congreso aprobó un nuevo auxilio de emergencia de 300 reales y será aplicado por cuatro meses, espacio en el que el país espera lograr una vacunación masiva, con producción propia en los laboratorios estatales de la china CoronaVac y la anglosueca AstraZeneca.

Bolsonaro intentó hoy cambiar el foco de su agenda tras la crisis militar con el nombramiento de los nuevos comandantes, en un Gobierno que se montó con un perfil cívico-militar y que perdió popularidad con el avance de la pandemia.

Brasil recordó hoy un nuevo aniversario del golpe de estado de 1964 en medio de turbulencias políticas pero con garantías oficiales de que el reciente relevo en la cúpula militar no implica riesgos para la democracia.

El mandatario, que no hizo ningún comentario sobre la fecha al comparecer ante los periodistas para hablar sobre las políticas oficiales para enfrentar la pandemia de coronavirus, fue blanco de un pedido de juicio político por intentar un autogolpe usando para intereses personales las fuerzas armadas.

En este contexto, autoridades informaron que se detectó una nueva variante del coronavirus en la ciudad de Sorocaba, en el estado San Pablo, que es similar a la que se identificó primero en Sudáfrica y podría ser una evolución de la de Manaos, llamada P1, cuyo contagio parece estar provocando un récord de infecciones.

La variante sudafricana alarmó a los expertos en salud pública, ya que existen dudas sobre la eficacia de las vacunas actuales contra ella.

Brasil inmuniza a su población desde el 17 de enero con las vacunas chinas CoronaVac y la anglosueca AstraZeneca, una campaña lenta que ahora podrá sumar el uso de emergencia del fármaco desarrollado por Janssen, la filial de Johnson & Johnson, tras ser aprobada hoy por el ente regulador de salud.



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