domingo, 23 de enero de 2022

La UNCuyo desarrolla tecnología para "hacer llover" y proteger cultivos de las heladas
Plantean exportar el plan a países con la misma problemática que Mendoza. El nuevo sistema tecnológico es parte del programa de lucha antigranizo de la casa de altos estudios.
Por Julián Imazio


La UNCuyo trabaja en un plan de lucha antigranizo.


El programa de lucha antigranizo que desarrollan en la Facultad de Ciencias Aplicadas de la UNCuyo también avanza en un novedoso sistema para proteger los cultivos de las heladas, y en tecnología para “hacer llover”, pero entró en una etapa en la que requiere casi medio millón de dólares para avanzar. La suma puede provenir del Estado o de privados, pero ya hay un proyecto en la Legislatura que busca incorporarlos al plan provincial que combate la piedra y se suma al debate tras sufrir, semanas atrás, en Lavalle y la zona Este, una de las peores tormentas de los últimos años.

“Ya estamos en la siguiente fase y, para seguir, se requieren esos fondos”, comentó el Ingeniero Martín Moyano, una de las cabezas del programa. “Pero ese dinero hay que pensarlo en función de lo que daría a futuro. Si esto lo hubiésemos hecho hace 30 años, hoy lo estaríamos exportando al mundo y escribiendo papers”, aseguró.

El dinero es necesario para los próximos pasos. Uno es el montaje de una cámara de glaciación: un espacio en el que se emulan las nubes, permitiendo probar el ioduro de plata (de composición distinta al que se utiliza actualmente) para comprobar y mejorar su funcionamiento, tecnología que por ahora sólo tienen en la Universidad de Córdoba.

El otro avance que pretenden es el desarrollo de al menos el primero de los UAV (Avión No Tripulado, por sus siglas en inglés), que exhibe algunas ventajas ante el sistema actual, como la posibilidad de sobrevolar zonas en que hoy está prohibido hacerlo por la seguridad de los pilotos, y evitar accidentes fatales como el que ocurrió en febrero de 2005, cuando una de las aeronaves se estrelló en San Carlos.

Más allá del “ataque” a las nubes con la siembra tradicional, el sistema propone nuevas técnicas de análisis y anticipación de las celdas graniceras, pero además es planteado como “la independencia tecnológica de Mendoza” en este aspecto: “Desde los ochenta con la tecnología rusa, a los noventa cuando se contrató a (la empresa norteamericana) Weather Modification, casi siempre dependimos de aportes externos. Esto sería todo fabricado en la provincia”, contaron.


Simulación del equipo perteneciente a la FCAI, ubicada en el San Rafael.


Potenciales clientes en el exterior

El granizo es un riesgo para varios sectores productivos del mundo. Por eso en San Rafael, donde busca avanzar el desarrollo, entienden que es necesario darle un perfil exportador al sistema y que puedan ofrecerse servicios -tanto de análisis previo como de ataque a las nubes- a distintos países que padecen la problemática. Entre ellos hay varias potencias: Canadá, Estados Unidos, Suiza y China.

En la Argentina también ven clientes: el proyecto ya tiene la adhesión de una empresa que trabaja en Jujuy, otra de las zonas que convive con este peligro. Allí lo sufren, más que nada, los cultivos tabacaleros: en una de las últimas tormentas de 2020 se perdieron casi seis mil hectáreas y fueron afectados más de doscientos productores agrícolas.

Con esa mirada a futuro es que salen a conseguir los fondos que necesitan. Aseguran que el proyecto no está cerca de frenarse, pero sí de empezar a correr con mayor lentitud, ya que deben poner en práctica lo investigado y para eso hacen falta herramientas e insumos, en muchos casos, importados.

Apuntan a menores costos

Los especialistas dicen que Mendoza podría avanzar a un programa mixto en su combate al granizo: es decir, que los pilotos podrían continuar volando, pero verse complementados por las naves de alta performance que quieren montar en el Sur. Afirman que los costos de éstos serían mucho más bajos para la provincia.

“En todo sentido esto es más barato”, sigue Moyano. “Pensemos que no es lo mismo el combustible para las horas de vuelo de un avión bimotor que para un dron. Los sistemas de seguridad también son más caros en los aviones, y encima no estaríamos arriesgando vidas”, completa.



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