viernes, 13 de octubre de 2023

La fábrica artesanal de Edgardo Silva (autos made in Punta Alta)
Por Prof. Guillermo Bertinat




Un creador, muchas veces comienza su arte inspirado en algo que lo precede. Algo que conoce y le suma su talento, su arte y su tiempo (ítem valiosísimo, por cierto). Edgardo Silva, puntaltense por adopción –nació un 13 de enero en Buenos Aires de 1939- sumó una gran creatividad a su oficio de chapista, para dar nacimiento a sus automóviles originales que al día de hoy siguen generando admiración y sorpresa a aquellos que tienen la oportunidad de conocer aquella historia.

Silva Hermanos, Punta Alta

Edgardo, hijo de Carlos Reinaldo Silva y Élida Correa, vivió parte de su infancia en Coronel Pringles, donde se instaló a instancias de su hermana mayor que emigró con su esposo hacia esa zona de la provincia de Buenos Aires. Desde temprana edad, inició su labor en taller de chapa y pintura, luego de trabajar en diversas tareas relacionadas con el campo.


El equipo de los Silva trabajando en el auto de Coco Ilacqua. Edgardo, sentado al volante, a la derecha soldando, su hermano Carlos María Silva, 1962. Foto: Familia Silva.

En la década de 1960, –historia de amor mediante que termina rápidamente- viene a Punta Alta e instala junto a su hermano Carlos un taller en calle Rivadavia 120. El taller de los Silva, rápidamente funciona bien a nivel económico y se transforma en uno de los lugares de reunión de los aficionados al deporte motor del barrio circundante. Barrio en el que los muchachos se vinculaban con otros talleres como el de Ranieri Ortube, el de Nicolás Impollino y del reconocidísimo Héctor Santos “Coco” Ilacqua. Jorge Izarra, que vivía con su familia en Roca 454, recuerda ese momento de su juventud: “Éramos una banda. Los más chicos y los más grandes. Nosotros éramos la barra de los más chicos. Lo que digo, es que los grandes nos daban espacio a los chicos. Nos daban cabida. […] Fue un tiempo muy lindo en lo que respecta a mi vida. Trabajábamos, nos quedábamos hasta tarde, hasta la noche. Al mediodía por ahí no se paraba, era otra época, otra realidad distinta.”[1]


El taller de Edgardo Silva en calle Pellegrini. Foto: Familia Silva.

Otro que formaba parte de aquel grupo era Roberto Pichel, describiendo el clima de aquellos momentos en el taller: “Entonces me agarra esa etapa y me empiezo a vincular ahí, bien amigote de Edgardo. Por decir, el pibe de los mandados, cebaba mate, ayudarlos a enderezar un guardabarros, un paragolpes. Y después ya del jueves hasta el sábado a la tarde era midget, midget y midget”.[2]

Luego de casarse con Dora Elba Fiezzoni, Edgardo instala su taller en su casa de calle Pellegrini 421 separándose de su hermano que instala el propio en la primera cuadra de calle Paso. En ese entonces, 1969, era poseedor de un coche de carreras Midget que había adquirido en Coronel Pringles.


Identificación de Edgardo Silva que lo identifica como Armador y Constructor de automóviles.

Bandera de largada para la construcción artesanal

La definición de auto artesanal del Registro de Industria y Desarrollo Productivo dice: “Es aquel que es fabricado a través de un proceso manual donde no se requiere el uso de tecnología avanzada, sino el uso de las materias primas, máquinas y herramientas. Esto implica una baja serie de producción que lo difiere de las terminales automotrices.”[3] El fin de la década de 1960 y el inicio de la de 1970 marca el auge de los fabricantes artesanales de automóviles llamados AFF (Armado Fuera de Fábrica). Edgardo Silva realizó modificaciones a diversos automóviles, pero la razón que lo llevó a destacarse fue la construcción de automotores construidos con mecánicas de industria nacional para los que Silva –inscripto como Constructor de automóviles- fabricaba su propio chasis y carrocería. Éstos prototipos artesanales se patentaban y se registraban en el Registro del Automotor local, tanto motor como chasis, adjuntando la documentación de los mismos, demostrando y asentando que el diseño no era una copia.


El creador apoyado sobre su creación, el Namuncurá T71, junto al periodista Puntaltense Roberto Oña. Foto: Revista Automundo.





Los Namuncurá Turismo

El prototipo artesanal que inició la serie de Edgardo Silva, fue el Namuncurá T 71 (La T de Turismo y el número corresponde al año de presentación del modelo). Le llevó un año de trabajo completarlo, de 1969 –donde comenzó con los bocetos del mismo- a 1970. Pensemos que Edgardo entre la labor de construcción de este auto, seguía atendiendo el taller y además era corredor de midget. Pero a eso nos referiremos en otro apartado. La mecánica del T 71 fue tomada de un Renault Gordini 1093. El chasis realizado en estructura tubular y a él se adaptaron los elementos originales del Gordini: motor, caja de velocidades y dirección. El sitio web cocheargentino.com.ar, reseña detalladamente el prototipo y sostiene que “Silva logró realizar una carrocería del tipo GT de líneas aerodinámicas y agradables, respetando la tendencia de la época, de baja altura con ventanillas que avanzaban casi hasta la mitad del techo con una luneta de Torino a modo de parabrisas, dándole gran visibilidad.”[4]


Francisco Botelli y Edgardo Silva, junto al T71 en Casa Botelli e Hijo, comercio ubicado en Humberto I 526. Foto: Norberto Botelli.


El diario La Noticia, publicó una nota sobre el suceso de la construcción del prototipo de Silva en la que expresaba: “La idea de un prototipo nació en mi con el fin de hacer un auto, y como el futuro se basa en los protos, traté de hacer algo de actualidad. […] El auto por el momento no lo pienso vender, ya que es el primero que empecé a construir, y lo utilizaré para hacer estudios y reformas que pienso aplicar en futuros prototipos. Las medidas actuales son las siguientes: 4 metros de largo, 1,45 de ancho, 0,98 de altura y 0,18 de despegue. Está construido totalmente en chapa, pero probaré más adelante con plástico y aluminio.”[5]


Silva junto al T 71, 1971. Foto: Revista Paralelo 38.

El Namuncurá T 72, agosto 1971. Foto: Familia Silva.



El flamante prototipo fue presentado a la sociedad puntaltense en una exhibición en Casa Botelli e Hijo, comercio ubicado en Humberto I 526, a la que asistió gran cantidad de allegados y público ávido de conocer la obra de Silva.

El diario El Popular de Olavarría, también se hizo eco del Namuncurá T 71: “Hace aproximadamente un año comenzó la construcción de la carrocería (es chapista) de su Namuncurá T-71, en la que invirtió 400.000 pesos, y mucho de su tiempo disponible y aún le faltaba el motor. Tuvo una oportunidad, cuando con solo 60.000 pesos, compró un auto que había volcado; el motor de este pasó al Namuncurá y “su auto”, quedó terminado. Este tiene reminiscencias del Mustang en las tomas de aire, y algo del Mercedes Benz en sus puertas y fue exhibido en los talleres de Susbielles y Zottig, en Punta Alta, donde causó el asombro por la concepción de sus líneas.”


Edgardo Silva y el célebre piloto argentino Jorge Cupeiro junto al Namuncurá T 72, en la Expo Auto de Mar del Plata, 1972. Foto: Familia Silva.


Por su parte, Silva expresaría lo siguiente en el mencionado artículo: “En realidad el mérito no es solo mío –aclaró- sino también de Jorge Robañera que me ayudó. Ahora vamos a probar su estabilidad y tenida, y si resulta, le pondremos un motor más poderoso; tal vez un Renault 1903”.[6]


El Namuncurá T 73 en una exposición en General La Madrid, 1973. Foto: Periódico La Semana.

El Namuncurá T 73 “una antigüedad moderna”.




Así lo adelantaba su creador y finalmente el siguiente prototipo construido llevaría un motor Renault 1903: El Namuncurá T 72, basado en el anterior modelo y sobre la experiencia adquirida. El sucesor del T 71, cosechó elogios y comentarios positivos en las distintas exposiciones en las que tuvo la oportunidad de exhibirse, como en la Expo Auto de Mar del Plata y fue vendido a un particular oriundo de la localidad de San Martín, Buenos Aires.

Silva admitiría que muchos allegados le manifestaban que los autos que construía eran de mecánica pequeña y en su siguiente creación procuró preparar un prototipo –sería el último de la serie- que soportara un motor F-900 con un carburador de cuatro bocas. El Namuncurá T 73 se basaba en una carrocería de un Ford 1927, a la que se sumaba un chasis más robusto para aguantar mayor peso. De aquél Ford se aprovechó también el torpedo, las puertas y la parte trasera. Luego comenzó un largo periplo para dar con algunas piezas como faros, soportes, bobinas y llaves de contacto. Los guardabarros fueron realizados artesanalmente y se colocó una suspensión reforzada con cuatro amortiguadores. Un detalle destacable fue la palanca de cambios que era una réplica del sable del Almirante Brown, además de un tapizado de estilo capitoné.


Silva en su Midget junto a Héctor Otz y Roberto Pichel. Foto: Familia Silva.

El corredor

Paralelamente a todo lo que hacía con su trabajo el taller y la fabricación de prototipos –sumado a su vida como padre de familia- Edgardo se dedicó a correr como piloto de Midget. Se cuenta que en sus inicios corría con el seudónimo “El Gaucho Alambre”. Comienza su actividad en Bahía Blanca y en Punta Alta, destacándose entre sus participaciones el Torneo Relámpago de motos y midget de 1967, organizado por el Punta Alta Automóvil Club en “el óvalo rojinegro”, la pista del Club Sporting. Dicho certamen realizado el 7 de febrero de ese año, fue organizado con motivo de las fiestas de carnaval y por el que se disputaba el trofeo “Base Naval Puerto Belgrano”. Edgardo Silva resultaría ganador de la final y coronado campeón, compitiendo entre otros, contra Vicente Nápoli y Héctor Santos Ilacqua. “El auto andaba bien, lo llevaba bien, lo tenía bien. Y el empezó corriendo contra los grandes, que eran Andría, Nápoli, Cirelli, ahora no me acuerdo tantos. Había pesos pesados.”[7]


Edgardo con el trofeo del campeonato en el Club Sporting, 1967. Foto: Familia Silva.


La característica que poseían los midget de entonces eran motor delantero de ocho cilindros en v y potencia libre. Gustavo Silva, hijo de Edgardo aclara al respecto: “No había limitaciones de nada. Vos ponías el motor que querías. Ese Midget tenía un motor Ford 1946 V8 239 pulgadas cúbicas o sea, unos 4 litros… […] Aparte no tenía cambios, aceleración directa, tenía el acelerador y el freno (freno no hidráulico y solo rueda trasera).”[8]

Entre muchas anécdotas se destaca un accidente del que pudo salir airoso ocurrido en la pista de Liniers: “En Bahía se me cortó la dirección y pasé entre dos palos de luz y caí arriba de los autitos de los corredores, los chicos. Pasé toda la empalizada. No me hice nada, nada más un chichoncito en la pierna”. Jorge Izarra, fue testigo del siniestro y recuerda como “Se le corta en la recta la dirección y sigue derecho, el midget pega contra las tablas y atrás había un montículo de tierra y levanta vuelo y cae en boxes. Y cae a donde estaban todos los micro Midgets de los chicos. Cayó ahí arriba, rompió dos o tres micro Midgets, los hizo bolsa. Pero no se hizo nada. La verdad que fue un accidente con suerte porque fue espectacular”[9]


Subiendo el Midget al tráiler. Foto: Familia Silva.

Héctor Otz, que se inició trabajando en el taller Ranieri Ortube de Punta Alta y que posteriormente se ocuparía de la mecánica del auto de Silva, agrega unas palabas a lo que significaba manejar un midget en aquellos años: “Andaba muy bien ese midget. Lo que pasa es que había muchos corredores muy buenos y de mucho coraje. Porque en el midget tenés que tener bastante coraje. Y en aquella época el midget no era como ahora que tenés la jaula antivuelco. Ibas afuera, así que el primer tumbo y listo. Uno llevaba el casco, pero medio cuerpo afuera. Iba atado con un cinturón.”[10]


Vicente Nápoli y Edgardo Silva. Foto: Familia Silva.

Otro rol que cumplió Edgardo y que se debe destacar es haber formado parte de la conformación de la Asociación de Automóviles Midget del Sur, que nucleaba a aficionados de las dos ciudades vecinas y que tuvo entre sus objetivos además de fomentar la difusión del deporte motor, la fijación de contratos para participar de las competencias. La primera comisión estuvo conformada de la siguiente manera: Presidente Vicente Nápoli; vicepresidente, Edgardo Silva; secretario Jorge Salomón; prosecretario, Alfredo Plá; tesorero, Marcos Cirelli; protesorero Héctor Vivona y vocales, Alejanro Cirelli, Héctor Santos Ilacqua, Mario Alfonsi y Carlos Locati.


Edgardo Silva y la barra. De izquierda a derecha están Horacio Ilacqua, Tato García, Robañera, Rubén Ilacqua, Jorge Izarra, Juan Carlos Báez, Kolisnechenko, Vaquero, Isildo Ranieri y Héctor Otz. Edgardo flanqueado por Fernández y Néstor Carmona. Foto: Familia Silva.

Ya para el año 1973, abandonaría las pistas para dedicarse a preparar y armar midgets para otros corredores, vale como ejemplo la vez que se asoció con el mecánico bahiense Federico Krieger para construir un midget que conduciría el piloto Héctor Evaristo “Nene” Plano. Pichel recuerda algunos datos técnicos acerca de la construcción del coche: “Surgió de hacer un modelo especial de midget, bajito, parecía un Fórmula 1, cortito y chatito. Que la característica que tenía era que tenía el motor del Ford 60. El de tapa plana, el característico de 60 hp era. Montarlo en el auto desplazado, para que el cardan corra por el lado derecho con cruceta, por el lado derecho del piloto para que pueda estirar las piernas. […]En esa etapa sabíamos ir con Edgardo, con Jorge, yo y todos íbamos no sé si el viernes a la tarde o el jueves. Nos íbamos a Bahía a la casa de este señor Krieger. Y ahí trabajábamos con ellos, le ayudábamos, le alcanzábamos herramientas.”[11] Silva nunca dejó de agradecer el apoyo y siempre presente su barra de “entusiastas aficionados” Izarra, Báez, Gerardi, Pichel, Carmona y otros.


Los últimos trabajos de restauración que Edgardo Silva realizó, Mercedes Benz 1952 y Ford Mustang 1968. Fotos: Familia Silva.


Las cafeteras bonaerenses

A partir de 1967 y en la década de 1970 en el sudeste bonaerense, se hicieron muy populares las carreras de Cafeteras y Turismo Mar y Sierras o Fuerza Libre, que se hacían en circuitos de tierra compactada. “Las cafeteras eran un auto ya distinto a un midget, sino carrozado que corrían en pistas de óvalo de tierra. Bajitos, con una potencia libre, en ese momento, en un óvalo. Como un midget, pero carrozado, lo cual daba más seguridad y aparte más efecto suelo porque era más agachado y más potencia. Hoy se conocen más como un hot rod carrozado.” Aclara Gustavo Silva, mientras que su padre comenta sobre su trabajo con éste tipo de automóviles: “Se corrió en Mar del Plata muchas veces. Esas cafeteras eran un auto construido totalmente. Yo se la hice para Álvarez, el que tiene Álvarez Gomas en Bahía.”

“Quizás todo esto comenzó cuando éramos chicos y vivíamos en General Lamadrid. Construíamos con nuestros amigos, pequeños TC, en madera trabajada, con suspensión independiente y ruedas directrices. Les colocábamos focos que funcionaban con pilas de linterna cada uno, con su pequeño automóvil atado a un hilo, emprendía una imaginaria carrera por calles de la localidad. Puede ser que en aquellos años haya prendido la idea de hacer estos autos. Pero no le quepa la menor duda: la satisfacción que nos da culminar una tarea de este tipo, carece de todo precio”. En éstas palabras de Edgardo Silva -que se rescatan de un recorte de un diario de 1973-, queda en evidencia cómo perduró en el joven chapista el espíritu lúdico de aquél niño que ya tenía mente creativa y que más tarde desarrollaría su arte.


Fuentes


Entrevistas

  • Gustavo Silva.
  • Edgardo Silva.
  • Jorge Izarra.
  • Carlos Arenzo.
  • Héctor Otz.
  • Roberto Ángel Pichel.

Citas

[1] Entrevista a Jorge Izarra, 1 de julio de 2023.
[2] Entrevista a Roberto Ángel Pichel, 10 de agosto de 2023.
[3] https://www.argentina.gob.ar/servicio/registrar-automotores-producidos-artesanalmente-o-en-bajas-series#:~:text=Es%20aquel%20que%20es%20fabricado,difiere%20de%20las%20terminales%20automotrices.
[4] http://www.cocheargentino.com.ar/coche_argentino2010/namuncura.htm
[5] La Noticia, jueves 10 de abril de 1969.
[6] El Popular, Olavarría, miércoles 12 de noviembre de 1969.
[7] Entrevista a Jorge Izarra, 1 de julio de 2023.
[8] Entrevista a Edgardo Silva y Gustavo Silva, 15 de junio de 2023.
[9] Entrevista a Jorge Izarra, 1 de julio de 2023.
[10] Entrevista a Héctor Otz, 4 de mayo de 2001.
[11] Entrevista a Roberto Ángel Pichel, 10 de agosto de 2023.



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